Visitas recibidas en la Peña

sábado, 28 de noviembre de 2020

DEJEN A NUESTROS MUCHACHOS ANDAR.

 

DEJEN A NUESTROS MUCHACHOS ANDAR.



 

Valdría la pena refrescarles las memorias a todos esos expertos analistas políticos, historiadores, periodistas empíricos, comentaristas, líderes de grants y turistas políticos que, la caída del régimen de Nicolás Ceausescu, uno de los mas crueles del antiguo campo socialista, fue acelerada precisamente con la participación de un grupo de jóvenes.

Los rumanos estaban tan desarmados como el pueblo cubano y solo poseían algo en común, la desesperación por la vida miserable que llevaban, el agotamiento que sufrían por tanta represión y esos deseos manifiestos de ser libres.

Muchos se atreven a alzar la voz o mover sus teclados para criticar a los jóvenes que han atraído el interés de millones de seres en el mundo. Que falta de vergüenza, dignidad y valor muestran los que así proceden. ¿Qué pudieran enseñarles a esos muchachos? Poca cosa, quizás nuestros miedos, silencios, complicidad y cobardía de las generaciones que los antecedieron. ¡Claro! Distinguidas luminarias y rancios patrioteros, existen muchas excepciones, solo que ya se encuentran fuera de sus tiempos.

¿Dónde se encuentran esos fosforescentes líderes que nos presentan periódicamente por la teve? Los muchachos andan solos y dominados por la espontaneidad. Pero es que así mismo marcharon los jóvenes rumanos, sin líderes o cabezas que lograran callarlos, no guiarlos. ¿Los líderes? En lo suyo, muchas entrevistas, conferencias, viajes ahora limitados por la pandemia y premios acompañados de una alcancía.

Nada de eso ha funcionado hasta ahora, solo hubo una explosión similar cuando el maleconazo y murió por falta de líderes. Los tiempos han cambiado y los muchachos están cansados de ese discurso repetido por sus abuelos y padres. Ellos quieren algo mas que un bono para comprar una bicicleta, un televisor o una lavadora, tarecos con los que muy bien compraron el silencio de sus padres.

Dejen a los muchachos andar, caerán algunos en el intento, eso sucedió también en Rumania y otras partes del mundo. Ellos lo saben y corren el riesgo antes de continuar viviendo la miseria moral de sus padres y abuelos. Si alguno cae, se escuchará la potente voz de sus madres, y cuando eso suceda, es probable que los hombres recuperen el oído y se palpen debajo de los pantalones. Tal vez así se acuerden que nacieron machos, lo mismo sucedió en Rumania. Ellos no estaban armados, los cubanos tampoco. No los detengan, no los desanimen esgrimiendo teorías que solo se acercan a la ciencia ficción. Ellos tienen derecho a ser libres y no vivir como nosotros, sus padres o abuelos, escondidos detrás de nuestros silencios por cobardes. Ya lo dije, existen excepciones.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canada.

2020-11-28

 

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jueves, 26 de noviembre de 2020

MEMORIAS DEL DESARROLLO.

 

MEMORIAS DEL DESARROLLO.




Xiomara me escribió los otros días desde Canarias, muchas veces se pierde dejando esa amarga sensación de vacío. Luego aparece nuevamente, como si no hubiera pasado nada, ni el tiempo. Yo siempre le perdono esas ausencias, no es que lo haga, ella siempre logra borrar mi enojo. La muy pícara se derrite entre palabras tiernas que surten los mismos efectos de un sedante y te saca del pasodoble que tenías formado en la mente. Ella pertenece a la generación X, y aunque madura, se da el lujo de mostrar esas trazas de encantos que logran sobrevivir al despiadado almanaque.


Aún la recuerdo de joven con aquella saya plisada de color azul y unas rayitas blancas cercanas al dobladillo. Después de la tercera raya se perdió del barrio, nunca supe si ingresó a la universidad. No tuve con quién compartir nuevamente el sandwich del almuerzo que compraba en la cafetería del paradero de La Víbora, ni el vaso de guarapo, ni las miradas incisivas de sus compañeras de escuela, se perdió.


Apareció muchos años después por la magia que nos ofrece el Internet, lo hizo como todos esos fantasmas que una vez creímos muertos y detenidos en las celdas de los relojes. Aquella vieja fantasía fue rota por una foto que luchaba por borrar, la que conservé tantos años en la mente, ella ha insistido en rellenar todo el espacio existente entre fotografías, escribe sin parar y yo leo hasta el cansancio. Casi todo lo que le digo resulta una novedad y todo lo que me cuenta pertenece a las aguas de un río cuyas corrientes me trajeron hasta aquí.


