UN TRÁFICO ELEGANTE DE CUBANOS
No podía evadir esa
terrible tentación de observarle las piernas, aquellos movimientos suyos
repartidos entre el acelerador del auto, freno y cloche, imponían su voluntad
sobre mis ojos y procuraba ser discreto para no espantarla. Quizás ella lo
hacía a propósito y para rematar, vestía esa mañana una falda bien corta que
dejaba a la vista parte de esa carne provocadora cuando cambiaba de velocidad,
frenaba o aceleraba. Su belleza natural, porque no abusaba de los cosméticos,
la extraía de su tierra de origen. Era bien alta, algo anormal entre la gente
de su país. El color canela de su piel armonizaba perfectamente con el negro
azabache de su pelo lacio y largo hasta la cintura. La belleza de su rostro
tampoco era muy común entre los suyos, ni entre su propia familia, mucho más
cercanos a los mayas y bien atrasados. Ella era un fenómeno o excepción al que
todos respetaban y obedecían como si se tratara de un general. Además de una
inteligencia sobrenatural, era dominante e impositiva, una mujer a la que se
podía admirar, desear y temer.
Yo le había alquilado un
cuarto a una chilena con el fin de acercarme al área de mi trabajo, me salía
mucho más barato a tener que rentar un apartamento para mí solo. La vieja
poseía un apartamento de tres cuartos justo al lado de una de las entradas al
Metro Côte Vertu, no lo utilizaba porque vivía un tardío romance con otro viejo
como ella de origen italiano. De aquel apartamento, modestamente amueblado,
solo mantenía ocupado un cuarto que estaba repleto de tarecos y otras
porquerías. A dos o tres semanas de encontrarme instalado, la vieja le alquiló
el otro cuarto a una vieja centroamericana, quien resultó ser la madre de María.
No era su nombre, pero llamémosla así para evadir cualquier intento de demanda
tan de moda. Luego de sus frecuentes visitas a la madre nos tomamos confianza y
me fue contando a retazos su historia.
Según su boca, decidió
un día abandonar a su desdichado país donde no había, ni hay aún, señales de
esperanzas, progreso o esa palabrita que tanto nos han vendido a nosotros,
futuro. Sin apenas dinero para comer durante una travesía bastante extensa,
María fue quebrando fronteras hasta llegar a México. No faltaron las peleas
para defender su honor o una posible violación. Batallas que fueran cómodamente
vencidas, según me contara, y le creo, ella además de alta era muy fuerte y su
gente, como dije con anterioridad, resultaban feos pigmeos a su lado.
En México trepó el techo
de ese tren al que todos llaman “El Monstruo” y logró entrar ilegal a los
Estados Unidos. Lo lógico hubiera sido que se estableciera de una vez en
cualquiera de los estados de la unión, pero no fue así. Ya les dije que era muy
inteligente, además de excelente calculadora, virtudes que además de
sobresalientes, iban acompañadas de un natural bajo nivel de escolaridad, no
porque ella me lo confesara, podía medirlo de acuerdo con las preguntas y temas
que trataba conmigo. No le atrajo la idea de permanecer indocumentada por
tiempo si definir y miró hacia el norte. Averiguó sobre todas las posibilidades
que le ofrecía aquella tierra en estado casi virgen y fue construyendo
mentalmente una historia mientras cruzaba estados para llegar a esa frontera.
Me contó que, bañada en lágrimas, logró convencer al jurado sobre su estado de
perseguida política violada en varias oportunidades por el ejército de su país,
guerrillas y pandillas criminales. Aceptada como refugiada, protegida y ayudada
por el estado, supo aprovechar el tiempo y se dedicó por entero al estudio de
las lenguas usadas acá. María habla y escribe perfectamente en inglés y
francés.
