Visitas recibidas en la Peña

miércoles, 11 de junio de 2025

ABUELA NEGRITA


ABUELA NEGRITA



 

La negra, así me enseñaron a conocerla, pero con toda la intensidad y desprecio acumulado por el color de su piel. La negra, siempre pronunciada con ese acento despectivo que busca sepultar cualquier indicio de virtud. Insistían, machacaban constantemente dentro de mi cabeza infantil buscando tal vez, o pretendiendo, dejar esa semilla de odio que nunca es capaz de germinar en el corazón de un niño.

 

¡No la llames por su nombre, ella es una negra! Nunca alcancé a comprender el objetivo perseguido por mi abuelo materno, mi inocencia, maltratada con su enfermiza insistencia, no podía distinguir donde se ocultaba el fantasma de un rancio racismo que deseaban penetrara en mí.

 

-¡Abuelita negra, dame pan! Dijo mi hija de solo unos tres años y al escucharla no pude evitar saltar como un resorte.

 

-¡De abuela negra, nada! ¡Solo abuela! ¿Me escuchaste? Ella se asustó con aquella repentina reacción mía y rompió a llorar.

 

-¡Ven acá, mijita! ¡No llores, tu papá está medio loco! ¡Abuela negrita, bien! La tomó con ternura de su manita y con esa dulzura que nunca la abandonaba se perdió por la puerta de la cocina. Por allá las escuché cuchicheando algo sobre el papá medio peleón que era yo.

 

Una vez le dije negra, claro, sin esa carga de odio que quisieron inculcarme. Pudo haberse escuchado algo divertido, muy infantil, pienso yo. Ella mantuvo la calma y derramó sobre mi alma de niño toda la dulzura reservada quizás para otra ocasión. Después, no puedo precisar con exactitud cuánto tiempo había transcurrido en esa lucha de ella por conquistarme, me regaló una hermanita. Ya yo tenía tres hermanos blanquitos y no recuerdo cómo me dieron la noticia, solo que me alegré mucho porque era hembrita, algo nuevo. Camino a su casa, que no era tal, un humilde cuartucho en la carretera que unía al Moro y el Lawton, mi mente iba ocupada con ese pensamiento que no lograba abandonarme, ¿de qué color era mi hermanita? ¡Vaya sorpresa! No paraba de observarla mientras estuve junto a su cuna, era tan blanca como yo. La miraba a ella, lo hacía con su madre y nunca pude resolver aquella ecuación extravagante de colores.

 

Un tiempo después se mudaron para Los Pinos, otro cuartucho situado en 24 de Febrero y Finlay, era como si estuviéramos condenados a habitar todos los cuartos existentes en La Habana. Allí continuaron naciendo otros hermanos, unos tras otros, la familia se reproducía rápidamente, muy fecunda ella, como si fuéramos conejos. Aquellos hermanitos no salieron tan blanquitos, tampoco tan prietos, eran mulatitos. Bueno, se me estaba olvidando contarles que la negra, además de criar a sus hijos, que fueron cinco en total, cargó sobre sus hombros la suerte de dos hermanos míos carnales, dos blanquitos que no eran suyos. ¡Siete niños! Resulta fácil pronunciar esa cifra, pero muy difícil a la hora de calzarlos, alimentarlos y velar por sus fiebres. Ella lo hizo sin marcar diferencias entre unos y otros, todos eran sus hijos y es aquí donde radica toda su grandeza. Aquellos dos hermanos míos fueron muy afortunados, tanto, que para ellos no existe otra madre que aquella negra.

 

La suerte cambió de repente y mi padre, un gran “revolucionario” de sus tiempos, fue premiado con un magnífico apartamento en 49 B entre 74 y 76 en Marianao. Yo había crecido, me convertí en un hombre que violó su infancia y pubertad, un hombre de 14 años que portaba armas, metralletas de verdad y no las pistolitas o revólveres que traían los Reyes Magos. Durante mis pases del Servicio Militar, me convertía en el hijo número ocho de la negra. No solo debía hervir y lavar las sábanas meadas por mis hermanos menores, se sumaban también mis uniformes de militar. Nunca protestó, nunca manifestó estar agotada, nunca se sintió incómoda, todo lo contrario, no sabía qué hacer para complacer a su hijo mayor.

 

La felicidad siempre dura poco en casa del pobre y la mala suerte se ensañó sin piedad con ella. La “Patria”, la puta patria que ha servido de argumento para justificar el abandono de tantos de sus hijos, fue la causa que utilizó nuestro progenitor para abandonar a la negra con todos mis hermanos. No pudo haber ocurrido de una forma peor, los llevó a todos para Jatibonico, iba supuestamente a cumplir con un llamado de esa patria mencionada. Después, a cientos de kilómetros de su pariente más cercano, quedó la negra sola, desamparada, casi olvidada con siete hijos, mi padre escapó con una compañera de su partido. Recuerdo que una vez, cuando intentó marearme con sus falsos argumentos, solo alcancé a decirle algo, puede que sean las mismas palabras: ¿Cómo es posible que se sienta amor por un amigo, un compañero de trabajo, del partido, cuando se ha abandonado a nueve hijos? Eran nueve los que quedaron regados por el camino, cinco de la negra y cuatro blanquitos. No supo responderme, no podía hacerlo.

 

Esa fue la fecha en la cual la negra se convirtió en gigante, siete bocas para alimentar con solo dos brazos, admirable. No protestó, no reclamó, no abandonó a ninguno de sus cachorros, mulatos o blancos, eran de ella, les pertenecían. Regresó con toda su prole a Isla de Pinos, era el único sitio donde tenía parientes. La casa, si acaso pudiera llamarse así, se encontraba en muy mal estado. La luna y el sol se aprovechaban de ello para penetrar por sus paredes y disfrutar de todos sus secretos. La negra no cedió, nunca se dio por vencida, solo que ahora su tarea era un poco más difícil. No solo debía llenar siete barrigas, se imponía la necesidad de reparar y proteger su nido. Nadie puede imaginar cómo rayos lo hizo, pero lo logró.

 

Si la solución de todos esos problemas económicos que la agobiaron durante tantos años pudiera ser interpretado como su mayor mérito, creo que se equivocan. Haber logrado mantener esa cohesión dentro de su núcleo familiar, y no solamente esa unidad, haber creado toda una institución indestructible basada en la existencia del gran amor sembrado entre sus hijos, esa ha sido su máxima victoria lograda al precio de un sacrificio que solo conocen los que vivieron dentro de aquellas cuatro paredes.

