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viernes, 25 de agosto de 2023

DE SIBERIA A LAS TUNDRAS DE CANADÁ

 

DE SIBERIA A LAS TUNDRAS DE CANADÁ

 

Villa de Schefferville


 

La práctica de neo esclavitud desarrollada por el régimen de Castro data de varias décadas. Unas veces realizadas de manera independiente, y otras, en franca complicidad con sus socios extranjeros, actuales inversores dentro del territorio cubano y principales interesados ​​en mantener la parálisis política y social que se experimenta en la isla por más de cuatro décadas.

 

La exportación de esclavos cubanos durante la existencia del bloque comunista, fue realizada en esa dirección durante muchos años y de nadie fue un secreto. Para el manso cubano de a pie, esta no dejaba de ser una misión por cumplir en nombre del explotado “internacionalismo proletario”. Sin embargo, hubo jóvenes que se dieron cuenta del papel de esclavo que estaban desarrollando y llegaron a comentarlo. Pongamos como ejemplo aquellos muchachos que partieron como supuestos estudiantes a la desaparecida República Democrática Alemana y que una vez en aquel país, fueron destinados a laborar en factorías.

 

Entre ellos me encontré con varios que realizaban sus trabajos en una fábrica de ventanas, solo que en medio de sus desilusiones eran algo felices, eran unos esclavos contentos. Escapaban de los rigores de una libreta de abastecimiento, aprendían un idioma, y como era de esperar, luego de apretarse el cinturón hasta el último huequito, economizaban con un solo propósito, llevar una moto MZ para Cuba. Este detalle los ubicaba muy por encima de los niveles de vida de la población en general, condición que los convertía en superiores a sus vecinos. Esa actitud ha sido casi generalizada dentro de nuestra población hasta convertirse en una especie de nueva disciplina. La ostentación, hoy llamada especulación por casi toda nuestra población, es un arma utilizada por el cubano en esa competencia que existe entre vecinos por tratar de sobresalir allí, donde solo existen dos clases sociales a saber, los que ostentan el poder, y los que fueron condenados a la miseria.

 

Aquellos muchachos eran felices aun sabiendo que los explotaban, pero podían considerarse afortunados o “privilegiados”, como solían decirles a todos los seleccionados a cumplir esas extrañas misiones, máximo, cuando eran jóvenes arrancados de pequeños pueblos donde no existían esperanzas de progresar. Entonces, el cubano vio en esas salidas al exterior una posibilidad de prosperar en algo y distinguirse de sus compatriotas. Artículos tan simples como los efectos electrodomésticos, fueron signos distintivos dentro de esa comunidad que hace solo unos meses tuvo su primer contacto con “ollitas arroceras”. La tenencia de una moto donde sacar a pasear a la jevita, te elevaba una categoría muy superior.

 

De igual forma salieron cubanos a cortar madera en Siberia, no debe ser muy fácil para una persona habituada a vivir en los trópicos lograr adaptarse a las rigurosas condiciones climatológicas de aquella región rusa. Existía algo muy cierto en aquellos momentos, los alemanes “democráticos” no deseaban realizar muchos trabajos. Razones que empujó a su régimen a la importación de mano de obra barata, procedente generalmente de Asia, África y Cuba. Y les aclaro, nada de esto me lo contaron, yo pude compartir con aquellos seres en mis frecuentes viajes a ese país. Los rusos tampoco estaban interesados ​​en abandonar sus ciudades para dedicarse a las rudísimas labores que se desarrollaban en la Siberia.

 

Otras formas de explotación y exportación de esclavos cubanos se han experimentado durante esas cuatro décadas de “revolución”. Yo pertenecí a ese ejército laborioso y mal pagado, mientras el estado se embolsaba el fruto de mi sudor. Cobra límites inconcebibles ese trato que hoy se experimenta dentro de la isla con la anuencia del gobierno cubano y su complicidad con inescrupulosos capitalistas de varios países, donde la participación española es la más destacada. Los estilos aplicados son muy variados actualmente, hablemos de médicos cambiados por petróleo, profesionales de diferentes ramas contratados por salarios miserables, marinos alquilados a compañías extranjeras, artistas que viajan al exterior y reciben una dieta que no satisface las necesidades de un día, etc., y etc.

 

-Puro, ¿de qué parte de Cuba eres? ¡Me pones otro Mojito! ¿Cómo llegaste a Canadá? ¿Llevas mucho tiempo viviendo aquí? ¡Me pones otro Mojito! Corría uno de esos días donde no tienes muchos deseos de escuchar a nadie y menos aún ser sometido a ráfagas de preguntas, pero se debe ser muy paciente cuando tu trabajo está relacionado con el público. En una de esas vueltas por el interior de la barra detuve la mirada en su rostro y comprobé que era su primera visita al restaurante, no me resultó familiar desde que me pidiera el primer Mojito y se lo tomara como si se tratara de una limonada.

 

-No eres de por acá o llevas poco tiempo en Montreal, ¿verdad? Además, creo que debes beber un poco mas despacio para que no asustes al hígado.

