MEMORIAS DE “BOLLO MANSO” (9)
CORRALES DE VACAS EN LA CAPITAL
Yo espero que ustedes les hayan contado a sus hijos y
nietos sobre este disparate del Semental en Jefe, no pueden apelar a las
memorias que Eusebio Leal archivó sobre la vida en “Bollo Manso”. Además,
Eusebio era una persona muy comedida en sus expresiones, extremadamente educado
y ocupado en sus tareas, que no se extendían dos cuadras más allá de la calle
Obispo, vamos a dejarnos de boberías. Lo suyo era El Templete, la Catedral, el
Palacio de los Capitanes y todo lo que sirviera de gancho a los turistas. ¿Se interesaría
por la suerte de cuatro cabronas vacas? Lo dudo, y si esas locuras venían del
Veterinario General de la República, mucho menos.
Todavía le busco una explicación a esa enfermiza obsesión
del comandante de todo con las vacas, porque coño, después de nosotros, esos
infelices animales fueron los que mas sufrieron. Bueno, el café también sufrió y
no es del reino animal, no se ha recuperado desde que paso el ciclón Flora, y
mira que han pasado años. ¡Pero, no! Tú prefieres virar la cara hacia otro lado
y fingir que no te acuerdas de nada. ¡Pobres vacas! No se detuvo hasta convertirlas
en una especie en peligro de extinción y las pocas sobrevivientes se
convirtieron en mucho mas sagradas que en la india. Todo no fue derrotas en sus
experimentos, seguro que le has hablado a tus hijos y nietos de “Ubre Blanca”. ¡De
ella si les hablaste, pendejo! Seguro le repetiste todo lo que decían en los
noticieros y sentiste lástima limpiarte con el Granma que tuviera una foto o
noticia de ella.
¡Vamos, vamos! No se hagan los comemierdas aquellos que
han vivido toda su vida en el Lawton o usaron las rutas 74 o la 85. Ustedes
saben perfectamente que en la esquina de las calles Avenida Acosta y Porvenir, ¿se
sitúan?, justamente en la misma esquina donde se encuentra el 5to. Distrito, ¿ya?
Pues había un pequeño solar yermo, donde de la noche a la mañana armaron un
corral. Allí metieron a unas cuantas infelices vacas, creo yo que castigadas,
porque no tenia otra justificación. ¡Eso es! Debieron ser vacas disidentes con
graves problemas de desviación ideológicas. ¡Coño, que abuso! No tenían donde
meterse para escapar de ese implacable sol, sabe Dios cuantas veces les
llevaron algo de comida y agua.
No recuerdo el tiempo exacto que duró aquel ataque de
esquizofrenia del comandante. Tampoco fue un corral exclusivo, encontré a
varios de ellos repartidos en diferentes puntos de La Habana. Viajando en la
ruta 23 desde el Lawton hasta el Vedado, choqué con dos de ellos en Centro
Habana y era fácil saber cuándo te encontrabas próximo por la peste a mierda de
vaca. ¡Que mala suerte tiene el pueblo cubano! Nadie se acuerda de nada y es
probable me acusen de mentiroso.
En fin, siempre anduve con mis dudas imposibles de
evacuar, tampoco se podía estar preguntando mucho. ¿Qué coño tenían en la mente
los creadores de este macabro plan? ¿Quitar los servicios prestados por los
lecheros y que la gente se sirviera directamente desde las tetas de las vacas?
Bueno, los lecheros fueron borrados de nuestra historia sin someter a esos
infelices animales a estas crueles torturas. ¿En que rayos pensaron o pensó el
Semental en Jefe? ¡Vaya disparate! ¿Después? Bueno, la lista de locuras
cometidas hasta hoy son infinitas y afectó a todo sin importar su origen
animal, vegetal o mineral. Afectó tanto, que la gente carece de memoria y los
ves desfilando en sus fechas conmemorativas con el pecho cargando decenas de
medallitas.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2021-06-15
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