 

Hace solo unas semanas mi hijo viajó a Isla de Pinos para despedirse de su abuela negrita, no pude contenerme y escribí unas líneas mojadas con mis lágrimas. No conforme, llamé y pude entre dolorosos sollozos decirle algunas palabras a mi hermana, insistí en algo, que le dijeran cuánto yo la quería, solo eso. Muchas veces hablé con la negra por teléfono y siempre me salpicaba con sus lágrimas y me torturaba con la misma pregunta, ¿cuándo te veré?, no creo que vaya a morirme sin verte, me partía el alma.

 

Hoy dejó de respirar y no ceso en la búsqueda de todas sus virtudes, era sencillamente asombrosa. Recuerdo que una vez la llamé para informarle de la muerte de mi padre, ironías de la vida, siendo un extremista comunista murió en Miami. Ella lloró desconsoladamente por el autor de todas sus desgracias, indudablemente que su amor no tenía espacio disponible dentro de aquel cuerpo oscuro de piel, pero con un alma enchapado de diamantes.

 

Tengo el corazón arrugadito como una de las pasitas que adornaban su cabeza, todavía hay cosas que no comprendo, por ejemplo, la capacidad del ser humano para soportar tantos golpes y dolor. No entiendo que exista un Dios que castigue a los buenos con una dolorosa agonía, tal vez sea el precio que se deba pagar para entrar al cielo, no lo comprendo.

 

Espero que se lean estas líneas ante su féretro, un poco antes de que las primeras paladas de tierra comiencen a cubrir su caja. Espero que sirvan de homenaje a una mujer grande, enorme, gigante, a la mejor de todas las madres, negra ella. Espero que entre todas las lágrimas de mis hermanos se encuentren las mías, ese dolor nos pertenece a todos por igual. Entonces, cuando esa caja comience a descender en las profundidades de su tumba, quisiera que se escuchen las palabras de una niña.

 

-¡Abuelita negra, dame pan! Qué ironía, hoy es San Esteban.

 

 

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

 

Montreal..Canadá.

 

2009-12-26

 

 

 

Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.

Jalil Gibrán.

 

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sábado, 26 de abril de 2025

LUISITO

 




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A la izquierda mi hermano Pedro y a la derecha Luisito, una de sus ultimas fotos.


LUISITO


Su muerte fue anunciada los trescientos días posteriores a su nacimiento, probablemente haya superado los cuatrocientos y ahora no lo recuerde muy bien. En el hospital decían las mismas palabras: “Probablemente no llegue a la media noche”. Vengan lágrimas de mi madre que apenas comprendía, desvelos y viajes constantes al Hospital Infantil del Vedado, quizás la única distracción que teníamos entonces, viajar en aquellas antiguas guaguas de madera. 

Fue largo el tiempo sufriendo aquella agonía que nunca tuvo fin, ya mayor, pude reconocer el mérito de aquel hermano menor en su batalla por la vida. Muy pocos han luchado tanto como él para vencer, ortos y ocasos se confundían mientras vivíamos una terrible miseria. Luego de leer aquella obra tan famosa de Víctor Hugo yo me reía, lo suyo había sido solo una comedia comparada con nuestras desafortunadas vidas. Por suerte existen primos aun vivos que son testigos de esto que les digo y no quiero explicar con lujos de detalles, no es mi propósito hoy. Evado en todo momento trasmitir tristeza, disfruto cuando reparto alegrías y cosecho sonrisas, momentos de felicidad. Todo lo amargo de mi existencia es conservada en un cofre muy bien sellado, ¿de que sirve repartir frustraciones?, siempre me pregunto. Millones de seres atraviesan situaciones peores y me agradecerán cuando les regale un poco de alivio a sus almas. No existe palabra alguna que logre calmar todo el dolor que cargamos en nuestros corazones. 

Les pido encarecidamente que no sufran conmigo estas líneas, háganse la idea que asisten a un circo y se encuentran con la actuación del payaso, nadie sabe qué se esconde detrás de su máscara y la eterna sonrisa maquillada en su rostro, piensen eso. Hoy solo deseo dedicarle unas palabras a ese hermano mío que acaba de partir, la noticia me llegó estando con fiebre y no supe como digerirla, es que no se puede.

Yo era el mayor de cuatro hermanos en aquellos tiempos, después fui el primogénito de once, seis blancos y cinco mulatos. Creo ser el mejor archivo viviente de esa familia gracias a la memoria que poseo. Mas de un año estuvimos separados de Luisito y luego no fue mucho el tiempo que vivimos juntos, la familia se desintegró y desde esa temprana edad no tuve nuevamente un hogar hasta el año 1981. 

Ya mi padre tenia relaciones con la que seria la madre de mis siguientes hermanos, una adorable negra que tenia como equipaje toda la paciencia del mundo y a la que rechacé siendo un niño, no solo por haber perdido a mi padre, digamos que gracias al veneno que me fuera inyectado por los mayores. ¡Claro! Muchas veces con altas dosis de racismo, ya lo dije, se trataba de una negra. Viviendo en condiciones infrahumanas que mas vale no recordar, mi padre abandona a mi madre con cuatro hijos. No quiero revivir aquella pesadilla, solo recuerdo que la aventura tuvo su fin en la estación de policía que se encuentra en la Avenida Acosta. Deben imaginar que corría el tiempo de Batista y que esa policía no se andaba con jueguitos. Sin acudir a tribunales, mi madre cargó con los dos mayores y mi padre se quedó con los menores. Nació de esa manera uno de los tiempos más difíciles de mi vida, no teníamos hogar donde carenar nuestros cuerpos y resultaba imposible reunirnos una vez en el año, la familia dejó de existir y vivíamos de la caridad de nuestras tías, todas adorable. Pasó muchísimo tiempo sin que volviera a ver a mis hermanos, cada uno fue distribuido en lugares diferentes y distantes. Creo haber sido el mas desafortunado, cumplí una inmerecida sentencia en una creche rodeado de niños tan maltratados y tristes como yo, se llamaba “La Creche Chaple”. A esa terrible institución propiedad de un policía debo los recuerdos mas amargos de mi infancia.

Un día se apareció mi madre y sin que mediara explicación alguna, me sacó de aquel centro de tortura infantil y me depositó en una gran escuela, me refiero a la Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana. Aquí aparece entonces la figura de Luisito, resultó ser el principal donante de mi felicidad en esa etapa que restaba de mi infancia. Pudiera resultar incomprensible que un niño se manifieste con alegría sobre su estancia en un orfelinato, debo asegurarles que fue la etapa mas feliz de ese trozo de inocente vida. Allí tuve todo lo que necesitaba, cientos de hermanos de todos colores que eran huérfanos, cama, ropa, educación y el dulce amor de unas monjitas que compensaran el que no teníamos.