 

-Realmente no soy de acá, viajar hasta aquí me ha costado un huevo y tienes razón con lo del consumo de los Mojitos, puede ser la ansiedad que padezco.

 

-No solo eso, llevas mas de una hora hablando sin parar y créeme, tienes suficiente poder para volver loco a cualquiera. ¡Bebe con calma y afloja un poco!

 

-¡Coño, Puro, no me pidas que calle! Llevo mas de un año sin poder hablar español y he llegado hasta aquí porque los encontré el Internet. Ustedes son el único negocio cubano que existe en esta ciudad y estaba loco por visitarlos.

 

-¿Cómo es eso de que llevas mas de un año sin poder hablar español? ¿Dónde rayos estas viviendo?

 

-¡Ni yo mismo lo sé! Creo que vivo en el culo del mundo, después de ese sitio no existe mas nada, está cercano a la Bahía de Hudson.

 

-¡Ño, primera vez que escucho a un cubano decir eso! ¿Cómo se te ocurrió meterte a esa vida, animal? Porque imagino no exista civilización en ese punto tan lejano. ¿En qué parte de Cuba vivías? 

 

-¡Puro, yo no soy tan berraco! ¿Cómo crees que voy a salir de la isla para plantar en medio de una tribu de indios salvajes? Yo soy de Santa Marta, un pueblecito cercano a Varadero.

 

-Yo sé donde queda Santa Marta, lo visité una vez que mi barco estuvo en Cárdenas, no me has dicho como fuiste a parar en ese punto. ¿Qué tienen que ver esos “indios salvajes” en tu drama? Aparte de todo, ¿cómo fue que llegaste hasta allí?

 

-¡Nada, pura casualidad! Resulta que luché mi jeva en la playa de Varadero como es usual y me casé con ella para escapar, ya sabes, como hace todo el mundo. Puro, la jeva es doctora, pero me ocultó que estaba haciendo una especie de servicio social en aquella tribu.

 

-¡Chama, la jeva tiene mas calle que tú! ¿Qué edad tiene?

 

-No es vieja, solo tiene veinticinco años.

 

-¡Ño, te jodio! De verdad que has pagado bien cara tu visa. Lo mas jodido de todo tu problema es que no puedes separarte de ella como han hecho una pila de chamas que visitan el restaurante. ¡Te jodiste, men! Cambiaron la ley y si la abandonas te pueden devolver a la isla.

 

-¡Ni que Dios lo quiera! Prefiero vivir con esos indios salvajes que regresar al infierno de donde salí.

 

-No me has aclarado la razón por la cual los tratas con cierto desprecio, como si fueran verdaderamente salvajes. ¿Cómo viven, dónde trabajan, cómo son tus relaciones con ellos?

 

-Viven en lo que fuera una mina de hierro que fue cerrada y les entregaron las casas a las tribus que vivían cercanas. No hay carreteras para llegar hasta ese sitio y en un caso de urgencia la ambulancia es una avioneta.

 

-¿En que trabajan?

 

-¡No pinchan, papá! Los que hacen algo solo se dedican a la pesca o la caza. El resto del tiempo se lo pasan bebiendo, fumando mariguana o cayéndole a golpes a las indias. ¡Para de contar! No hay donde pinchar y viven de los subsidios del gobierno.

 

-¡Ño, que Dios se apiade de ti! ¡Cojones, que mala suerte tú tienes! Ya te digo, eres el único cubano al que le ha sucedido eso. Por aquí pasó un negrito de las Minas de Matahambre que para escapar tuvo que casarse con un tronco de gorda que no imaginas y hasta ese momento había sido el precio mas caro pagado por una visa, pero tu caso lo ha superado. ¡Mira! Habla todo lo que te salga de los cojones para que sueltes todas esas palabras reprimidas durante más de un año.

 

-¡Puro, dame otro Mojito!

 

-¡Tranquilo, te voy a preparar un Mojón!

 

-Puro, ¿qué es eso?

 

-¡Un Mojito Triple! Esa ansiedad no se calma con esas limonaditas. Antes de irse le pregunté el nombre del pueblo donde se encontraba viviendo con los indios y me obligó a consultar en Wikipedia. El pueblo como tal existe y le otorgaron la calificación de ciudad hace muchos años. Es de suponer que con el paso de estos años aquel pueblecito se haya transformado o crecido.



 

La semana pasaba visitó el restaurante un hombre de origen Naskapi, la curiosidad condujo sus pasos hasta nuestro local en su viaje turístico a Montreal. Durante una amena conversación con aquel hombre, me hizo parte de la historia de su región de origen y me sentí cautivado al escuchar páginas de esa historia que corresponden a un inmenso país llamado Canadá y del cual me siento muy orgulloso de ser ciudadano. Viene de una pequeña villa llamada Schefferville y que se encuentra al borde del paralelo 55 norte. Me dijo que aquella villa correspondió a una antigua mina de hierro cerrada por el año 1982 definitivamente, luego de una gran recesión económica y la pérdida de interés por el hierro en el mercado mundial. Manifestó aquella persona que, como resultaba más costosa la demolición de todas las viviendas construidas por la compañía minera, las mismas fueron vendidas al gobierno por el precio de un dólar. Muchos se demolieron, pero otras fueron dejadas en pie y entregadas a indios Montañeses y Naskapis, cuyas reservas se encontraban en las proximidades.