No llegó a entrar en la universidad, después de la tercera rayita su vida se convirtió en un calvario. Sus padres quedaron varados cuando Camarioca y los transformaron en campesinos de la noche a la mañana. Era una forma revolucionaria de humillar a las personas, castigarlos en nombre de la clase obrera, proletarios le decían ya. Sin saber las razones, Xiomara se convirtió en gusana, pero no una cualquiera, hablo de las más rancias e intransigentes, la que odia su pasado y arrastra toda esa carga de frustraciones imposibles de deslastrar. Luego, su lenguaje cambia y se torna dulce cuando menciona su nueva tierra, otras islas como la nuestra, pero ajena a la trayectoria de los ciclones. El pico Teide sustituye al Turquino de sus estudios y Maspalomas a Varadero, aunque su arena no sea tan fina.


Las Palmas debe ser esa Habana caprichosa y su rompeolas aquel malecón legendario donde cada habanero posara alguna vez sus nalgas. Palmas diferentes se confunden con repuntes guajiros que se apartan de lo flamenco y el ambiente te envuelve dentro de la niebla de nuestros ancestros. Una palabra conserva fresca y la envidio, yo hablo del bus en nuestros intercambios y ella me dice guagua.


Siempre tan distinguida y locuaz, coherente y medida, tolerante y adorable, piadosa a la hora de opinar, misericordiosa a la hora de criticar, distinta. Me sorprendió su último mensaje y lo he leído sepetecientas veces antes de contestarle, dice así y no he alterado una sola letra de su contenido:


…Desde ayer estaba pensando y conversando mentalmente contigo, pues me pasó una de esas cosas que te hacen comprender por qué los Castro y toda su camarilla siguen ahí…


…Hablaba el domingo 27 con una amiga cubana de aquí, de Canarias. Ella, su esposo y su hijo son personas maravillosas, trabajadoras, honestas. Se me ocurre preguntarle por el hijo. Él ha pasado por un momento personal bastante jodido…


-Está en tal lugar, una fiesta que da el Consulado Cubano para todos los cubanos. Traen conjuntos musicales cubanos, bebida cubana y ponen muchísima comida cubana. Me quedé muda.


-¿Pero están celebrando el 26 de Julio? Mi amiga se quedó medio aturdida cuando me escuchó.


–Pues es verdad, pero mi hijo va todos los años porque hay muchos cubanos y mucho “ambiente”, total, da igual.  Cuando colgué me quedé hablando sola, medio cabrona, medio desesperada, medio triste.


¿Comprendes, Esteban? ¡Esto es Cuba, Chaguito! Este chico tiene aquí de todo, se va de discoteca un día sí y otro también, compra el ron cubano cuando quiere y su madre y su padre cocinan comida criolla todos los días del año. ¿Qué carajo va a buscar a esa fiesta haciéndole número al repugnante Cónsul y su fiestecita? ¿Qué coño tienen algunos cubanos en la cabeza? Y te garantizo que esta gente no es ni agentes infiltrados, ni sienten ninguna simpatía por Fidel, pero lo triste es que allí había cientos de cubanos.

 

Ahí te dejo la anécdota, es triste, pero a veces pienso que nuestro pueblo tiene lo que se merece. No te preocupes por responderme, sé que estás liado con el periódico.

Abrazos…   

 

Xiomara

 

¿Qué le respondo? Ella está esperando por mi respuesta, yo no estoy sorprendido por esa actitud de aquel muchacho, yo viví los metros de tiempo que existen entre las dos fotografías.


…Querida Xiomara, hace mucho tiempo que saliste de la isla y no podrás comprender el comportamiento de nuestra gente. Eso que me cuentas es muy normal, fíjate que en Suecia se reunieron para celebrar la misma fecha con la gente de la embajada. Allí tuvieron el honor de aplaudir a la Cónsul cubana, aplaudirla luego de escucharle el mismo discurso que repiten desde hace medio siglo. Aplaudir a la misma persona que le tramita el permiso de entrada a su país, gestión que no necesitan los extranjeros. Trámites por el que deben pagar con moneda dura, y pagar también los pasajes más caros, y las llamadas telefónicas a precios exorbitantes para hablar con sus familias. Es muy normal que deban mantener esas relaciones armoniosas con quienes tienen la potestad de vetarles la entrada a la isla. ¡Mira, aquí mismo! En Montreal, se reunieron para festejar la fecha, despedir a los supuestos “Pastores por la Paz”, la paz de ellos solos, y por si fuera poco, pidieron de paso la libertad de esos “cinco” terroristas que disfrazan de antiterroristas. Todo un relajo querida Xiomara, pero no podrás comprender muy bien esta pachanga por el tiempo que llevas fuera de la isla. ¿No es normal? Necesitas tiempo para comprenderlos…

 

Recibe un fuerte abrazo.   


