Visitas recibidas en la Peña

jueves, 31 de diciembre de 2020

FELIZ AÑO DEL CURIEL.

 

FELIZ AÑO DEL CURIEL.



 

Hoy culmina uno de esos años en que, por los desastres originados, la humanidad preferirá no recordarlo. Enfermedades, muertes, traiciones, fraudes, mentiras, abortos y eutanasias legalizadas ante la complacencia de una humanidad cada día más enferma. Violaciones de todo tipo, donde se destaca el más sensible y sagrado, el derecho a la libertad de expresión. Nada asombroso si esas violaciones y otras calamidades se produjeran en regímenes totalitarios, espantoso cuando ocurre en cualquier país democrático.

Quiero apartarme de ese mundo donde solo soy una molécula insignificante de su cuerpo y dirigirme exclusivamente a los nuestros. Míos digo y no solo considero sean los cubanos, sumo al desafortunado pueblo de Venezuela, pueblo al que hemos ayudado a destruir con nuestras cegueras, fanatismo, complicidad y cobardía. Ambos se debaten entre la vida y la muerte, teniendo sus vidas como único propósito el lograr sobrevivir.

Me resulta irónico desearles un Feliz Año Nuevo a los cubanos de la isla, cuando todos sabemos que no lo será. Les esperan tiempos muy difíciles, largas colas para poder llevar algo a ese estomago que cada día se reduce más. Les acechan sacrificios extremos nunca vividos, mientras una minoría vive como reyes y otra se empeña en mantenerlos en ese trono eternamente. A veces me pregunto; ¿Qué defienden aquellos que actúan miserablemente contra sus hermanos? Ya no se trata de individuos calificados ellos mismos como “históricos”, ¿a quienes defienden? Sus fanatismos o cegueras mentales no les permiten encontrar una respuesta. No se trata de aquellos bandidos bajados de la Sierra que nos engañaron y traicionaron. No se trata de quienes nos lavaron el cerebro durante estas tres décadas. ¡Acaben de despertar, idiotas! Estas atacando a tu propio pueblo para permitir que sus herederos continúen viviendo como príncipes y reyes. Estas reprimiendo a tu gente para mantener en el poder a un don nadie que no fue elegido por el pueblo. Estás encarcelando y matando por una causa que no existe, un futuro que se perdió hace muchos años.

Nunca he repartido pesimismo entre los míos, disfruto cuando regalo una esperanza, solo que este año tan desgraciado me resulta difícil hacerlo, no me nace, no puedo. No busquen esa esperanza en mis palabras, ella se encuentra entre ustedes, dentro de cada joven al que se han encargado de inyectarles sus miedos. No se puede esperar más, no se puede soñar en un destino diferente al que ustedes mismos se regalen. Esa tierra nos las legó nuestros abuelos con sus calles, parques, escuelas, casas, hospitales, sus playas, universidades. Son nuestras, no les pertenece a cuatro viejos cagalitrosos que se adornan el pecho con medallas de aluminios, tampoco son de Fidel o los “revolucionarios”, son de los cubanos. ¡Basta de esperar por un milagro! ¡Basta de vivir en la mendicidad! ¡El milagro son ustedes!

 

No sé que desearles para este año que comienza, solo les pediría que sobrevivan y sean libres. Ya estamos cansados de decirles adiós a nuestros muertos desde la distancia.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2020-12-31

 

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domingo, 27 de diciembre de 2020

MEMORIAS DE BOLLO MANSO (6) HORARIO CONCIENCIA

 

MEMORIAS DE BOLLO MANSO (6)

HORARIO CONCIENCIA


 

Yo era un chama cuando aquello, tenia en mi haber un recorrido de 13 años solamente, inocente, puro y cándido como cualquier fiñe salido de una escuela católica. Enfrentaba un mundo totalmente desconocido, algo agresivo y voraz que te iba consumiendo, no tanto como el de ahora. Soplaban vientos de tormenta acompañados de consignas y discursos, destructivos como nunca se vivieron, bueno, eso me decían los más viejos y yo no comprendía mucho. ¿Quién pudiera recordarlo y contarlo a los mas jóvenes? Estamos cagados, padecemos de muy mala memoria.