Aquellas dulces monjas descubrieron que Luisito era sordo y no podían mantenerlo en la institución, razón por la cual mi madre suplicó por ese canje de dolores en que yo fuera beneficiado. No había nacido así, se llegó a la conclusión de que el uso extremo de antibióticos para salvarle la vida lo habían privado del oído y al no escuchar tampoco hablaba. Pasaría un largo tiempo sin verlo, creo que debieron resultar varios años cuando nos encontramos nuevamente. Aquel milagro ocurrió durante una visita de mi abuela que vivía en Estados Unidos, gracias a ella pude ver de nuevo a mis hermanos Carlos y Luis, se encontraban internados en una creche localizada en la barriada de Jacominos. Conocí también a mi hermana Luisita, hija de mi padre con su segunda mujer, ella seria su quinta criatura.

Nos perdimos por largo tiempo, pude visitar a mi hermano Ernesto, el segundo en mi escalera, estaba internado en el preventorio de Cojímar, tampoco fue en muchas oportunidades. Mi mundo se redujo a la existencia de aquella maravillosa escuela donde pase el resto de mi niñez. 


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Junto a mi hija hace dos años


Los años no se detuvieron y en la medida que avanzaba, mi padre tuvo cinco hijos con Luisa, que así se llamaba la negra y por la que más tarde yo profesara un inmenso cariño. Por su parte, mi madre tuvo dos hijos mas con quien fuera mi padrastro, o sea, si sumamos los cuatro carnales a los cinco por parte de padre y los dos maternos, llegamos a la astronómica cifra de once hermanos, donde nunca se pronuncio la palabra “medio hermano”, así nos vimos siempre.

Mi padre era muy comunista, tanto, que un día eligió morir en Miami y no en Moscú. Mis relaciones con el fueron efímeras, extremadamente cortas, ocurrió durante mi permanencia en el Servicio Militar Obligatorio. Debo confesar que mi separación de la familia a temprana edad produjo un gran desarraigo por ella en mí, al extremo de no sentir mucho cariño por mis padres, no fue mi culpa, soy un producto de la soledad. Como víctima o victimario, ambos me faltaron en una edad donde más los necesitaba. Por la década de los sesenta mandan a mi padre como dirigente de la Columna Juvenil del Centenario y le dan una casa en Jatibonico. Cargó con sus muebles y batallón de hijos, porque no les he mencionado que la negra llevaba varios años criando a sus cinco hijos y a los dos de mi padre, siete en total para una sola mujer, imagino los sacrificios a los que fuera sometida con las dificultades que existen para vivir en Cuba.

Dejamos de vernos durante mas de diez años, tiempo donde no solo se altera nuestra fisionomía, evolucionamos mentalmente y pasamos a la adolescencia sin apenas darnos cuenta. Una edad sumamente peligrosa que requiere la asistencia del padre cuando se trata de varones. Antes de que esa separación se produjera, ya le había criticado a mi madre por haberse desentendido de mis hermanos Carlos y Luis. Fue una acción imperdonable que el tiempo se encargaría de pasarle factura, siempre le dije. No tengo la mas remota idea de las razones para tal comportamiento, quizás fuera la condena de la sociedad hacia las madres solteras o el infierno que vivía con su actual suegra. Como quiera que sea, nunca debió olvidar a esos dos hijos.

Mi padre volvió a enamorarse y abandonó a la negra con sus siete hijos en Jatibonico, pueblo donde no tenía parientes ni dolientes. Yo me encontraba navegando desde hacia unos años y con el tiempo me había olvidado de ellos también. De ese abandono me enteré una vez que mi hermano Carlos nos localizó, él se encontraba estudiando en una escuela de la Flota Cubana de Pesca. Tiempo mas tarde nos enteramos de que la negra logró mudarse para Isla de Pinos, allí tenia lo que quedaba de su familia. En un encuentro casual con mi padre recuerdo haberle dicho; “No comprendo como un comunista puede querer a un compañero habiendo abandonado a nueve hijos”. Hay muchas cosas que deseo dejar en el tintero para no herir a mis hermanos, aun con el daño que les produjo, yo se que lo quieren, yo no.

Apareció Luisito un día, ¡vaya alegría!, coincidió con una de mis vacaciones, ya era un jovencito. Apenas oía y solo pronunciaba disparates, era muy cómico cuando hacia uso de la mímica. Quiso quedarse con nosotros y viajé con él hasta la Isla para hacerle el traslado de la libreta de racionamiento. Para asombro mío, aquel mudito era conocido por muchos pasajeros que viajaban en el ferry. Yo vestía uniforme de la marina con charreteras de oficial, lo hice para evadir el pago del pasaje y para realizar las gestiones en la oficina OFICODA, la que controlaba las libretas de racionamiento, todo funcionó de acuerdo a lo calculado. Andando por Gerona no paraban las sorpresas, todos saludaban a mi hermano con mucho cariño y él me presentó a decenas de personas con mucho orgullo. Aquel mudito me tenia sorprendido, recuerdo que alguien me mostró un periódico donde aparecía su foto donde lo mencionaban como “Vanguardia” en la recolección de toronjas. Regresamos a La Habana, no a una parte cualquiera, mi madre vivía en Luyanó, un barrio algo caliente.

Luisito no entendía de negro guapo ni tamarindo dulce, no hubo un día donde no se liara a trompones con algún chama del barrio. Ya saben de que se trata, cuando llegas nuevo a un barrio o escuela quieren probar fuerza contigo y con el mudito la encontraron, bastó poco tiempo para que lo respetaran.

-¡Asere! Trata de hablar con tu hermano y cálmalo, lo van a matar. Me dijo un día uno de los vecinos.

-¿De cual de ellos me hablas?

-Del mudito, ya lo he visto en varias broncas en la ruta 10. Aquello me preocupó porque en esa ruta viajaba la gente que vivía en Jacomino, La Cuevita, Corea, etc.

-¡Coño! Gracias por alumbrarme, voy a hablar con él.

-Luis, ¿qué te ha pasado en la guagua? Le pregunté ayudado por la mímica, también comenzaba a recuperar un poco el oído y había aprendido a pronunciar las peores palabras de nuestro vocabulario.