Esteban… 


Me detuve antes de pinchar el botón de enviar. ¡Coño!, Xiomara no se merece que yo le responda eso.

…Querida Xiomara.-  ¡Coño! Tú me conoces y sabes que yo no soy así, ¿por qué debo mentirte y exigirte algo más de tolerancia? La primera pregunta que me viene a la mente, ¿cómo escapó esa gente? Si quieres me lo dices o los proteges, ese es tú problema, pero algo puedo asegurarte, no todos salieron sufriendo las humillaciones que le aplicaron a tu familia. ¡Claro que es normal compartir con la gente de tu embajada o consulado! Es muy normal cuando ellos no han sido autores de tantas desgracias, divisiones familiares, crímenes en contra de la gente que pretende escapar de ese pintado paraíso, y no hay que ir muy lejos, existe el ejemplo del hundimiento del remolcador 13 de Marzo donde asesinaron a varios niños. ¡Carajo! ¿Cómo puedes pretender que te responda de manera diferente? Son unos pendejos, y ya sabes cuántos epítetos caben en el lenguaje de nuestros barrios. ¡Es verdad! Tienes mucha razón, tenemos al Castro y todos sus hijoputas que nos merecemos, ¿por qué? ¡Carajo! No hay que buscar tan lejana la respuesta y que se vaya a la mierda el síndrome de Estocolmo. ¡Mariconerías! Así le llamaban en todos los barrios de La Habana, vamos a dejarnos de boberías. Nadie te pone un puñal en el pecho para asistir a esas festividades. Comprendo tu indignación y me alegro no haberte enviado mi primera respuesta, yo sé que no la hubieras aceptado y resultaría repulsiva, asquerosa. ¡A la mierda con todo y que se ofenda el que le dé la gana! Cuando leí tu mensaje me vino a la mente aquella escena de la película “Memorias del subdesarrollo”. Estaba Sergio Corrieri mirando por un telescopio parte de nuestra ciudad y se detuvo frente a una valla que decía algo así: “Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar.” Creo que fue un fragmento de un discurso de aquel asesino argentino conocido como el Che. Luego, Corrieri le agregó algo a ese pensamiento que hicieron universal. ¡Claro!, lo pensó el personaje que él encarnaba en la película: “Y esa marcha no se detendrá hasta llegar a las noventa millas”. Fue una predicción algo madura para sus tiempos, se cumplió. Sin embargo, esa corriente se comporta como un reflejo condicionado dentro de la mentalidad de las nuevas generaciones de cubanos. Desgraciadamente ya estabas fuera de ese panorama y te resulta difícil comprenderlo… Es tan normal.


¿Es normal? No puede serlo querida Xiomara, un alto porcentaje de esa gente escaparon de la isla teniendo como visa sus órganos genitales. Pero no creas que son todos los que salieron por esa vía, el resto, gente a la que castraron de pensamientos, se identifica como emigrante económico.


¡Pobrecitos! Son lo que son, lo que fueron y serán, pendejos. ¡Ah! Querida Xiomara, nunca te dejes confundir, son los mismos sementales exóticos que se venden en La Habana y solo logran pasar inadvertidos en estas tierras de cazadores o San Fermines. Imagino en el futuro cuando se filme la película “Memorias del Desarrollo”, es muy seguro que Corrieri haya vestido el traje de palo, pero su telescopio recorrerá parte de nuestra Habana. La vista del nuevo protagonista chocará con la misma valla, allí permanecerá el lema con potestad casi eterna: “Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar”, leerá el artista de su tiempo. Luego, como el personaje encarnado por Corrieri, agregará su pensamiento. “Y esa marcha no se detendrá, hasta que no den el culo por volver a regresar”.

 

Con mucho cariño a esa gran amiga que tengo en Canarias.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal.. Canadá.

2008-07-30

 

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

LA MUERTE DEL PATRIARCA.

 

LA MUERTE DEL PATRIARCA.




El cadáver se veía ridículo encima de aquella fría camilla metálica, toda la nevera había sido desalojada con anterioridad, temían que aún después de muerto pudiera sufrir un atentado. Era absurdo, pero así de absurda y caprichosa fue toda su infecunda vida, no por falta de hijos, que sobraban en el anonimato, sino por la estela destructiva dejada a su paso.

