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viernes, 27 de diciembre de 2019

MEMORIAS DE BOLLO MANSO (4) LA BODA


MEMORIAS DE BOLLO MANSO (4) 
LA BODA





Hay recuerdos de Bollo Manso verdaderamente “entrañables”. ¡Ojo! Es una palabrita desagradable para muchos escritores “entrañables” también. Cualquier acontecimiento sucedido en el dramático pasado de ese país lo es, no lo digo yo, lo muestra el futuro de aquellos tiempos, el presente que hoy vemos y muchos disfrutan.

A veces resultan increíbles y frutos de nuestras desgraciadas, despreciables y prejuiciadas imaginaciones, cargadas de infinitos problemas ideológicos para unos y tontos méritos para unos cuantos. Bueno, vamos a dejar la muela política que tanto molesta a muchos cabrones, pueden sumar millones. ¿Quién lo duda?

¡Coño, cualquiera se casa! Con “ese” y no con “zeta”, comemierdas. ¿Quién no sueña con fundar una familia, tener hijos y por supuesto, suegros o una suegra? ¿Quién no sueña con tener un simple hueco donde vivir y andar por la casa en calzoncillos o encuero? ¡Sueños! Hasta eso nos jodieron esos hijoputas. Déjenme decirles que yo los comprendo, no es sencillo desprenderse de esos traumas. Sus casos son muchos más graves que los nuestros y somos precisamente nosotros los verdaderos culpables, se los legamos desde que se encontraban en nuestros güevos. No es fácil andar durante tanto tiempo en ese sube y baja, mientras el viejo pedaleaba una pesada bicicleta china con las tripas protestando por esa obligada ayuna peor que la de los musulmanes en ramadán. Al menos ellos jamaban cuando se ponía el sol y esa celebración dura solo un mes. ¿Cuánto ha durado el ramadán cubano?

Pues sí, aun con el estómago vacío deseábamos casarnos por las razones que fueran, digamos por amor. Poco importaba si debíamos vivir agregados, sentarnos en los muebles de nuestros bisabuelos y dormir en el colchón heredado por los viejos. Poco importaba si los muelles escapaban del forro y nos pinchaba el culo en plena Luna de Miel. ¡Coño, eso es amor! ¡Tiene que serlo, cojones! Casarse era una especie de suicidio solo superado por una fuerza superior, el amor.

No digo yo si existen recuerdos “entrañables” de ese Bollo Manso tan “entrañable” como sus memorias y no sean reconocidas por esas luminarias del verbo y la prosa prosaica que se niegan a reconocerla, ¡manda pinga! Hoy me vino a la mente mi boda o suicidio y el apoyo de la “dictadura del proletariado” en su misión de multiplicarse como los peces.

Contraer matrimonio en Bollo Manso era lo mismo que tratar de cruzar un campo minado o lleno de trampas. Llegar a la meta era posible para valientes solamente o, para aquellos impulsados por esa fuerza poderosa conocida por quienes las han sentido, amor. Es aquí donde llega la parte incomprendida por muchos de los que hoy votan “SÍ” en Bollo Manso o, se matan en sus países para copiar ese sistema vendedor como nadie de sueños que, luego resultan en verdaderas pesadillas.

¡Vamos a ver, vamos a ver! Deja ver si recuerdo lo que me “asignaron” en el Palacio de los Matrimonios para fundar una familia. “Osease”, la dictadura del proletariado entendía y aprobaba que, con esta entrega, resultaba suficiente para que yo fundara un hogar donde procrear a mi antojo y extendiera hasta la eternidad la dictadura del proletariado. Después de vencer todas las trampas burocráticas de sus tiempos, las de esos comemierdas traumatizados de hoy, esto fue lo que tuve derecho a comprar en la única tienda destinada a los nuevos matrimonios.

Para mi novia: 2 blúmer “matapasiones” (Osease, aquellos que usaban las jevas y una vez semidesnudas no provocaban erecciones). 2 ajustadores, ya deben imaginar. 1 par de zapatos (Nada de Primor) un modelo de los que vendían por la libreta. 1 vestido (Para que hablar del modelo o mal gusto de los diseñadores, eran patriotas y muy revolucionarios) ¡Para de contar! Creo que le dieron un desodorante de tubo “Fiesta” que olía a creolina y provocaba golondrinos debajo de los brazos. No recuerdo cuantas veces le pedí que se levantara y lavara sobacos cuando ya estaba acostada, ese olor no dejaba dormir. ¡Ya, no le dieron mas nada! La revolución entendía que era suficiente y más allá de esto eran rezagos del pasado.

A mi me entregaron dos calzoncillos matapasiones, aquellos diseñados con tela y remataban con botones negros. Imagino con efectos similares al blúmer de las mujeres y que exigían esfuerzos sobrehumanos para excitar al polo opuesto. Cero camisetas, eso era vicio capitalista. ¡Miren, pa'que vean! Me entregaron un par de medias “Casino”, eran muy buenas y luego desaparecieron, me las dieron. Me entregaron, bueno, lo correcto es decir que me dieron el derecho a comprarlo. Un pantalón de muselina china, no recuerdo el color y tampoco deseo acordarme de la camisa. ¡Uyyyy! Terriblemente feos los zapatos, eran de cordones y de aquellas punteras boludas usadas antes del 59, fin de la comedia.

Para el hogar pudimos comprar lo siguiente; 2 fundas (sin las almohadas), 1 sabana muy corriente y proletaria ella. No era blanca y esa era una gran ventaja, podía ocultarse perfectamente cualquier síntoma de empercudimiento por falta de cloro y jabón. Creo que compramos también una sobrecama muy popular, podías encontrarla en cualquier hogar cubano, no puedo definirla ahora, era otra mierda. Para fundar nuestra cocina compramos 1 sartén y una cazuela de aluminio. ¿Dónde comer? Eso no era problema de la revolución. ¡Coño, pudimos comprar 2 toallas! ¿Imaginan eso? Teníamos el baño garantizado, algo era algo, ¿no? Fin de la comedia.

En el Palacio de los Matrimonios de Prado nos entregaron los siguientes documentos debidamente acuñados:

1.- Un papel para adquirir 10 cajas de cerveza de 24 botellas.

2.- Un papel para adquirir 6 botellas de ron.