-¡Un peco, un peco! Me dijo mostrándome un par de mocasines blancos que yo le había regalado y que él cuidaba como si se trataran de oro. Luego con mímica y uno que otro maricón por el medio de la explicación, me dijo que le habían pisado los zapatos en la guagua y como le costaba un peso mandarlos a limpiar se lo reclamaba al pasajero.

-¡No lo hagas más, cojones! Te van a matar, cuando te pase eso habla con mi mujer para que te de un peso y lo mandes a limpiar. Eso se lo grité para que no tuviera dudas.

-¡Pinga, cojones, un peco! Fue su respuesta y no quise insistir.

Luisito era el mas trabajador de nosotros, no sé cómo, se procuró una plaza como estibador en una fábrica de bloques que existía en el barrio Vieja Linda. Por aquellos tiempos se trabajaba a destajo y mi hermano terminaba las quincenas con buena plata. Fui un día a inspeccionar el sitio y comprobé que todos los trabajadores lo querían y respetaban. Me dijeron que cuando la norma era de un camión por trabajador, Luisito cargaba dos. Eso sí, compraba dos tarjetas para almorzar y ese privilegio se lo concedían. Allí también fue vanguardia, era un loco trabajando. Fue relacionándose con el resto de familiares hasta entonces desconocidos y amistades nuestras, a quienes comenzaba a visitar con la frecuencia que le permitían los días de descanso.

Uno de aquellos regresos míos, me entero de que había dejado la fábrica de bloques por dolores en la cintura y se consiguió otro trabajo de liniero en una brigada que realizaba explosiones buscando petróleo. No lo imaginaba medio sordo y mudo trabajando con explosivos, pero así era de loco. Viviendo en Alamar y transcurrido mas de la mitad de los ochenta, se presenta en mi apartamento una muchacha bien bonita como la novia de mi hermano, Luisito le había dicho que lo esperara en mi casa. ¿Cómo coño se las arregló para empatarse con ese pollito? Pensé y no quise preguntarle nada a la muchacha. Un tiempo mas tarde me entero de que estaba viviendo con una mudita en el pueblo de Artemisa y que era feliz, yo también disfrutaba con su felicidad. Recuerdo que una vez fui a comprar un puerco por la zona de Bahía Honda y los campesinos de la zona conocían a mi hermano. ¡Coño! Si hubiera hablado su fama tuviera una extensión nacional, siempre pensé.

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Luisa, la adorable mamá negrita que crió a Luisito.


Nos visitaba a cada rato y para que mentirles, nos volvía locos, no paraba de hablar en su jerigonza. No importa si hacía diez minutos había comido en otro lugar, si lo invitabas, Luisito se sentaba y se disparaba lo que le pusieras en el plato, operación que repetía en el próximo sitio que visitara. No pude verlo antes de partir, no se encontraba en La Habana. Hace unos dos meses hablamos vía IMO y parecía un niño cuando me vio, se le aguaron los ojos.

-Eteban, yo Canada contigo, esto e mierda. Me dijo y lo comprendí perfectamente.

-Luisito no te puedo traer para Canadá, tu eres chiva del G2 y comunista. Le dije para molestarlo y borrar la tristeza de su rostro.

-¡Chiva ni cojones! Yo gucano, no comunista. Me respondió indignado y llevé la conversación hacia un término más suave. Volvimos a conversar por esa vía en dos o tres oportunidades mas y no volví a empatarme con él, lo mismo andaba por Artemisa, Isla de Pinos o La Habana.

Hoy he tenido que hacer de tripas corazón, no me siento muy bien de salud desde hace unos cuatro días. El día 7 de enero recibo la triste noticia de que mi hermano Luisito se quitó la vida estando en Artemisa, el malestar, la rabia e impotencia se rindieron ante el dolor experimentado. Nadie en esta vida me había profesado tanto cariño como este hermano mío y su muerte me empujó a dedicarle estas líneas. No le critico por tan fatal decisión, su razón de peso tuvo y lo respeto. Nadie espera un final como este a una vida de quien regalara tanta alegría y nos resulta amarga aceptarlo en un acto de egoísmo donde solo medimos con la vara de nuestra felicidad. Quizás tenía deseos de reunirse con su mamá negrita, y con la blanca también, porque al final la aceptó y perdonó su injustificado abandono. Pudo querer compartir con nuestro hermano Pedrito, el primero en partir y a quien Luisito adoraba como un Dios, quien sabe, tal vez solo se cansó de vivir. 

Hay dolores que no borran las mas tiernas palabras de consuelo, pueden ocultarse y no ser compartidas, solo que no pueden borrarse porque marcan algo mas profundo que la piel, como un hierro candente esos dolores te dejan marcada el alma y la brusca partida de Luisito es una de esas huellas imposibles de borrar. Sin embargo, prefiero recordarlo con su eterna alegría y esa cabrona jerigonza con la que nos hizo pasar tantos momentos agradables. No es un tema marítimo, pero lo voy a mantener colgado entre mis barcos, para que siempre se mantenga vivo y viaje en uno de ellos hasta Canadá.

Ya sus cenizas descansan junto a su mama negrita y mi hermano Pedrito en Isla de Pinos.

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2018-01-10




domingo, 8 de diciembre de 2024

MEMORIAS DE “BOLLO MANSO” (12) “LAS TIENDAS DEL ORO”

 

MEMORIAS DE “BOLLO MANSO” (12)

“LAS TIENDAS DEL ORO”




 

De Que son y han sido ladrones, solo tienen dudas aquellos degenerados o muy estúpidos que pretenden o han pretendido vivir protegidos por su paraguas, que lástima, solo han logrado sobrevivir unos pocos.


No demoraron mucho en aplicar sus teorías proletarias o revolucionarias, solo que las memorias de los pueblos son muy flacas. ¿No recuerdan aquel pedido nacional realizado en 1959 (creo, yo) pudo realizarse en 1960, donde con mucho fervor revolucionario le pidieron donaciones al pueblo para comprar armas con las que defender a la “revolución”? Mas que el pueblo, una gran parte de la clase media -siempre tan imbécil y titubeante- se despojó de sus prendas y obras de arte con cierto valor a cambio de un mérito patriótico o “revolucionario”. ¿No lo recuerdan? Dijeron las malas lenguas, las de los primeros gusanos, que habían sido vistas Vilma Espín, Haydee Santamaría, Celia Sanchez y otras integrantes de la nueva farándula burguesa “revolucionaria” paseando con algunas de aquellas joyas donadas patrióticamente. ¡Vamos! No eran novatos estos delincuentes vestidos de verde olivo.