No paraba de hablar
tratando de convencerme, yo casi lo estaba y le prestaba más atención a los
cambios de velocidad, aceleraciones y frenado del auto. Nos desplazábamos en un
Nissan del 93 comprado hacia apenas unos dos meses, tampoco comprendí las
razones por las que lo eligiera de cambio mecánico, tuvo que ser por su exceso
de adrenalina.
-¡Es un negocio redondo,
Don Esteban! Deja que el hombre te explique con lujos de detalles, te estoy
hablando de un millonario. Me repitió en dos o tres oportunidades durante la
trayectoria.
-Ya veremos, no sé si me
adapte fácilmente a vivir del dolor de nuestra gente. Le repetí también y se
escuchó falso, estábamos hablando de dinero fácil y yo lo necesitaba con
urgencia. Recuerdo que estaba trabajando en una fábrica de pastillas de frenos
que era todo un infierno contaminante, estaba en contacto directo con asbestos.
-Debes situarte en
tiempo y espacio, olvidar un poco esa carga de patriotismo que llevas contigo y
solo servirá de obstáculo si deseas avanzar en este país.
-Yo lo sé, no creo que
sea imposible convencerme a mí mismo.
¿La Patria? Yo nunca
había trabajado para ella, lo había hecho muy duro para formar una familia,
darles un techo y alimentarlos. ¡Mira, ahora! Cuando decidí abandonar ese
infierno en el que nací, la puta Patria se apropió de todo lo que era mío, lo
que había sudado. Resulta que mi apartamento no era mío, aunque había terminado
de pagarlo, peor aún, los muebles que compré en el extranjero tampoco fueron
propiedad de mi propiedad o de la de mi esposa o hijos. Acá me enteré de que le
pertenecían a la Patria y ellos tuvieron que comenzar a pagarlos desde cero. La
Patria, tan devoradora, se había quedado con la ropa dejada en el barco y
tampoco le pagó mis vacaciones acumuladas a mi esposa. ¿El Pueblo? Tampoco me
importaba, no creí ni creo en él y razones sobran. Pensaba mientras hacia un
juicio de conciencia del que estaba seguro saldría absuelto, ella me observaba
en silencio.
-Don Esteban, si usted
no acepta ese trabajo lo hará otro y va a perder una gran oportunidad. Ya
estamos llegando, piense bien la respuesta que le dará a ese hombre. Yo la
escuchaba y lo había pensado muy bien.
Llegamos a un complejo
de oficinas y todo indicaba que la secretaria de la recepción conocía muy bien
a María. Nos llevó inmediatamente hasta una pequeña y modesta oficina que, dudé
perteneciera a un millonario. Detrás del buro colgaba una foto del Papa Juan
Pablo II junto a un hombre alto, algo grueso, rubio y pecoso. Insistí buscarlo
en los archivos de mi memoria y no lo recordé, han sido muchos los famosos
fotografiados junto a su santidad. Continué realizando una exploración visual
dentro de aquel pequeño local mientras guardamos silencio.
-¡Buenos días! Nos
saludó mientras con una mano sobre el hombro derecho de María, la premiaba con
dos besos, uno en cada cachete como se usa por acá y en Europa, realmente era
bien alto y fuerte.
-¡Hello, mister Lucien, Good morning! Le
regaló de paso una de sus bien estudiadas sonrisas y giro su cuerpo en mi dirección.
-¡Le presento a Don Esteban! El hombre me extendió su manaza y nos invitó a
sentar nuevamente. Por un intercomunicador le solicitó a su secretaria tres cafés.
-Como le había
manifestado en días pasados, Don Esteban lleva poco tiempo por acá y se
encuentra bastante actualizado sobre la vida y funcionamiento del sistema en
Cuba. Es la persona más indicada para trabajar con usted de acuerdo con sus
exigencias. No se demoró mucho en hacer esta presentación, ella demostraba tener
mucho más interés que el hombre en poner a funcionar aquella maquinaria de
billetes.