Era risible ver a aquel cuerpo desprendido de su arrogancia, sin su uniforme de campaña con aquel rombo rojinegro de una estrella. Símbolo sin par en todo el país y el planeta que lo anunciara como el Comandante en Jefe de todo, el guía supremo de mucha gente en diferentes latitudes de esta tierra. Como era de nalgas planchadas, solo se separaba del contacto con el frío metal en la curva entre el talón y la pantorrilla, también debajo de la nuca. Su cuerpo era horroroso y las tetas caídas, como las de las viejas que denunciaban haber amamantado doce criaturas, delataban que su propietario nunca había realizado trabajos fuertes en su vida, ausencia de bíceps y tríceps confirmaban esta deducción. Toda su carne mostraba esa vomitiva flacidez de los viejos que llevaron una vida entera sedentaria. Aunque muchos creyeron siempre lo contrario, su pene era pequeño, algo extravagante para su estatura. Puede que haya sufrido mucho por este detalle durante su vida de estudiante, tal vez eso justifique su agresividad y desprecio por el mundo que le rodeaba.

Tenía los ojos semiabiertos, quizás velando a su cuerpo médico durante la lucha que mantuvieron por mantenerlo vivo. Tal vez para cerciorarse de quiénes lo acompañaron hasta sus últimos momentos, también pudo ser que murió como siempre vivió, desconfiando de todo aquel que se le acercaba, aunque fuera su más cercano colaborador. La boca la tenía media abierta y se observaban mal colocadas las prótesis, es probable que se le escapara un “Patria o Muerte” en el último suspiro o quizás quiso decir “Dios mío”, solo el Señor debe saberlo, de él se acuerdan mucho cuando se aproxima este momento.

Lo tenían desnudo como a cualquier otro muerto, en realidad era un muerto más y allí descansaba la piltrafa de lo que fuera un ser en extremo dominante, engreído, arrogante. Frío como la nevera donde lo iban a meter, calculador, oportunista, esquizofrénico, narcisista, traidor, egoísta, ambicioso y con una sed insaciable de poder dominar al mundo. Estaba solo y tras su cabeza, se cerró una puerta con el mismo sonido de la que poseen las neveras de los bares, solo que aquellas encerraban placeres y ésta encerraba un odio incalculable.

Ha muerto el hijo de puta más grande parido en nuestra tierra y se calientan los tambores para celebrar su muerte. Dijo el Nuevo Herald de Miami que falleció el padre de la revolución cubana, que ironía. Ha fallecido el padre de nuestra destrucción, el único gobernante con un cementerio en el Estrecho de La Florida. Hoy habrá fiesta en el infierno, quizás en el cielo, quien pudiera saberlo. Salgo veloz a buscar una botella de ron, yo también quiero festejar, lo hare por todos aquellos que se fueron sin disfrutar este momento.

 

¡Oh! Permítanme decirle unas merecidas palabras, algo vulgares, pero muy bien ganadas por ese hijo de la gran puta. ¡Me cago en el coño de tu madre, degenerado!

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2016-11-26

 

 

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lunes, 23 de noviembre de 2020

EL RECLUTA

EL RECLUTA




Estaba sentado en una de las gradas del estadio que se encuentra al final de la Avenida Acosta, nadie me ha dicho si es allí donde comienza o termina la avenida. A mi espalda corría Vento y una línea de tren paralela, ya había pasado por allí en varias oportunidades. Era uno de esos días calurosos donde mojas la camisa con exageración, el sudor que produce la humedad del trópico se incrementa con las gotas aportadas por los nervios. Entre mis dedos casi colgaba un telegrama que había recibido una semana atrás, decía algo así: Preséntese el día 4 de Abril de 1964 en el estadio tal a las 14 horas, debe llevar un cepillo de dientes, máquina de afeitar, ropa interior y pasta de dientes. No recuerdo quién era el “tal”, era un mártir que murió en no sé cuál de esas batallas, todo comenzaba a tener nombres de muertos, la isla se transformaba en una funeraria o cementerio.

A mi lado se encontraba la madre de mi padrastro, yo no la invité, ella participaba con mucho fervor en todas las actividades revolucionarias. Esto no era una actividad tampoco, pero ella lo entendió así. ¡Vaya! En aquellos momentos su postura era como la de Mariana Grajales, estaba en ese estadio entregándole uno de sus hijos a la causa de la revolución, pero es que yo tampoco era su hijo, nada, potestades que se tomaba. Yo creo que ella padecía de cierta psicosis de guerra o revolucionaria, no se perdía ninguna actividad donde hubiera que gritar o agitar banderitas. Y siempre vestía de negro, no recuerdo si usaba alguna medallita o algo que la identificaba como madre de un mártir, pero usaba algo distintivo aparte de aquellos espejuelos con cristales fondo de botella. Por mucho que me pregunto no hallo la respuesta, ¿qué carajo hacía Susana junto a mí en aquel estadio?