 

¿No recuerdan al Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados? Según la historia contada por ellos mismos se constituyó oficialmente el 3 de Enero de 1959. No demoraron mucho en legalizar el saqueo realizado a todos los niveles. Las mansiones y casas de aquellos gusanos que lograron escapar del comunismo fueron prácticamente asaltadas y despojadas de cualquier objeto con valor. Las nuevas generaciones no lo saben, porque los timoratos de sus padres se lo ocultaron o fueron de aquellos cómplices vestidos de milicianos con un brazalete del 26 que le realizaban inventarios o intervenían aquellas propiedades.

 

Las ambiciones crecieron, busquen mi artículo titulado “Un viaje de Oro”, verán lo que es robar en grande, enormes cajas y mas cajas de supuesto armamentos o proyectiles fueron embarcados en la motonave “Habana” y luego descargadas en Londres bajo estrictas medidas de seguridad. No eran pistolas o balitas sus contenidos, fueron lingotes de oro. ¿A cuáles cuentas fueron a parar esos miles de millones de dólares? Remítanse a los videos publicados en Youtube sobre la fiestecita realizada por uno de los nietos de Castro o la casona que dispone la nietecito de Mariela Castro para encontrar algo de las respuestas. Mientras los niños y ancianos carecen de medicinas y alimentos, el pueblo vive sumido en la oscuridad con el fogón apagado, mientras los nietos o bisnietos de aquellos primeros cobardes o imbéciles paridos en nuestra tierra reprimen a gente como ellos, otros muertos de hambre, pues esos picaros comunistas o revolucionarios se dan vida de millonarios y se burlan de la manada. ¡Bien merecido para algunos! Aunque muchos se han ido sin pagar esta deuda con su pueblo y los mas degenerados partieron hacia el norte desde donde continúan haciendo apología por criminales.

 

Creo que me he apartado necesariamente del objetivo principal de este trabajo, vale la pena sacudirles la memoria a unos cuantos. ¿Se acuerdan de las tiendas del oro? He leído, visto en películas o escuchado sobre las diferentes maneras de despojar a un pueblo de todo, sus pertenencias, herencias, legados, valor, moral, conciencia, etc. Solo que no había leído nada sobre esta modalidad tan miserable usada para explotar el sufrimiento y necesidades de todo un pueblo. No solo ordeñaron casi todo el oro que sobrevivía en las arcas, puños o cuellos de los habitantes, Además de los metales preciosos, diamantes, perlas, esmeraldas, etc., ellos aceptaron obras de arte, artesanía antigua, cerámica francesa, etc. ¿No recuerdan a la gente comprando máquinas antiguas de coser para extraerles una pieza de platino bien pagada en ese mercado? ¡Ya sé que ustedes tienen muy mala memoria, yo diría que pésima!

 

¿Fueron realmente bien pagadas? No lo creo, tampoco quedaba mucho margen u oportunidad para aquel padre o madre que necesitaba un ventilador con el que aliviar a sus niños del horrible calor o los mosquitos. En la misma trampa cayeron aquellos que siempre desearon regalarle un televisor a su familia para que disfrutaran de los Muñequitos rusos, el Payaso Ferdinando o los mas patriotas aquella serie con la que durmieron a un pueblo entero, me refiero a “En silencio ha tenido que ser” o “Julito el pescador”. (Versión criolla de los supermanes cubanos) Otros se inclinaron por una lavadora o aquellas rediograbadoras que solo eran importadas por marinos o tripulantes de Cubana de Aviación. Vuelvo a realizar la pregunta de inicio; ¿Fueron bien pagados? Ningún cubano que acudió en medio de sus sufrimientos o desesperación sabe el precio de aquellos tarecos que les ofrecieron a cambio de metales preciosos, obras de arte, cerámica, etc. Los marinos si sabíamos que uno de aquellos televisores Daytron de 19 o 21 pulgadas sin control remoto no costaba mas de $80.00 dólares en la zona libre del Canal de Panamá. Lo mismo ocurría con las radiograbadoras de marcas baratas, lavadoras etc. No se trató de la “Tienda del Oro”, nuestro pueblo acudió a unas tiendas donde cambiaron su oro por espejitos de la misma manera que hicieran los conquistadores con nuestros aborígenes.

 

¿A dónde fue a parar el dinero recaudado en esta operación donde se despojó al pueblo de lo poquito que poseía? Nadie lo sabe y nunca se sabrá. ¿A dónde fue el dinero recaudado para comprar armas y aviones para defender a la “revolución”? ¿Defenderla de quién? ¿A dónde fue a parar todo lo robado por medio del Ministerio de Recaudación de Bienes Malversados? ¿En cuál cuenta se depositó el dinero obtenido con la venta de aquellos lingotes de oro? Las respuestas pueden encontrarlas en las mansiones y casas que poseen la cúpula de mafiosos y sus herederos, no debe buscarse en ningún otro lugar.

 

Mi última pregunta; ¿De qué ha servido toda la chivatería y servilismo de una gran parte de ese pueblo, vivos o muertos?

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2024-12-08

 

 

 

 

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sábado, 24 de agosto de 2024

LAS MEMORIAS DE UN GIRASOL

 

LAS MEMORIAS DE UN GIRASOL




 

Cuenta la “leyenda” que durante la celebración de uno de aquellos Premios Girasol de Opina realizados en el teatro “Blanquita”, Charlie Chaplin y finalmente Karl Marx, su presentadora, aquella señora que antes del 1959 promoviera al jabón de lavar “Rina”, tuvo un fuerte encontronazo con un hombre que había perdido a su mascota de color azul.

 

Según me contó la “leyenda”, porque estas líneas no son frutos de chismes vecinales o bretes en las reuniones de la CTC para optar por un televisor Caribe, el origen de aquella riña entre bambalinas venía de solo un poquito atrás. ¡Ohhhhh, sí! Debo contarles quien fue la “leyenda” para que me comprendan. Pues se trató de un buen amigo al que no me unieron estrechos lazos de amistad. Sin embargo, disfrutamos como nadie cada encuentro en mis regresos de viajes. Él fue algo así como mi “concuño” y disculpen no me extienda mucho porque ambos han pasado a mejor vida. La leyenda poseía un carácter jovial espectacular, siempre andaba bromeando y nunca le falto una sonrisa a su rostro, imagen suya muy bien recibida en una casa -por no decir albergue- donde nos hacinábamos 21 personas. Andaría muy enamorado en aquellos tiempos, cuando sus visitas a aquella especie de corral eran muy frecuentes. Llegaba conduciendo una moto con sidecar, no recuerdo ahora si era de marca MZ o aquellas monstruosas Urales soviéticas. Nunca rechazó un trago o cerveza y bebía como un camello, luego partía tan sobrio como había arribado, poseía excelente cultura alcohólica.

