Visitas recibidas en la Peña

martes, 26 de febrero de 2019

¡NO, QUE NO SE JODAN LOS VENEZOLANOS!



             ¡NO, QUE NO SE JODAN LOS VENEZOLANOS!





                  
¡Que se jodan los venezolanos! Se lee y escucha con mucha frecuencia en la actualidad y esa expresión ha echado raíces decenas de cubanos. Que pena siento por todos los que así se manifiestan, siendo su principal alegato de que “nosotros habíamos advertido a los venezolanos del mal que se les venía encima” con mucho tiempo de antelación. 
 
Tienen razón, esa advertencia recorrió cada rincón de Internet y yo fui uno de sus autores, pero no se ajusta a la actualidad y tampoco se puede condenar a todo un pueblo por los errores cometidos por quienes les antecedieron. ¡Señores, abran sus mentes! ¿No se han dado cuenta del tiempo transcurrido? Han pasado veinte penosos años desde que Chávez llegara al poder por ese error cometido y los que están muriendo actualmente, son jóvenes que apenas habían nacido y otros no. Es que los nacidos una década anterior a esa elección, tampoco tuvieron la opción de votar por tratarse de menores de edad.
 
Yo creo que la rabia que cargamos los cubanos, muchas veces nos ciega y bloquea nuestras mentes. Hablamos, decimos, juzgamos y hasta condenamos con el derecho que nos niega un espejo. Porque si de veras fuéramos sensatos, lo mas recomendable seria detenernos frente a un espejo que reflejara una gran parte de nuestra historia como nación a partir del 1959.
 
El día 23 de Febrero circuló un video donde aparece el opositor Rodiles y otro mulato protestando por las calles de La Habana, repartían volantes en contra de ir a votar en lo “que todos sabemos”, sería un fraude ya cantado. Decía el pie de ese video que se trataba de una “gran manifestación”, cuando en realidad eran solamente dos hombres seguidos de una manada de ovejas filmando con sus celulares. ¿Qué se jodan los venezolanos?
 
Hace varios años esos venezolanos a los que condenamos con esas inaceptables expresiones, nos están dando cátedra de lo que es un pueblo valiente con una juventud bien rebelde y hasta suicida. ¿Hemos aprendido algo? Desafortunadamente no han podido lograr sus deseos de librarse de una vez por todas de esa mafia narcotraficante y asesina por varias razones que todos conocemos. Han sido traicionados mas de una vez desde adentro por falsos opositores y políticos de tibores. ¡Busquen y encontrarán! Pero busquen antes de alzar la voz en contra de quienes merecen toda nuestra admiración y respeto. 
 
Si el silencio al que fuéramos condenados por la comunidad internacional durante seis décadas, nos ha destruido como pueblo y dañado nuestra identidad. Mucho peor ha ocurrido al pueblo venezolano, porque el dinero que les pertenece se ha usado para comprar conciencias, ministros, presidentes, organismos internacionales y hasta “PUEBLOS”. Debo escribirlo con mayúscula porque desafortunadamente ese ha sido uno de los peores daños que ha experimentado esa nación. Todavía hay cabrones que continúan pidiendo soluciones pacificas donde saben que no existe esa posibilidad.
 
¡NO, QUE NO SE JODAN LOS VENEZOLANOS! Quizás, si ellos lograran liberarse algún día de esa pesadilla que, ha sumido a ese país en la más horrible miseria, tal vez nos beneficie y podamos ser libres por carambola. Porque no nos engañemos, ninguno de nosotros desea poner el cadáver en una funeraria y nos hemos convertido en un pueblo de llorones.
 
¡VIVA EL PUEBLO DE VENEZUELA!


 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2019-02-26


xxxxxxxxxxx



domingo, 24 de febrero de 2019

JUANA REGRESO DE LA HABANA



                               JUANA REGRESÓ DE LA HABANA





Comenzábamos a extrañarla y nos preocupaba su anormal ausencia, ella nos había dicho que solo iría por una semana, ya habían transcurrido tres de ellas. La esperábamos como siempre, alegre, ágil y dicharachera, profesora celestial a la hora de utilizar la metáfora, sentaba cátedras entre todos nosotros. Un día que otro, mencionamos algo relacionado con los planes de este viaje, los que ella nos narraba en cada visita, los que realizaría luego de dos años de ausencia. La imaginamos llegar a su barrio y ser bendecida por todas sus antiguas comadres, recibiendo besos de niños mocosos y sudados por ese andar trajinado en pleno sol del mediodía, pero llegaba fuera de fecha porque ella prefería hacerlo siempre en Septiembre.

Contaba con cierto orgullo o ingenuidad, quién pudiera adivinarlo, partía el día de los cedeerres para uno de esos mercados donde se compra con fulas y se la gastaba toda, compraba muchos de los ingredientes que luego se utilizaban para preparar la caldosa. Nos dijo que colaboraba en su preparación, como en los viejos tiempos, nos decía mientras la escuchábamos formando una escuadra de idiotas. ¡Eso sí! Repetía hasta el agotamiento de nuestros sentidos con aquel disco, sólo refrescos, yo no le mantengo vicio a nadie. 

Entonces, ese día, sacaba una maleta que había llevado repleta de juguetes comprados en la tienda del dólar para los fiñes de la cuadra. Disfrutaba sus risas y alegrías y aquellos besos repetidos, sin mocos y carentes de sudores por la oscuridad del cielo. Las comadres la adoraban, decía ella, su presencia devolvía un poco de luz al vecindario. Llevaba varios años en esos trajines realizados en cada visita, al día siguiente de su arribo, Juana se llegaba hasta la compañía de electricidad con una caja de bombillos. Nunca que habló con la parte administrativa resolvió los problemas de su cuadra, utilizó la magia que solo ofrecen los fulas, trató directamente con los camioneros. Ese día se hacía la luz y los rostros de su gente adquirían matices humanos, sencillos, humildes y conformistas. Pero contaba ella que aquella felicidad solo duraba dos o tres días, la gente se robaba los bombillos y el resto era destruido por los pillos. Luego, las comadres debían esperar hasta el año siguiente, no porque a Juana le faltara voluntad para reparar el daño causado, las monedas se iban evaporando dentro de su bolso y después de una semana se encontraba tan desplumada como el gallo de Morón. La historia la conocíamos de memoria, pero nadie se atrevía a interrumpir aquella surrealista felicidad, no se puede negar que era muy feliz cuando nos repetía una y otra vez la historia de la caldosa, los bombillos y los jugueticos de los fiñes.

Llegó en silencio y se sentó en una mesita alejada de la barra, no pudo evadir nuestras exclamaciones de alegría, pero las aceptó en silencio, nos regaló una simple mueca involuntaria cargada de intrigas. Se dejó caer sobre el taburete con el peso del cansancio que arrastraba desde toda una vida, longitud desconocida por todos y limitadas a simples especulaciones. Si una virtud explotaba con maestría era, la de mantener desinformados a todos sobre su verdadera edad, había que conformarse con cálculos y sacar a la luz aquellas arrugas muy bien disimuladas por las cremas. No era la misma, comentamos todos escondidos de su presencia en la cocina. -¡Coño! Parece que a Juana le pasó por encima el tren lechero que viene de Santa Clara, expresó el cocinero después de asomarse por una pequeña ventanilla practicada en la puerta que da al salón.