3.- Un papel para comprar el cake de la boda en “La Gran Vía”.

4.- Un papel para alquilar un auto de la ANCHAR que recogiera a la novia en su casa y la llevara al Palacio, luego el mismo auto nos regresaría a la casa.

5.- Un papel para comprar una piedra de hielo que entregarían a domicilio.

6.- Un papel para reservar un hotel donde disfrutar de tres días de Luna de Miel. Esta fue una de las metas más difíciles de alcanzar, nos pasamos 15 días haciendo cola en los bajos del hotel Habana Libre, allí radicaban las oficinas del INIT. Este sacrificio era necesario si pretendías hospedarte en los mejores hoteles de La Habana, solo daban hospedajes a unas tres parejas en esos hoteles y los demás tenían que morir en otros sumamente malos dentro de la ciudad, donde no ofrecían servicios de comidas y a veces carecían de agua. Logré el “Riviera” al precio de $10.00 pesos diarios y 15 días durmiendo en la acera de las oficinas del INIT. ¡Para de contar, fin de la comedia!

7.- Un papel para alquilar un traje de hombre y un vestido de bodas para la novia.

Conseguir las “cajitas” y todo lo que “tradicionalmente” se les mete dentro, esa era una tarea suicida que pertenecía a varios miembros de la familia. Ya saben, ensaladita fría, croqueticas de “ave”, pastelitos y cualquier mierda que sirviera para echar en la panza de todos esos hambrientos invitados. ¡Ohhhh! Pero el que hizo la ley, también creó a millones de tipos que la violaran.

Como los papeles habían sido escritos con lápiz, resultó muy sencillos borrar algunos y rellenarlos con mucho cuidado por otros productos más importantes. Por ejemplo; al que decía hielo se sustituía por 10 cajas de cerveza, etc. Solo era necesario tener a un bodeguero de socio, y que éste lo fuera de un carrero, y que éste lo fuera del despachador de la fábrica. No era nada difícil, en Bollo Manso todo está cuadrado.

Una vez realizado todo aquel maratón, bueno, solo faltaba el disparo de la arrancada. ¡Salgan a chingar hijos de la gran puta y multiplicaos, la revolución los necesita! Firmas, montas en un almendrón bien cuidado, bebes en tu fiesta y temes que te dejen fuera, comes de paso porque te lo has ganado y pagaste la fiesta. Partes en otro almendrón (que antes no se llamaban así), llegas al hotel muerto y como eres joven te responde la escopeta. Quieres comenzar la operación de multiplicar y si tuvieras éxito lo que sigue pertenece a otra comedia.

¡Que! ¿Pensaron que ya había terminado? ¡Se equivocan, cabrones! Esto que acabo de contarles es solo una parte de esa comedia vivida en el proletariado. ¿Imaginan ustedes los cientos o miles de jóvenes que se casaban por el solo interés de comprar las mierdas aquí descritas? Así sucedió a principios de los 70 cuando aún imperaba la ley seca impuesta por el emperador cubano y una caja de Populares costaba $30.00 pesos. Sucede que los pueblos tenemos muy mala memoria.

Aquellos jóvenes deben andar por los 70 años, se casaban y compraban esas porquerías, hacían sus fiestas y revendían lo que no necesitaban. Luego de un mes se divorciaban y continuaban sus pachangas en las “bodas” de sus amigos. Todo sucedía hasta el día que formalizaban unas relaciones y decidían multiplicarse como los peces. Entonces llegó esa generación a la que muy pocos comprenden, es que ellos mismos no se entienden. Sin embargo, hay razones poderosas para tratar de justificar sus desgraciadas existencias. Estuvieron viajando en constantes sobresaltos en los güevos de sus padres, mientras ellos pedaleaban en ayunas sobre una pesada bicicleta china.



Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2019-12-27


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lunes, 23 de diciembre de 2019

FELIZ NAVIDAD



   FELIZ NAVIDAD





Hola amigos...

Quisiera desearles una "Feliz Navidad" y agradecerles también que una u otra vez hayan visitado esta página. Un dia como hoy y tal como me sucediera durante dos décadas de vida en el mar, las Navidades o fiestas por el Año Nuevo podía sorprendernos en cualquier océano, mar, golfo o atracados en un puerto a cientos de millas de nuestros seres queridos. Muchos de nosotros estamos jubilados y comprendemos la soledad que se experimenta en esos y otros instantes importantes en la vida de cualquier marino, hacia ellos va dirigido principalmente este saludo.

Para todos los que se encuentran acompañados de sus seres queridos, les deseamos de todo corazón que lo festejen con mucha alegría. Para los más desafortunados, los que tendrán dificultades para llevar una cena a su mesa, hacia ellos todos nuestros deseos porque un dia tengan un futuro mejor cargado de sueños y esperanzas.


Con todo mi amor..

                       Esteban


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sábado, 21 de diciembre de 2019

REOS DEL SILENCIO


REOS DEL SILENCIO





Yo sé que tú y mis amigos disfrutan de mi libertad de la misma manera que yo sufro sus cautiverios. Un rayito de luz se iluminó en nuestras fronteras, muy corto, con la longitud de un disparo certero. No te conozco, sí, compartimos durante muchos años y hoy no te veo, tu ausencia forzada me invade el alma, me obliga a romper este silencio.

Yo sé que me perdonarás por utilizar los mensajes intercambiados en esta corta comunicación, lo harás y sonreirás, serás muy feliz y lo comentarás con nuestros amigos. Les dirás; "Ese blanco es de ley, es nuestro socio de verdad" y yo sonreiré con ustedes también.

Comprenderás que no lo hago por vana politiquería, la detesto y no pertenezco a nada, la considero inmunda, inmoral, falsa, oportunista y bien prostituida. Como todos los que se alimentan de ella y del trabajo que brota de nuestras espaldas. Solo te juro una sola cosa, no puedo guardar silencio y ya me conoces.

Cambiaré tu nombre que es muy español aunque seas mulata, te bautizaré con otro similar de aquellos usados por nuestra generación, muy español también, como el mío y el de la otra amiga. Cambiaré tu profesión, lazos familiares, detalles que puedan delatarte, no solo a ti, a todos los de tu grupo que son mis familiares. Como eres inteligente te darás cuenta de que hablo de ti, digo, de ustedes, que un día fuimos nosotros, un pueblo condenado al silencio, dividido desde sus raíces, con la carga vergonzosa de la entrega.