-Espero que, si le
explicaste bien del objetivo de esta empresa, ya Esteban haya aceptado y
podemos pasar a las fases siguientes. Le respondió mientras fuimos interrumpidos
por la secretaria con el café americano ordenado.
-Realmente tengo una
idea aproximada, pero quisiera escuchar de usted con lujos de detalles el
propósito de la misma. Hasta donde ella me ha explicado, debo manifestarle que
me resulta atractiva.
-Voy a exponerte con
brevedad de que se trata, es que tengo una cita con otra persona dentro de pocos
minutos. En caso de que abrigues dudas, podemos encontrarnos cuando ustedes lo
deseen.
-¡Yo estoy de acuerdo!
Intervino ella.
-¡Claro! En caso de
dudas regresaríamos sin falta.
-Esteban, quiero
comenzar un negocio que puede resultar millonario si tenemos éxito. Los cubanos
que viven en USA están pagando mucho dinero para poder viajar a la isla, no
solo eso, tienen que hacerlo por mediación de la Cruz Roja Internacional y a
través de terceros países como México y Canadá. Nosotros podemos reducir esos
costos, los traemos a Canadá y desde aquí los embarcamos hacia la isla.
-¿Tiene ideas de cuánto
dinero ellos están pagando por ese viaje? Le interrumpí para comprobar si tenía
dominios del tema a tratar.
-Me han informado que
entre los $5000 y $6000 dólares, ¿crees que sea cierto?
-No lo han engañado, ese
es el precio aproximado del pasaje y trámites solamente. ¿Hasta dónde piensa
reducirlo?
-He realizado algunos
cálculos y creo que pidiendo unos $3000 dólares, una cifra atractiva comparada
con las actuales, los ayudará mucho y nos reportará ganancias. Estoy convencido
de que, si todo sale bien, las demandas por nuestros servicios crecerán
rápidamente.
-No lo dudo, hay gente
que lleva decenas de años sin visitar a sus familiares. ¿Cuál sería nuestras
ganancias y participación en ese negocio?
-Por lo pronto y para
que tengas una idea aproximada, porque debo cortar este encuentro de hoy por
las razones mencionadas, ustedes ganaran $200 dólares por cada viajero que
arribe a Montreal. En el caso de que esos clientes sean captados directamente
por ustedes, pues en ese caso, se ganarían unos $500 dólares. ¿Qué les parece?
-Muy tentadora la oferta
y le confirmo mi participación en el negocio. Creo que quedan pendientes varios
puntos para el próximo encuentro, trataré de traerlos escritos.
-No hace falta
reafirmarle mi disposición. Dijo ella y quedó concluido de esa manera este
primer contacto. Nos despedimos con un apretón de manos y partimos.
-¿Qué te pareció? Fue su
esperada pregunta mientras emprendíamos el regreso.
-Esta muy bueno ese
negocio, me interesa. ¿Sabes una cosa?
-¿Qué cosa?
-Si pones en
conocimiento de Rafael esta movida, puedes estar convencida de que el negocio
se va a perder.
-¿Por qué dice eso, Don
Esteban? Rafael parece muy buena persona.
-María, te repito, si lo
conversas solamente con él, puedes estar segura de que vas a joder el negocio.
Tú no eres cubana y no sabes de la pata que cojea nuestra gente. Me estaba
refiriendo a Rafael Goicoechea, quien en esos tiempos compartía apartamento
conmigo. Ya le había tendido varias trampas y estaba convencido de que
trabajaba para la Inteligencia Cubana, pero tampoco podía decírselo con claridad
a esta mujer. Ya había conocido a varios paisanos suyos y la traición formaba
una parte importante de sus vidas.
-Si tú lo dices. Trató
de sellar aquella conversación con esas pocas palabras y no me brindó seguridad
alguna sobre su discreción. -Trata de anotar todas las dudas que tengas para
plantearlas en la próxima reunión.