 

La historia es muy larga y me desviaría del tema central, razón por la cual me limitaré a pequeños aspectos actuales, según me contará aquel hombre. El pasaje de ida y regreso hasta Montreal le costó $1 800 dólares, no pude contener mi exclamación de asombro, teniendo en cuenta el costo de un pasaje Montreal-Miami en su época más cara. No hay acceso por carretera, creo recordar que me dijo la existencia de un ferrocarril con viajes semanales hasta un punto que no me llega a la memoria. La ambulancia es un avión y en la villa existe un médico y una enfermera para prestar los primeros auxilios. La gente espera el vuelo que arriba con frutas frescas y verduras con mucha ansiedad cada semana. La gente se dedica generalmente a la pesca y caza del Caribú al no existir otras actividades productivas. En invierno, los termómetros bajan con facilidad los límites de 40 grados centígrados bajo cero, etc., etc. Y un millón de etcéteras que harían dificilísima la vida de cualquier persona nacida en los trópicos dentro de aquella región.

 

Cuando le pregunto el origen de su curiosidad por nuestro restaurante viniendo desde tan lejos, el hombre comenzó a relatarme una historia que nada tiene que ver con su región y descendencia, algo con lo cual él no simpatizaba. Dijo aquel indio que, desde hace un tiempo y del cual no me ofreció detalles precisos. En la zona se encuentran trabajando cuatro cubanos de la isla, al parecer, existen intensiones de reabrir nuevamente aquella anciana mina. Dice el hombre que aquellos cubanos trabajan diez horas diarias y que son verdaderamente laboriosos. Se dedican a barrenar en diferentes partes de la región para tomar muestras que luego son enviadas a un laboratorio. Al preguntarle por las razones de su desacuerdo, el hombre me dijo que él había realizado ese trabajo por un salario de $30.00 dólares la hora, y que a los cubanos los tienen trabajando todo ese tiempo por $15.00 dólares al día. Vale destacar que ellos no pagan renta ni alimentación, pero con el pago del salario justo, no resultaría difícil mantenerse por sus propios medios, cuando la renta en aquel lugar es más baja que en otras regiones de Canadá, aunque la alimentación resulta un poco. más cara. Escuchar aquella narración me hizo retroceder en el tiempo y solidarizarme con el indio sin que mediara solicitud de su parte. Creo que llegó al lugar indicado y en el momento justo.

 

Como ciudadano de este país desde hace quince años, conociendo que la discriminación está prohibida por la ley y que en este país no se toleran manifestaciones de esclavitud o neo esclavitud con sus ciudadanos. Conociendo que existen leyes que regulan la contratación de extranjeros para trabajar en este país, y sintiendo como propios, cualquier tipo de abuso que se cometa en contra de personas que desconocen lo anteriormente mencionado. Envío copia de este artículo a la Fundación Cubano Canadiense para que realice la denuncia de este hecho que atenta en contra de la dignidad humana y que se realiza dentro del territorio canadiense por parte de compañías de este país y el gobierno cubano.

 

Estoy plenamente convencido de que la reacción de esos compatriotas será negativa ante esta demanda, pero los que escapamos de un régimen esclavista, no podemos permitir que se practique la esclavitud en los territorios donde alcancemos nuestra libertad.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal Canadá.

2006-09-18

 

 

 

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jueves, 24 de agosto de 2023

OLIMPIADAS

 

OLIMPIADAS




(Cuento infantil para tiempos de Guerra)

 

El cabrón no se conformó con el silbatazo que había sonado a boca de jarro frente a la puerta, tocó con mucha fuerza, como si estuviera enojado o fuera el dueño de la casa. Todos saltaron asustados en la sala y las niñas rompieron a llorar dentro del corral. Otra vez el pito con ese sonido agudo y penetrante que no es interrumpido por el movimiento de una bolita. Tiene que ser como el de Manuel, el viejo guardia jurado que pasaba cada noche y se detenía a conversar junto a la puerta, pensó la vieja.

 

La china dejó de sacarle el pan de la boca a su prima con la segunda pitada, lo hacían diariamente y cuando no tenían pan a su alcance, ambas hurgaban dentro de los pañales en busca de un poco de mierda para jugar y mascar. Dio un grito y dejó escapar una bola de harina baboseada y espesa que como lava corrió por su barbilla hasta el pecho. Su prima se paró aferrándose al pasamano del corral y orinó, la china se calmó y comenzó a patalear con el charco tibio.