Han pasado varios días sin saber de ti, digo, de ustedes, y me siento preocupado. Accidentalmente me llegó la razón de este vacío, no los condeno, los sufro, pero sé perfectamente que buscarán, burlarán campos minados en busca de la verdad, porque esa ansia por conocerla es inevitable. Solo me inspira a publicar estas líneas el deseo de hacer pública la situación por la que están pasando, aunque no lo crean, vivimos en un continente habitado por millones de idiotas que desean este futuro para sus pueblos, solo por eso.

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En el año 1996 Cuba andaba en pañales en el campo del Internet y la Universidad McGill de Montreal, pudo ser la Universidad Concordia, no recuerdo muy bien, ofreció varias becas de una semana aproximadamente para estudiantes de varios países del Tercer Mundo. Asistirían a esas conferencias con todos los gastos pagados, indudablemente con los impuestos pagados por los canadienses.

Esas conferencias tenían como objetivo acercarlos a la civilización y tratar de que se pusieran al día con el mundo moderno. En el grupo de Cuba vino el hijo de una prima de mi ex, el muchacho se encontraba trabajando en el área de computación del CIMEQ.

Vale la pena remontarnos un poco a esos tiempos, ya sabemos sobre la mala memoria que poseemos los cubanos. Fue por esos años que, comienzan a realizar una red que conectara al sistema bancario de la isla. Mi hijo era programador y analista de sistema, integró una pequeña brigada que se dedicara a esas labores en el Banco Popular de Ahorro, quizás me equivoque de nombre, pero era una institución que no existía cuando yo vivía en Cuba.

Me contó que las oficinas donde se disponía de conexión a Internet eran “tapiadas” y solo tenían acceso a ellas personas debidamente autorizadas. Como era de suponer, contaban con un jefe de red encargado de supervisar diariamente el historial de esas computadoras para ver a cuáles sitios habían accedido. Generalmente ese puesto era ocupado por el chivato mas peligroso de cualquier entidad u organismo.

Sin embargo, siempre existen excepciones a la regla. Tal fue el caso de esa mulata que entró en contacto conmigo para que yo le enviara material. No solo ocurrió con ella, fue la mas destacada y arriesgada de todas. Se desempeñaba como jefa de un organismo con sede en La Habana Vieja muy vinculado al campo económico, si la hubieran descubierto, ya saben las consecuencias y años de prisión a los que sería condenada. Razones por las que atrapara inmediatamente mi admiración, estamos hablando de una mujer muy valiente.

Ya he mencionado que fueron varias las personas que desafiaron esos peligros en busca de una verdad u opinión diferente a la impuesta diariamente. Vale la pena destacar a un español que trabajaba en una empresa pesquera radicada en La Coloma o Batabanó, asombrado por la ignorancia o fanatismo de mucha gente vinculada a él, me pidió un bombardeo similar al de aquella mulata. Debo confesar que en todos los casos sentí mucha preocupación por todas esas personas y les insistí en que tomaran todas las medidas de seguridad posible. Esto que les cuento no se ha detenido nunca y aunque ahora tienen cierta apertura y acceso a Facebook, es muy normal que sientan temor y se les deba proteger.

¿Por qué insisto en rescatar páginas sepultadas al olvido de nuestra historia? La del ciudadano común preferentemente. Muy sencillo, somos parte de una generación condenada al silencio que, buscando un rayo de información, corría el riesgo de perder lo poco que le restaba de libertad, esa a la que nunca se puede someter a cautiverio, la mente humana.

Para nadie ha sido un secreto que nos enterábamos de muchos sucesos a través de papelitos que nos llegaban gastados a las manos, no todos se arriesgaban a sintonizar emisoras extranjeras. La gente de mis tiempos no contaba con celulares inteligentes y los teléfonos disponibles se les ofrecían a “gente confiable e integrada”, los chivatos tenían preferencia en esa diabólica selección.

Siento una verdadera vergüenza cuando alguien nos solicita silencio o trata de imponernos una proyección “apolítica” en el caso cubano. Siento pena por esos hombres cuando me viene a la mente la valentía de aquella mulata y otros seres que en su momento desafiaban el peligro. ¡Coño, lo menos que se merecen es que los manden al carajo!

Después de aquellas conferencias ofrecidas en la universidad de Montreal al costo de nuestros impuestos, comenzaron a proliferar todas esas hoy conocidas ciberclarias. Se multiplicaron los hackers cubanos y saboteadores de cuanto espacio cibernético existiera. Cuando observas esas reacciones y la utilización de nuestra plata para ayudar al desarrollo de pueblos del tercer mundo, solo nos queda manifestar; ¡Que se jodan y continúen limpiándose con el periódico Granma!


Nota agregada hoy sábado 21 de diciembre del 2019.


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To: info@conexioncubana.net
Sent: Monday, June 16, 2003 4:02 PM

Subject: Enviarles inquietudes

Soy asidua lectora del sitio que tienen en Internet, me encanta, pues tiene artículos muy interesantes. Por conocer la realidad cubana, me doy cuenta de que tocan todos los temas, me encanta. Quisiera que me dieran un correo donde poder contactar con el escritor Esteban Casañas Lostal, le envié un mensaje comentándole de sus cuentos y me lo rebotaron con la dirección que de él aparece. Bueno, sin más por el momento que comentarles, solo exhortarles que sigan adelantes, una servidora, Isabel.



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----- Original Message -----

From: Esteban Casañas Lostal

To: Isabel3000@yahoo.com
Sent: Monday, June 16, 2003 8:16 PM

Subject: Saludos desde Montreal..

Hola Isabel....

Mi dirección de email es la sig: ecasanasl@videotron.ca Me escribieron desde Conexión Cubana que deseabas comunicarte conmigo.

Recibe un abrazo.

Esteban Casañas Lostal


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----- Original Message -----

From: Isabel

To: ecasanasl@videotron.ca
Sent: Wednesday, June 18, 2003 9:43 AM

Subject: Gracias por contestarme

Saludos Esteban:

Permítame que le trate familiarmente, es que mi intuición me dice que usted es una persona sencilla y natural, asimismo agradezco que haya tenido la amabilidad de contestarme enseguida, cosa que no todo el mundo hace.