-No hay problemas, yo
creo que debes solicitarle un rendez-vous para el próximo miércoles al
mediodía. Finalizando el tema de aquel negocio y casi llegando a mi
apartamento, comenzó a machucarme la mente una sola pregunta; ¿Cuál era el rol
de esta mujer en ese negocio? No era cubana, no tenía vínculos con su comunidad
en Miami, New Jersey, California, etc. ¿Cuál era su trabajo?
Esta vez no se vistió
con minifaldas y me privó del placer de vacilarle las hermosas piernas.
Mientras conducía su auto con esa mezcla de gracia y agresividad, yo le iba
leyendo el cuestionario de preguntas que tenía lista para dispararle al
millonario. Nos pasaron sin demoras a la conocida oficina, ya el hombre nos
estaba esperando y el café estuvo listo en pocos minutos.
-Muy bien, supongamos
que comiencen a aparecer clientes muy pronto. ¿Cómo logrará la autorización del
gobierno para que puedan entrar a Cuba?
-Esa debe ser la labor más
compleja de este trabajo y en eso me ayudará mucho las cualidades cautivadoras
de María.
-¡Disculpe que lo
interrumpa! Nunca debe manifestar que tiene contactos conmigo, yo soy una
persona bien conocida por ellos en Montreal y supongo que en Cuba también. Esas
cualidades de María son innegables, pero deben estar preparados para algo de
mayor calibre. No olviden que tendrán contacto directo con los servicios de
inteligencia cubanos y en eso ellos son muy buenos. En ese mundo no hay nada
imposible, ellos son corruptos y sobornables, pero deben marchar a una
velocidad prudente. Cuba está participando en el negocio del tráfico humano
desde hace varios años, los más conocidos son los que mantiene con México y Panamá.
No cabe la menor duda de que si un cubano sale de la isla por cualquier país,
esto se debe al consentimiento y autorización del régimen. Este es un punto de
partida válido para cualquier negociación con los individuos del Consulado
Cubano. Yo le recomendaría que cualquier exploración en este campo, la inicie
por su cabeza y evite negociar con testaferros.
-Yo conozco al Cónsul y
ellos me conocen muy bien. Ya he traído a grupos de atletas de la isla a
participar en encuentros con canadienses sin muchas dificultades.
-Esa es una buena
ventaja, yo creo que debe ser el punto de partida. Invitarlo a recepciones,
cenas, etc. y siempre llevar con usted a María como carnada, eso no falla. Eso
sí, debe existir una constancia por escrito de la marcha de las negociaciones.
No quiere esto decir que se les exija un contrato por el contrabando de
personas, pero muy bien pueden intercambiar faxes en apariencias de contenido
inocente y poco comprometedor. Ya saben que esos faxes conservan la dirección
de su origen y es una prueba de que el negocio existió ante cualquier
eventualidad. El hombre iba anotando cada idea que aportaba y de las que tal
vez no había pensado.
-Esta parte de ese
intercambio de comunicación lo voy a delegar en María, ella es buena para estos
negocios. Ella sonrió y nunca pude comprender las razones en las que el rubio
fundamentara lo manifestado.
-Muy bien, ¿cuál es
nuestro papel una vez que el negocio comience a marchar?
-Cuando esto comience a
funcionar como tengo pensado, les habilitaré una oficina en este complejo y van
a trabajar como secretarios míos. En tu caso específico serás mi consejero
particular.
-Van llegando los viajeros
a Montreal, ¿qué hacemos con ellos?
-Yo pondré a tu
disposición un miniván para recogerlos en el aeropuerto y conducirlos hasta un
Motel previamente reservado para esos fines. Por esas razones necesito tenerte
cerca.
-¿Cómo presentará ese
negocio y que no levante sospechas ante las autoridades de la isla?
-La gente viajará como
pertenecientes a una ONG, ya buscaré el nombre que le pondremos y si es
necesario mandar a fabricar pullovers y gorras con un logo alegórico a la organización,
lo haré.