Aquellos vientos me transformaron en una especie de monedita de cambio, todos se empeñaban en convertirme en algo totalmente desconocido para mí, innovador, revolucionario. La madre de mi padrastro desarrolló una enfermiza ofensiva para encausar mi alma, sin cauce alguno por mi tierna edad. Así, una tarde del 62 y mientras yo disfrutaba de un pase, se vistió con su almidonado uniforme de miliciana y me llevó a la Plaza de la Revolución para escuchar al comandante de todo, el autor de tantos disparates. Casi asfixiado y sepultado por aquella multitud enardecida y rabiosa que no paraba de repetir consignas, tuve que dispararme la Segunda Declaración de La Habana.

Mi padrastro, no, me refiero a su hijo. Pedro venia siendo la ovejita negra de aquella familia, él no estaba para esas tonterías. La vida de Pedro se resumía a la música que producía sobre las chapas de camiones con su Tas y Martillo de chapistero. Muy bueno en su oficio, quizás el mejor de todos en aquel taller donde un día me coló con edad falsa. Lo suyo era bajarse los viernes del transporte del taller que nos dejaba en la esquina de la calle Calixto García y Carlos. Ya sus zapatos se encargarían de conducirlo hasta la barra del Bar Elsa, atestado a esa hora de parroquianos que se aferraban a mantener esa costumbre luego rota, el pago era semanal. Pedro no era gusano ni revolucionario, era simplemente un chapista. Nunca se empeñó en convertirme en una u otra cosa, su principal preocupación era que yo saliera hombre, ese era su lío, y el mío también.

Al año siguiente no quise continuar en el Plan de Becas y Pedro logró sumarme al equipo de aprendices que acogió el Taller Nr. 1 Camilo Cienfuegos perteneciente a Transporte de Carga por Carretera. Este taller se encontraba al lado del antiguo bar “Cuatro Ruedas”, convertido en comedor obrero. En aquel plan de aprendices estudiaba secundaria y trabajaba cuatro horas en la tarde. exigían para su ingreso 16 años y yo solo tenia 13, escapé porque en esas fechas no existía un carnet de identidad nacional. Me pagaban mensualmente $30.00 pesos, pudiéramos decir que todo un dineral para esas fechas. De aquel dinero yo le entregaba la mitad a mi madre sin preocupaciones, luego lo recuperaba haciendo trabajos a particulares con mi padrastro. Claro, yo le resultaba mucho mas barato que cualquier otro ayudante. Me sentía bien en aquel taller, pero no me gustaba el oficio para el que fui destinado. Yo era el único aprendiz de chapistería y carrocería, me gustaba la tornería, pero no había plazas disponibles.

Huracanado de verdad fueron los vientos que soplaron con el huracán Flora en el 1963, duros para la gente que vivía en la capital. El café fue uno de los productos mas afectados, lógico. En las cafeterías se hacían colas para la primera colada y colas para cuando colaban las borras. ¿Ninguno de sus abuelos les ha contado eso? ¡Que pendejos! No por gusto los hijos salieron parecidos, la cobardía es contagiosa. Pídanles a sus cabrones abuelos o padres, si se encuentran vivos, les hablen de las botellas de Materva o Salutaris cortadas para darles formas y usos de vasos. Con este huracán se formó el despelote, le agarraron el gusto a eso de culpar a los fenómenos naturales de nuestras desgracias, y luego, muchos años después, al bloqueo.

Ya les dije que Pedro no era una cosa u otra, ni Fu, ni Fa, solo chapista y amante de la cerveza. Al taller llegaban las rastras con ayuda destinadas a las provincias afectadas, y Pedro, un verdadero cabrón de la calle, se las arreglaba para resolver los problemas de nuestra casa. Le hizo un corte chanfleado a un tubo de cobre y mientras yo vigilaba, él se dedicaba a ordeñar los sacos de arroz o frijoles que partirían a las provincias orientales. Así recibí mis primeras lecciones de lo que luego resultaría en “resolver” o “luchar”, Pedro me ayudó a convertirme en hombre, no en revolucionario, él era chapista.

Siempre me aparto del eje central del mensaje que deseo trasmitir y en este caso se trataba de uno muy interesante, curioso para su época, borrado intencionalmente de nuestra memoria, otro de los grandes disparates que nos condujeran a la implacable Libreta de Racionamiento.