 En el momento que le servía el agua detuve mi vista sobre su cabellera, no era la misma que vi partir hacía solamente tres semanas, parecía una escoba de aquellas que una vez usaron los barrenderos de La Habana. Y ella, tan orgullosa que nos contó el varo gastado para arreglarse el techo, creo que fueron unos ciento veinte dólares. ¿Y sus uñas postizas? Creo que le costaron unos cuarenta y cinco, ahora se encontraban impregnadas de ese color ámbar que deja a su paso la nicotina. ¡Ño! Se botaron más de ciento sesenta dólares en ná, pensé con esa mentalidad consumista que se adquiere con los años.

-¿Cómo estás? Le pregunté y ella levantó por primera vez la mirada, sus ojos andaban sumergidos en una profunda caverna morada y carecían del brillo que solo ofrece la felicidad. La regla no es, pensé rápidamente, esta temba pasó la menopausia hace varios años. Tuvo que haber realizado todas las guardias de los cederistas de su cuadra, no lo dudo, me respondí como consuelo esperando escuchar su voz, y de verdad, sentí deseos de mandarla al carajo ante tanta demora. Total, ya había tenido que escuchar miles de desgracias humanas durante dos años en este trabajo, si ella deseaba mantener silencio había que respetarlo, pero molestaba su silencio.

-¿Cómo estoy? Aquella voz rasgada salió de ultratumba, no parecía femenina, guardaba mucha similitud con la de Castro en sus últimos videos, ¿será una epidemia que está pasando por la isla? Detuve mis pensamientos cuando observé sus intenciones en continuar, alzó la copa y bebió todo su contenido como si acabara de atravesar el desierto de Sahara, volví a llenarla y me mantuve en la misma posición.

-¿Cómo estoy? Bien jodida, tengo cagaleras, gripe, dolor de cabeza y un hambre que no te imaginas…Se detuvo nuevamente.

-¡Solabaya! ¡Pa’llá, pa’llá! Tú estás podrida, va y tienes eso que anda, ni me des la mano hasta que te despojes o santigües. ¡Báñate bien y compra buen jabón! Ahora mismo te traigo el menú.

-¡Dale pal carajo! Escuché a mi espalda mientras me dirigía hasta el bar para dejar la jarra. Desde aquella distancia me detuve nuevamente a observarla y la encontré más destimbalada que el Caballero de París en sus tiempos estelares. Regresé nuevamente con el menú en las manos. -¿Para qué?, tráeme lo mismo. Expresó con desgana.

-¿No vas a variar un poco? ¡Mira! Tenemos un delicioso rabo encendido.

-¿Y eso qué es? Preguntó con fingida inocencia, tal vez no.

-No es el rabo que tú piensas mamacita, ese es difícil de encontrar en esta ciudad. Ella se quedó muy pensativa y tuve que creerle. Pudo ser que a partir de su edad las vacas nacieran sin rabo, porque un poquito después las vacas se desaparecieron por encanto.

-Te soy sincera, nunca lo he probado.

-Puede que te crea, puede que no, ya sabes, puedes bajarle números raros a cualquier chama de los que vienen aquí, hay que hervirte durante varias horas para ablandarte, mamacita, no lo olvides.

-¡De verdad! Nunca lo he probado.

-¿Quieres un rabo?

-¿Un rabo?

-¿Qué, ligaste alguno este viaje? ¿Te llevaste por nuestros consejos?

-No, ¿quieres que te diga una cosa? No vale la pena, allá todo el mundo está por escapar. Vienen, te meten tremenda trova y al final del cuento el objetivo es ese, escapar.

-Tienen que defenderse, ¿Tú no escapaste así?

-Pero es distinto, yo quiero algo formal.

-Eso mismo pensó el que te trajo, nada, es el riesgo que se debe pagar, es como jugar a la lotería, si no juegas nunca podrás saber si se gana o pierde.

-No, prefiero buscarlo en otro lugar. ¡Es más! Alzó la voz y se detuvo, algunos clientes dirigieron la mirada hacia su mesa y aquella acción la coaccionó un poco. -¡Es más! Repitió en un tono más humano.-No pienso regresar otra vez a Cuba. Esa última frase la expresó invadida por una infinita tristeza y decidí aflojar un poco la presión que estaba ejerciendo.

-¿Rabo con qué? Le pregunté para cambiar el tema.

-Con arroz blanco y plátanos maduros. Respondió algo ida y me retiré a la cocina.

-¡Oye! Juana está gravísima, dice que no regresa nunca más a la isla. Le dije al cocinero mientras servía un pancito y una mini dosis de mantequilla en una fuentecita.

-¡No jodas! Con el entusiasmo que llevaba esa mujer antes de partir tuvo que pasarle algo grave. Respondió mientras leía su pedido. -¿Un rabo? Trata de averiguar que le sucedió.

-Aquí tienes el pancito, mamacita, ¿deseas algo para beber?

-Sí, tráeme un mojito para ver si puedo relajarme un poco. Me dirigí nuevamente al bar, pero antes de hacerlo, pasé por el equipo de música y le puse el cd de Polo Montañez para alegrarle el alma, yo sabía que era su preferido.

-Espero que te guste y si lo deseas, puedes utilizarme como pañuelo para que sueltes todo lo que llevas dentro, no es la primera vez y ya estoy acostumbrado, ¿tan mal te fue? Coloqué el vaso frente a ella y se entretuvo unos segundos revolviéndolo y hundiendo la ramita de menta con un poco de rabia.

-Ni te imaginas la decepción que sentí al llegar, tal parecía que no me esperaban a mí. Se detuvo nuevamente y se llevó el vaso a los labios.

-¿Qué no te esperaban a ti? Le dije algo sorprendido.

-Así mismo, todo el interés de mi llegada se concentró en el contenido de las maletas, fue tanto el encabronamiento que mandé a todos pal carajo. Después, todo se tradujo en tragedias, comenzando con las historias que cada cual desea comentarte y que logran aturdirte. La cosa está mala, malísima, nunca la había visto así. Se tomó su breve pausa para llevarse el vaso a los labios nuevamente y sentí deseos de reprimirla por lo que acababa de escuchar. Juana era de aquellas personas que nunca vio nada, sintió nada o se vio afectada por la situación del país. Era de aquellas que se llenaban la boca para hablar mal de Canadá, pero de las que se niegan a regresar, hoy su discurso comenzaba a ser diferente. –Para más jodedera, mi hija se encontraba ingresada y yo quisiera que vieras la situación de los hospitales.

-Pero si no me equivoco, bastante mierda que hablas de los hospitales de este país. Creo que se sintió sin fuerza o valor para enfrentarme.