-¿Y una vez en Cuba? Se
supone que, si van de visita por una ONG, deban tener hospedaje en algún hotel,
aunque no lo usen.
-Eso no es un gran
problema, ya has visto las promociones para viajes turísticos a la isla. Si por
unos $300 dólares les ofrecen una semana que incluye vuelo, hospedaje y desayuno
incluido, nosotros podemos lograr algo parecido cuando vean un mercado que
fluye con seguridad. Yo puedo negociar con la Villa Panamericana, está muy
cerca de La Habana y no es caro, allí me he hospedado varias veces.
-¿Sabe una cosa?, creo
que debe comenzar a solicitar la autorización de entrada de los marielitos.
-¿Por qué me sugieres
eso?
-Porque pertenecen al
último gran éxodo de cubanos, serán más de 120 000 personas que desde el 80 no
visitan a su familia y es un mercado asegurado.
-Tienes razón, no es
mala idea, voy a explorar en esa dirección. ¿Alguna otra pregunta?
-¡Por el momento, no! En
la medida que vayan apareciendo las anotaré y se las traeré.
-Yo creo que ya es
oportuno comenzar a hacer promoción de estos viajes entre los amigos y
familiares. Dijo a modo de conclusión.
-Comenzamos a trabajar
en esa dirección, no se preocupe. María no aportó nada, yo creo que estaba
aprendiendo, ella tenía menos conocimientos que el canadiense, su principal
labor seria explotar su belleza y poder para cautivar, pensé.
-¡Vuelvo a repetirte! Si
le dices algo a Rafael, olvídate de este negocio, todo se ira a la mierda. Le
dije una vez que arrancamos de regreso.
-¡Tranquilo, Don
Esteban! No le diré nada.
Mientras el tiempo
transcurría más lento de lo deseado, se avanzaba, se ganaba mucho terreno. La
gente del consulado había mordido “en apariencias” y no se demoró el
intercambio de faxes cada vez más comprometedores y donde se mencionaban cifras
a cobrar en este lucrativo negocio del dolor. En varias oportunidades se los pedí
a María para sacarles fotocopias y no lo aceptó, nunca comprendí esa actitud
suya, tampoco me preocupé por eso.
-Les tengo una nueva
idea que podemos agregar a este negocio. Fue la introducción del millonario a
este nuevo encuentro y se detuvo, pausa siempre oportuna para dar tiempo al
surgimiento de cualquier pregunta.
-Pues somos todo oídos.
Le respondí invitándolo a continuar.
-Yo creo que una vez
establecido el trafico de viajeros hacia la isla, podemos agregar la
posibilidad de sacar gente de Cuba. Sería un trámite algo mas lento, pero
indudablemente más lucrativo.
-¿De cuánto estamos
hablando?
-Nunca menos de los
$6000 dólares, la cifra que andan pagando por acá es de unos $10 000 por un
matrimonio netamente comercial y sus trámites son muy lentos. No había espacio
a las dudas, aquel hombre estaba bien informado del terreno que pisaba.
-¿Cuáles serían nuestras
ganancias?
-En este caso se embolsarían
$1000 dólares por cada cliente que consigan y un precio especial en caso que se
tratara de familiares tuyos.
-Es bien atractiva la
propuesta, ya tengo a mano un primer cliente.
-¿Tan rápido? Dijo ella
para dar señales de estar viva, aunque hasta este punto no dejaba de ser un pez
en tarima, tenia los ojos abiertos y no veía.
-Es que casualmente ayer
me llamó desde California la madre de un amigo preguntando sobre esto mismo,
esta desesperada por sacar a su hijo de la isla.
-No dudo que te
aparezcan muchos mas con la cantidad de gente que conoces en Miami.
-¡Ojalá sea así! ¿Cuáles
serian los gastos iniciales? Pregunté mientras giraba el rostro hacia el
millonario.