Fueron tiempos muy románticos aquellos vividos por nuestros abuelos y padres. Años donde consumir tanta mierda, constituía un acto revolucionario, una definición ante la sociedad que colocaba en las puertas de sus casas una chapilla que decía: “Fidel, esta es tu casa”. Y el hijoputa se lo creyó y tomó posesión de ella, no solo de la casa, también de sus almas. ¿Qué les cuento para hacer mas corta esta historia?

Resulta que un día, uno de esos tan soñadores o fantásticos, cargados de toda esa estúpida inocencia proletaria, apareció en el taller, exactamente donde los trabajadores debían reportar su asistencia al trabajo, un cartelito muy revolucionario: “A partir de hoy rige el horario conciencia”. Retiraron las chapillas con un número correspondiente a cada trabajador y las tarjetas destinadas a los aprendices. Con la revolución no existiría control de entrada y salida de los trabajadores, la conciencia de los obreros sería el mejor controlador. Eso habrá pensado el borracho y otra el bodeguero. Una cosa pensó la revolución y otra los románticos revolucionarios. La conciencia era verde y tempranamente se la comieron los chivos.

Duró muy poco aquel disparate, nadie estaba preparado para estas tempranas locuras. Aparecerían entre consignas y discursos, muchas otras locuras que dieran origen a ese documento mas importante que la inscripción de nacimiento, la libreta de racionamiento, nacida de una costilla de nuestros padres y abuelos. Pedro murió de un infarto a temprana edad, nunca fue nada, ni Fu, ni Fa, solo un chapista. Su madre murió vestida de miliciana y odiada por sus vecinos. Yo, vivo mi destierro sin ser nada, ni Fu, ni Fa. Solo recordando mi primera borrachera en el bar “Elsa” de Párraga y escuchando las protestas de mi madre mientras vomitaba.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2020-12-27

 

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viernes, 11 de diciembre de 2020

EN PAZ DESCANSE EL CUC.

EN PAZ DESCANSE EL CUC



 

Mientras esperaba por el anuncio oficial sobre la muerte del CUC, decidí poner el Noticiero Nacional de Televisión de Cuba. Les juro que hacia 29 años y 30 días que no lo consumía. Fue tanto el desprecio sentido por ese espacio televisivo en mis 42 años vividos en la isla, que me prometí borrarlo definitivamente de mi memoria. Bueno, ante el anuncio esperado y la insistencia de una amiga en que le informara sobre lo que mucha gente esperaba, decidí hacer un sacrificio y me arriesgué a poner uno de todos los canales cubanos que se oxidan en mi televisor. Les confieso de paso que apenas veo noticieros y si pongo diariamente el Canal 41 de Miami (Bollo Manso Tv), es para estar al día en los movimientos de los delincuentes de esa ciudad, muy ocurrentes y de estilos variados.

¡Que desgracia tener que volver a chocar con lo mismo! Lo mismo digo y se me ocurre pensar que, ese bombardeo ideológico se haya mantenido durante todos los días que comprenden 62 años. ¡Lo peor! Ha sido tanto el daño producido, que muchos dentro de la isla le dan credibilidad. Se cumplen y sobre cumplen las producciones de alimentos, claro, solo dentro de las escasas pulgadas de las pantallas, los mercados se mantienen tan vacíos o mas que cuando deje a esa maldita isla. ¡Uyyyyy! ¡Como han construido viviendas! Bueno, lo peor vino después y le dedicaron un tiempo especial.

Cuba estaba celebrando el “Dia Internacional de los Derechos Humanos”. ¿No les resulta irónico? Pues no, entrevistaron a un grupo de jóvenes cuyas respuestas manifestaban su total desconocimiento sobre el contenido de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”. Para esos infelices todo se resumía en la posibilidad de asistir a un hospital y escuela gratuita. ¿Qué más? ¿Y si no estudias o nunca te enfermas? ¿Quedas excluido de esa declaración? Verlos hablar de algo que desconocen, provoca esa extraña mezcla de lástima y desprecio. Ellos ignoran que otros seres, tan jóvenes como ellos en sus tiempos, fueron condenados por la posesión o distribución de esa Declaración. Los acusaron de “Propaganda Enemiga” y condenaron en juicios amañados sin contar con una defensa. Cuando observas que esa generación, no toda, forma parte de lo que sería el futuro de esa isla, la preocupación por la suerte de los que se oponen a esa tiranía aumenta.

