COLOMBIA,
PENA AJENA.
Vuelvo a repasar aquel magnífico ensayo escrito en
1996 por tres escritores latinoamericanos llamados Plinio Apuleyo, Carlos
Alberto Montaner y Vargas Llosa. El libro en cuestión lleva el título de
“Manual del perfecto idiota latinoamericano” y lo releo por segunda vez
tratando de encontrar dónde se equivocaron. Creo que mantiene vigencia a la
cual debería agregarse algunas agravantes, el idiota ha evolucionado para mal
en los 26 años transcurridos. No solo se ha visto más idiotizada la existencia
de aquel “perfecto idiota”, incluso, el mismo pensamiento liberal de aquellos
tiempos se encuentra infestado con las ideas que ellos mismos expusieron en su
obra en la actualidad. Espero que muy pronto sea creado el “Premio Nobel a la Imbecilidad”,
y con el perdón de una mitad de la población colombiana, ese honorable galardón
lo lleven a su país para ser sumado a los otros premios Nobel ya ganados, se lo
merecen.
Aquellos argumentos usados por una gran parte del
pueblo venezolano cuando Chávez asumió el poder y que aun rebotan en nuestros
oídos; ¡Nosotros no somos Cuba!, son inválidos en el caso que hoy comienza a
afectar gravemente a los colombianos. Ellos no son Cuba, Venezuela, Nicaragua,
Bolivia, Perú, Argentina, Chile, España, Canadá o los propios Estados Unidos. En
estos tiempos hasta el título del libro merece ser cambiado, ya no se trata del
“Perfecto Idiota Latinoamericano”, muy bien merece ser reconocido el ámbito
“Panamericano” alcanzado por la estupidez humana. Bien pudiera llamarse ahora
“Manual del perfecto idiota Panamericano”.
Los colombianos no necesitaban referencias o
evidencias para comprender el peligro que los acechaban, ellos le ofrecieron
refugio a más de dos millones de sus vecinos venezolanos. La selva de Darién,
paso elegido por miles de desesperados de otras naciones, entre ellas la cubana,
se ha convertido también en sepultura de muchos desafortunados. Disfrutando de
esa libertad de prensa y expresión aun sobreviviente, los colombianos han
estado informados de las desgracias producidas en todos los países donde se ha
impuesto la ideología de corte comunista. Fueron testigos de la caída del muro
de Berlín y de muy poco les ha servido, no lograron comprender absolutamente
nada. Luego, esa metamorfosis sufrida por la izquierda letrinoamericana durante
su invento del “Socialismo del Siglo XXI”, devenidas en descaradas alianzas con
criminales narcotraficantes, corriente de la cual pudiera considerarse a
Colombia como cuartel de varios asesinos, tampoco logró convencerlos de que no
se puede estar mimando a criminales.
El eje de ese mal se materializa con la traición de
Santos siendo presidente y lo hiciera acreedor de un “Nobel de la Paz”, premio
prostituido desde hace varios años por quienes lo conceden. “Negociaciones de
Paz” realizadas en la capital del terrorismo latinoamericano, organizadores de
ese evento, aplaudido por la izquierda internacional con el apoyo de una prensa
traidora y manipuladora. Los resultados fueron los esperados, criminales,
violadores, narcotraficantes, terroristas, secuestradores y cuanto asesino se
agrupe en esa especie inhumana, fueron bendecidos con asientos dentro del
congreso colombiano, exonerados de sus crímenes, casi beatificados, mientras
militares y policías que lucharon contra ellos eran convertidos en monstruos, los
enemigos del pueblo. ¡Uffff! Se necesita escribir muchas páginas para
refrescarles la memoria a esa mitad de todo un pueblo. ¿Qué pasó? Nos
preguntamos todos. ¡Se equivocaron, eligieron el mal peor! Concedámosle el
derecho de la duda, vivimos en un continente enfermo de caudillos, patriarcas, tiranos,
corruptos, traidores, machos alfa, etc., pero tuvieron a su alcance dos males
por elegir y se equivocaron, el precio que deberán pagar les resultará
carísimo.
El nuevo inquilino de La Casa de Nariño no necesita
presentación, todos lo conocen perfectamente, saben de su origen y camaradas. Después
de su ridícula comedia de presentación montada con el sable de Bolívar -que muy
bien pudo tratarse de una imitación Made
in China- agotadora puesta en escena utilizando al mismo actor del que se
sirvieran Chávez y Maduro, corre a una velocidad inesperada, solo dispone de
cuatro años para destruir lo poco bueno que aún queda en este continente.
Esperemos que más tarde la Primera Dama convoque a un Congreso de Mujeres
Colombianas y utilice un blúmer de Manuela Saenz a modo de sable. Se escucharán
consignas, aplausos, toques de tambores y cañonazos en ese ambiente preñado de
furor patriótico, sucederá, porque la idiotez humana es tan infinita como el
universo.