-Las ventanas del cuarto no tenían persianas, el baño estaba repleto de excrementos, las moscas campeaban por su respeto. En una de esas siento tremenda peste en la cama de mi hija, que por cierto, hace rato que se debe llevar la ropa de cama al hospital, ¿y qué tú crees?, cuando levanto la sábana noto que el colchón estaba podrido. ¡Mira! Así recién operada la levanté y tiré el colchón para el piso y comencé a echar cojones por todos lados. Cuando llegó la jefa de salón le dije que cambiara aquella porquería y mandó a un empleado. ¿Qué tú crees que me dijo aquel descarado? Que fuera con él para que yo lo cargara, ¡mira!, no le menté la madre porque Dios es muy grande. Le grité que ese era su trabajo y la gente me miraba como si se tratara de una loca, nadie dice nada, pero se lo tuvieron que cambiar.

-Ya te advertí en varias oportunidades que no debes ponerte a guapear tanto, recuerda que te ponen una trampita y no te dejan salir más nunca del país, aunque seas ciudadana canadiense.

-¡Me tocan los cojones! La casa no me la habían terminado, al siguiente día se aparece el plomero con su cara fresquecita y me dice debía pagarle setenta chavitos que le debía mi hija por el trabajo ya realizado. El tipo se presentó con su mujer y pensó tal vez que como yo venía de Canadá era comemierda, lo puse nuevo. ¡Mira, cacho de cabrón! Si quieres cobrar esa plata tienes que hacer bien tu trabajo, llégate al baño para que lo veas lleno de mojones. Ya lo sabes, destupe esa porquería, fija bien la taza al piso y luego hablamos. ¿Qué, me viste cara de comemierda? No ves que yo debo trabajar muy duro pa’que vengas a vacilarme. Se detuvo nuevamente y bebió otro sorbo de su mojito.

-¿Y lo arregló?

-No digo yo si lo tuvo que arreglar, el tipo se la llevó al vuelo que conmigo no había jueguitos, pensó que la madre era igual de verraca como su hija. Después, hablo con un vecinito para que se buscara unos varitos, le dije, mira Manuelito, chapea el patio y yo te voy a pagar diez chavitos. Manuelito me pidió que le adelantara algo porque no tenía nada de comer en la casa, ya sabes, el mismo cuento te lo hace todo el mundo. Le respondí que no, yo no pagaba por adelantado, si estaba tan necesitado que se pusiera a chapear y en cuanto acabara le daba su plata. ¿Qué tú crees que hizo el tipo? Chapeó la mitad del patio y me pidió cinco chavitos para resolver su problema, se los di y salió disparado a comprar ron. La mayoría de la gente anda borracha, hay un alto porcentaje de la población hundidos en el alcoholismo. Esta vez agarró el pancito y lo abrió a la mitad, se entretuvo untándole la mantequilla.

-Tal vez el tipo no pudo terminarte el patio por estar fuera de fonda, no es fácil trabajar sin jamar. Traté de justificarlo.

-El problema es que mucha gente no quiere trabajar y vive pendiente de los envíos de sus familiares, yo quisiera que vieras aquello, da lástima ver como se encuentra el país. ¿Y? De lo único que se habla es de escapar, todo el mundo quiere ganarse la pira.

-¡Coño! Pero en esa situación quién rayos desea vivir, ya llevan medio siglo con la misma cantaleta y la gente anda desesperada, también hay que comprenderlos.

-Y no te cuento de las tribulaciones para ir a visitar a mi hija, el transporte está de madre y yo no podía darme el lujo de andar cogiendo taxis todos los días.

-¿Cómo te movías?

-¿Cómo? Tuve que jugar parrillas de bicicletas como en los viejos tiempos. ¿Qué te cuento? Un día me llevó un sordo al que debía pagarle dos chavitos por el viaje. No te imaginas los sustos que pasé, un carro pitándonos detrás y yo golpeando al sordo para que se arrimara a la acera y el tipo que no entendía, no nos mataron de milagro. Una noche, mi hijo salió para el hospital a llevarnos comida, pero imagínate tú, por el camino lo detiene la patrulla y se lo llevan preso por cargar con él un cuchillo. Ya sabes el bateo que se formó por portar arma blanca, y lo más jodido, yo di ese viaje corta de plata, solo fui por la emergencia del parto de mi hija.

-¿Cómo resolviste la situación?

-Yo no sé si te causará risa, ¿te acuerdas de todas las muñecas que yo tenía decorando mi apartamento?

-Sí, me acuerdo de eso.

-Pues las muñecas me sirvieron para sobornar a los policías.

-¡Coño, Juana, no te creo!

-¿No me crees? Gracias a esas muñequitas pude sacar a mi hijo del tanque. Pero ahí no terminan las tragedias, cae enfermo mi nieto con un ataque de asma y me veo obligada a llevarlo hasta la Balear, ¿te acuerdas de ese hospital? Bueno, estuve veinticinco minutos esperando por el médico y la enfermera me decía que el doctor se encontraba en el baño. Tú sabes que yo me mando por esta lengua, ¡mira muchacho!, me le di una explotada a aquella enfermera que ni te imaginas, lo menos que le dije fue que si el médico estaba cagando una soga, pa’qué contarte. Después vino lo peor. Le dio una mordida al pan y lo masticó lentamente.

-¿Hubo algo peor que eso? Bebió un poco de agua y me miró a los ojos fijamente.

-No aparecía la medicina y la enfermera solo me dijo, ¡mírame bien a los ojos y trata de comprenderme! Le enseñé un poco de chavitos y desapareció unos minutos. Regresó con un paquetico en las manos, eran las medicinas que necesitaba mi nieto, le di diez chavitos y regresé con el niño a la casa.

-No es la primera vez que me cuentan algo similar.

-Es terrible que la corrupción haya invadido el alma de esa gente.

-No es la corrupción, Juana. Es la necesidad, la lucha que llevan esos seres por sobrevivir. Por fortuna tú pudiste resolver el problema gracias a la posesión de moneda fuerte, ¿te imaginas al que no tenga un solo centavo?

-Claro que lo imagino porque lo vi con estos ojos y nadie puede hacerme un cuento.

-Chica, tu viaje fue un desastre, ¿no hiciste nada por allá?

-¿Nada, cómo qué?

-Como sexo, chica. Como te recomendamos antes de salir para combatir un poco esas depresiones en las que sueles caer con frecuencia. Ya sabes, no hay mejor medicina que esa. ¿No recuerdas que el psicólogo de madame La Flamme le recomendó mucho sexo? Y eso que la temba tiene setenta y cinco años, eso es el mejor antídoto para el caso.

-Hasta para eso he sido fatal, ¿recuerdas que te hablé de aquel ligue que tuve por Internet con un cubano de la isla?

-Sí, me acuerdo de eso, estabas muy entusiasmada con esa conquista.

-¿Qué te cuento? El tipo fue a esperarme al aeropuerto.

-¡Coño! Es un tipo de ley, ¿no?

-¡Mira, no jodas! Estaba todo destimbalado, sin dientes y empercudido a no dar más, era la copia del Don Quijote de 23 y G. Le pedí un teléfono donde localizarlo y todavía debe estar esperándome.

-Pero en la isla hay más, no creo que hayas regresado en blanco.

-Pues mira que sí, hay un millón que se ponen pa’tu cartón, pero lo que buscan es la manera de escapar y yo quiero estabilidad.