Si preocupante resultaron esas imágenes de muchachos robotizados mentalmente, lo peor vino después. No sé si fue antes, ya lo dirán los expertos matemáticos con sus teorías del orden de los factores. Gran espacio dedicado a llamar la atención de los intelectuales cubanos. ¿Mas? Parece que sí, dicen ellos que ahora, mas que nunca, la “revolución” necesita de los intelectuales. No voy a repetirles la arenga expuesta por dos o tres dinosaurios de la cultura, entre los que se destacaron el ministro del ramo y el esplendoroso presidente de la UNEAC, el camarada Abel Prieto. ¡Coño, aún no están satisfechos con la complicidad de los intelectuales! ¡Ojo! Que siempre existieron excepciones y las pagaron muy cara. ¿Tienen el descaro de pedirles más sumisión? Y lo peor, el puto ministro no se esconde para nombrar cada una de las posiciones donde han sido no solo cómplices, una gran parte de esa intelectualidad ha sido la verdadera autora de esa “revolución”. Quiénes, desde los mismos inicios, fueron los que escribieron la cartilla de alfabetización. ¿Quiénes compusieron todos esos himnos de mierda que no alimentaron a ninguna familia? ¿Quiénes escribieron los guiones de cada novela, aventura, película y noticieros? ¿Quiénes autorizaban o rechazaban la publicación de cada libro, poema? ¿Quiénes coño integraron todos esos jurados donde se rechazo a tanto talento cubano? ¿Quiénes condenaron la voz o letra de brillantes autores cubanos? ¡Fueron ellos, coño! ¡No fueron los rebeldes que bajaron de la Sierra! Y todavía les piden más, ¿más, qué?

¿Lo cierto? Un grupo de jóvenes desaliñados, mal vestidos, mal alimentados, malvividos, desarmados, tuvieron los testículos y ovarios de enfrentarse pacíficamente a la tiranía mas violenta y anciana que existe en este continente. Les removieron los cimientos a esa pandilla de traficantes y mafiosos que han arruinado a Cuba. Hoy quieren convertir a esos muchachos en “terroristas” y el mundo comienza a abrir los ojos. Verdaderamente nos importa un pito lo que piense el mundo, un sitio cada día más podrido y cómplice de todo lo que ha sucedido en nuestro suelo. Lo interesante de esta situación actual es que la juventud cubana dentro y fuera de la isla, ha decidido despojarse de esa mascara a la que los obligaron a vivir tantos años y no se esconden como la gente de mi generación. 

Da mucha lastima ver las declaraciones de los jóvenes cubanos en ese noticiero, ustedes no pertenecen a un pueblo digno. Bueno, puede ser que sean “dignos de lastima”, porque no merecen otro tipo de consideración aquellos que defienden la idea de que sus hijos sean como un asesino argentino y les quiten la leche a los siete años.

¿El CUC? Nada resolvió a ese pueblo, les complicó un poco mas la vida, como toda creación “revolucionaria”. Todo fue una pantomima para mostrar al tipo del dedo que al parecer ya no puede hablar y al tipo elegido por ese dedo para que hablara algo más de sus mierdas.

Tú eliges, tienes dos opciones, considerar a esos valientes muchachos como terroristas, continuar luchando para que esa crápula de indeseables y parásitos herederos continúe viviendo como millonarios, mientras a tus hijos le quitan la leche de vaca a los siete años.  ¡Y la otra! Que de una vez por todas decidas ser tú y que tus hijos no pidan ser como un argentino asesino de mierda. ¡Tú eliges!

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2020-12-11

 

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martes, 8 de diciembre de 2020

UNA CARTA PENDIENTE DE ENVÍO.