 

Entre tragos, la “leyenda” siempre me ponía al corriente de chismes muy secretos para la población, digamos que compartía conmigo cierta información confidencial de donde no escapaban artistas o dirigentes. ¡Claro que eran noticias de primera mano! La “leyenda” trabajaba como fotógrafo de la revista Bohemia y sentimos muchísimo su muerte repentina producida por un infarto masivo, al menos, eso nos contó su prometida.

 

-Ni te imaginas la clase de bateo que se formo anoche en el Karl Marx cuando los premios “Girasol”, ¿no los viste por televisión? Me preguntó Gaspar esa tarde, porque ese era su nombre, tal vez al final escriba su apellido.

 

-¡Si lo vi, mas de lo mismo! Pero no televisaron ningún bateo durante el evento.

 

-Porque el bateo fue detrás de bambalinas. ¿Cómo crees que te lo van a televisar en vivo y directo en un pais donde toda la programación es diferida, casi nada se transmite en vivo?

 

-Entonces, ¿nada de lo sucedido trascendió al público presente en el teatro?

 

-¡Oye, cuando yo te traigo alguna noticia considérate un privilegiado! ¿Viste el programa de los premios anoche?

 

-Ya te dije que sí, sumamente aburrido.

 

-¿Viste la parte donde la señora que antes del 59 hacia los comerciales del jabón “Rina” dijo que, el tipo a quien después se le perdió un Unicornio, no asistía a la ceremonia por encontrarse indispuesto?




 

-¡Coño, si vi esa parte! Pero todo quedó ahí, no hubo ese bateo que mencionas.

 

-¡Frío, Frío, Frío! ¿No viste que al ratico llegó el tipo justificando su demora? Que si andaba por África buscando al animalito, que si estaba trabajando en los Estudios Egrem grabando un disco, que si estaba cortando caña en el Pico Turquino con la Brigada Venceremos, etc. Bueno, ya sabes como son estas gentes a la hora de las justificaciones. ¡Eso, sí! Al menos dime, ¿te diste cuenta de que aquellas palabras las expresó algo enojado? Porque si no observaste este detalle, recojo el violín y no toco, no me gusta estar perdiendo el tiempo con brutos.

 

-¡Coño, tampoco te mandes! Yo no soy tan bruto. ¡Acaba de soltarlo todo y deja los comerciales! ¿Cuál es la razón que provocó esa tensión entre dos bolas rojas?

 

-Ya te dije que viene de un poquito mas atrás. Tú sabes que la señora del jabón “Rina”, es la mamá del tipo que constantemente te está pidiendo que te acuerdes de Abril, coño, como si el año no tuviera doce meses.

 

-Eso lo sabe todo el mundo, ¿y?

 

-Pues debes imaginar que el tipo del mes de Abril tiene un grupo musical.

 

-No me explico la necesidad, solo ha tenido esa canción con algo de aceptación, ni tiene voz y le sobra vibrato, bueno, también le sobra algo de quijá. Entonces, ¿el bateo vino por su grupo musical y el Girasol?

 

-Bueno, vino por el grupo, pero nada que ver con los premios.

 

-¿Entonces?

 

-¡Sírveme un trago, coño! Te cuento que, en una de esas, el tipo del mes de Abril, lo invita a una descarguita que iba a celebrar en su casa para despedir a uno de sus músicos que se iba pal yuma. El tipo guarda muy bien a su Unicornio por miedo a que se lo roben y jamen y parte al festejo en casa de Abril. Gaspar hace una pausa para ir al baño y cuando regresa se da un trago antes de continuar su relato.

 

-Asere, me tienes nervioso, acaba de soltarlo todo. Se sentó tratando de esquivar la punta de un muelle que sobresalía del butacón y respiró profundamente.

 

-¿Cómo coño se te ocurre invitarme a esta pajarería? Me dijeron que utilizó palabras mas obscenas que esas, bueno, las que usamos normalmente los cubanos en una bronca. ¿Qué te cuento? Me dijo quién me lo contó, que el reguero de plumas obstruía la vista en aquella sala. ¡Dime tú! Te pones a estudiar la situación con calma y el del Unicornio tiene sus razones, era, lo es, un furibundo comunista y cómplice del régimen. ¿Imagínate un chivatazo de pajarería al nivel en que se movía el cuadrúpedo? Lo crucifican, le quitan la casita, el carro, no lo dejan grabar ni la calabacita. ¡Tú sabes cómo funciona eso allá!

 

-¡Perfecto! ¿Cuál es la relación del plumerío con el bateo del Girasol?

 

-¡Mira, muchacho! Parece que él interpretó las palabras de la mujer del jabón Rina como una venganza y en un intermedio, el del caballito cruzado con rinoceronte se le coló en el camerino. ¿Pa'qué fue aquello? Ahí si estaba yo, nadie me lo contó.

 

-¡Coño, Gaspar, desembucha! Me tienes caliente.

 

-¿Qué te cuento? ¡Mira, muchacho! Hasta alma mía le dijo a la mujer del jabón Rina. ¡A mí no me hace falta el premio Girasol para ser quien soy! Si tú quieres, yo se lo dono a la pájara de tu hijo, eso y mucho más. Tampoco creas que la mujer del jabón era jamoncito, se le encaró muy bien y lo puso como un trapo… ¡Oye, me tengo que ir! Debo cubrir una asamblea de rendición de cuentas en el matadero del Lawton, ya sabes, sobra la carne. Gaspar Sardiñas se despidió de nosotros y creo que fue la última vez que compartí con él, cuando regresé del próximo viaje me enteré de su repentina muerte, le dio un infarto fulminante. Era un buen hombre y todos sentimos su muerte. Partió mas tarde la mujer del jabón Rina y al final del cuento el del mes de Abril es medio amiguito de quien perdió el Unicornio. Ya no lo pueden ofender porque la pajarería esta autorizada en la isla, no pudieron mantener oculto a tantas a aves que pertenecen al Comité Central.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2024-08-24

 

 

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lunes, 19 de agosto de 2024

¡VENEZUELA, HASTA EL FINAL!

 

¡VENEZUELA, HASTA EL FINAL!




