LA
RESPUESTA DE MONTREAL
Debo confesar que durante muchos años me mantuve
alejado de la comunidad cubana y razones me sobraban. Para los que pertenecen a
la “vieja guardia”, y de los que quedamos muy pocos por ley natural de la vida,
no es un secreto todas las traiciones recibidas por gente de nuestra propia
nacionalidad. Sus miedos vinieron acompañados por ese policía silencioso que
viaja en el equipaje de cada cubano. No es sola esa la razón, podemos agregar
alta dosis de extorsión y chantajes que funcionan con éxito dentro de un
cuerpo, mente y alma timorata. Esa amenaza siempre latente de no permitirte
viajar a tu tierra de origen, obtiene los resultados vividos durante casi tres décadas
de radicar en este país y del que no ha escapado ninguno en el universo.
Los de la vieja guardia conocemos muy bien todas las
campañas de difamación contra los que siempre nos opusimos a esa dictadura.
Razones que justifican en parte todas las traiciones y aislamiento que
experimentamos. Creo que al miedo transportado no había necesidad de agregar
tantos ingredientes, pero así se comportó la comunidad cubana durante más de
dos décadas.
Hablo de una comunidad muy pequeña formada en casi su
totalidad por funcionarios que desertaron de sus servicios, marinos y aquellos
estudiantes que regresaban de los países socialistas y desertaron en el
aeropuerto de Gander. Pequeñísima comunidad, no creo que en Montreal llegaran a
superar la cifra de 250, coincidir con algunos de ellos en la calle tenia las
mismas probabilidades que ganarse la lotería. Solo unos pocos de ellos llegaron
por reunificación familiar y muy escasos los de matrimonios con canadienses.
Luego esa cantidad fue aumentando con la llegada de
jineteras/os, pingueros y otras especies de parias indiferentes, apolíticos y
serviles palomas que respondían a los intereses del consulado. Fue entonces
cuando no valía la pena perder el tiempo con ellos o vincularse con esa
comunidad, era simplemente arar en el mar.
La vieja guardia conoció perfectamente los obstáculos
que encontramos en el camino, trampas tendidas por individuos de origen
latinoamericanos de tendencia izquierdistas que, trabajaban al servicio del
consulado cubano y sus agentes de inteligencia. Se comportaron en todo momento
como enemigos de quienes nos oponíamos a esa dictadura y esa situación solo
pudo cambiar cuando en sus países comenzaron a sufrir aquello que conocíamos muy
bien los cubanos. Esas nuevas oleadas de latinoamericanos arribaron con un
pensamiento muy diferente al de sus compatriotas y se logró cierto equilibrio.
No puedo ocultarlo, evadí en todo instante vincularme
a la comunidad cubana en Montreal, y créanme, me ahorré tiempo, dinero y
dolores de cabeza. Mientras transcurrían los años, que ya se acercan a los 30
de vivir acá, mi desarraigo y falta de identificación con los nuestros ha sido
profunda. Hasta hoy.
Estar separados de ellos no significa que dejara de
ser cubano, aun lo sigo siendo, hoy regreso sobre mis pasos gracias a un grupo
de jóvenes.
El domingo 11 de julio partí con mis hijos hacia el
consulado cubano en Montreal y antes de hacerlo, les pasamos avisos a un
reducido grupo de amistades. Ellos se encargaron de compartir esas invitaciones
y al cabo de dos o tres horas mas tarde, estuvimos rodeados de jóvenes que han
perdido el miedo. Muchachos que no les temen a las extorsiones y chantajes que
realiza ese consulado en esta ciudad para poder viajar a su tierra. Estos
muchachos que acudieron con sus hijos, se diferencian de otros que aún continúan
sometiéndose a las ordenes o voluntades de sus amos. Una especie de “maricones
del alma” agrupados en otras organizaciones manejadas por la embajada, sus
consulados y agentes de inteligencia operando en todo Canadá.
El “Grupo de Cubanos Canadienses por una Cuba Democrática”
se hizo presente inmediatamente y con su poder de convocatoria ha mantenido las
protestas durante tres días seguidos. Algo que me ha sorprendido muchísimo y lo
comenté con varios de los asistentes. La “vieja guardia” no lográbamos agrupar
mas de 10 o 15 personas en nuestros tiempos por las razones son conocidas.
Gracias a Dios ya existe una generación desmarcada de todos los abusos,
atropellos y adoctrinamientos que se ha vivido en Cuba a lo largo de esos 62 años
de tiranía. Son jóvenes que han perdido el miedo y poco les importa si no los
dejan regresar a la isla. Son muchachos que estaban allí conscientes de que
desde el interior de ese nido de ratas los estaban filmando y no se detuvieron.
Allí estaban presentes personas de otras
nacionalidades que han comprendido y sufrido en carne propia los efectos de ese
sistema que, no es comunista, socialista, revolucionario, ni bautizado con cualquier
otro apellido de mierda. Ellos saben muy bien que se trata de una mafia
internacional compuesta por criminales narcotraficantes, gente con facilidades para
manipular y enfrentar a muertos de hambre contra otros muertos de hambre y así
mantenerse en el poder.
¡Muchas gracias, muchachos! Gracias por devolverme la
confianza y la esperanza de ver que no todo está perdido. Gracias por hacerme saber
que existe esa semilla de rebeldía y que la misma nos devolverá la libertad. La
perdida o entregada a unos hijos de putas embriagados por sus discursos o por
culpa de nuestras pendejadas.
Montreal estaba apoyando a nuestro pueblo y les decía
claramente que no están solos. Poco nos importa la complicidad del mundo,
incluyendo al gobierno de Canadá, aquellos son nuestros hermanos y no los
abandonaremos. Aquellos tiempos de miedo y silencio se acabaron.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2021-07-14
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