Yo metí en la jabita todo lo que indicaban en el telegrama, la vieja agarró la máquina de afeitar de mi padrastro y dos cuchillitas “Patria o Muerte”. Tampoco sé si lo hizo por disciplina o por miedo, pero allí se encontraban cuando miré de refilón el contenido. Dos calzoncillos matapasiones, pero para ser sincero, eran de marca Perro, igual que las dos camisetas de manguitas, todavía existían. Yo las usaba así porque mi padrastro era de la guapería, no se metía con nadie, era un blanco de seis pies de estatura con ojos verdosos y pelo rizado que pelaba de cortes rectos sus patillas y motas sobre las orejas. ¡Vaya! Aunque no fuera guapo de verdad había que respetarlo por el tamaño, el tipo  era guapo, nunca lo vi en una bronca, pero no puedo negar que lo respetaban. Hablaba poco y con faltas de ortografía, o sea, se trababa y no podía discutir mucho, eso lo convertía en algo violento y temido. Las motas era un anuncio que se usaba mucho en aquella época, y bueno, si estaban acompañadas de un pantalón corte batahola y una camisetilla de manguitas con la botonadura de oro con sus iniciales, ya clasificabas de guapo. Como yo me encontraba comprendido dentro de su protectorado, él se empeñó en inculcarme las reglas de la guapería y debía comenzar por la vestimenta, eso era muy importante, no se aceptaba a un guapo con un chama flojito.

Está bien se exigiera en el telegrama que llevara una máquina de afeitar, esa parte no la comprendí muy bien, pude interpretar que formaría parte de una escuadra de barberos, yo no tenía bigotes y menos aún barbas, era lampiño. Bueno, me creció varios años después y de manera provocada, “osease”, como tenía cara de niño y quería presumir de hombre comencé a rasparme la cara con aquellas cuchillas “Patria o Muerte”. Por suerte mis vellos eran de una suavidad comparable con los pelitos que se encuentran en las mazorcas de maíz, muy tiernos. Cuando vinieron a salir de verdad y despuntaron como cañones de hombre, yo estaba navegando y compraba cuchillas Wilkinson en el extranjero.

Susana tenía más deseos que yo en que mencionaran mi nombre, estaba nerviosa y muy atenta al pase de lista. Estuve a punto de reclamarle y decirle varias cosas, como, por ejemplo: Ven acá vieja hijaputa, ¿quién es el que va para el tanque, tú o yo?, pero me contuve. Es que le tenía algo de miedo también, ya había sido testigo de sus desplantes con los gusanos, aquellos gusanos de principios de la revolución a los que ella culpaba de la muerte de su hijo. Al final de la jornada su hijo no había sido mártir ni un carajo, le quitaron su nombre a un cedeerre  que estaba en la calle Estela y muy cerca de La Curva de Párraga. Era un bandolero que siempre tuvo sus encontronazos con la policía, hasta un día, pero los gusanos, gente que eran vecinos nuestros de toda la vida, nunca tuvieron que ver con su muerte. La vieja Susana descargaba todo su odio en contra de ellos y de la noche a la mañana fuimos convertidos en enemigos, por cualquier razón los chivateaba y las relaciones se hacían cada vez más incómodas.

Allí estaba, gritaba y aplaudía cada vez que llamaban a alguien, era la única que asumía esa postura medio esquizofrénica y yo no me atrevía a mirarla, solo observaba los rostros y gestos de las otras madres sentadas en las gradas de aquel estadio. En la medida que iban mencionando nombres se iban llenando aquellos camiones rusos de guerra, ya quedábamos pocos en el estadio y aún conservaba la esperanza de que todo fuera un error.

¡Eugenio Esteban Casañas Lostal! ¡Coño! No sé si salté asustado o por los deseos tan grandes de desprenderme de la compañía de Susana. Ni la miré, bajé aquellos escalones a la velocidad de un peo. A mis espaldas se escuchaban una pila de consignas que nada tenían que ver conmigo, entregué el telegrama y me subí al camión sin mirar nuevamente hacia las gradas. Lo de Eugenio fue un capricho de mi madre, no sé cuál fue la razón, no aparecía en ningún documento oficial, pero ella me dijo que sí y así lo inscribí.