-¿Qué vas a hacer entonces?

-Tengo otro ligue de Internet que vive en Miami, pero dice que no tiene papeles. Ya le dije que si quería agarrar esta conejita que cruzara la frontera.

-¡Coño! Pero es que tú no escarmientas, siempre andas metida en líos. ¿Por qué te demoraste tanto en la isla? -Esto no se lo vayas a contar a nadie, promételo.

-Te lo prometo, no se lo voy a decir a nadie.

-Y no lo vas a escribir tampoco, promételo.

-Y no lo voy a escribir, no te lo prometo.

-Resulta que andaba corta de plata y se me ocurrió alquilar un almendrón para ir al aeropuerto. ¡Ay, muchacho! Aquella cafetera de mierda se rompió en el camino y perdí el vuelo.

-¡No te creo!

-Y lo peor, no tenía dinero para pagarme un nuevo pasaje. Ni te imaginas lo que he llorado, pensé que me quedaba atrapada en aquella trampa. Ya te digo, no pienso regresar nuevamente, voy a tratar de sacar a toda mi familia.

-De verdad, te compadezco. Bueno, creo que ya recibiste una buena lección, pienso que no quede nada por contar.

-¡Ah, no! Si hasta el regreso fue fatal. Fíjate que me quedé dormida en el avión y la aeromoza no me despertó para darme el desayuno, parece que andan haciendo sus negocitos con los sandwichitos también.

-Pero muy bien pudiste reclamarlo cuando te despertaste, eso está incluido en el precio del pasaje.

-De verdad que no deseaba tener más problemas. Sonó la campanita de la cocina y fui por su comida.

-Buen provecho, Juana. Le dije cuando le presenté el plato y me alejé para que comiera tranquila.

-¿Y qué te contó la loca? Preguntó el cocinero en uno de mis viajes por la cocina.

-¡Ay, muchacho! Es una película de terror, pero como es tan larga mañana te la cuento, dice que no piensa regresar nuevamente a la isla.

-¡No jodas! Tan patriota, tan cederista…

-No va más, por primera vez la escucho hablar tan mal de su paraíso.

Tres días después, Juana regresó nuevamente al restaurante. Tenía mejor semblante y olía a todas esas cremas que ella utiliza desmedidamente. Se sentó en la barra y pidió un mojito como siempre había sido su costumbre. Pocos minutos después, entablaba una amena conversación con otro cliente.

-Yo te digo una cosa, el frío de este país no hay quien lo resista. En cuanto tenga una oportunidad me voy de regreso para mi país, ya estoy cansada de la nieve. Total, ya se terminó de arreglar la casa y como quiera que sea, yo nunca me acosté sin comer. Allá es otra cosa, aquí la gente vive con mucha soledad. La gente hace sus fiestas en la cuadra y todo el mundo se conoce, yo misma, cada vez que voy participo en la caldosa del comité… Se detuvo para beber.

-¡Chica! Búscate un marido y verás como la vida adquiere otro sentido. Llevas ocho años yéndote de este país y con la misma cantaleta.

-Ten la seguridad de que en la primera oportunidad me voy pal carajo. Reaccionó con algo de violencia y la dejé con la palabra en la boca.

-¿Sabes quién está en la barra? Le pregunté al cocinero.

-No me imagino. Contestó mientras preparaba una ensalada.

-Nada más y nada menos que Juana.

-No es una sorpresa, estuvo aquí hace unos días, ¿no?

-Sí, pero ya cambió el discurso nuevamente.

-No le hagas caso, consorte. Esa jeva está frita del coco.



Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá 
Jueves, 22 de Febrero del 2007


xxxxxxxxxxxxx

viernes, 22 de febrero de 2019

DANZANDO ENTRE CHIVAS



                       "DANZANDO ENTRE CHIVAS"







OBERTURA

-Se ha perdido bastante gente del restaurante. Dijo algo mirando hacia la entrada, trataba de burlar el tedio angustioso que se vive cuando el salón está vacío y la música no puede sustituir la simpatía de cualquier cliente.

-Sí, mucha gente ha desaparecido como por arte de magia, Dios sabrá por qué lo han hecho, solo imagino los motivos de algunos. Respondió Arturo con signos de cansancio y solo por romper el silencio.

- No creo que existan muchas razones, aquí no se ha tratado mal a nadie. Contestó Alfonso tratando de hilvanar una conversación algo lejana y carente de mucho interés para él.-Antes venían más cubanos que ahora.

-Tampoco debemos preocuparnos, no dependemos de ese mercado y la comunidad cubana además de ser relativamente pequeña es muy enigmática.

-¿Y cuales son los motivos que imaginas sobre esas ausencias?

-Algunos ya los conoces, es lógico que se pierdan aquellos que acostumbraban a consumir sin pagar cuando teníamos socios en el negocio. Muchos lo hacen por falta de tiempo, la vida por acá es muy ocupada y estresada. Otros han desaparecido después que recibieran instrucciones de hacerlo.

-¿Instrucciones de quién? Esta vez se sintió atacado por la curiosidad, se dirigió al equipo de música y bajó el volumen. 

-Instrucciones de allá, Alfoncito. ¿De dónde va a ser?

-¿De Cuba? No lo creo. Casi se sintió seguro al responderse, lo invadía la misma inocencia de la que Arturo fuera un día víctima. Pecaba como él lo hizo, aquella candidez infantil del que llega y cree que todo el mundo es bueno y todo lo que brilla es oro, su candidez lo convertía en una presa fácil. 

-¿Por qué no lo crees? 

-No creo que al gobierno le preocupe darle instrucciones a una jinetera. 

-Pero no todas son jineteras ni pingueros, esos pertenecen al grupo de los que no pagaban, debes saber distinguir entre la clientela. Además, ¿quién te dijo que una simple puta no sea de interés para el gobierno? 

-Yo te lo digo por una razón muy sencilla, ¿qué información de importancia pudieran brindar? 

-Cualquier información es útil para ellos, hasta la que brinda una simple puta. 

-No lo creo, una jinetera no tiene mucho que informar. 

-Eso crees tú, no olvides que una cama ejerce mucho poder sobre la lengua. 

-Pero, ¿qué información pueden brindar de interés? 

-Ya te dije que cualquiera, para ellos todo es importante, es un sistema enfermo que trata de controlar la vida íntima de todos sus ciudadanos. El asunto es muy sencillo, no es la información de una sola jinetera, ellos se
 nutren de todo lo que reciben, todo es importante, cualquier detalle por muy insignificante que te parezca. 

-¿Y crees que captarán a una puta para que trabaje para ellos? 

-No es la primera vez, eso se lo han propuesto a delincuentes comunes que yo conozco en los viajes que han realizado a la isla. 

-¿Qué puede informar esa gente que sea de importancia? Me rompo la cabeza y no acabo de comprender. 

-Ya te dije que cualquier cosa, ¡mira!, cada uno de nosotros tiene un expediente abierto en la isla. 

-¡Nooo! ¿Hasta yo? 

-Hasta tú, ¿quién te da el pasaporte, quién te da el permiso de salida? 

