Visitas recibidas en la Peña

martes, 26 de diciembre de 2023

¿PA'QUÉ SIRVEN LOS MUERTOS?

 

¿PA'QUÉ SIRVEN LOS MUERTOS?




El país era grande, diría que inmenso, corría de norte a sur consumiendo muchos paralelos. Se extendía desde el Río Grande a la Patagonia, continuando al Estrecho de Magallanes, donde se unen los dos océanos, más allá solo quedaban los hielos. Era muy hermoso, con muchas razas de diversos colores, tantos como los del arco iris y eran ricos, pero como no lo sabían ser, también eran terriblemente pobres.

 

En un lugar de este maravilloso país había un pueblo muy pequeño y de tan pequeño era, no valía la pena llamarlo pueblo. La gente no sabe cómo llegó hasta allí, ni quién fue el que lo fundó. Lo levantaron como se hacía en la época, nadie sabe en cual, tal y como hicieron en otros lados, muy a la antigua. Primero seleccionaron donde pondrían la plaza, allí se construyó el edificio del Cabildo y la iglesia que no podía faltar. Continuaron con la casa del Gobernador, el Palacio de los Capitanes y un frozen. En el centro de esta plaza sembraron una Ceiba que al pasar los años tenía más de un metro de diámetro y la usaba el historiador del país para darle vueltas a los turistas en un ridículo ritual. Había que verlos, giraban, giraban y giraban aquellos blancos estúpidos con sus caras de comemierdas, mientras las jineteras y pingueros se burlaban de ellos. El Cuartel de la Policía no lo levantaron allí, lo hicieron en uno de los extremos del pueblo. Dicen los más viejos, no me crean a mí por escribir esto, dijo el jefe una vez; “Los negros, si no la hacen a la entrada, lo hacen a la salida”. Otros hacían referencia a esta decisión de distinta manera y sonaba un poco más lejana, decían los güeritos que era por culpa de los indios; “Si no la cagaban a la entrada, lo hacían a la salida”. Bueno, como quiera que haya sido, el cuartel se construyó allí, aunque no se sabía cuál era el principio ni el final de aquel pequeño pueblo, si es que existía.

 

Como todo pueblecito, tenía su pequeña escuela, su taberna, algunos almacenes de víveres que siempre estaban desabastecidos y otras tiendas. La Casa de Socorros quedaba al lado del Cuartel Policial, ambos siempre estaban vacíos, allí nadie se enfermaba ni caía preso, más ocupado se encontraba siempre el cementerio, allí se moría con mucha facilidad.

 

Los domingos se llenaba la taberna, era raro el contraste en sus miserables vidas, la gente no tenía leche para los niños mientras el alcohol nunca faltaba. Creo que esto le convenía a los gobernantes o, mejor dicho, al único que mandaba allí, el dueño de todas las tierras del pueblo. Era propietario de sus personas, de la iglesia con el cura y los animales. Era el único con poderes para decidir cuándo se debía nacer o morir, cuándo, dónde y cómo hacer el amor, hasta putear. Solo él podía disponer del tiempo para descansar y hasta en qué momento ir a cagar a la letrina.

 

Este día las mujeres iban a misa, las que autorizó el patrón desde que el Papa le cambió al Cardenal, y éste le cambió al Obispo, y este le cambiara al Cura por otro que al jefe le gustara. El día que le cayera mal, hasta ese día rezaba la gente, así era el Patrón de dominante y caprichoso, hijoputa le decían bien bajito. Mientras las mujeres asistían al templo, los hombres se marchaban a la taberna. Allí gastaban lo que habían ganado en la semana, eran felices en sus estados de ebriedad. Alucinaban después del primer trago y se transformaban en valientes, hablaban, se quejaban, reían en medio de aquellos esporádicos orgasmos etílicos. Pasada sus borracheras comenzaban a culpar a los demás por todos los problemas que debían enfrentar, desconfiaban, sentían miedo por lo que pudieron haber dicho. Despues colaboraban como mansas ovejas, desfilaban, delataban y perdían la memoria.

 

Unos bebían chicha, ron, pulque, pisco, vino, cerveza, mezcal, aguardiente, había de todo, hasta Mojitos. Lo necesario para vivir en esos estados de elevación que produce el alcohol, así gastaban el día hasta que salían borrachos a golpear a sus patronas en la casa, solo borrachos se acordaban de que eran machos, solo borrachos.