Partimos por toda la Avenida Acosta hasta la Calzada de Luyanó, Virgen del Camino y luego la Vía Blanca hasta la rotonda de la Monumental con dirección a Playas del Este. Un poco antes de llegar a Bacuranao, la caravana de camiones dobló a la derecha y nos perdimos de la carretera. Luego me enteré de que era un campamento militar llamado “Colinas de Villarreal”, muy discreto y oculto detrás de aquellas leves colinas.

Para los militares existe poca diferencia entre vacas y seres humanos, así nos transportaron y trataron a nuestra llegada. Tuve la impresión de arribar a ese punto para cumplir un castigo, mucho se alejaba el trato que nos daban de las consignas revolucionarias de Susana. Sin perder mucho tiempo nos fueron pasando hacia lo que sería una barbería y no lo era. Los guardias destinados a esa operación de trasquilar nos recibían burlones con la máquina eléctrica en la mano y no escatimaban ofensas. La mayoría de ellos eran de origen campesino que actuaban en venganza por algo que habían sufrido y nosotros desconocíamos. A pesar de mi corta edad fui un poco más despierto que todos mis compañeros de desgracia, me había pelado estilo militar el día anterior. Nadie duraba más de tres minutos en manos de aquellos depredadores y de allí nos pasaron a una especie de cubículo donde éramos fumigados como las reses. Continuaba el baño y por último un chequeo médico físico que se realizaba en tiempo récord con toda aquella larga fila de hombres desnudos. La última fase consistía en vestirnos de verde olivo, ya estábamos uniformados, éramos soldados dispuestos a defender la revolución cubana.

En Colina de Villarreal permanecimos tres días dedicados a marchas forzadas hasta altas horas de la noche, al tercer día nos montaron en los mismos camiones y viajamos por la periferia de la ciudad hasta Rancho Boyeros, luego me perdí por carreteras nunca visitadas y fuimos a parar a un pueblo que más tarde me enteré era el Wajay. En esa Unidad 3050 que pertenecía a las DAAFAR (Defensa Anti-Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria) había miles de reclutas que nos amontonaban en barracas. El primer jefe de esa escuela era un teniente que luego fue jefe de la División 50 de Oriente, era tolerable. Sin embargo, nuestros jefes inmediatos eran sargentos bajados de la Sierra Maestra, guajiros ignorantes e implacables. No he podido olvidar el nombre de uno de los sargentos más hijoputa conocido en mis tres años de vida militar, era un jabao oriental y de cuerpo parecido a la rana René de los Muppets de apellido Manso. El segundo jefe de aquella escuela lo fue el teniente Mengana, individuo tan odioso como el mencionado sargento. El tránsito por aquella escuela militar tuvo una duración superior a los cuarenta y cinco días, tiempo empleado en el aprendizaje de artillería antiaérea, fui destinado a los cañones CAAD 30 milímetros de fabricación checa.

Durante mi permanencia en aquella Unidad Militar, donde creo yo era el soldado más joven, estuve en varias ocasiones a punto de decir la verdad y renunciar. Solo me ataba una idea, cuentas matemáticas que nunca se equivocan. Tengo catorce años y cuando venza el servicio militar obligatorio habré cumplido los diecisiete, es buena edad aún para comenzar cualquier aventura. Si entro a los dieciséis como establece la ley, salgo a los diecinueve, soy un poco mayor, vale la pena soportar este castigo. Esos pensamientos se mantuvieron vigentes durante ese período tan duro de mi vida, apenas era un niño y consideraba imposible vencer todas las dificultades que se me presentaban diariamente. Estuve a punto de rajarme en varias oportunidades y temía decirle a mis compañeros la verdadera edad. Muchos de ellos tuvieron que darse cuenta y me protegían, yo era prácticamente un niño. No tenía vellos debajo de los sobacos, muy pocos en la pelvis y mis senos mostraban aún la inflamación del proceso de desarrollo.

Una tarde montaron a un grupo de unos cincuenta reclutas en dos camiones con rumbo desconocido, tampoco pude identificar a la carretera del Mariel. Nos bajaron en un monte y nos dijeron que aquella era nuestra Unidad Militar, solo existía un inconveniente, no había nada a nuestro alrededor. Durante varios meses estuvimos tumbando monte a golpe de machetes sin filo y viviendo en casas de campañas. En aquellos tres años no conocimos la existencia de servicios sanitarios o letrinas, nuestras necesidades se realizaban en el monte y nos bañábamos cuando era posible con el agua traída por una pipa. Seis meses después inaugurábamos el campo de tiro antiaéreo de la DAAFAR que existe entre la playa de Banes y El Mosquito, justo en frente a la granja Menelao Mora. Allí pasé mis tres años de servicio militar obligatorio cobrando los siete pesos mensuales que nos asignaron como salario.