 

-¡Ernestooooooooooo! Gritó, sonó el silbato con más fuerza y tocó nuevamente con más violencia. No es Manuel, no es la hora de su recorrido, él nunca tocaría de esa manera, es un gallego muy decente. Pensó la vieja sin decidirse a abrir. Mi nombre, ha mencionado mi cabrón nombre, nada bueno debe ser, yo no le escribo a nadie, nadie lo hace conmigo, pensó.

 

-¡Compadre! ¿Tú no puedes tocar más suave? ¿Quién coño te crees que eres? No respondió, estaba vacunado contra todo tipo de ofensas. Extrajo del fajo de telegramas que tenía atados por una liguita el que le pertenecía y se lo extendió en silencio. De una bolsa de yute que colgaba de su hombro sacó una libreta y un lápiz.

 

-¡Firma aquí! No te equivoques, donde dice recibido, pon tu nombre en letra de molde. Le dio un leve toque a los pedales de su bicicleta y descendió a toda velocidad por La Sola. Sin detenerse a mirar si venía algún auto, dobló a toda velocidad por Luís Estévez, esquivó un profundo bache y se perdió. Lo imaginó atravesando Mayía en un acto suicida mientras extraía del sobre abierto el papelito del telegrama.

 

…Se le informa que debe presentarse con carácter obligatorio el día 25-07-1976 a las 1000 horas en el punto establecido en la calle Zapote entre Rabí y San Indalecio…

Firmado: J’ de Batallón de las M.N.R.

 

La firma tenía los rasgos o el trazo que deja normalmente un niño de tercer grado, volvió a leerlo antes de entrar a la casa. Las niñas no se encontraban en el corral, ambas madres las habían llevado a sus cuartos para cambiarlas y luego ponerse de acuerdo en quién limpiaría el nido de sus trágicas infancias, era una especie de lotería diaria donde nadie deseaba ser ganador. Las moscas se posaban gozosas sobre los restos del pan mezclado con orine, danzaban y sonreían, eran felices ante la indiferencia de los demás, afortunadamente no habían hecho caca ese día. Tampoco era crítica la situación, nada molestaba a los que se encontraban viendo la televisión, era normal y todos se mantenían concentrados en las olimpiadas.

 

Un extraño y desagradable revoltijo de olores recorría el pasillo de la cocina, inconforme con aquel reducido espacio, invadió la sala y se detuvo ante la puerta de la calle. Ana hervía los culeros de su hija luego de haber rayado varias astillas de jabón Nácar y Batey, el olor a mierda infantil lograba vencer al de los frijoles colorados que se ablandaban en otra hornilla. Clara freía una lata de carne rusa que le tocó por la libreta, tuvo suerte que Alipio había traído ajo y cebolla del campo, los vendía a buen precio, como eran clientes de confianza, les fiaba. La vieja preparaba una especie de sancocho para las niñas, un resumen de todos los pedacitos que encontraba a mano, los hervía y luego pasaba por la batidora. Las niñas se lo comían con mucho gusto y había que velar a los mayores. Muy nutritivo, alimenticio, digestivo, decía siempre con algo de orgullo, todas mis generaciones pasadas se alimentaron con ese sancocho. Y era verdad, hasta a él le gustaba, pero cuando las niñas cagaban eran mayores de edad.

 

Mañana son las eliminatorias de los 800 metros planos, no creo que me vayan a joder ese evento, pensó y volvió a leer el telegrama. ¿No habían dicho que las milicias eran de carácter voluntario? ¿Por qué me citan a mí? Esto debe ser obra de Yolanda, siempre tratando de integrarnos a todos, soñando en convertirnos en héroes, delirando por transformarnos en revolucionarios, pensó otra vez. Yo no he llenado ninguna planilla para incorporarme, no tengo tiempo, siempre estoy navegando. Bueno, esa era una elegante justificación, la realidad era otra, no le interesaba y ahora menos que nunca, están pasando las Olimpiadas por televisión y mañana corre Juantorena.

 

-¡Dereeeeeecha! Gritó un viejo uniformado y todo aquel pelotón de momias giró en esa dirección. ¡Coño, me estoy quedando fuera! Antes gritaban diferente, ¡derecha, dréeeeee! Pal caso, es la misma cosa, pensó.

 

-¡Mire, compañero! Se le acercó al viejo de uniforme, hasta charreteras tenía, trató de mostrarle el telegrama.

 

-¡Incorpórese a la formación! No permitió decirle una sola palabra, explicarle algo, manifestarle que todo había sido un error. ¡Incorpórese, compañero! Se lo dijo muy serio y señaló el lugar específico que le correspondía de acuerdo con la estatura. Los que estaban en la formación se corrieron y dejaron un espacio disponible. Sin pensarlo dos veces se dirigió a las filas, algunos sonrieron, eran muy viejos todos, él era casi un niño entre ellos, veintisiete añitos, un bebé.