-Yo creo que se deben
solicitar unos $500 dólares de entrada por concepto de trámites y debe
aclararse que, si el gobierno cubano niega la salida del país a cualquier
cliente, no habrá devolución del dinero.
-Me parece correcto, además
de los trámites formales, siempre debe tenerse dispuesta una parte de ese
dinerito para los sobornos, que en estos tiempos no son tan elevados por el
estado calamitoso de la economía.
-¡Hay algo más! Como han
podido comprobar por el intercambio de faxes con el consulado, las
negociaciones están a punto de cerrarse y debo viajar a La Habana la semana próxima
para encontrarme allá con el Cónsul y dirigentes del gobierno. ¿Qué me
aconsejas, Esteban?
-¡Va bien rápido el
negocio! ¿Qué le aconsejaría? ¡Tome nota de todo lo que le voy a ir diciendo!
Lo primero de todo lo que continuará, nunca acepte negociar con intermediarios,
hágalo solamente con las personas que le recomiende el Cónsul. No hable
absolutamente con nadie en su habitación sobre este tema u otro de menor
importancia. Usted estará siendo filmado y grabado durante su permanencia en la
isla. Ni se le ocurra llevar a una jinetera que sospeche sea menor de edad al
hotel, será victima de un terrible chantaje del que no podrá escapar. No confíe
en ninguno de los camareros o las mujeres que le hagan la habitación, todos son
informantes de la seguridad del estado. No hable nada de interés político dentro
del auto que alquile, tendrá micrófonos que lo grabarán desde que arranque y se
monte en el vehículo… Hice una breve pausa para beber agua, oportunidad
aprovechada por el millonario para lanzarme una pregunta. María continuaba como
el pescado en tarima.
-¿Hay alguna forma de
distinguir a un agente de la seguridad del ciudadano común?
-¡Por supuesto! Pululan
en todos los hoteles y los puedes encontrar también en sus bares. Visten
generalmente de jeans, guayaberas portando en sus bolsillos bolígrafos o
tabacos, zapatos de producción extranjera. Usan espejuelos para el sol y portan
un walky-talky que los hace sentirse importantes. Cuando veas a uno de esos
personajes en un bar con el mismo trago durante horas, no dudes que está
trabajando. Los de mayor jerarquía se mueven en autos Ladas con cristales
ahumados, bien relucientes y llantas mas anchas que los observados en las
calles habaneras. Puede tratarse también de mujeres, casi todas muy bellas y jóvenes,
buena carnada en la que caen fácilmente los extranjeros.
-¡Muy buena toda esa información!
Bueno, quiero informarles que viajaré a La Habana dentro de tres semanas y que María
debe estar dispuesta para hacer ese viaje conmigo. ¿Tienes el pasaporte en
regla?
-¡Si, lo tengo vigente!
Solo debo cuadrar una licencia médica para justificar la ausencia en el
trabajo. ¿Qué tiempo estaremos por la isla?
-Solo una semana, no
hace falta mas tiempo para cerrar este negocio. Si no queda nada pendiente debo
retirarme, tengo un compromiso de trabajo por cumplir. Nos retiramos con el
acostumbrado apretón de manos y con la esperanza de comenzar muy pronto a ganar
dinero fácil.
-¿Qué te parece la
marcha del negocio? Me preguntó cuando emprendíamos el viaje de regreso.
-¡Quiera Dios que no se
joda! Todo parece indicar que pronto nos entrará buena plata, tenías razón, si
yo no lo hubiera aceptado, es tan tentador que cualquier loco lo agarraría.
-¡Te lo dije! Yo tengo
buena vista para los negocios. Contestó ella y pronto acudieron a mi mente
algunas preguntas que debía haberle hecho a inicios de involucrarme en esta
aventura. ¿Cómo conoció a este millonario que le confió un negocio tan delicado
como el que iniciaba? Luego desechaba la respuesta, ya la maquinaria estaba
engrasada y poco me importaba si se lo había templado. -Necesito enviar una
maleta con algunas cosas para mi familia y un poco de dinero. ¿podrás llevármelo?