-Si alguien trata de escapar del país tiren a matar. Esa fue la orden que recibimos cuando realizábamos rondas con los guardafronteras entre las playas El Salado y El Mosquito. Recorridos que hacíamos de seis de la tarde a seis de la mañana asediados por los mosquitos, la lluvia, el hambre, el peso de un FAL que prácticamente era mayor que yo y más de cien proyectiles en la cintura. Si hubieran tratado de pasar por allí con el sufrimiento de aquellas circunstancias, no duden de que yo les hubiera disparado. Gracias a Dios nunca tuve que hacerlo y puedo dormir con la conciencia tranquila.

 Terminé mi servicio militar a los diecisiete años y entré directo a la marina mercante.

¿Por qué sucedió toda esa aventura? Muy sencillo, no existía un sistema de identificación nacional (Carnet de Identidad) Yo me encontraba en una escuela taller donde era obligatorio tener más de dieciséis años y cuando sale la ley del SMO, exigieron el comprobante de inscripción. 

Fatalmente fui llamado al ejército en los primeros días de aquel primer llamado. ¡Muchachos! Lo orgullosa que se sentía Susana cuando me veía llegar a la casa vestido de verde, pa’matarla, coño.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2008-07-28


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miércoles, 18 de noviembre de 2020

 

29 AÑOS FUERA DEL PARAÍSO.


Motonave "Viñales", donde deserte el 13 de Nov, del 1991

Estoy vivo, no morí de tristeza, angustias, añoranzas, melancolías, ansiedad, nostalgia, ¡nada! De muy poco me sirvió todas esas fotos que me enviaron del Tocororo, la Palma Real, Varadero o el Malecón de La Habana, continúo vivito y coleando. 

¿Veintinueve años? Estamos hablando de tiempo, el que no pudieron alcanzar muchos seres, superior a los veinte de Gardel y al que pasa un sapo debajo de una piedra. Tampoco ha sido fácil, existe una buena herramienta para superar esa barrera que a muchos logra matar. Solo se necesita mirar hacia atrás, luego retroceder y volver a mirar tu presente. ¿Qué ves? El poema de aquel viejo mestizo, “Tengo, vamos a ver”.

¿Qué veo? Me veo llegando a un país frio, extraño y con una cultura diferente a la nuestra. Llego con un equipaje muy limitado, la ropa que llevo puesta. Cargo otro que supera mi estatura, un manto de sueños, uno principal, ser libre de una vez.

Miro hacia atrás y compruebo que nada es mío. No lo era aquel apartamento construido con mis manos, tampoco la carga de tarecos que sirvieron para amueblarlo y compré con mi sudor, no comprendí que lo hacía a nombre del gobierno. Entonces, cuando regreso con el pensamiento, prefiero borrar todos aquellos recuerdos y volver al presente. Quito de mi disco duro los nombres de aquellos que se llamaron amigos y se perdieron de mi casa, la del gobierno. Borro a todos aquellos que abandonaron a mi familia para “no ensuciarse”, parientes también formaron parte de esa caravana. Mientras voy borrando siento un gran alivio, cargo menos peso.

¿Creen de verdad que moriría de nostalgia por esas tonterías con las que pretenden identificarnos? ¡Noooo! La mejor herramienta es sacar de la mente todos esos recuerdos y comenzar desde cero. Bueno, esa regla no se aplica a todas las personas, hablemos mejor del desterrado, el que soñó una vez ser libre, ese no tiene otra opción.

A veces vale la pena regresar a las ultimas horas, últimos días, últimos rostros, últimas palabras escuchadas. Vale la pena hacerlo para reducirlo todo a polvo, nubes, cenizas, ecos sordos. Esa es la mejor medicina para el desterrado si no quiere morir en el intento, si desea vivir ciertamente sin penas. 

Viajo frecuentemente en el tiempo y escucho una palabra mágica en la que han creído millones de tontos, yo caí fulminado por su magia embriagadora, solo hasta el día que dejé de creer en ella. “Futuro”, tontería con la que duermen a demasiados seres, mercancía con la que compran sus almas. Si yo lo hubiera conocido, seguramente lo hubiera adelantado para escapar de aquella pesadilla. 