-Me lo da Inmigración. 

-¿A quién está subordinado Inmigración? 

-Al Ministerio del Interior. 

-Sobran las palabras, está subordinado al mayor órgano represivo en la isla. 

-Sí, pero qué les puedo interesar yo. 

-Hoy tal vez nada, pero el mundo da muchas vueltas y mañana puedes estar trabajando en un punto clave o de interés para ellos. Puedes estar muy cerca de una persona a la que ellos consideren de importancia, y es precisamente desde ese instante que pasas a ser un individuo que reúne todos los parámetros acorde a sus necesidades. Pero bien, para llegar a ese punto, ellos se
 nutrieron de toda la información recibida a través de gente sin aparente importancia. Es de esa manera que conocen todas tus debilidades, aficiones, intereses, ambiciones, gustos, etc., o sea, con toda esa información que les llegó, fueron construyendo un perfil de tu persona que luego será utilizado por el agente o enviado con la finalidad de acercarse a ti u otra persona para captarlo, para chantajearlo, destruirlo, etc. 

-¡Ñooo! ¿Tú crees? Me has dejado frío con esa trova. 

-No era mi propósito, solo puedo recomendarte que abras muy bien los ojos. ¡Mira! En Cuba era muy sencillo detectar a cualquiera de esos personajes, los encontrabas donde quiera y era simple distinguirlos de la media poblacional. Si entrabas a un hotel, cabaret, restaurante, etc. Eran aquellos tipos de jeans, guayabera con un bolsillo lleno de bolígrafos y otro de tabacos, Rolex o Seiko, espejuelos calobares y un walky-talky, imagino que hoy tengan celulares y hagan alardes de su posesión. Muy cerca de él un Lada con una pila de elementos que lo distinguían de los pocos distribuidos entre los privilegiados del sistema. Hablemos de las llantas, gomas, equipo de música, cristales ahumados, pintura, caja de velocidad especial, etc. Los tipos no escondían su identidad y eso les servía de pasavante para disfrutar infinidad de privilegios y considerarse temidos por administradores y población en general. Aquí, la rumba es diferente, tratan de pasar inadvertidos, no levantar sospechas para garantizar poder realizar sus labores en silencio. Cuando uno llega es muy difícil detectarlos, pero después de unos años por acá los sacas al vuelo, ya aprenderás a identificarlos. 

-¡Ñooo! Pa'mí que la mayoría de los que pasaban por aquí eran jineteras y pingueros. 

-¡Abre los ojos y orejas!






PRIMER ACTO - Pas de Quatre 


-¿Quieres que le solicite a Bofill un fax diciendo que pertenecías al grupo de Derechos Humanos en la isla? 

-No hace falta, mi historia es verdadera y no necesito de esos servicios. En aquella pequeña oficina había tres individuos que tenían causas cumplidas por tráfico de drogas. Sobre ellos pesaba una amenaza de deportación de este país, pero no era la sana intención de ayudarlos lo que se respiraba en el ambiente. Arturo sentía claramente los propósitos insanos de vincular a ese movimiento y delincuentes con el propósito de restarle credibilidad y desprestigiarlo. El tipo que le había realizado aquella proposición era un chamaco joven que arribó a Canadá casado con una canadiense, Iv
án. Fue en aquellos años donde la comunidad cubana no sobrepasaba las ciento y tantas personas, el jineterismo se hallaba en fase embrionaria aún. El hambruna experimentada en la isla no había cedido terreno a la invasión de turistas y los casos de arribadas por matrimonios era aún muy escasa. 

........

-Tengo un movimiento integrado por unas ciento cincuenta personas, la mayoría de ellos son profesionales. Le manifestó Bebo en las afueras de aquella oficina donde recibió a Arturo con un abrazo extremadamente familiar. Era cierto que se conocían desde hacía muchos años, pero sus relaciones nunca fueron tan cercanas. Leves contactos de pasillos y escaleras con cruzados saludos formales. Aquel abrazo lo sorprendió y provocó en él un sentimiento de desconfianza tal vez infundado. 

-Eres un afortunado, para reunir a diez cubanos que viven en entera libertad paso mucho trabajo. ¿Me hablaste de ciento cincuenta en Cuba? 

-Sí, necesito apoyo tuyo. 

-Apoyo en qué sentido. 

-Si tienes propaganda, dinero y armas que puedas facilitarme te lo agradecería. 

-La propaganda puedes venir a buscarla mañana, sacaré fotocopias del periódico del CID, es lo único que tengo a mano por ahora. Dinero no tengo, nuestro grupo acaba de formarse y la mayor parte de la gente anda sin trabajo, son recién llegados. 

-¿Y las armas? 

-Eso tengo que consultarlo con Miami, mañana sale un enviado para esa ciudad. Me temo que debas esperar por una respuesta y eso corresponderá a tu próximo viaje a Montreal. 

-Está claro, mañana paso por la propaganda y espero que el próximo viaje tengas respuesta sobre las armas.


....... 

-¿Cómo llegaste a esta ciudad? 

-Yo trabajaba en Consultoría Jurídica, es donde se casan los extranjeros con los cubanos. 

-Pero eso pertenece al Ministerio del Interior. 

-Sí, eso pertenece al Ministerio. 

-Y para trabajar allí debes ser funcionaria de ese Ministerio, ¿o me equivoco? 

-Bueno, yo era trabajadora civil. 

-Pero para ser trabajadora civil del MININT se debe pasar un filtro. 

-Sí, pero eso ya está muy relajado. 

-¿Muy relajado?, pero hace solo tres semanas que deserté en este país y no veo el relajo por ningún lado. ¿Cómo llegaste aquí? 

-Bueno, es una historia algo complicada. Yo misma me confeccioné una carta de invitación. Ya sabes, como tenía controlado a todos los extranjeros en la computadora, saqué al azar a tres y confeccioné esas cartas que luego las hice llegar a un amigo que vive aquí para que las enviara por correo a la embajada canadiense en La Habana. 

-Y como es de suponer, la embajada se tragó el cuento. ¿Y la plata del viaje? 

-Yo fui comprando los dólares en la bolsa negra para cubrirme todos los gastos. 

-¿Cuánto devengabas en tu cargo? 

-Ganaba unos dos ciento treinta pesos mensuales. 

-¿Cuánto tiempo te pasaste ahorrando para el escape? 

-Unos dos años. 

-¿Y cuando llegaste a Montreal? 

-Ni te imaginas, llegué al aeropuerto de Mirabel y solo tenía cincuenta dólares en la cartera. Por suerte había un taxista que hablaba español, era un latino. Le conté mi problema y me dijo que con ese dinero no me alcanzaba para llegar a la ciudad, pero se brindó para hacerme el favor de ayudarme. 

-¿Y a dónde te dirigiste? 

-Le mostré la dirección de un periodista que escribía para Radio Martí y me llevó a su casa. Luego, ese señor me llevó para la casa de una cubana que lleva viviendo aquí unos veinte años. 