En días pasados me conecté con el sitio Conexión Cubana, siempre busco cosas relacionadas con mi país, y mucho me atraen cuando son vistas con otra óptica desde el exterior, que casi siempre coincide con mi óptica desde aquí adentro, (con pocas palabras bastan) He tenido la suerte de poder conectarme a Internet, hace años lo hago, no me cabe duda que cuando en el futuro hablen de las maravillas del mundo moderno, hay que mencionar este maravilloso modo de comunicarnos, cuando sanamente lo hacemos. Es tanta sabiduría la que se adquiere, no alcanzan los días y las horas para recorrer todo lo que se ansia por conocer.

Soy una lectora de la cual se puede decir que soy una polilla, no hay folleto, libro, periódico que caiga en mis manos que no lea. Me siento realmente muy limitada porque casi no tengo que leer, pero gracias a amigos, nos intercambiamos. Ahora me doy a la tarea en los sitios visitados de bajar cuanta literatura sea posible. Así di con sus cuentos, los bajé casi todos, fueron unas 270 páginas. Las imprimí y me deleité en mi casa con su estilo, sencillo y cercano. Digo cercano porque pertenecemos a la misma generación, yo tengo 53 años, he vivido en este país medio siglo, he pasado toda mi vida anhelando una vida fuera de aquí, porque aquí no se vive completamente. Pero tomo de ella lo que puedo y vivo con lo que me sea suficiente, es decir, no se puede navegar contra la corriente, no me paso el día quejándome de lo que no ha podido ser. Sus cuentos me han transportado hacia el pasado, tengo familiares en la marina mercante y conozco algo de la vida del mar, sé que todo lo que cuenta es cierto. Si sigues leyendo esos cuentos costumbristas te encantas, pero 35 Primaveras fue mi deleite. Cuando lo leía, me parecía que era yo la del encuentro, porque así son los encuentros, en Cuba o fuera de Cuba, claro, ya no existen las posadas de nuestra juventud, ya ni sé a dónde van a parar los romances de hoy día. Llevo tantos años de casada, y oigo que no están al alcance de nuestras manos, no sé cómo se la arreglan hoy día para esos maravillosos encuentros que tenían tanto encanto y complicidad.

Usted tiene una manera de escribir muy cubano, aunque esté en Canadá hace años la cubanía se le sale por los poros, y eso es maravilloso, porque lo que jamás debemos tratar de abandonar es nuestra idiosincrasia, de todas maneras y por así decirlo, jamás dejaremos de ser lo que somos.

Mi esposo se sacó el sorteo le visas (bombo) y estamos esperando el visado para irnos, yo estoy muy entusiasmada porque aunque sé que ya no soy una niña, me gustaría vivir años fuera de aquí, aunque mi corazón siga anhelando las palmas y el azul del cielo, pero me asfixio.

Yo quisiera para mis nietos que están por venir un futuro mejor, que tengan una buena educación cultural, porque de su formación formal sus padres se encargaran. No quisiera que se criaran como robot, viéndolo todo rojo, sin matices, sin poder expresar sus criterios, y ahogados como mi generación, como su abuela (yo) anhelando poder leer un buen libro, por así resumirlo.

Aunque no le conozco quisiera seguir en contacto con usted, le cuento que tengo inquietudes literarias y algún día quizás, me atreva a plasmar todo lo que dentro de mi hay, mis vivencias, pero quiero hacerlo en libertad, donde nadie ahogue mis pensamientos.

Solo hay algo Esteban que yo quisiera que usted me dijera, soy mestiza, jamás he sido una persona con complejos de color porque mis círculos de amistades son de todos los colores, me criaron sin perjuicios. Mis padres siempre me dijeron que yo fuera una persona digna, decente, educada y todos me respetarían. Yo sé realmente que aquí hay muchas personas negras que son indeseables así como blancos que son indeseables. A veces me parece que no tienes la mejor opinión de los negros, sé que en la Marina, en la Flota, en la calle, hay muchas personas que aunque han estudiado, no se pueden desprender de sus falta de educación de su incultura de cuna, pero no todo el mundo es igual.

Es lo único que a veces me ha inquietado de tus lecturas, el que por leerlas personas en el mundo que no conocen la realidad de nuestra variopinta sociedad, se lleven una idea de que todo el mundo aquí es así. Solo me faltaría para admirarle más, que me dijera que usted no es una persona perjuiciosa, no le seria sincera en decirle que a veces desearía ser del kkk, pero me miro y digo, si yo estoy lejos de ser blanca, y entiendo que no debemos pagar justos por pecadores. Creo que ha trasmitido una opinión en ciertas circunstancias en que se ha visto de momento, entre personas más que desagradables con doble defecto, el primero es ser sumisos al régimen.

En el sentido literal de la palabra, yo respetaría sus criterios porque todos tenemos derecho a pensar libremente, y sepa que de todas maneras me siento contenta por haberle descubierto. He leído a muchos escritores de renombre, pero con usted me he sentido a gusto, cómoda, recreando una época que viví de cerca en mi propia piel. He disfrutado mucho, pero mucho de sus cuentos, porque además de todas estas cosas, no les falta el humor que es muy importante en nuestras vidas, hasta las palabras fuertes que a veces emplea no suenan soeces o vulgares, es que el cubano es así. Le exhorto a que siga y además me diga si ha escrito algún libro, porque si Dios lo permite y emigro, quizás lo pueda comprar.


Le envío muchas bendiciones, y un fuerte abrazo de esta coterránea, una amiga más si así lo desea, Isabel


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----- Original Message -----

From: Esteban Casañas Lostal

To: Isabel

Sent: Wednesday, June 18, 2003 8:20 PM

Subject: Re: Gracias por contestarme



Estimada Isabel....

Trataré de borrar barreras para acortar distancias, bueno, comienzo por una parte muy importante de tu mensaje, lo hago para tranquilidad de ambos.

Mi mejor amigo (solo tengo dos verdaderos amigos), uno de ellos vive en Cuba actualmente y es negro, su mejor amigo es un blanco, ese soy yo. El otro amigo solo lleva un año en Miami, es un blanco que recorrió varias cárceles antes de emigrar, era oficial de la marina también. Espero que tengan toda la suerte del mundo y puedan salir del infierno que yo también compartí. Ya lo creo, me conocerán y les presentaré a este otro amigo, en realidad hablo de dos hermanos.