-¡Puchica, Don Esteban!
No tenías necesidad de preguntarlo.
-¡Ven acá, asere! ¿Cómo
es ese tumbe donde involucraste a mi vieja para sacar a Luisito? ¡Fíjate, devuélvele
la plata o te meto en candela! Fue una inesperada llamada sin justificación alguna.
-¡Mijo, yo quisiera que
disculparas a mi hijo por las cosas que te dijo, él es muy impulsivo! Fue otra
llamada recibida solo unos minutos más tarde.
-Mi vieja, yo lo lamento
mucho por Luis y por usted. Si usted se fija en su estado de cuentas bancaria,
ese cheque no lo he depositado esperando tener mas confianza en este negocio
por arrancar. O sea, comprobará que no se lo han descontado. Mañana a primera
hora se lo envío de regreso y dentro de unos minutos voy a llamar a Luis, yo no
me ensucio las manos por tan poca cosa.
-Luisito, esta es la última llamada que te hago. Tu hermano se puso a comer pinga pensando que yo le
había tumbado $500 dólares a tu mama. Mi hermano, yo no tengo necesidad de
cagarme por tan poca cosa. Te deseo mucha suerte y ojalá puedas resolver la
salida de Cuba de alguna manera.
-¿Qué esperamos? Le
pregunté después de haber colocado mi maleta en el maletero de su auto.
-Estoy esperando por
Rafael, pobrecito, se lo tuve que decir para que se buscara unos pesitos. Además,
con la gente que él conoce por Miami aumentará rápido nuestra clientela.
-¡María, acabas de joder
el negocio! ¡Te lo advertí bien claro, cojones! Tú no conoces ni pinga del
terreno en el que te estas moviendo, ahí te dejo la maleta, no tengo por que
acompañarte.
Varias horas mas tarde
me llamó desde el aeropuerto para decirme que no pudo embarcar la maleta por
exceso de equipaje. No me llamó para preguntarme si deseaba que pagara por las
libras de la maleta y me sorprendió cuando me dijo que debía ir a buscarla a la
oficina del millonario. Es muy probable que aquella maleta nunca haya salido de
aquella oficina.
-¡Don Esteban, ni se
imagina! Nadie fue a contactarnos en la semana que permanecimos en el hotel,
creo que se jodió el negocio.
-¡Yo no creo, estoy
convencido! El negocio no se jodió, lo jodiste tú al abrirte de patas con este
individuo después de habértelo advertido en varias oportunidades.
-De verdad que siento una
pen…..
-¡Mira, mejor vete a
tomar por culo!
Solo unas pocas semanas
mas tarde, el gobierno cubano abrió simultáneamente varias agencias de viajes
en Miami. Digo “el gobierno cubano” porque todos los que viven en esa ciudad lo
saben y callan, solo ellos tienen la autorización para realizar esos trámites
con la oficina de intereses en Washington. Curiosamente, otro tiempo después,
el gobierno cubano autorizó la entrada al país de los “marielitos”.
Es muy probable que esa
haya sido la única acción de importancia realizada por Rafael Goicoechea en
Montreal, solo que, de ser así, lo logró por la indiscreción y estupidez de esa
mujer. Rafael no era un agente de interés, ni preparación técnica para realizar
un trabajo de esa envergadura. Dudo que el Cónsul cubano le diera participación
a un chivato de poca monta, como era él, en una operación de inteligencia.
Como quiera que haya
sido, quedó demostrado que el gobierno cubano sí se involucra en negocios
turbios como el del tráfico humano.
La Patria no aceptó mi
desquite, no pude lucrar con su dolor. Tampoco volví a encontrarme con aquel
milloneta bendecido por el Papa Juan Pablo II.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2020-05-25
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