-Vamos a ver si me cuadra la caja con el billete. Dices que ganabas dos ciento treinta pesos al mes y que comprabas los dólares por la bolsa negra. En esos días el cambio estaba a quince pesos por dólar, o sea, mensualmente podías comprar unos quince dólares y treinta centavos. Al año hacen una suma de ciento ochenta y tres dólares y sesenta centavos. Si lo multiplicamos por los dos años que estuviste ahorrando, llegamos a la conclusión de que en ese tiempo lograste ahorrar tres cientos sesenta y siete dólares y veinte centavos. Si deducimos los gastos de pasaporte, carta de invitación, carta blanca, etc., lo que te quedaba es una cantidad insuficiente para pagarte el pasaje en Cubana de Aviación. Pero como bien dices, aquello era un relajo y lograste que te dieran el boleto por un precio aproximado a los cien dólares porque debías conservar unos cincuenta para el arribo a un país donde no conocías a nadie, ¿me equivoco? Ella guardaba total silencio mientras Arturo sacaba sus matemáticas conclusiones. 

-Es probable que no me creas, pero la historia es un poco más complicada. 

-Claro que es complicadísima y me imagino que alguien de mucha confianza te haya estado manteniendo durante ese tiempo durante el cual no pudiste comprarte ni una íntima. ¿Tienes hijos? 

-Tengo una hija en Caibarién. 

-¡Ahhh! Eres de Caibarien. 

-¡No! Yo soy de Santos Suárez. 

-¿De qué parte de Santos Suárez? 

-De la calle La Sola y Libertad. 

-¿No conoces a Maritza en tu cuadra? 

-No la conozco. 

-¡Qué raro! En Cuba todo el mundo se conoce en su cuadra. ¿Sabes una cosa? Yo vivía a dos cuadras de tu casa. 

-Yo creo que sufres un poco de paranoia. 

-Paranoia, ¿por qué? 

-Porque estás viendo un fantasma donde no lo hay. 

-No es un problema de fantasmas, esos cuentos están buenos para Inmigración y la gente que lleve viviendo más de veinte años por acá, pero yo acabo de llegar igual que tú. 


........

-¡Oye! Te llamo desde Toronto, distribuí toda la propaganda por el buque. ¿Vas a venir por aquí para tratar el asunto que hablamos. 

-No, Toronto no está al doblar la esquina y estoy trabajando. Así que distribuiste la propaganda. 

-Bueno, y de lo que hablamos del asunto de las armas. 

-¡Compadre! Esos temas no se tocan por teléfono. Ya tengo la respuesta de Miami, pero el asunto hay que hablarlo personalmente, ellos exigen garantías y pruebas, ya hablaremos cuando vengas por aquí. 

-Tienes contactos con organizaciones contrarrevolucionarias aquí en Toronto. 

-¡Claro que las tengo! 

-Hace falta que me conectes con ellos. 

-Bueno, anota los números de teléfonos que te voy a dar. 

-Oká, voy a tratar de conectarme con ellos, cuando vaya por Montreal me pongo en contacto contigo. 

-¡Aló! Doctora es Arturo desde Montreal. 

-¡Aló, Arturo! Qué noticias nuevas tienes para mí, que sean buenas por favor. 

-Doctora, hay un individuo que anda enrolado en un barco cubano que va a tratar de contactarlos. Sospecho que trabaja para la inteligencia cubana y es un provocador, los alerto de ello, se hace llamar Bebo. 

-No te preocupes Arturo, voy a llamar a los servicios de inteligencia de Canadá para pedir orientaciones.


-Bueno, luego me explicas.





SEGUNDO ACTO. - Pas de trois


-¿Y cómo va tu organización? No le sorprendió su interés, lo abrumaba la duda de cómo lo había encontrado y coincidir en el mismo turno de trabajo. Arturo había comenzado a trabajar de once de la noche a siete de la mañana en una factoría donde el único blanco era él. Casi todos los trabajadores de ese turno eran de origen africano y algunos haitianos. Le dio una mordida a su sándwich y destapó el termo de café con leche mostrando indiferencia por aquella pregunta. 

-La organización va bien. Le respondió con vagancia. 

-¿Cuántos miembros suman ya? 

-Tenemos veinticinco, pero no creo que aumente mucho. 

-¿Por qué? 

-Por el miedo que existe entre los cubanos. 

-¿Y tienen algunos planes a ejecutar? 

-Por el momento no teníamos ninguno, pero han llegado una gente de Miami… Arturo se propuso despertar el interés del que ya comenzaba a considerar un enemigo. 

-¿De Miami?, ¿qué buscan por acá? 

-Me hicieron unas proposiciones que yo no acepté, ya sabes como son ellos. 

-¿Proposiciones? 

-Sí, pero nosotros no participamos en actos de violencia en este país. 

-¡No jodas! Estás hablando de algo serio entonces. 

-Muy serio, ¿y tienes contacto con Bofill? 

-¿Para involucrarlo en esas proposiciones? 

-No, para que me mande propaganda. 

-¿Y qué tipo de acción te propusieron? Arturo sintió que lo había conducido a su trampa. 

-¿Sabes que Pablo Milanés va a dar un concierto dentro de unos días en Montreal? 

-Sí, yo compré una entrada para el teatro, me costó veinticinco dólares. 

-Lo bueno que tiene este país es que te devuelven el dinero. 

-¿Por qué lo dices? 

-Porque Pablo no va a cantar, lo van a secuestrar. 

-¿A secuestrar? Estás hablando de algo muy serio. 

-Claro que estoy hablando en serio, ellos me propusieron participar en la acción y yo les dije que no entraba en cosas de violencia. 

-¡Coño! Qué pendejo eres. Dile que yo estoy dispuesto a involucrarme. 

-Te mencioné como una posibilidad, pero no confían en ti. Raúl no quiso insistir cuando Arturo terminó su última frase. 

-Es lógico que así sea, son acciones que deben manipularse con mucho hermetismo. ¿Y cómo van a hacerlo? 

-Para serte sincero, me ofrecí como guía de ellos en la ciudad, pero solo eso. El asunto es que tienen hasta franco tiradores dispuestos cerca del teatro. 

-¡Coño! La cosa es más seria de lo que pensaba. 

-No te estoy hablando boberías. 

-¿Y para qué van a secuestrar a Pablo Milanés? 

-Para cambiarlo por María Elena Cruz Varela, ¿sabes quién es? 

-Sí, una poetiza cubana que está presa y le hicieron tragar sus escritos cuando la detuvieron. Sonó el timbre para continuar trabajando e Iván se dirigió hacia su 
área

.......

-¡Aló, Arturo! 

-¡Hola muchacha! 

-Fíjate que citamos al Bebo para un restaurante por indicaciones de los servicios de inteligencia. 


-Hicieron muy bien, ¿cómo se desarrolló el encuentro? 

-Con mucha tranquilidad, el tipo nos metió la misma trova de su organización en La Habana y solicitó la misma ayuda. 

-¿Le ofrecieron algo? 

-Le tendimos una trampa. 

-¿Cuál? 

-Le dimos cien dólares para que entregara a Gustavo Arcos Bergnes en su casa. 

-No te entiendo muy bien. 