No se hizo de rogar, pocas horas después de asumir la
batuta del gobierno, se negó a condenar al despreciable Daniel Ortega por las
atrocidades que comete en Nicaragua. ¿Qué esperaban? Pisa profundamente el
acelerador y comienza a aplicar el mismo modus operandi de sus colegas izquierdistas.
Otra comedia parecida a la de Chávez, Correa y repetida cientos de veces por
Castro, la pantomima de un atentado donde nadie sale herido. Lanza -como el
caudillo venezolano- a sus tropas de delincuentes motorizados para sembrar el
terror entre la población civil. Enfrenta a negros contra indígenas, campesinos
contra los legítimos propietarios de sus tierras. Convoca a brujos, chamanes, santeros,
delincuentes, y los mezcla buscando la bendición de su mandato. Se apura mucho
en desmantelar a la oficialidad de alto rango militar y policial como hicieran
sus vecinos, la sociedad queda indefensa. Nombra ministros incompetentes,
detalle muy importante cuando se pretenda destruir a cualquier país. La
vicepresidenta debe ser negra, útil para hacerle sentir a los de su raza que se
encuentran representados en el gobierno de los pobres y para enfrentarlos con
los blancos, eso no falla. Nombra a una ministra de minas que no sabe dónde se
encuentra parada, un canciller que está suspenso en geografía al mencionar que
la frontera con Venezuela tiene más de dos millones de kilómetros.
En pocas semanas crecen los crímenes y atentados
contra la policía, nacen propuestas económicas tan estúpidas como esos títeres
que la presentan. A Petro le urge normalizar sus relaciones con el Capo
venezolano y es capaz de nombrar a un tipo con antecedentes criminales como garante
de unas “negociaciones de paz” entre un estado que se presenta abiertamente
delincuente y sus subordinados en la selva. Reina el caos y se impone la anarquía
en todo el país. Se invaden propiedades y no existe una protección
gubernamental, es que son precisamente ellos quienes lo alimentan.
Es demasiado lo que ha sucedido en Colombia en el
transcurso de solo dos meses de la llegada de ese delincuente al poder, ¿era
realmente eso lo que deseaba para su país esa mitad de colombianos que llevaron
al poder a esta manga de bandoleros? La respuesta deben buscarla entre ustedes
y espero que sientan vergüenza, si es que acaso les queda un átomo de ella.
Todo ese escenario es la antesala de lo que se les viene encima, esperemos otras
pantomimas de golpes de estados como los protagonizados por Chávez, Correa y Evo
Morales, servirá de justificación perfecta para proponer un cambio a la
“Constitución” o, la prostitución de esta, para perpetuarse en el poder como
hicieron sus homólogos. ¿Era eso lo que deseaba esa mitad de colombianos que
eligieron a esta porquería?
No sé si pudieron sentir vergüenza ante lo que
algunos idiotas profesionales consideran como “discurso” y, no deja de ser una
de las peores defecaciones producidas a nivel universal en esa letrina
identificada como ONU. Porque, queridos colombianos, por esa tribuna han
desfilado los peores exponentes de cuanta mafia o mierda existe en el mundo,
pero Petro ha sido el ejemplar más execrable de todos. Solicitar descaradamente
la liberación de la cocaína en ese foro, nos dice claramente la dirección de
donde llegan los disparos. ¿Era esto lo que deseaba esa mitad de los
colombianos? Porque si la respuesta es positiva, ustedes como pueblo están muy,
pero muy dañados.
Después de la abundancia de evidencias y ejemplos
sobre los fracasos experimentados en las naciones donde aplicaron la nefasta ideología
que representa el delincuente elegido por ustedes, ¿pueden ser tan ingenuos y
pensar que ustedes serán exitosos? Se requiere ser algo más que un “perfecto idiota
latinoamericano” y no encuentro el calificativo disponible para ustedes.
Naciones mucho más ricas que Colombia han terminado en la ruina y ustedes no
deben viajar tan lejos para saberlo. Su país nunca ha sido tan rico como lo
fuera Venezuela o Argentina, por solo citarles dos ejemplos, porque si nos remontáramos
unos años atrás, ustedes tampoco fueron la chancleta de lo que fuera Cuba antes
de 1959.
Ustedes no escucharon, tampoco lo hicieron todos esos
países sumidos en su ruina cuando fueron advertidos. Cada pueblo es dueño de
elegir su destino y el que ustedes prefirieron no es nada halagador. No tengo
derecho a inmiscuirme en los asuntos internos de ningún país, lo cual no
significa que me reprima o autocensure, no renunciaré a mi derecho a la libre expresión.
Si hablo o escribo alarmado por todo lo que sucede en su tierra, lo hago porque
tengo muchos amigos colombianos en la ciudad donde vivo. Solo me resta hacerles
una recomendación, traten de asfaltar los senderos que fueran usados por miles
de emigrantes en la selva de Darién, lo van a necesitar.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2022-09-23
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