 

-¡Tomen distancia! Volvió a gritar aquel viejo de uniformes y charreteras, lo hacía algo enojado, como si estuviera en presencia de ese puto enemigo que vivía amenazándolos. Estiró el brazo hasta tocar el hombro flácido y huesudo del viejo que tenía a su lado. Sintió el peso de otros dedos tocando el suyo y giró la cabeza. Tenía las uñas largas y negras como las de los mecánicos, tal vez lo era, pero su aspecto de jubilado lo traicionaba. Más allá de aquellas asquerosas uñas aparecía la arboleda del parque. ¡En su lugar, descansen! Dedicó unos minutos a leer el papelito que le entregó otro tipo que llegó uniformado con pantalón verde olivo y una camisa azul cielo, pero como el del cielo cuando está próximo al crepúsculo y no tiene ese sol jodedor que los abrazaba en esos instantes. El viejo de las charreteras levantó su dedo índice y señaló un punto de la formación. ¡Ese dedo! Nunca había sentido tanto odio por un dedo y comenzó a buscarle defectos. No sirve para nada, no te puedes sacar los mocos con ellos, ni para aquello que se hace con las muchachitas cuando se es novio y ella señorita. ¡Para acusar, ordenar, señalar! Para eso sirve el dedo índice solamente, bueno, para agarrar el lápiz y esculpir estatuas de héroes señalando hacia un punto perdido que nosotros interpretamos a nuestra manera, pensó.

 

El tipo uniformado se paró en atención y lo saludó militarmente, igualito que lo hizo Ernesto cuando estaba en el Servicio Militar Obligatorio. ¿Aquí? No tiene sentido, debe ser uno de esos viejos chivatones y chicharrones que abunda en este país, le cayó mal de gratis, no sabe por qué.

 

-¡Dereeeeeecha! Quedaron en dirección al parque, tal vez el viejo uniformado con cara de hijoputa nos lleve marchando hasta la sombra de los árboles, pensó.

 

-¡Dereeeeeecha! ¡Dereeeeeecha! Gritó dos veces seguidas y quedaron en dirección a la calle 10 de Octubre. ¡Coño, que diga media vuelta! No me imagino marchando por esa avenida entre todos estos viejos cagalitrozos y los pollos jalándome levas, pensó.

 

-¡Porteeeeeennnnn, armaaaaaaaas! Ya no aguanto más, ahora sí que voy hasta donde se encuentra ese viejo comemierda y tiene que escucharme. Todos los viejos de la formación levantaron las escopetas de palo que tenían a su lado y la colocaron sobre sus hombros. -¡De freeeeeeente, maaaaaaarch! Ni huevos, yo no voy a marchar por 10 de Octubre, al primer paso salió de la fila y se dirigió hacia donde se encontraba aquel general de tibores. ¡Soldado, incorpórese nuevamente a la formación!

 

-¡Oye! Manda a parar si tú quieres, yo no voy a incorporarme en ningún lado. Llevo una hora tratando de explicarte que todo esto es un error y continúas empecinado en hacerme marchar.

 

-¡Pelooooootón, aaaaaaaltó! ¡En su lugar, descansen!

 

-¡Mire, jefe! Esto es un error, yo soy oficial de la reserva de la marina de guerra revolucionaria. El hombre tomó el papelito entre sus manos y lo leyó, volvió a leerlo nuevamente. Se paró en atención y lo saludó militarmente.

 

-¡Compañero capitán de fragata, puede retirarse! No puede negarse que estamos en presencia de un error, sus obligaciones con la defensa de la revolución se encuentran en otro campo, ya le informaré al estado mayor. ¡Ño! Hay que aprovechar los vientos de bonanza que soplaron por su cabeza en aquellos instantes. Me voy a la mierda antes que se arrepintiera y me obligue a mandarlo a la casa de su reverendísima abuela, pensó otra vez.

 

-¡Atenjóooooo! ¡Porteeeeeennnnn, armas! ¡De Freeeeeeente, maaaaaaarch! A sus espaldas, un pelotón de esqueléticos fantasmas marchaba en dirección a 10 de Octubre llevando sobre sus hombros unas carabinas de palos. Iban a librar esa espantosa guerra anunciada desde hacía muchos años. ¡1,2,3,4! ¡1,2,3,4! ¡Tercer elemento de la primera escuadra, agarre el paso! ¡1,2,3,4! ¡1,2,3,4! ¡Comiendo mierda y rompiendo zapatos! Pensó y se dirigió a la parada de la guagua.

 

Nadie abrió, tocó con la misma rabia del cartero, pocos segundos después apareció la vieja. Los contados asientos de la sala estaban ocupados, nadie hablaba, solo se escuchaba la voz de Héctor Rodríguez mezcladas con el pitillo de la olla de presión donde la vieja trataba de ablandar unos rebeldes frijoles negros. Ella continuó por el pasillo hacia la cocina, arrastraba las chancletas al caminar y no se podía escuchar el entrañable ruido de sus pasos cuando el televisor tenía el volumen a toda voz, daba la sensación de verla flotar. El olor a mierda hervida con jabones de producción nacional era el ambientador preferido de la casa, hoy le tocaba el turno a la primita de la china, olía igual, comían lo mismo. Las niñas jugaban tranquilas en el corral mientras sus padres permanecían atentos a la pantalla, estaban limpias, ya había pasado la hora de sus evacuaciones. Ana escogía arroz en la mesa del comedor y su vista viajaba entre gorgojos y una bella pista de tartán.