 

UNA CARTA PENDIENTE DE ENVÍO



 

Voy acercándome cada día al final de esta larga y agotadora carrera que es la vida, mientras lo hago, regreso sobre mis pasos y en un acto soberanamente masoquista, me detengo en esos momentos amargos que una vez pretendieron mi renuncia infructuosamente. Es aquí donde apareces tú y el recuerdo de haber enviado una carta a la isla, donde intentaba darte a conocer entre los descendientes de esa familia que una vez fue mía, iba dirigida a los sobrinos. Todo parece indicar que nunca llegó a su destino, razón que me obliga a redactar esta antes de consumir el tiempo que me resta.

Por simple curiosidad viajo por Facebook hasta una página creada a tu nombre y la foto que muestras no me confunde, no cabe la menor duda que eres tú. No has cambiado mucho, no me refiero al aspecto físico, me enfoco en el mental, si es que alguna vez tuviste mente, creo que no, sigues siendo el mismo estúpido. ¡Cuenta porquería publicada! No hay nada que sea fruto de tus neuronas excluyendo dos obituarios, felicitaciones por cumpleaños, solo consignas huecas, tan vacías como tu cerebro. Muy patrióticas para ti, agriamente revolucionarias, rancias y fuera de tiempo, pura basura. No se puede negar que continúas siendo el mismo miserable de siempre.

No he sabido como encabezar la presente para darle forma de carta como normalmente se hace. No eres “querido amigo o pariente”, tampoco “estimado” o “distinguido”. Nada se me ocurre, ni un “a quien pueda interesar”, porque tal vez no le importe a nadie, quizás me equivoque y les interese a muchos. Creo sea buen material para estudiar los niveles de miseria humana a los que descendimos por tipos como tú, eso.

Mientras elaboraba mentalmente estas líneas, acudía a mi mente aquel cuento de Álvarez Guedes del que solo extraigo este fragmento por ajustarse al momento: “Mamá te perdona, Papá también te perdona, hasta yo te perdono, pero por favor, dinos donde te cagaste”. ¿Lo recuerdas? Te recomiendo trates de hacer memoria, porque yo voy a recordarte donde te cagaste tantas veces.

¿Recuerdas donde nos conocimos? No fue en casa de María Antonia como te gustaría leer, fue cuando estuviste becado cerca del Acuario Nacional. Yo fui a verte con tu hermana, mi novia en aquel momento. Ya para esa fecha donde eras un muchacho mantenido, yo había pasado el Servicio Militar Obligatorio y me ganaba los frijoles trabajando muy duro en la marina mercante como un simple timonel. No me queda claro cuando o las razones por las que abandonaste la beca, no lo recuerdo.

¿Qué hiciste después de abandonar la beca? No sé si continuaste estudiando, pero me viene a la mente esa época tuya de “bailador de quinces”. ¿Te acuerdas? Debes recordarlo porque muchas veces te presté ropita para que asistieras a esas fiestas, te hablo de aquellos tiempos de los Kiko Plásticos. Bueno, continuabas siendo un mantenido muy feliz, ¿y yo?, seguía ganándome los frijoles en la marina y guardando plata honradamente para casarme con tu hermana.

Un día te llevaron para el Servicio Militar Obligatorio y vaya suerte, caíste en el Comité Militar que se encontraba en la calle Santa Catalina. Ibas a dormir diariamente a la casa con la barriguita llena y me vienen a la mente todas aquellas peleas con tu mamá cuando no te planchaba bien el uniforme. ¿Lo recuerdas? ¡Claro que debes recordarlo! No espero que los demás lo hagan, ya se sabe la mala memoria que tenemos algunos cubanos. Eres tan dichoso, porque no se puede negar esa gran suerte que siempre te ha acompañado, que un día te seleccionan a pasar un curso de computación en el INAV para después trabajar en el MINFAR. Una vez en la Meca militar reenganchas y comienzas a recibir un salario. Dinero del que no aportabas un centavo en la casa hasta un día, el día que me di cuentas de que yo me quedaba sin plata para poder montarme en una guagua. Fue después de mi reclamación que se te impuso una cuota y se te acabó ese periodo de chulo.