-Eso se cae de la mata, la casa de Gustavo se encuentra bajo vigilancia constante por parte de la seguridad del estado. Si el tipo logra llegar hasta ella y le permiten salir del país nuevamente, es indudable de que trabaja para el G2. 

-De eso no te quepa la menor duda. 

-Bueno, solo te recomiendo que tengas mucho cuidado en Montreal, es una plaza muy fuerte de ellos y cuentan con un gran apoyo de la comunidad latina. 

-No te preocupes, ya pensaré que hacer con ese individuo cuando pase por acá. 


........

-¡Hola Arturo! 

-Sí, ¿quién habla? 

-¿Estabas durmiendo? 

-Por supuesto, me acuesto a las diez de la mañana, ¿quién habla? 

-Es Bebo, estoy fuera de Montreal, exactamente en Trois Rivieres. 

-¡Humm! Eso queda a dos horas de Montreal y no tengo auto. 

-No te preocupes, yo voy a viajar hasta esa ciudad y te avisaré cuando me encuentre allá. ¿Resolviste lo de las armas? 

-Ya te dije que esas cosas no se hablan por teléfono, ¿hicieron algo por Cuba? 

-Bueno, no hemos podido hacer nada. El asunto es que nos hacen falta las armas. 

-¡Mira Bebo! No me vengas a joder con el asunto de las armas, se pueden hacer millones de cosas sin tirarse un peo. El caso es que Miami exige pruebas de la existencia del grupo. 

-¿Y no han escuchado nada por radio Martí? 

-Yo la escucho diariamente y no hay una puta noticia de ustedes. 

-¡Oye! Si la propaganda que me diste la distribuí por todo el barco. 

-Sí, pero estamos hablando de una organización de más de cien personas en la isla. 

-No te preocupes, ya hablaremos de eso cuando nos encontremos. Solo puedo adelantarte que los amigos de Toronto me dieron una misión y la cumplí. 

-¿Cuál fue? 

-Me dieron un dinero para Arcos Bergnes y se lo llevé a la casa. 

-¿Cuánto le entregaste? 

-Le llevé unos seis cientos pesos. Arturo escuchó con atención la cifra y sacó sus matemáticas conclusiones, el cambio en la bolsa negra se encontraba a diez y siete por dólar. Bebo se había quedado con parte de la plata. 

-¡Hola Migue! 

-¿Qué pasó mi hermano? 

-Hay un chiva que viene de Trois Rivieres en estos días, anda embarcado. 

-¿Qué propones? 

-Vamos a agarrarlo, lo secuestramos hasta que salga el barco y después vamos a ponerle unas plumas en el culo y soltarlo encuero como un papagayo frente al consulado cubano, ¿qué te parece la idea? 

-¡Magnífica! Pero vamos a llamar a la prensa para que todo tenga repercusión. 

-Eso es.




Grand Pas Classique – Semperoper Dresden


TERCER ACTO - Pas de deux 


-¿Y no sientes miedo por la existencia de agentes de la seguridad en este país? 

-Para serte franco, no. En la isla sentí ciertos temores, pero ahora creo que comienzo a ser un hombre libre, ¿por qué me preguntas eso? 

-Por nada, simple curiosidad. Veo que llegaste hasta aquí y lo más prudente es mantenerse tranquilo. 
-¿Me sugieres o me ordenas? 

-Ninguna de las dos cosas, tú vives en Canadá. 

-¿Y hay que sentir miedo por denunciar las violaciones de los derechos humanos que ocurren en Cuba? 

-No, pero tú sabes cómo son ellos. 

-¿Ellos? 

-En estos días llega un amigo mío de Cuba y hace falta que le dieras albergue contigo. 

-¿Y por qué conmigo? 

-Porque yo soy una mujer sola y ya sabes el dime que te dirán que se puede formar. 

-Aquí no hay dime que te dirán, esto es Canadá. 

-De todas maneras, quiero evitar cualquier tipo de comentarios, ya sabes que soy una mujer casada. 

-¿Pero eres casada? 

-¿No te había dicho? 

-No, que yo recuerde me hablaste de tu hija en Caibarién, pero nunca de tu marido. 

-Él se encuentra en Argentina. 

-¿En Argentina? 

-Sí, en Argentina. 

-¿Y cómo salió? 

-Ya sabes, casado con una de ese país. Pero eso no es lo peor. 

-¡Ahhh! Hay cosas peores. 

-Sí, al cabo de un tiempo el tipo regresó a Cuba porque dijo que no le gustaba ese país. 

-¿Y luego? 

-Le dije que se marchara nuevamente porque yo tenía en mente abandonar la isla. 

-¿Y los pasajes quién los pagaba en ese ir y venir de indecisiones? 

-La mujer. 

-¿Y ahora está en Argentina? 

-Sí, pero viene para acá. 

-Y por esa razón me quieres sonar a tu amigo, ¿y donde trabajaba tu amigo en Cuba? 

-En el mismo departamento que yo. 

-O sea, el hombre es miembro del Ministerio del Interior también. 

-Sí, pero ya te hablé del relajo que se ha formado allá y yo le cuadré la salida. 

-Muy interesante, no te niego que es cautivante toda esta historia de los relajos en el seno del Minint. 

-¿Puedes tenerlo por acá? 

-Por supuesto que sí, que no se diga, todo en aras de salvar la reputación de una amiga. 



........


-Fíjate que suspendieron el concierto de Pablo Milanés. 

-No te creo. 

-Dicen que se encontraba enfermo. 

-¿Y te devolvieron el dinero? 

-Sí, se lo están devolviendo a todo el mundo. 

-Suerte de vivir en este país donde existen esas garantías. 

-Muchacho, con lo que hay que luchar el varo, menos mal. ¿Y cómo va tu grupo? 

-Más o menos, no crece, ya sabes, hay pocos cubanos. 

-¡Oye! Agrupar esa cantidad es todo un éxito, nadie lo ha logrado en esta ciudad. 

-Ya lo creo, son jóvenes muy entusiastas. 

-Y tienen planes futuros. 

-Hemos estado discutiendo algunos para hacer sentir nuestra presencia. 

-¿Cómo cuales? 

-Hay uno muy sencillo de ejecutar y de gran resonancia en caso de éxito. 

-Debe ser muy bueno. 

-¡Buenísimo!, y sin costo alguno. 

-¿Cómo lo realizarían? 

-Muy simple, ya sabes de los barcos cubanos que atracan frecuentemente en Montreal. Pues bien, vamos de madrugada y le cortamos los cabos de amarre. Como hay tanto frío y la guardia de portalón estará dentro de la superestructura ellos no detectarán nuestra presencia en proa y popa. Una vez cortado los cabos nos largamos en una lancha o auto y ya sabes, corriente abajo del río San Lorenzo que tú conoces, descojonación en el puente Jacques Cartier y la rumba sigue por ahí pa'bajo. 

-¡Ño! Nunca se me hubiera ocurrido esa idea, es brillante. 

-¡Brillantísima!





CUARTO ACTO - Pas de trois 


-Este es mi amigo del que te hablé, ¿puedes enseñarle la entrevista que te hicieron por el periódico El Popular? 