 

El maestrico frecuentaba la taberna cuando tenía problemas, lo habían enviado desde el Cabildo a ese lejano pueblo de mierda y vivía enojado, deprimido, frustrado, siempre se sentaba solo en la barra acompañado por una botella. No miraba a nadie, solo al cantinero de vez en cuando para preguntarle algo, pregunta que siempre se contestaba tomándose su tiempo. Entre aquellas preguntas y respuestas, sus visitas a aquel tugurio se convirtieron en las tertulias favoritas del pueblo. Llegaron a ser tan famosas, que hasta el mismísimo Patrón asistía a ellas con frecuencia, creo que no se perdía una, él era el dueño de todo y tenía que conocer lo que se hablaba también en su feudo.

 

Mientras el maestrico estaba con la cabeza gacha, la gente se reía y disfrutaba de alguna ranchera puesta en la vitrola. Cuando la levantaba todos callaban, sabían que comenzaba el sermón de ese día, esto sucedía normalmente después de la media botella de ron tragada, el momento en el cual todo hombre es valiente, al menos en aquel pueblito lejano.

 

Levantó suavemente la frente y se acabó la música al instante. Tomó su cajetilla de cigarros y prendió uno de aquellos asquerosos Populares con el fuego que le brindó el camarero. Aquel humo apestaba, nadie podía creerlo, el tabaco de ese pueblo había sido motivo de orgullo. Hoy no se sabía a qué mierdas olían esas yerbas, tragó una bocanada que viajó desde sus pulmones a los calcañales, luego al culo y finalmente agotado, logra escapar en forma de esa repulsiva tos que siempre acompaña a los fumadores.

 

-¿Pa'qué sirven los muertos? Preguntó y el silencio fue rotundo, nadie se atrevía a contestar mientras él se tomaba su tiempo, nadie lo interrumpía.

 

-Pa'que llore la viuda...Pa'que lloren los hijos...Pa'que los amigos pasen mala noche... Se tomaba todas las pausas del mundo y ayudaba a bajarlas con un trago de ron. Solo la primera vez le picó la garganta y tosió. A la gente no le gustó mucho el tema seleccionado para el día y se escuchó el ruido que producen al moverse las sillas, intento que fue cortado bruscamente por el maestrico.

 

-Y pa'que el compadre trate de culearse a la comadre antes del entierro mismo... Esto lo dijo en un tono más alto y agresivo la gente volvió a sentarse. Él era el único que se daba el lujo de hacer la pausa que quisiera ante su auditorio, sabía del inmenso terror de aquellos parroquianos por los cuernos. Entró el mismísimo Patrón y tomó asiento en la mesa que siempre le tenían reservada. Nunca andaba solo, lo acompañaban unos veinte de sus secuaces. Otros quedaron afuera con las ametralladoras cargadas y a partir de ese momento nadie podía entrar o salir del bar.

 

-¿Pa'qué sirven los muertos?... ¿Se quedaron, pendejos?... ¿No les gusta que la mujer les ponga los cachos, o los tarros, o los cuernos, o como mierda le llamen? Que bastante confundido me tienen, cabrones... ¿De qué les vale, hombres?... Se supone que ya ustedes estaban muertos y muertos no duelen los cuernos. ¿Qué carajo puede sentir un muerto?... Los muertos sirven pa muchas cosas...Son una mina de dinero, yo diría que son una industria... El muerto sirve pa'que lo entierren y por eso le da trabajo al sepulturero, y al que fabrica la caja, al que corta la madera, al que hace la tela, al que vende las flores, al que fabrica los clavos y vende los martillos, al que administra el cementerio, y al de la funeraria, y al policía, al médico que hace la autopsia... ¿Pa'qué sirven los muertos?... Pa darle trabajo al chofer del carro fúnebre, y al que lo viste, y al que alimenta con petróleo al incinerador, y al buque que transporta el petróleo… Y al que fabrica las cajitas donde guardar las cenizas…

 

Todos escuchaban atentamente al maestrico, hasta el mismísimo Patrón dueño de todo no le quitaba la vista de la nuca. Nunca cambiaba de posición, ya la gente lo conocía y estaba acostumbrado a ello, por eso no decían que era mala educación hablarle a la gente de espalda.