Por desgracia tuve que vivir en la casa donde nacieron todos ustedes, digo por desgracia porque trabajo tenía para aspirar a tener un hogar por muy modesto que fuera donde albergar a mi naciente familia. Luego llegaste tú con tu novia y la vieja siempre buscaba un rinconcito donde dar cobija a cada uno de sus hijos y luego nietos. Esa vieja era una santa y la quise muchísimo, siempre le agradeceré ese gesto suyo. De esa manera llegamos a sumar 21 personas, vivíamos en condiciones infrahumanas, cola para cocinar, lavar, bañarse, cagar, comer en la mesa y hasta para poder dormir. En esas condiciones decidí superarme y estudié como nadie. Me levantaba a las cuatro de la mañana y partía para la escuela con un traguito de café en el estómago. Logré finalizar de primer expediente gracias al enorme sacrificio realizado.

Tuvo que ser en el MINFAR donde te lavaron el cerebro hasta convertirte en el individuo fanático, extremista y ciego que eres. ¡Claro, siempre acompañado de muy buena suerte! Llegabas a la casa con tu estómago llenito y poco te importaba lo que se recibía por la libreta de racionamiento. Todavía me acuerdo de aquella gran bronca con la infeliz de tu mujer por comprarle malangas al viejo Alipio, yo no pude contenerme e intervine en ella. ¿No lo recuerdas? Se te olvidó que le prohibiste comprarle alimento para tus niñas porque Alipio era gusano. Como también se te pudo olvidar que Alipio nos llevaba a cualquier hora de la madrugada al hospital infantil con nuestros hijos. ¡Que memoria de mierda tienes! ¡Que bueno y servicial era ese gusano odiado por ti! 

¡Que afortunado fuiste durante toda tu parásita vida! Te dieron un apartamento totalmente amueblado en Plaza. Eso si es suerte en aquel desgraciado país, nunca cargaste un cubito de arena para construir ese edificio, es que no sabías donde se encontraba. Mientras tanto, este que escribe estas líneas se partía el alma levantándose a las cuatro y media de la mañana para ir a trabajar en las Microbrigadas de Alamar. Trabajaba 10 horas diarias de lunes a sábado y el domingo era “trabajo voluntario”. ¡Oh! Solo me pagaban 44 horas semanales. Bueno, tu no sabes lo que es trabajar, y encima, debía soportar tus alardes cuando ibas a comer a la Casa Central de las FAR o comprabas cuatro mierdas en la tienda para ustedes destinada. ¿Te acuerdas?

Antes de mudarte déjame refrescarte la memoria sobre algo que mamá te perdono y hasta tus hermanos también te perdonaron, yo no tengo esa capacidad para perdonar. ¿Te acuerdas cuando fueron a buscar de madrugada a tu hermano para sacarlo por el Mariel? Una sola voz se escuchó gritar en toda la cuadra y fue la tuya, no fue una nota de dolor. ¡Que se vaya la escoria! Gritaste y tuvo que haber asombrado hasta al chofer de aquella guagüita. ¡Haz memoria! A los homosexuales y delincuentes no se les hacía acto de repudio, los buscaban de madrugada. Pasaron muchos años y aquel hermano me manifestó una vez que eso no había sucedido, yo sé que te perdonó. 

Lo odiabas tanto por su condición de homosexual y no compartir tus rancias ideas revolucionarias, que cuando ese gusano mandaba cosas para tus hijitas debían decirte que yo las había comprado en el extranjero. ¿No lo recuerdas? Tu mamá y todos tus hermanos lo sabían, ellos te han perdonado, yo no estoy capacitado para hacerlo.

-Casañas, necesito hablar contigo. Me dijo una mañana el negro Arística en el edificio donde me encontraba poniendo lozas de piso. Hacia varios años que no lo veía y me alegró, viejo compañero de nuestra entrada a la marina mercante. Nos dimos un fuerte y sincero apretón de manos. 

-¡Dispara aquí mismo! Le dije mientras lo saludaba. 

-Prefiero hacerlo en privado, vámonos fuera del edificio. Me sentí sorprendido por aquella inesperada proposición suya y supuse que algo malo sucedía. Lo seguí mientras bajaba y sus pasos se detuvieron en el costado del edificio que quedaba frente al vivero de Alamar.

-¡Lee esto! Me extendió un papel sin cruzar explicación alguna y una vez en mis manos no daba crédito a lo allí escrito.