-Por supuesto que sí, aquí lo tienes. Arturo se lo entregó al amigo de María y continuó preparando la mesa para la cena. 

-¿Qué cocinas? Preguntó ella tratando de disimular el interés de su amigo por aquella plana dedicada a su entrevista. 

-Un fricasé de pollo, ¿y tu amigo no trajo equipaje? 

-No, solo esa cajita de tabacos. 

-¿Y no temes por la suerte de tu familia en Cuba? Preguntó el tipo cuando hubo de concluir su lectura, Arturo no conocía aún su nombre. 

-¿Y no crees que ellos tienen bastante gente trabajando en el consulado cubano? Si algo le pasa a cualquiera de mis parientes los voy a volar a todos, poco me importa si en ello caen niños. Me imagino que también deban temer por la suerte de sus compañeros. 

-No te lo he dicho por nada malo. 

-Yo tampoco he querido decir nada malo, solo hay una ley que se debe comprender, ojo por ojo y diente por diente, esa es la que yo aplico. A buen entendedor con pocas palabras sobran, ¿no es cierto? 

-Tú sabrás lo que haces. 

-Por supuesto, ese es mi mensaje. ¿Qué tiempo pasarás por aquí? 

-Yo creo que dos semanas, debo esperar por la plata que me enviarán desde los Estados Unidos para pagar el paso de la frontera, ¿conoces a alguien que se dedique a ese negocio? 

-No tengo ideas de quienes se puedan dedicar al tráfico humano en este país. Arturo le mentía, no deseaba colaborar con ellos en esa misión. 

-¿Y cuál fue la historia que le presentaste a inmigración para aplicar al refugio? 

-¿Yo? Preguntó María tomada por sorpresa. 

-Tú, él acaba de bajar del avión. 

-Les dije que pertenecía a un grupo de derechos humanos en Cuba y que había sido detenida en varias oportunidades. Les dije que en esas ocasiones me violaron y mientras les declaraba todo eso lloré mucho, eso no falla. 

-Ya lo creo, eres muy buena actriz y en este país se le cree todo a las mujeres, es una suerte tener una raja
 entre las piernas. María sonrió mientras preparaba la mesa. 


...........


-¡Compadre! Esta jeva es de la seguridad, hay que comunicarlo a los servicios de inteligencia canadiense. 

-No creo que le den mucho crédito a tus palabras, no olvides que fuiste oficial de la marina mercante. 

-¿Y eso que tiene que ver? Cualquiera es oficial de la marina, es una profesión como otra cualquiera. 

-Sí, pero en el caso cubano se debe ser de extrema confiabilidad. 

-Eso no me preocupa, nunca pertenecí a nada, si desean escuchar mis declaraciones, bien. 

-Yo no perdería mi tiempo, ellos tienen controlada todas nuestras vidas. 

-¡Mira, compadre! Nada de eso me interesa y quiero ir a denunciar a estos hijoputas. Esa gente trabaja para el G2 y dentro de poco van a infiltrar a ese tipo en los Estados Unidos. Iván sintió que Arturo confiaba en él y ese era su propósito.


..........

-Hace falta que me lleves a una casa de cambio. 

-¿Y dónde está María? Hace días que se encuentra desaparecida. 

-No sé, ella me dijo que iba a estar en casa de unas amistades, pero realmente no sé dónde se encuentra. 

-Así que ella te trajo de Cuba, se desaparece y tú no sabes dónde coño se encuentra ahora. ¿Quieres que te diga una cosa? 

-¡Dime! 

-Ahora mismo vamos a partir para la casa de cambio y cuando conviertas esos dólares americanos, me vas a pagar los doscientos cincuenta y nueve dólares que ustedes han consumido de mi teléfono. ¡Atiende bien lo que te voy a decir! No me voy a desprender de ti ni un solo segundo, si no me pagas esa cifra, te juro que no vas a salir de Canadá, ¿comprendiste?, yo no tengo un pelo de maricón ni de comemierda. El tipo guardó silencio y lo invitó a partir. En la calle St. Catherine y luego de cambiar dos mil dólares americanos, el amigo de María le pagó la cantidad exigida y ese fue el último día que se vieron.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
Martes, 27 de Junio del 2006


xxxxxxxxxxxxx



POST DATA.-


El concierto de Pablo Milanés fue cancelado por las alegaciones mencionadas, sin embargo, se recuperó rápidamente de su “enfermedad” e inició a los pocos días una gira por España. El supuesto secuestro del artista en Montreal era falso, solo una trampa tendida al agente Iván en la cual cayó con mucha facilidad.


Amigos de la marina que continuaron visitando esta ciudad, me informaron de las reuniones efectuadas antes de su arribo, donde entre otras, cosas les informaban de mi afiliación “terrorista” y la necesidad de reforzar las guardias para proteger los cabos del barco. ¡Asere, para de joder! Tú no eres terrorista ni un carajo, nos tienes haciendo guardias constantemente en el exterior y no es fácil el frío que se manda este país. Nunca se nos ocurrió semejante locura y solo se trató de otra trampa tendida al agente Iván.


El Bebo falleció en La Habana hace varios años, lo sacaron de circulación inmediatamente por tratarse de uno de los agentes más estúpidos que pasó por Montreal. La propaganda que yo le di, la colocó en las estaciones contra incendio de su barco, no recuerdo si se trataba del antiguo “Antonio Maceo”. La historia sobre el dinero enviado a Gustavo Arcos Bergnes y que no entregó en su totalidad fue real. No pudimos secuestrarlo como teníamos planificado, un amigo suyo lo devolvió inmediatamente a Trois Riviere cuando se enteró de nuestros planes.


María se estuvo moviendo entre los EU y Canadá hasta decidir quedarse acá definitivamente, su amigo se infiltró en los Estados Unidos con facilidad. Durante todos estos años conocí a varias Marías en esta ciudad, agentes de poca monta o simples chivatientes, una que otra cartimplora de sus agentes.


Iván Méndez y Rafael Goicoechea me propusieron en diferentes oportunidades asesinar a Máximo Morales, quien era uno de los cabezas de la organización CID (Cuba Independiente y Democrática) Liderada entonces por el Comandante Huber Matos y con el cual mantenía relaciones de amistad. Mientras hacían esa proposición, sin conocerse en apariencias, visitaban indistintamente a Máximo para predisponerlo en mi contra hasta convertirlo en mi enemigo. Por el año 2005 Juan Luis Argüelles logró que nos reuniéramos en mi restaurante donde firmamos nuevamente la pipa de la paz. Realmente nunca habíamos sido enemigos y mantenemos buenas relaciones.


Una vez que se supo descubierto, Iván Méndez se fue a vivir en Miami donde ha preferido mantener un perfil bajo. Descubierto también Rafael Goicoechea, le ordenaron regresar a Cuba donde ocupó el cargo de Secretario de la CTC en la marina mercante. Un tiempo después fue defenestrado por corrupción y sobrevive gracias a la ayuda que recibe de su hijo. Me enteré de que se encontraba realizando gestiones para vivir en USA y le envié una nota al FBI.


xxxxxxxxxxxx




Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...