 

-Suena el disparo y salen los corredores! Todos en la sala se ponen de pie y las niñas se asustan en el corral, la china comienza a llorar. -Alberto Juantorena viene corriendo por la carrilera número cinco y toma la delantera después de la segunda curva de la pista. Comenzaron a aplaudir y la china a gritar, nadie le hizo caso, pensaron que ella también apoyaba al corredor nacional. -¡Juantorena es superado a la altura de la meta cuando comenzaba la segunda vuelta y ocupa ahora el segundo lugar! Un sentimiento de desconsuelo y frustración invade la sala.

 

-¡Qué no se le salgan los chícharos! ¡Qué no se le salgan los chícharos! Rogó uno de los presentes y nadie lo escuchó.

 

-¡Juantorena aprieta el paso y vuelve a tomar la cabecera de los corredores!

 

-¡Alicia, tu hija se cagó!

 

-¡Qué aguante un poco! Ya se va a acabar la carrera. Suena la puerta de la calle y nadie se mueve.

 

-¡Vieja, no tendrá mucha presión la olla!

 

-Ahora la bajo.

 

-¿Y si explota? Los toques fueron mucho más fuertes que los del cartero.

 

-¡Se le aproxima un corredor en la curva final, amenaza con pasar a Juantorena! La gente comienza a aplaudirlo y darle ánimo como si se encontraran en el estadio de Montreal, la olla suena con más fuerza, celebrando también la carrera, los toques de la puerta son más insistentes.

 

-¡Qué peste a mierda! Protestó uno de los presentes.

 

-¿Y tú cagas con perfume? Le respondió Alicia sin despegar la mirada del televisor.

 

-¡Juantorena mantiene su paso, corre con el corazón y no permite ser alcanzado! ¡Juantorena se aproxima a la meta! ¡Juantorena gana e implanta un nuevo récord mundial! Todos saltaron en la sala, gritaron de alegría, la hija de Alicia lo hacía sin parar, la china le metió las manos entre el culero y agarró un poco de mierda, se la llevó a la boca. Los golpes de la puerta fueron más fuertes y la vieja se desvió a la cocina, apagó la hornilla de los frijoles. Ana abrió.

 

-Tengo dos pollos para vender. Le dijo Mirna.

 

-Mirna vende dos pollos. Le dijo Ana a Alicia.

 

-Mirna vende dos pollos. Le dijo Alicia a Esther.

 

-Mirna vende dos pollos. Le dijo Esther a Felicia.

 

-Mirna vende dos pollos. Le dijo Felicia a la vieja.

 

-¿Por qué no los compras?

 

-Porque estamos a veinte.

 

-Porque mi marido no quiere que compre nada por la bolsa negra.

 

-Porque si los compro ¿qué comerán los hijos de Mirna?

 

-Porque estamos a veinte.

 

-¡Si no los compras tú, los va a comprar otro! No se puede andar con esos sentimientos, la carrera dura de verdad, la que hay que vencer, es ésta que tenemos aquí. Vamos a dejarnos de comer tanta mierda, las niñas no comen medallas, nosotros tampoco. Hubo silencio, Yolanda aprovechó que la puerta estaba abierta y entró sin pedir permiso, no hacía falta, era la presidenta del Comité y tenía el defecto de considerarse parte de la familia.

 

-Y tú, ¿qué haces aquí?, yo te imaginaba marchando y preparándote para defender la revolución.

 

-¿Yo? ¡Alicia, por Dios, tu hija se cagó!

 

-¿Quién ganó la carrera? Preguntó Alfredo cuando salió del baño.

 

-Deberías demorarte menos cuando uses el baño con tu mujer, hace más de una hora que me estoy orinando. Protestó Esther.

 

-¿Y no marchaste? Le preguntó Yolanda a Ernesto.

 

-No, hoy corría Juantorena. Mirna está vendiendo dos pollos, ¿te interesan?

 

-¿A cuánto? Yolanda revisó el monedero para comprobar el dinero que cargaba consigo.

 

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2009-08-28





 

 

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viernes, 18 de agosto de 2023

NADIE ME LO CONTÓ

 

NADIE ME LO CONTÓ

 



Es un voluminoso libro escrito por Edgerton Ivor Levy, es de una dimensión exagerada y lo demuestra contar con 679 páginas. Tampoco se alarmen por esa descomunal obesidad, el libro puede leerse de un tirón, porque ha sido publicado con letras grandes y buen espacio entre líneas, yo diría que con el propósito de ayudar a las personas con deficiencias visuales.