Del pasado no quisiera acordarme mucho, miro con más satisfacción el presente y veo a unos nietos nacidos fuera de una isla rodeada de tiburones. Veo sus fotos de niños y en ninguna visten una pañoleta alrededor del cuello. Tampoco fueron obligados a gritar cada mañana que deseaban ser como un asmático asesino, serán como ellos decidan.

Miro hacia atrás y me espanto, regreso al presente apurado, veo el termómetro y observo que fuera de mi ventana hay 4 grados bajo cero. Me calmo, ya estoy acostumbrado y debo esperar a que siga descendiendo. Los árboles están totalmente deshojados y son pocas las aves que deciden pasar el invierno entre nosotros. Se posa un hermoso Cardenal en la baranda de mi balcón y canta algo, el Tocororo no canta, yo tampoco.

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2020-11-13

 

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domingo, 8 de noviembre de 2020

CUBANOS CONTRA DONALD TRUMP.

 

CUBANOS CONTRA DONALD TRUMP.


 

¡Vamos a ver si logro entenderme! Soy un cubano que no vive en Estados Unidos, pero los que me conocen desde hace años, saben que soy de derechas incondicionalmente, sin esa ceguera o fanatismo que pueda nublar mi mente.

Excluyo de estas líneas a los cubanos que viven dentro de la isla, el grado de desinformación en que viven y ese bombardeo ideológico que reciben diariamente desde que nacieron, no les permiten a muchos comprender lo que realmente esta sucediendo en estos momentos en los Estados Unidos y el mundo. No tienen remota idea de lo que significa la palabra “democracia” y si la han escuchado, les llega como una simple aberración.

Estas líneas van dirigidas a todos esos cubanos que viven actualmente en Estados Unidos y que por una u otra razón tuvieron que abandonar la isla. Razones muy variadas y que muchos tratan de ocultar, cuando en el fondo tienen una causa común. Disfrazada como emigración económica entre otras y señalando sin vergüenza que es totalmente apolítica. Estas líneas van dirigidas a esos cubanos que viven o vivieron en España, Venezuela, Argentina, Ecuador, Chile, Bolivia, Nicaragua y etcétera, etcétera. Cubanos que se vieron obligados a abandonar nuevamente su segunda tierra por las razones que no debo explicar. Es precisamente hacia estos cubanos y muchos otros dispersos por el mundo, hacia quienes va dirigida esta misiva. 

Muchos ha sido los argumentos y razones expuestos en estos días para justificar por qué no votaron a favor de Donald Trump y para mas angustias, declaran abiertamente haberlo hecho por Joe Biden. Hay tantas justificaciones estúpidas que no vale la pena detenerse en ellas, total, están amparados por el derecho al voto y el disfrute de esa libertad de expresión que, hoy se tambalea como nunca en el mundo democrático sin que ellos se den cuenta. Entre esos alegatos propios de imbéciles, se destaca uno, el suficientemente grave para concederle su voto a Joe Biden. Donald Trump “me cae mal”, es “prepotente” y se comporta como un “dictador”. ¡PERFECTO! Supongamos que tengas la razón, ¿no existían otras opciones que esa de brindarle el voto a Biden? ¿No había independientes en la lista? En el caso de que no existieran, ¿no podías anular tu voto? “Osease” Te viste obligado a concederle tu voto a ese individuo “sin saber de quien se trataba”. Esta última frase merece toda nuestra atención.

En ningún lugar leíste acusación alguna sobre la corrupción de este individuo y sus manejos financieros con su hijo en China, Ucrania y Rusia entre otros. Tampoco te preocupaste en averiguar quienes se proyectaron como padrinos o apoyaban la campaña de este individuo. ¿Te suena la palabra Bengazi? Para ti no significa nada que sea apoyado por Maduro, los castristas cubanos, los fachas españoles que están destruyendo a la madre patria, Evo Morales, China, el Partido Comunista de EU, las tropas de la BLM que tanto daño han causado en los EU en las últimas semanas, toda la prensa izquierdista que ha sido enemiga de Trump desde su postulación y cuanto movimiento violento como ANTIFA, etc., etc., etc. 

Ya te digo, yo no vivo en Estados Unidos ni en ninguno de los países mencionados. Vivo en Canadá y no tengo derecho a votar en ese país. Si tan mal me hubiera caído Donald Trump, yo hubiera votado independiente o anulado mi voto, pero no se lo concedería a quien desea imponer en esa gran nación una ideología fracasada y que “TÚ” conoces mejor que nadie.

No me extiendo más, no sé ni que decirte, no quiero ofender a esas mujeres que vivieron y viven de la profesión mas antigua de la humanidad, tú no puedes ser hijo de ellas.

 


Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2020-11-08

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...