Continúo, mi padre se arrimó a una negra cuando yo era muy pequeño, esa separación condujo mis pasos hasta la Beneficencia. De aquella unión nacieron 5 mulatos, una hembra y cuatro varones, pues todos ellos son mis hermanos, los tíos preferidos de mis hijos y para colmar el vaso, la negra es la abuela de ellos. Escribo en blanco y negro estas cosas que te cuento, pues de esa misma manera es el trato entre nosotros.

Recuerdo que siendo mi hija muy pequeñita fuimos a visitarlos, ellos viven en Isla de Pinos. Parece que la niña tenía hambre y parte para donde mi madrastra y le dice; "Abuela negrita dame pan" Mira muchacha, yo agarré un encabronamiento que ni te imaginas al oír aquello y la regañé. ¿Qué tú crees que hizo mi madrastra? La llamó y le dijo; ¡Ven con abuela negrita a la cocina a buscar pan! Allí mismo se le quedó el apodo. La vieja vive y me quiere mucho, yo también, porque no puedo juzgar los problemas de los mayores, ella crio a dos hermanos míos blancos y para ellos es su mamá.

Con esto te digo que me encuentro muy tranquilo cuando abordo este tema, no tengo ningún tipo de prejuicio racial y a una mulata oscurita del barrio de Juanelo, debo agradecer el ayudarme a descubrir los secretos que se ocultan bajo una sábana.

El día de los padres hablaba con un vecino de Alamar y me dijo; ¡Se nos va Chichi, está muy jodida! Luego me explicó qué le sucedía. Ella es una negra retinta, casi tornasolada, y no tiene un solo atributo que le pueda agradecer a la naturaleza. Pues esa negra superfea era una de las mejores vecinas que yo tuve en Cuba, ahora aquí en Canadá, donde vivo hace once años y medio, cada vez que compro un aguacate me viene a la memoria mi negrita. Llevo dos días cocinando en la mente una breve historia sobre ella y la pienso escribir este fin de semana, se la voy a hacer llegar y la incluiré en mi segundo libro. Lo haré, porque Chichi pertenece a mi ejército, al de esa gente de la que se olvidan la mayoría de los escritores, y que cuando mueren, es como si nunca hubieran pasado por esta tierra. Lo haré, porque esa negra era un corazón con dos patas, sin ningún otro atractivo que ese, y ella se sentirá contenta, de eso no me cabe la menor duda, porque la conocerá mucha gente, todas las que ella nunca pueda imaginarse. Cuando termine ese trabajo lo publicaré en varios lugares de Internet.

Bueno, espero que estés un poco más tranquila después de esta explicación, pero si encontraste algún trabajo donde yo hablara de los negros sin nombre y apellidos, no tengas pena en enviármelo. Sé que traté con toda la crueldad del mundo a varios de ellos que pertenecen a la flota, pero ni te imaginas cuanto daño causaron, ni cuantos sueños destruyeron. Navegué en el Otto Parellada donde el 80% de la tripulación era negra. Ni te imaginas como fue ese viaje, ni lo que sufrió mi amigo por el solo delito de ser mi amigo, el amigo de un blanco. Hay mucha tela para cortar en este sentido, y por donde quiera que tires el corte vas a herir a alguien, de esto no te quepa la menor duda.

Bueno, te aclaro y siempre se lo manifiesto a todos mis amigos, "YO NO SOY ESCRITOR" No te rías por esto, yo fui muchos años marino, 24 en total. Un aventurero, bebedor, contrabandista, fiestero y muy mujeriego. Esa fue mi vida y la plasmo en mis trabajos. Creo que no he escrito la mitad de esa vida gastada con toda la intensidad del mundo. Hay trabajos que son creaciones mías, pero trato en todo momento de no apartarme de los senderos recorridos. Es de suponer que sean enriquecidos con un poco de fantasía, pero como te dije, sin desviarme de la realidad y el mensaje que quiero darle al lector.

¿Como logro estas cosas? Ni yo mismo te puedo explicar, nunca he participado en un taller literario ni nada por el estilo. Solo hago esto, escribo lo que me nace, las ideas me llegan de repente y las voy elaborando mientras trabajo, porque eso sí, trabajo como un caballo y solo escribo los fines de semana.

Mi técnica es la siguiente, compro una botella de ron o vodka y la bebo en tragos con jugo de naranja y hielo. Pongo música en la computadora, la oigo de casi todos los géneros y no me molesta para escribir.

Pues bien, con los tragos se me relajan los músculos de los dedos, me vienen las palabras con más facilidad, me alivia el fuego que te quema el alma cuando decides regresar un poco al pasado, ahoga las lágrimas que provocan el dolor de algún recuerdo amargo, y por último, dejas de sentir esa vergüenza que te ata a la hora de narrar algún pasaje íntimo. Si de verdad deseas escribir para otras personas debes desnudarte, y te ríes si todo eso va acompañado de una dosis de comicidad.

Si con esto que te dije, notas cuando escribes algo triste que no se te escapa una lagrimilla oculta por la niebla del tiempo, deja de escribir y pasa a otro trabajo, y si no te ríes de tus propias locuras (así llamo a mis trabajos) Pues si no los disfrutas tú, no le arrancarás una risa a nadie, es mejor descansar y oír música. Hay que esperar a que regrese la musa. Eso es todo.

Ya mi primer libro se está vendiendo en Internet, Miami, New Jersey y otros estados de la Unión, no es muy sencillo romper la barrera del mercado solo y sin apoyo de nadie. El segundo libro ya está escrito y en fase de preparación para publicarlo este año en Montreal. El tercero es sobre el mar y se encuentra escrito también.

El cuarto es la novela de mis sueños, ya leíste el final, pero falta el inicio, ya la comencé y se llamará "Treinta y cinco Primaveras", solo te anticipo que yo soy Jade y que todo eso es verdad.

Recibe un fuerte abrazo y todo el cariño del mundo, mis mejores votos por tu salida, mis saludos a todas tus amistades, y claro que sí, seguiré escribiendo por todos ustedes y para nuestros nietos.



Abrazos para tu esposo y familia.

Esteban Casañas Lostal.

Tu amigo.