…El ciudadano Esteban Casañas Lostal es un gusano que no colabora con las organizaciones revolucionarias, no participa en las reuniones del CDR, no hace guardias y no se oculta para manifestarse en contra de la revolución… Firmado Gloria, secretaria de vigilancia del CDR y mi cuñado.

Un frío temblor recorrió todo mi cuerpo, sabía perfectamente las consecuencias que podía traer una acusación de esa índole. No solo corría el riesgo de perder el apartamento por el que tan duro había trabajado después de construir tres edificios, estaba en juego mi trabajo, profesión a la que había dedicado varios años de mi vida.

-¡Arística, no sé ni que decirte! ¿Como obtuviste estas declaraciones? Tienes el futuro de mi familia y el mío en tus manos.

-Me mandaron a hacerte unas verificaciones por el partido y eso fue lo que obtuve. Estás en graves problemas viviendo con un pariente así en la misma casa.

-Asere, lo que queda por terminar el edificio es muy poco. Si le das curso a ese papel ya sabes lo que me puede suceder. ¿Qué piensas hacer? Aquella pregunta se escuchó casi como una súplica.

-¡Rómpelo! Pero fíjate bien en lo que voy a decirte, yo sé que por tu mente corre en estos momentos la idea de despingarlo por hijo de puta y te doy la razón. Si haces eso o cualquier tontería en contra de ese tipo, no solo te botarán a ti de la marina, puedes estar convencido de que yo te acompañaré también en esa expulsión. Esto debe quedar entre nosotros y yo escribiré un informe falso para que escapes. Mientras lo escuchaba fui rompiendo aquella hoja en pedazos muy pequeños y luego me agaché para darle fuego. No sabía como agradecerle a ese negro lo que acababa de hacer por mí, es que no sé si aun se encuentre vivo, fue una de las pocas personas que tuvo mi destino en sus manos.

Nunca he podido comprender la ceguera de este individuo, al cometer aquella delación contra mi persona, no le pasó por la mente que no solo me condenaba a mí por mi ideología. Fue tan frío y degenerado, que nunca pensó que perjudicaba de paso a su hermana y sobrinos a continuar viviendo en las condiciones descritas. Puede darle las gracias a ese negro y a su mamá por haber continuado tratándolo como si nada hubiera sucedido.

-Voy a tratar de que me manden en una misión para Angola. Me dijo un día en una de aquellas visitas que le hice.

-¿Qué necesidad tienes tú para ir a Angola?

-Para ver si de esa manera me asignan un Fiat polaco.

-Yo no te lo recomiendo, puede que te ganes ese auto de mierda o que te pongas un traje de palo y tu familia no pueda velarte, tal y como les sucede a miles de cubanos. No sé si lo convencí o simplemente no le dieron la oportunidad de ir. 

Lo seguí tratando igual, como si nada hubiera sucedido, es que realmente no soy una persona rencorosa o pudo ser empujado por el cariño que le profesé a su madre. Hasta un día lo toleré, ese día yo me encontraba en Canadá. Habían llegado mi esposa y mi hija a este país, se encontraban estudiando francés cuando una mañana partieron a la escuela y yo no trabajé. Sobre su cama, mi hija olvidó una carta que le había escrito este tipo y la leí. No conforme con todo lo que me había hecho años atrás y les he contado, aquellas líneas insistían en culparme por el paso que había dado y condenado de alguna manera que hayan abandonado el país. No pude contenerme y me senté a escribir una carta para que la compartieran entre todos sus sobrinos. Es muy probable que aquella misiva nunca cumpliera su objetivo y me obligara hoy a estas líneas un poco más amplia. 

“Mamá te perdona, Papá también te perdona, hasta tus hermanos y sobrinos te perdonan, agrego hoy. Si así lo deseas interpretar, no he mencionado tu nombre y puedes considerarlo de alguna manera como un perdón, pero yo no te perdono. Nunca lo haré porque revisando tu página de Facebook, encuentro que eres la misma mierda de aquellos años. Una porquería con suerte que nunca aportó nada útil a esa sociedad, porque tu vida ha sido parásita y aun así, continúas defendiendo ciegamente a ese régimen degenerado que ha obligado a varios de tus hermanos a abandonar el país.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canada

2020-12-08

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...