 

Es un deber comenzar cualquier trabajo referente al pueblo venezolano, agradeciendo todas las muestras de valentía trasmitidas durante estos años. Enseñanzas que no acabamos de comprender, estudiar, imitar, aplaudir, etc., nos hemos limitado a virar cobardemente el rostro, los hemos abandonado a su suerte como hicieron con nosotros. No me refiero a otra gente que no sea la nuestra, poco me importa los que viven más allá de nuestras fronteras y se comportan como cómplices de las desgracias sufridas por ese valiente pueblo. Por nuestra parte y considerando sobrevivan seres con dignidad y vergüenza, creo que estamos obligados a pedirle disculpas a ese pueblo por todo el daño que les ha causado nuestra gente, que es mucho.

 

El drama venezolano es mucho mas complicado de lo que pensamos, no se limita solamente al robo descarado de estas elecciones, que no es la primera vez. Deberíamos retroceder a los inicios y hurgar en la historia desde la llegada de Chávez al poder -por obra y gracia- de un pueblo sordo que no atendió a las experiencias de otros pueblos. Aquellas ilusiones y sueños han desembocado en una trágica e insoportable pesadilla de la que el mismo pueblo quiere despojarse, pero no será fácil.

 

Aquellos supuestos vendedores de esperanzas llamados “revolucionarios” mutaron rápidamente en crueles depredadores y narcotraficantes que increíblemente mantienen secuestrado a todo un pueblo. Es increíble, tal como ha sucedido en Cuba y Nicaragua -por solo citar dos ejemplos- como una reducida camarilla de delincuentes son capaces de comprar y sobornar almas, convirtiendo a hermanos en represores y asesinos de sus hermanos. Eso no es lo peor, mas indecente es ver como “supuestos” hermanitos de la región han elegido formar filas del lado del crimen, y cuando menos, cierran los ojos o se hacen los desentendidos a cambio de varios litros de petróleo, maletines cargados de dinero o participación en el negocio de la droga.

 

De esa complicidad tenemos muy buena experiencia los cubanos -no todos- solo los que hemos sufrido prisiones, destierros, discriminaciones, represión, por solo hablar o pensar diferente, etc. Venezuela recorre el mismo camino que les advertimos no eligieran, pero esa no es razón para dejarlos abandonados en estos momentos. Vergonzoso e hipócrita han sido muchas manifestaciones a deshoras, cuando el comportamiento mantenido durante años con esa dictadura ha sido complaciente. No hay que ser muy inteligente para saber que me refiero al gobierno norteamericano, unas veces soltando a testaferros delincuentes reclamados por la dictadura, otras levantando sanciones para ser burlados y luego tratar de calmar los ánimos con esas declaraciones mencionadas. Para nadie es un secreto la hipocresía y complicidad de los presidentes de México, Brasil y Colombia, quienes han elegido distraer al mundo con roles que no se ajustan al carácter delincuencial que los envuelven. Para culminar esas desagradables menciones, solo deseo destacar la vomitiva y repulsiva participación de un expresidente español. ¿Cómo es posible que un político se dedique a asesorar a asesinos integrantes del Cartel de los Soles? La historia de corrupción entre ellos es muy antigua y larga, pero la de Zapatero es despreciable.

 

Sería infantil pensar que aun con todas las presiones del mundo Nicolás Maduro entregará el poder por las buenas. ¿No tiene un alto precio su cabeza? ¿No tienen precios las cabezas de Diosdado Cabello, Padrino, Jorge Rodríguez, Amoroso, Delcy Rodríguez, Tarek, etc.? Si a Maduro se le ocurriera negociar para entregar su cargo, sería asesinado con toda razón por uno de los suyos y así continuaríamos hasta el final para convertir ese caso en un círculo vicioso, porque esas son las reglas del juego de cualquier mafia.

 

Solo existen tres posibilidades lógicas de acuerdo con mi modesto punto de vista; a) Que el ejército decida ponerse de parte del pueblo. b) Que toda la camarilla decida abandonar Venezuela al mismo tiempo. c) Que ese final sea decidido desde el exterior con una invasión. (Posibilidad muy remota ante el nivel de complicidad internacional, toma de los organismos internacionales por individuos izquierdistas o comunistas, etc.)

 

La suerte esta echada y ese pueblo ya está agotado de tantos sacrificios y penas a los que ha sido sometido. Gracias a Dios cuentan con una líder muy valiente que inspira confianza y deseos de seguirla “hasta el final”. ¡Ojalá, María Corina Machado, hubiera nacido en Cuba!

 

¡Que viva el pueblo de Venezuela!

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2024-08-19

 

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viernes, 2 de agosto de 2024

“NO ES TIEMPO DE SILENCIOS Y MENOS DE ABSTENCIONES”

 

“NO ES TIEMPO DE SILENCIOS Y MENOS DE ABSTENCIONES”

 



Tuve la intención de iniciar la presente diciendo algo así; “Da vergüenza”... Me detuve al instante y me vi obligado a reflexionar. ¿Vergüenza?, me pregunté y estoy tratando de buscar la respuesta correcta. ¡Bochorno se ajusta mejor al momento actual! El silencio es propiedad de los cobardes y la abstención viste de gala a la traición.

 

Para los tiempos que corren desde finales del siglo pasado, creo sea muy poca la dignidad que sobrevive. Luego, trato de concentrarme en lo que deseo expresar ahorrándome el uso de esa palabra. Vergüenza debe sentirse por cada uno de los pueblos cómplices de las desgracias vividas por los venezolanos, y cuando digo cómplices, me remito a las declaraciones de sus gobernantes, elegidos y reelegidos precisamente por esos pueblos.

 

Esa supuesta y enferma vergüenza acusa gravedad cuando observas, por ejemplo, como once miserables gobiernos de este continente se “abstienen” de votar a favor de una condena contra el régimen venezolano y le dan la espalda a ese sufrido pueblo. La situación empeora cuando lees que cinco países dejaron de asistir a esa asamblea y no hace falta acudir a interpretaciones distintas a la realidad. Esos once países que se abstuvieron y los que se ausentaron son, cómplices y pueden haber sido comprados por el “Cartel de los Soles”. No olviden que esas organizaciones criminales poseen suficiente dinero para comprar a presidentes, organizaciones de todo tipo, iglesias, etc.

 

Como se viene observando desde hace muchísimo tiempo, la OEA, ONU y COMUNIDAD EUROPEA (con todos los organismos subordinados a ellos), han sido invadidos y dominados por individuos corruptos de ideas izquierdistas, progresistas, comunistas, narco- traficantes, afeminados políticos, oportunistas y todo ese enjambre de porquerías políticas que han arruinado y condenado a varios países a la pobreza y miseria moral. ¿De que sirve mantenerlas abiertas? Solo para pagarles una mesada y privilegios a un ejército de proxenetas vagos que viven del sudor de los trabajadores.