Montreal..Canadá
20 de Septiembre del 2003


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jueves, 12 de diciembre de 2019

PARA UN PRINCIPITO


PARA UN PRINCIPITO


Uno de sus primeros inviernos



Desde muy temprano habían comenzado los trajines en la casa ese día, mi mujer se puso a preparar varios platos de aperitivos ayudado por mi hija, su esposo se encargaba de la decoración de la sala y en especial de la silla para la esposa de mi hijo. Se encontraba con nosotros Ilse una amiga nuestra que se mudara para Miami hace muy poco tiempo y tampoco pudo escapar de las faenas. Mi obligación era muy simple, ordenar la oficina. O sea, el cuarto que perteneció a mis hijos y que al independizarse cada uno de ellos, lo convertí en mi refugio donde escribir con un poco de tranquilidad. Me encontraba limpiando todos los equipos cuando mi esposa trae una tarjeta postal y me pide que la llenara en nombre de los dos, creo que escribí esto:

Para un Principito.-

Un día, dos seres que se querían mucho, decidieron unir sus vidas para siempre y formar una Corte. Pasado un tiempo fueron premiados con el nacimiento de un príncipe y un poco más tarde llegó una princesa. Como el tiempo no se detuvo aquellos príncipes crecieron y quisieron también formar su Reinado.

Hoy, esperamos con mucho amor la llegada de un principito, para poder entregar la corona.

The King and the Queen.

Tus abuelos.

A mi esposa le gustó lo escrito, guardó la tarjeta en su sobre y luego de haberse forrado una gran caja con papel de regalos, se la pegó por fuera. Aquella gran caja guardaba en su interior un gran coche, más que eso, parecía la carroza de un rey. Todo el alboroto incesante que se observaba en la casa, se debía al Baby Shower que le íbamos a ofrecer a mi nuera, de pleno acuerdo con todas sus amistades y que ella ignoraba.

Para nosotros era algo nuevo y que no tenía ningún arraigo a nuestra cultura, para algunas de sus amistades también y hubo que explicárselo. Al principio se habían puesto de acuerdo de que solamente participarían mujeres, pero ya deben imaginarse como son los cubanos. El caso fue que la casa se llenó a tope y en una de las esquinas de la sala, los regalos fueron colocados artísticamente hasta que llegaron al techo. En lo que esperábamos a la mamá barrigona disfrutábamos de la compañía de la buena música, la cerveza bien fría, ron y varios litros de zifandel para las damas.

Desde el principio de estar mi nuera embarazada, me comprometí a comprarle el coche a mi nieto y le dije a mi esposa que fuera a las tiendas para que escogiera uno de los mejores. Creo que se le fue la mano con el precio, pero como era para un príncipe lo encontré muy bueno.


En Niagara Falls

La llegada de ese coche a la casa me trajo muchos recuerdos, hoy me pongo a pensar que Montreal estuvo siempre predestinada a ser el final de mi camino. Cuando yo me encontraba haciendo los preparativos para mi boda, realicé cinco viajes consecutivos a esta ciudad, fue en la época muy larga y dura de la marina mercante donde solo nos pagaban cinco dólares a la semana y con aquel mísero dinerito, estábamos obligados a realizar maravillas. Esos viajes representaban un ingreso neto de unos 30 a 35 dólares que no podíamos guardar de un viaje para otro, porque de ser sorprendidos en esta operación, se nos podía acusar de tráfico ilegal de divisas. De igual manera no nos permitían acumularlos legalmente de un viaje a otro, eran situaciones estúpidas, pero así ha sido siempre ese sistema. Entonces, si por una de las casualidades de la vida, realizabas un viaje a un país donde no se podía comprar nada, como por ejemplo; Corea del Norte, Rumanía, Viet Nam, etc., ese viaje sería infructuoso o como haber perdido el tiempo.

Por lo escaso del dinero, debía dedicarle un viaje a la compra de la ropa interior de mi futura esposa, eran muy baratos los blumers en aquellos tiempos. Otro viaje lo tenía que emplear en sus zapatos y así hasta remediar como pudiera la dura situación que se confrontaba en la isla. Les hablo de los años setenta, donde las mujeres llegaron a usar calzoncillos atléticos. No fue nada fácil y era de suponer que su familia era la encargada de incurrir en estos gastos, pero suponiendo que tuvieran dinero, ¿qué podían comprar?, absolutamente nada. Esos fueron también los tiempos en que yo era un joven puro y sano, no participaba en ninguna clase de negocios ilícitos, contrabando, no vendía los cigarros que compraba a bordo de los barcos por cantidades ilimitadas y que en la calle tenían precios astronómicos, llegaron a costar 30 pesos la cajetilla y yo los adquiría por cartones de 24. Era sencillamente militante de la juventud comunista que, cargaba en sus espaldas, el temor constante a ser despedido de la marina ante el más mínimo motivo.

Con ese poquito dinero que nos pagaban tratábamos de hacer maravillas, nadie se atrevía a montar en una guagua y por esa razón las marchas eran kilométricas. Casi siempre nos colgábamos un maletincito y dentro llevábamos un bocadito y alguna lata de jugo para cuando nos sorprendiera el hambre. Tomarse una CocaCola significaba orinar después un par de medias o quizás dos jabones de baño. A veces hago esos recorridos de antaño en auto y me sorprendo de las grandes distancias que recorríamos para ahorrarnos un dólar. Esos mismos caminos de los setenta, los realizan los marinos de hoy en busca de las tiendas de segunda mano. Salen desde el viejo puerto de Montreal y por toda la calle St. Catherine u Ontario, llegan hasta Pie IX. Todo un maratón que se agrava cuando las temperaturas son extremadamente bajas y se anda mal alimentados y abrigados. Unas veces siento lástima por ellos, otras, prefiero ignorarlos, son esquivos, muchas veces cobardes, y en el menor de los casos, cuando se encuentran con algún desertor es como si se encontraran con el diablo, huyen despavoridos.


Cuando logré comprar lo imprescindible, partí de esta ciudad y logradas las comunicaciones telegráficas, le envié a mi novia un mensaje muy importante; "Prepara condiciones para contraer nupcias". Ha llovido mucho desde aquello y no me arrepiento, sigo con la misma mujer que recibió aquel telegrama y no creo desprenderme de ella a estas alturas. La boda trajo muchas complicaciones en nuestras vidas, como ha sucedido en la vida de las jóvenes parejas de cubanos. Siempre supimos crecernos para superarlas, nunca lo logramos aunque vivíamos muy por encima del nivel de la población.