 

¿Quién es Edgerton Ivor Levy? Bueno, no voy a detenerme en parte de su biografía que ya esta plasmada en su libro, resulta mucho mas interesante decir que formó parte de la amplia red de “supuestos espías” cubanos pertenecientes a la red “Avispa”. Digamos, para darle la importancia que merece, es probablemente el hombre que alertó al gobierno norteamericano sobre la existencia de esa red y sus bien definidos propósitos, los que NUNCA fueron aquellos vendidos a la opinión pública internacional. Muy bien mascada, tragada y digerida por gran parte del pueblo cubano, quienes brindan su aplauso al paso de esos canallas investidos como héroes, cuando en realidad son unos asesinos.

 

En mi opinión muy personal, creo sea una lástima que no llegue ese libro a manos del pueblo cubano. Es tan interesante que, cuando lo lees, se derrumba aquella excelente imagen vendida al pueblo a través de las series “En silencio ha tenido que ser” y “Julito el Pescador” entre otras. ¿No las recuerdan? ¡Vamos, vamos! Nos durmieron con ese alto nivel de heroicidad de aquellos personajes miembros del MININT. Recuerdo, porque siempre es bueno contar con algo de memoria para luego compartir con tantos olvidadizos, que cada capítulo trasmitido semanalmente, contaba con una continuidad al día siguiente en los centros de trabajos y hasta en las mismas guaguas. ¡Hagan memoria! Era un nuevo estilo de “confirmación revolucionaria” impuesta y como era de esperar, casi siempre era un militante el que abría aquel corto debate a la hora de las meriendas o almuerzo y todos, digo todos, salvo raras excepciones, ofrecían sus criterios sobre el capítulo consumido ante la mirada inquisidora del secretario del partido, el ideológico o de toda esa pandilla. ¡Ya sé, me dirán que no! ¿Cuándo han sido capaces de aceptar estas pendejadas? Las mujeres, sobre todo las “revolucionarias o las militantes”, experimentaban una especie de orgasmo “revolucionario”. Tampoco podía asegurarse si era causado con el heroísmo de David o la estampa física de Corrieri, lo cierto es que el fluido vaginal corría como si se tratara de una cascada. Tanta fue esa admiración por el macho alfa comunista que, no solo quedaron embelesadas por el actor o héroe nacional. Agiten un poco sus neuronas como si se trataran de un medicamento donde recomiendan agitarlo antes de consumirlo. Las mismas masturbaciones mentales se experimentaron con el serial “17 INSTANTES DE UNA PRIMAVERA”. ¿Tampoco lo recuerdan? Escuché a muchas nacionales que sufrieron con el ruso Viacheslav Tíjonov (el actor principal) los mismos orgasmos sentidos con el de producción nacional. ¿Y los hombres cubanos? Bueno, andaban filmando con un celular mientras golpeaban a una mujer delante de ellos. ¡Perdón, me equivoqué! Eso es ahora cuando tienen celular, ya les dije que aquellos supuestos machos debíamos opinar sobre la serie en nuestros centros de trabajo, etc. Yo recuerdo -tal vez venga al caso- que en tiempos de carnavales y viviendo en Alamar, mi amigo Macias y yo elegíamos ir hasta EL Golfito en busca de cerveza a la hora de la novela. Hablo de cuando estaban trasmitiendo aquella novela mexicana titulada “GOTITA DE GENTE”, pues mientras nosotros nos dirigíamos a una de las poquísimas “pilotos” de las que disponían los miserables trabajadores. Lo hacíamos andando en contra de una densa corriente de “supuestos machos” que, se dirigían a sus casas con una perga de cerveza en las manos para ver su novelita. ¡Vamos, vamos! Viene siendo muy parecido a los machos actuales, esta vez como protagonistas de otra novela, pero filmando con tremenda pastosidad con su celular como golpean a una mujer en sus propias narices.

 

Demos una ojeada superficial al libro, no puedo detenerme en esa cantidad de hojas y solo pretendo presentarlo por su importancia. Manifiesta entre líneas en sus inicios que, la preparación de un espía profesional consume alrededor de cuatro años y más, o sea, puede compararse prácticamente al tiempo requerido por muchas profesiones o carreras. Entonces, si ese tiempo de formación tú lo reduces a solo unos meses, es de suponer que ya no estas preparando a un espía profesional, digamos que solo estás cocinando a un “Chorizo” y que le agregas poquitos ingredientes. Tampoco es para alarmarse, eso es lo que ha sucedido en todos los campos y niveles de la sociedad cubana, toda ella esta dirigida por “CHORIZOS”, cuyos únicos méritos consisten en ser confiables y subordinados irracionalmente a ese régimen. La marina mercante cubana desde sus más altos niveles de dirección hasta el último marinero es una muestra de ello. Esta situación ha sido la causa principal de todos los contratiempos presentados u ofrecidos por cada uno de los supuestos espías en sus labores. Además del corto tiempo de preparación, encontraran todo tipo de deficiencias y errores que pueden traer como consecuencias, no solo las labores ilegales que realizan, digamos que pueden tener un precio mas alto, la vida de ellos mismos.