 

-¿Pa'qué sirven los muertos?... Pa muchas cosas... Pa demostrar que el vivo era más rápido o que tenía más güevos... Pa muchas cosas... Todo el mundo gana con los muertos menos él... Tampoco ganan las Compañías de Seguro... Pero pa'que carajo les hablo de esto, ustedes no tienen asegurados ni los güevos que se les puso... El muerto sirve pa mentir, pa tergiversar sus pensamientos... ¿Quién ha visto a un muerto malo?... Si cuando despiden el entierro toditos son buenos, aunque hayan sido unos hijoputas, todos son buenos... A los malos, a los que fusilan de noche, nadie los despide porque los entierran de noche también... ¿Y el que se muere en el monte? Por lo menos sirve de comida pa los sopilotes... No es tan malo entonces... Ellos tienen derecho a la vida y aunque coman carroña tienen más vergüenza que nosotros... Porque la comida de sus sipotes la luchan y no están todo el día diciendo; ¡Mande, Patrón!, ¿Pa que soy bueno, Patrón?... Y si no se lo comen los sopilotes, sirven pa que aprendan los estudiantes de medicina...Y hasta sus huesos sirven pa los brujos... Pa muchas cosas sirven los muertos.................................Hubo una larga pausa.

 

-¿Pa'qué sirven los muertos ?... Pa que haya una cadena de más muertos, pa justificar que nazcan más y más muertos. Al que fabrica pistolas necesita que maten gente, y al que fabrica un cañón...Y el que fabrica un avión… A este le hacen falta cientos y miles de muertos... Sirven pa abonar a la tierra con todos ellos, pa que aumente el odio... Pa que llore un Presidente en una manifestación ante el pueblo y después se vaya a beber champan, riéndose de lo bobo que es el pueblo... Sirven pa que se reúnan muchos presidentes y que los apoye el Papa, que también es otro................... Larga pausa para darse un trago y encender otro cigarrillo.

 

-¿Pa'qué sirven los muertos?...Sirven pa la fábrica de mártires que tienen la izquierda... Y la derecha también... Pero casi siempre los muertos los ponen otros... los que no están en ninguno de estos lados... ni arriba.... ni abajo... ni en el centro... Al final son muertos bien muertos...

 

-¿Pa'qué sirven los muertos?... Sirven pa hacer política y dinero, mucho, pero mucho dinero… Vendiendo libros y si es bonito o fotogénico sirven para vender pulóveres, fotos y hasta discos con la voz del muerto... ¿A dónde carajo va ese dinero?............ Una pausa para tomarse un trago y prender otro cigarro. Ya el Patrón se encontraba molesto con la inusual tertulia del maestrico, la gente lo sabía y guardaba silencio.

 

 -¿Pa'qué sirven los muertos?... El Patrón hizo una señal y uno de sus testaferros le pegó un tiro en la nuca al maestrico. La última pregunta quedó colgada en el aire sin respuesta y todos los parroquianos fueron montados en un camión, incluyendo el cantinero, la taberna fue cerrada indefinidamente.

   

El cadáver del maestrico se encontraba expuesto en el centro de la plaza mayor escoltada por unidades del ejército, el pueblo desfilaba mansamente frente a su féretro. La viuda y los huérfanos se encontraban muy cerca del cadáver del maestrico, estaban elegantemente vestidos, como nunca se mostraron, aquellas ropas eran nuevas. Se podía afirmar que la viuda del maestrico se observaba algo alegre, quizás orgullosa de encontrarse entre gente tan especial. El Patrón le dirigió un discurso al pueblo entre lágrimas, les prometió que no descansaría hasta no hacer justicia por aquel horrendo crimen. “Cuando un pueblo humilde y viril llora, la injusticia tiembla”. Expresó para concluir el funeral y el pueblo aplaudió como idiotas durante media hora, durante una semana, durante un mes, durante un año, durante cuarenta años. Aplauden desde el mismo día en el que el maestrico fuera convertido en mártir y no se cansan de aplaudir.

 

 

              

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

10-08-1999

 

 

 

xxxxxxxxxx


Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...