En Freeport, Bahamas.

Nueve meses después de aquel telegrama salí de Montreal rumbo a Cuba y a la altura de Miami, recibí un telegrama donde se me anunciaba que era padre de un bebé. Aquello me volvió loco, no existían esos adelantos de hoy donde a los cuatro meses de embarazo sabes el sexo de la criatura y se hacen todos los preparativos para su llegada, solo contaban mis deseos y fueron cumplidos. La tripulación de aquel barco, el "Jiguaní", una de las mejores con la que he navegado en todos mis tiempos de marino, recibió como propia la noticia y se invadió de alegría el buque, esa noche llegaríamos a La Habana. Todo el que tenía una cervecita guardada en su camarote o una botella de ron con algún fondito me invitaba a un trago, el Primer Oficial me exoneró de las restantes guardias y el resto de la travesía fue de plena celebración. No puedo imaginarme cuáles serán los sentimientos de otras personas cuando se enteran de la llegada de un hijo, para mí ha sido uno de los acontecimientos más grandes de mi vida. Durante esas horas que me separaban de él, soñé mucho entre trago y trago acompañado de las bromas sinceras de aquella humilde gente.

No llegué borracho al hospital "Hijas de Galicia" en Luyanó, pero el aliento etílico se sentía a una cuadra de distancia. Me vestí de traje y para impresionar en la recepción, solicité la presencia del Jefe de Turno, ya eran pasadas las diez de la noche. Le hablé a tres metros de distancia explicándole mi situación y autorizó mi entrada por una media hora. Allí estaban mi ratoncito y la madre más joven y bonita que se encontraba en el hospital en esos momentos. Tenía miedo cargarlo y estropearlo, era un juguetico de carne y hueso que se movía, largo y muy flaco, ya tenía un heredero para mi trono, había nacido el príncipe tan deseado.

Aquella llegada de la cigüeña provocó grandes cambios en mi vida, comprendí a partir de entonces a aquellos hombres que eran padres de tres o cuatro criaturas y las razones por la que toda su vida de marinos, la realizaron caminando como camellos por todas las ciudades del mundo, siempre con el temor a pedir un vaso de agua y contando cada uno de los centavitos que llevaban en el bolsillo. Hombres que en plena juventud debían renunciar a las insinuaciones de cualquier mujer por no poder pagarles ni un refresco. Seres, cuyas vidas en el mar, fueron condenadas a esa masturbación eterna como consuelo a la abstinencia sexual, que prolongada enloquece.

Me vi obligado a limitarme en mis vanidades, como esa de tomar autobuses y de beberme de vez en cuando una cerveza o una CocaCola. Creo más bien que es algo psicológico, es una ansiedad que después de satisfecha, la vida cobra su normalidad y nada de eso tiene el significado que le damos los cubanos. Sencillamente, nos matan esos deseos por probar lo que hasta entonces estuvo prohibido para nosotros.

Caminé desde entonces como otro camello más de esa larga caravana de marinos para los cuales, el mundo era simplemente un desierto. A partir de entonces y me refiero al nacimiento de mi hijo, debí haber comprendido mi responsabilidad y me la tomé un poco más serio.

El próximo viaje que di a Montreal me propuse comprarle un coche a mi príncipe, quería de todo corazón que fuera el mejor, como el que nunca oí haber tenido, y caminé, caminé como un demente por distintas ciudades. El problema es que no solamente deseaba comprar el coche, necesitaba también un refrigerador y en Cuba no se vendían desde 1959 a la población.


En el Zoo de Granby con su hermanita Ingrid.

Aquello fue una tortura porque no nos pagaban el dinero completo, o sea, había que esperar a que se venciera una semana para que te dieran los cinco dólares y si antes de partir había pasado solamente un día, entonces te pagaban 75 centavos, parece mentira, eso era lo que nos correspondía diariamente. Casi al final del viaje tenía en los bolsillos unos 40 dólares y necesitaba resolver ambas necesidades. Encontré en la calle St. Catherine las dos cosas y después de tanto regateo con el dueño de la tienda, parece que lo conmoví y me los vendió por ese precio. Allí mismo solté todo el dinero acumulado en ese viaje y regresé al buque, no volvería a salir nuevamente a la calle, no tenía sentido alguno salir para sufrir.

La mayor parte del tiempo la pasábamos en una auto reclusión, aunque mucho más tarde aprendería a desafiar a la vergüenza y me lanzaba como cualquier joven a enamorar muchachas explicándole nuestra situación, la vida se convirtió entonces en una suma de fracasos y triunfos, hasta mi salida de Cuba.

Desde que recibí a bordo el coche de mi príncipe, lo desarmé completamente en la cubierta, gasté galones de agua limpiándolo, no quería que le quedaran rastros de suciedad. Estaba en muy buen estado, pero aun así lo pinté totalmente, hasta las ruedas y quedó como nuevo. Luego hice lo mismo con el refrigerador.

Vivíamos agregados en casa de mi madre en la barriada de Luyanó y siempre que llegaba la tarde, salíamos a dar una vueltecita con nuestro hijo, lo mismo cuando teníamos que ir a las tiendas donde ofrecían artículos de canastilla. La gente no se cansaba de celebrar aquel cochecito, era una novedad, casi nadie los poseía en la isla, solo muy pocas personas, esos "lujos" no se permitían al proletariado.

Fueron tiempos muy difíciles para los padres y también para los niños, tiempos que nunca se han podido superar. Fue muy poco lo que le ofrecieron como canastilla, algunos metros de tela para confeccionarle pañales o culeros que nunca satisfacían las necesidades de un bebé y obligaban a las madres a estar constantemente hirviéndolos y lavándolos. Las ropitas eran las mismas en toda la isla, los mismos modelos e iguales colores, hasta los niños parecían un ejército uniformado. Unas veces no se encontraba tela de mosquitero, otras veces pasabas por la tienda y solo podías comprar un pomo de agua de violetas.