 

Antes de partir de la isla, luego de cuatro intentos de salida ilegal mal preparadas y rodeadas de riesgos innecesarios, risibles para cualquier lector que juzgará con toda razón a estos James Bond tropicales y sin equivocarse considerará estar ante una comedia. Se encontrarán detalles que borrarán para siempre aquella imagen vendida sobre la excelencia de los servicios de inteligencia cubanos. Discrepancias antagónicas entre los encargados de preparar al futuro espía, demuestran la guerra silenciosa que existió entre el MININT y el MINFAR después de las Causas Nro. 1 y 2 con el fusilamiento de Ochoa, De la Guardia y la prisión del Ministro del Interior Abrahantes. Ellos mismos se encargarían de destruir el mito creado con el propósito de infundir terror en la mente de los cubanos, pánico transformado por muchos en admiración y otras pajarerías. Errores gravísimos que pudieron costarle las vidas a los futuros espías y su hijo fueron cometidos en la preparación y ejecución de sus salidas, demostrando mas de una vez que sus jefes no dejaban de ser simples aficionados o “Chorizos” mal cocinados. Corría el fatal “Período Especial” y resultará inevitable chocar con todo el derroche de recursos en la preparación de esta “agentuza”, mientras el pueblo sufría un hambre atroz y despiadada.

 

Una vez en territorio enemigo, se trasladó al norte todas las deficiencias en las preparaciones de esos supuestos espías que, más bien podían ser calificados de vulgares “chivatos”. Violación de todas las normas de seguridad, hermetismo y secretismo se cometieron entre esta “agentuza” de diferentes niveles y privilegios concedidos. Pero bueno, lo mas importante no radica en las labores de estos vulgares chivatientes convertidos en héroes, digamos que el autor de este libro pone al descubierto, como para que no queden dudas, que esos angelitos fabricados en La Habana y vendidos por la prensa izquierdista internacional, no fueron a La Florida con el propósito de “neutralizar” las operaciones del “terrorista exilio cubano”. Como ha quedado demostrado y es necesario sea conocido por el pueblo cubano, los verdaderos terroristas han sido ellos, quienes encima de la ideología profesada por sus miembros, son los verdaderos autores de un atroz crimen elaborado desde La Habana contra los aviones de la organización “Hermanos al Rescate”. Dos labores importantísimas desarrollaban esa red de avispas, penetrar y debilitar los organismos civiles y militares de USA. Luego, un trabajo más sucio ocuparía el segundo lugar, penetrar a las organizaciones de los exiliados cubanos y políticos mediante el uso de la difamación y encontronazos provocados entre ellas para debilitarlas y que perdieran apoyo. Nada de esto era imposible en un terreno preñado de crédulos, timoratos y gente paria como la existente entre nosotros los cubanos. ¡Duélale al que le duela! Por tal razón nadie nos escucha y tampoco creen en nosotros, quienes como pueblo hemos sido reducidos a mierda.

 

En el libro se le da un repaso al precio económico pagado por el pueblo cubano para mantener a todos estos grandes parásitos en el exterior. Miles y millones de dólares se gastan anualmente en estas labores mientras nuestra gente carece de medicamentos y pasa hambre. ¡Aplauso de los izquierdistas del mundo por estos experimentos! Espías que van y vienen de vacaciones con todos los gastos pagados a la isla, al costo de miles de dólares, mientras un obrero no puede disfrutar de unas modestas vacaciones. Hoy, después de finalizado el libro y enterarme de los viajes casi anuales realizados por el tal Gerardo a La Habana, me viene una maliciosa pregunta a la mente; ¿No pudo preñar a su mujer en uno de aquellos viajes? ¿Fue necesaria aquella paja realizada cuando el gobierno de Obama y toda la comedia compartida? Este escenario pueden trasladarlo a cada país donde exista una comunidad cubana, mayor será la cantidad de espivatos, todo en dependencia de lo numerosa que ella sea. Aquí en Canadá han existido desde el mismo nacimiento de esa fatal robolución, no olviden que en este continente en los tiempos donde muchos países rompieron relaciones diplomáticas y económicas con Cuba, solo México y Canadá se mantuvieron fieles a la dictadura. Los charros por sus históricos sentimientos antiamericanos desde que perdieran territorios y los canadienses por inescrupulosos intereses económicos.

 

La marina mercante cubana hizo su aporte a esa red de espivatos con la presencia del oficial de cubierta llamado Alejandro Alonso, quien aceptó colaborar con el FBI a cambio de una reducción de su pena a solo 7 años de cárcel.

 

Como manifesté al inicio de estas líneas, se trata de un libro fácil de leer y de un contenido histórico. Su autor no da muestras de pretensiones literarias y en toda su ponencia utiliza un lenguaje llano para llegar a todos los niveles de comprensión. Yo lo recomiendo y es una verdadera pena que no llegue a manos del pueblo cubano para que comprendan de una vez por todas que, no están aplaudiendo a ningún héroe en los actos donde se presentan estos asesinos.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2023-08-18

 

 

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

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