 

Corren tiempos donde da verdadera vergüenza ver como desde esos mismos sitios se condena a pueblos por los supuestos “hermanitos” en los que cada día resulta más difícil confiar o creer. Los argumentos usados para justificar sus posiciones “neutrales” son un verdadero atentado a la inteligencia humana. Asco provocan elementos que incluso fueron presidentes o aun lo son y toman parte del lado de Maduro, hablemos Zapatero, Petro, López Obrador, la presidente de Honduras, etc. ¿Dónde existe la duda sobre los resultados de las elecciones realizadas en Venezuela? Solo en la mente de cada uno de esos pordioseros morales, y lo peor, hoy asistimos a uno de los robos de unas elecciones sin antecedentes en la historia -al menos- de este continente.

 

Han sido muchas las lecciones de valor ofrecidas por el pueblo venezolano en estos años, demostraciones acompañadas de muertes y mucha sangre derramada. Abandonarlos a su suerte cuando mas nos necesitan, es un acto de traición que jamás debe ser perdonada.

 

Vergüenza siento de esa parte del pueblo cubano, dispuesta a venderse a los verdugos de nuestros vecinos a cambio de pacotilla barata que, ellos mismos pudieran adquirir sin regulaciones viviendo en libertad. Si ustedes manifiestan sentir orgullo por ser cubanos, me disculpan, hace muchos años que siento pena de serlo, sentimiento que experimenté viviendo en esa maldita isla.

 

Es cierto, aquella generación hoy envejecida de venezolanos no escuchó cuando los alertamos, cualquier pueblo comete errores y no es justo condenar a generaciones de jóvenes al silencio cómplice o falsas manifestaciones de neutralidad. No olviden a nuestros hoy viejos cuando gritaban ¡Paredón! ¡Paredón! ¡Patria o Muerte! Y otras despreciables consignas, quizás sea la causa a tanta indiferencia ante el dolor de nuestro pueblo.

 

Maduro y su Cartel de los Soles, integrado por criminales traficantes de drogas, mantienen secuestrados al pueblo de Venezuela y de paso alimentan al régimen proxeneta que se mantiene en Cuba por más de tres décadas.

 

¡Viva Venezuela libre! ¡Viva el heroico pueblo venezolano! ¡Abajo todos los que se abstuvieron y traicionaron a Venezuela! ¡Abajo el régimen sanguinario de Cuba!

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2024-08-02

 

 

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lunes, 24 de junio de 2024

EN EL RECUERDO DE LOS DEMÁS. LA GUARDIA A CABALLO

 

EN EL RECUERDO DE LOS DEMÁS.


LA GUARDIA A CABALLO




 

...Si durante el día las pinturas me ayudaron a evadir el duro trabajo del campamento, en las noches nunca pude eludir las guardias, estas siempre fueron las peores: de diez a doce de la noche y de cuatro a seis de la mañana, por lo que solo podía dormir cuatro horas esas noches. Esta guardia era en la posta uno, situada a la entrada principal de la unidad y estaba compuesta por dos reclutas.

 

“Cabañita”, un soldadito que parecía casi un niño, me acompañaba en la posta. Sus actitudes eran muy infantiles, algo que me entretenía con sus ocurrencias. En las pocas ocasiones que tuvimos guardias de día, se dedicaba a buscar nidos de pájaros, o lanzarles precisos proyectiles a las palomas rabiches con un tirapiedras, como cuando vivía en la finca de sus padres.

 

En una de aquellas madrugadas, y al comienzo de la guardia me dice que le guarde el fusil porque él tiene que ir al monte por una necesidad fisiológica urgente. Le dije que no había problemas, que yo lo cubriría. Después de un tiempo sin señales suyas empecé a preocuparme por su ausencia, ya que había pasado más de una hora y no aparecía. Hasta que siento un ruido atronador que venía por el camino que conducía al mar. Era Cabañita montando a caballo, a pelo y a todo galope. Lo detuve de inmediato y lo increpé molesto:

 

-¡Tú estás loco, si te cogen en esa gracia te mandan preso para la cabaña!

 

Ante lo sorprendente del hecho, le pregunté de donde había sacado aquel caballo. Él me conto que los campesinos de la Granja del Pueblo (Menelao Mora), ubicada frente a nuestra unidad, pidieron permiso para guardar sus caballos en nuestro campamento, porque creían que estarían más seguros, ya que se había reportado algunos robos de caballos en la zona.

 

Cabañita, en las noches de guardia se perdía montando a caballo, con un solo saco de yute por montura y una soga por freno. Yo lo cuidaba como un padre, y disfrutaba verlo galopar con aquel aire de libertad que se reflejaba en su rostro.

 

Unos días más tarde, en uno de sus trotes nocturnos lo detuve para decirle que estaba exagerando en su diversión, que ya no estaba ni un segundo en la posta, y que yo también quería montar a caballo. Decidimos repartir el tiempo entre los dos: cuando uno montaba a caballo, el otro cuidaba el fusil y estaba alerta por si alguien aparecía.

 

La primera vez que corrí con aquel potro estaba la luna llena y se veía casi como si fuera de día. Una euforia vital recorría mi cuerpo; el movimiento ondulante al galope, ascendiendo y descendiendo por el sendero, me hacía sentir como un niño en un carrusel.

 

Despues de cabalgar una hora cada uno en las noches de guardia, decidimos, por un tiempo, tomarles dos caballos a los campesinos, y hacer carreras para ver quien llegaba primero. Con la diversión se nos olvidaba la verdadera función que se nos había encomendado, la cual era proteger la entrada de aquel infierno, pero, realmente, ¿a quién le importaba cuidar un lugar donde te hacían trabajar como bestias? Mejor era disfrutar con esos animales que nos hacían sentir que estábamos vivos y que por esas dos horas, éramos libres como esos corceles cundo corrían desbocados por el terraplén.

 

Casi al finalizar nuestro turno de guardia, la de cuatro a seis de la mañana, venían los campesinos de la granja a recoger a sus caballos para la labor diaria, todos los días nos hacían la misma pregunta:

 

-Compay, ¿Por qué los caballos están sudao?

 

A lo que siempre respondíamos:

 

-Compañero, ¿usted sabe la clase calor que está haciendo en estos días?...

 

 

Libro titulado:

Primer Llamado

EL RECLUTA 51

CAPITULO II Pag. 52

 

 

 

Luis Vega de Castro

Monee-lllinois..USA

2021-04-27

 

 

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...