Debías usar la cuna que pasó por toda una generación de cubanos, no se bota nada en Cuba, todo se guarda a sabiendas de que siempre aparecerá una persona necesitada. La ropita de mi hijo se conservaba en la medida que éste iba creciendo y más tarde fueron usadas por varios primos de él. Excluyo el tema referente a la comida, todo un verdadero dolor de cabeza para los padres.

Nos mudamos un tiempo a casa de mi suegra en Santos Suárez y las salidas con mi hijo eran casi diarias, largos recorridos que hacía subiendo por la calle La Sola, doblaba a la derecha en Santa Catalina, continuaba hasta Palatino, luego me desviaba a la derecha en Vía Blanca y así regresaba siempre al punto de partida. Generalmente me tomaba varias horas en estos paseos, tiempo que utilizaba para evadir todos los problemas de una casa superpoblada y que él aprovechaba para dormir tranquilamente.

Cuando mi hijo se hizo lo suficientemente grande para no poder transportarlo en el cochecito, éste no paró sin embargo de trabajar. Se lo presté a un amigo de la marina para que lo usara su hijo Robertico y como ellos tenían familia en Ciego de Ávila, los viajes en tren hasta esa ciudad se hicieron muy frecuentes. Hasta que el negrito creció también y Roberto me lo llevó para la casa, lo guardé en el patio bajo techo y así quedó esperando por el nacimiento de otro principito, fue muy corto el tiempo de descanso. Hoy Robertico debe ser todo un hombrazo porque aquel negro salió a su padre, quien tenía unos seis pies de estatura.

Estudiando para Oficial de la marina cae embarazada la esposa de Balsa y éste me pide prestado el coche, no recuerdo exactamente si llegaron a usarlo sus últimos dos hijos, hoy son unos encantadores muchachos que viven en islas Canarias. Por carecer de vivienda nos demoramos en encargarle a la cigüeña otro hijo. Antes de salir para Angola en misión internacionalista, mi esposa quedó embarazada de lo que resultó ser una niña. La conocería con unos ocho meses de nacida y a mi regreso de ese país, pasé por casa de Manolo en busca del cochecito.

Cuando lo vi me dio mucha tristeza, lo tenían amarrado a la pared del patio a merced de la lluvia, muchas de las partes metálicas habían sido invadidas por el implacable óxido, el forro del techito se encontraba casi podrido, como también todo el interior de la cuna. Aun así, vi que todavía podía hacer algo para salvarlo y me lo llevé de regreso a casa. Con extremada paciencia lo fui desarmando poco a poco, los forros los fui abriendo para hacerle unos moldes y después poder cortar una tela que conseguimos para forrarlo nuevamente. Aquella tarea me consumió varios largos días y en la medida que ellos pasaban, nuestro cochecito iba cobrando vida y uno de esos días quedó listo para sacar a pasear a mi princesa.

Se me ocurrió la brillante idea de sacarla junto a una de sus primas que tenía el mismo tiempo de ella, cada una amarrada a un extremo de la cuna. Esa primita era una niña muy noble y tranquila, mi hija era todo lo contrario. Durante los primeros viajes era más el tiempo que gastaba separándolas y evitando que abusara de ella. Hasta que un dia todo se hizo normal para ellas y comenzaron a disfrutar de estos paseos relajantes.


Mi hija y su prima lo disfrutaron durante muy poco tiempo y ya en la casa no quedaba otra mujer embarazada, ni dentro de mis planes estaba comprendido buscar otro niño en un país donde nunca se vislumbraba llegara la prosperidad. Con el dolor de mi alma le propuse a muchas personas la venta del coche.

Un día se apareció un compañero de trabajo de una cuñada que trabajaba en el Ministerio de Educación y sin pensarlo dos veces se lo llevó luego de abonarme 150 pesos. Me enteré más tarde por esa cuñada, que nuestro cochecito había servido para el uso de otros niños en Cuba. Quién sabe si todavía esté dando ruedas por esas calles llenas de baches o pasando por debajo de árboles adornados con bolsas plásticas de basura, acompañado el ladrido de perros sarnosos abandonados por sus dueños cuando el cinturón se apretó hasta el último hueco.

 Varios de aquellos niños viven hoy en el exilio, en un exilio raro, inverso, han escapado a las tierras y por el mismo camino de donde llegaron otros a la nuestra hace mucho tiempo.


Hace pocas semanas con su hermana Ingrid y al centro Helen

Hoy, mi nieto tendrá una carroza nueva, como yo la soñé para su padre, como hubieran podido tenerla aquellos principitos que usaron la vieja y hoy solo es parte de mis tristes recuerdos. Su precio qué importa ahora, cuesta más de un año de trabajo en aquel infierno, no por eso mi nieto será un privilegiado, aquí he visto en carrozas similares pasear a príncipitos indios, negros, rubios como el trigo, trigueños del sur del río Bravo, principitos de ojos rasgados, acompañados de padres y abuelos orgullosos, seres que son como yo, obreros.

Mi principito nacerá con todo, nada le falta ni faltará, como yo lo hubiera deseado en mi tierra. Viajará en su coche por un mundo fantástico acompañado de dulces sueños, lejos del ladrido de perros enfermos y reirá cuando se acerquen a nosotros las traviesas ardillas o cuando se posen sobre su coche las atrevidas palomas a comer de nuestra mano, como lo hacen siempre, sin la desconfianza en el hombre, sin el temor a morir en una olla o en los rituales de los santos para que nos concedan una visa para largarnos.

Andaremos por estos maravillosos parques que una vez imaginé, aunque no tengan sembrados mangos. En nuestras paradas disfrutaremos el canto del Robin para que me recuerde al Sinsonte cubano. Andaremos siempre hasta que se me acabe el horizonte y le hablaré con amor de la estela dejada por mi barco. Andaremos hablando hasta que me entienda y me alegre con una sonrisa, hasta que logre con su presencia borrar el dolor que llevamos clavado en el corazón, hasta que me traiga a este presente que hoy vivimos y la seguridad de que no regresará un pasado.

Estas cosas no se las hablaré a mi nieto, se las dejaré escrita para cuando sea grande y ya no exista. Qué importa si se publican o no, no es cuestión de dinero, es solamente un regalo, como aquel que no me dejaron mis abuelos para los que nunca fui príncipe ni heredero.




Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá.
Domingo, 05 de Noviembre del 2000



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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...