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domingo, 11 de abril de 2021

¿LE ORAS A CACHITA EN LA IGLESIA "NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE" EN MONTREAL?

 

¿LE ORAS A CACHITA EN LA IGLESIA "NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE" EN MONTREAL?



Voy a contarte una pequeña historia que tal ves no conozcan quienes hoy administran la “Misión Católica de Montreal Nuestra Señora de Guadalupe”, conocida por muchos como “Misión Latinoamericana” también. Les aclaro que esta historia va dirigida principalmente a los cubanos que viven en esta ciudad y acuden con frecuencia a esa iglesia. Sirva de paso a los demás hermanos latinoamericanos que acuden a ese templo sagrado, donde se encuentran representaciones de las patronas de todos nuestros países.

Un día de principios de los años 90, no recuerdo exactamente de dónde vino la invitación, un pequeño grupo de marinos cubanos acordamos encontrarnos en esa casa de Dios. Hablo de un grupo de hombres que cargaban consigo la pesada carga de sus frustraciones, dolores por separarse de sus familias sin esperanzas a un nuevo encuentro. Ateos por imposición del sistema dominante en nuestra tierra, donde creer en Dios, Jehová, Ochun y todos los santos o ángeles que habitan el divino universo, no solo eran un pecado, fue condenado por las decisiones de un hombre o grupo de ellos, aunque hoy quieran o pretendan borrarlo de nuestra memoria histórica, lograron convertirnos en fervientes o cobardes ateos. Nuestras mochilas estaban viciadas con todos los miedos que habitan el mundo, desconfianzas, vicios propios de aventureros sin destinos definidos, odios y desprecios infundados, prejuicios inculcados y esa vasta ignorancia sobre lo que significa libertad, la que te permite reclamar tus derechos. Llegamos con almas de esclavos, no todos, pero sí, muchos.

Allí nos abrió las puertas una monjita cubana, creo que su nombre era Sor María Teresa, una dulce y amorosa mujer que supo inmediatamente regresarme a los años de mi infancia. Era tan buena, que el régimen cubano le prohibió la entrada a su tierra en ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II a la isla. Alegaron, según me comentó con tristeza, la consideraron agente de la CIA. En seguida se solidarizó con nosotros y se hizo eco de nuestras penas, sentimiento suyo que hizo extensivo al párroco de aquellos tiempos, un español que gastó muchas horas con nosotros y se preocupaba por nuestra situación, ambos han muerto y deben encontrarse en el reino del Señor.

Bueno, no les voy a hacer tan extensa esta historia, el grupo de marinos fue creciendo y un día decidimos organizarnos para ayudarnos y protegernos nosotros mismos. Propósito o tarea algo difícil de lograr en ese campo dominado por el miedo, al menos lo intentamos. La organización recibió el nombre de “Hermanos del Mar” y se definía como lo que hoy llaman una ONG sin afiliación política alguna. ¿Es que podrá existir alguna organización con raíces cubanas ajenas a la influencia política? Si usted responde afirmativamente, pertenece a ese grupo de cobardes que nosotros acogimos y ayudamos.

En fin, mientras crecíamos y asistíamos a las misas de esa iglesia, sentimos pena por Cachita y nosotros mismos. Todos los países allí representados contaban con su virgencita o patrón, menos nosotros. Los cubanos debíamos conformarnos con un poster descolorido y viejo de nuestra patrona, éramos el único caso entre tantos países de este continente allí representados.

En la misma medida que crecíamos como grupo influyente, no solo en Montreal, comenzamos a ser conocidos en la isla, así mismo se iba desarrollando nuestra autodestrucción, solo en apariencias. Inmediatamente nos enviaron a sus agentes con una tarea bien definida, acabar con nosotros. No era una labor tan difícil donde impera el miedo y los hombres olvidan vestir sus pantalones. Ante lo que se avecinaba, conversé con la madre María Teresa y le pedí que consultara con el párroco para traer una representación mas bella de nuestra patrona que aquel poster descolorido. El sacerdote estuvo de acuerdo con mi propuesta e inmediatamente le encargué a mi cuñado Manuel Menéndez Chirino, quien reside en New Jersey, la compra de una Virgen de la Caridad del Cobre. Le envié lo poco que quedaba de nuestros fondos, unos $250.00 dólares americanos que debían cubrir los gastos de compra y envío por UPS a la sede de la mencionada iglesia.

 


Una vez la virgen en la iglesia “Nuestra Señora de Guadalupe” y bendecida por el Párroco español, se me concedió el privilegio de ofrecer un discurso “religioso” el día 8 de Septiembre de 1995. Aquel discurso debía ser supervisado por la monjita cubana y recuerdo que fueron unas tres ocasiones en las que me recomendó editarlo. Cualquier tontería era objeto de censura, claro, palabras que se alejaran del evangelio o sentido netamente católico de la ocasión. ¿Cómo podía dejar de mencionar a los balseros muertos en el Estrecho de La Florida, los presos políticos o a nosotros mismos como desterrados? La monja no me dejó otra opción que mentirle, le di una copia fiel del discurso que ella deseaba escuchar y llevé otro oculto en el bolsillo de mi traje con las palabras que deseaba expresar.

Ese día la iglesia estaba plenamente concurrida en sus dos pisos, yo calculo la asistencia de mas de mil personas. Pude vencer mis miedos escénicos y con toda la serenidad del mundo leí el discurso que no esperaba la monja ante la sonrisa del párroco. Los que asistieron ese día, recordarán que transcurrieron varios minutos de aplausos antes de que nuestra Cachita se paseara por el largo pasillo de aquella iglesia.

Queridos amigos, fue a partir de ese día que los cubanos contamos con esa pequeña y hermosa representación de la Virgen de la Caridad del Cobre en la sede de la “Misión Latinoamericana” de Montreal. Cuando usted vaya a orarle a Cachita en esa iglesia, le pido una sola estrofa de sus oraciones por aquellos infelices marinos que arribaron a este país con sus miedos y que hoy ya no están. Quizás un dólar aportado por ellos, sin saberlo, ayudó a que esa virgen se encuentre entre todas las patronas de este continente. Y si no es mucho pedir, oren también para que todos los jóvenes que hoy viven en Canadá se despojen de los miedos inculcados nosotros, sus padres. Oren para que podamos lavar nuestra vergüenza. ¡Amen!

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2021-04-11

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...