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viernes, 18 de agosto de 2023

NADIE ME LO CONTÓ

 

NADIE ME LO CONTÓ

 



Es un voluminoso libro escrito por Edgerton Ivor Levy, es de una dimensión exagerada y lo demuestra contar con 679 páginas. Tampoco se alarmen por esa descomunal obesidad, el libro puede leerse de un tirón, porque ha sido publicado con letras grandes y buen espacio entre líneas, yo diría que con el propósito de ayudar a las personas con deficiencias visuales.

 

¿Quién es Edgerton Ivor Levy? Bueno, no voy a detenerme en parte de su biografía que ya esta plasmada en su libro, resulta mucho mas interesante decir que formó parte de la amplia red de “supuestos espías” cubanos pertenecientes a la red “Avispa”. Digamos, para darle la importancia que merece, es probablemente el hombre que alertó al gobierno norteamericano sobre la existencia de esa red y sus bien definidos propósitos, los que NUNCA fueron aquellos vendidos a la opinión pública internacional. Muy bien mascada, tragada y digerida por gran parte del pueblo cubano, quienes brindan su aplauso al paso de esos canallas investidos como héroes, cuando en realidad son unos asesinos.

 

En mi opinión muy personal, creo sea una lástima que no llegue ese libro a manos del pueblo cubano. Es tan interesante que, cuando lo lees, se derrumba aquella excelente imagen vendida al pueblo a través de las series “En silencio ha tenido que ser” y “Julito el Pescador” entre otras. ¿No las recuerdan? ¡Vamos, vamos! Nos durmieron con ese alto nivel de heroicidad de aquellos personajes miembros del MININT. Recuerdo, porque siempre es bueno contar con algo de memoria para luego compartir con tantos olvidadizos, que cada capítulo trasmitido semanalmente, contaba con una continuidad al día siguiente en los centros de trabajos y hasta en las mismas guaguas. ¡Hagan memoria! Era un nuevo estilo de “confirmación revolucionaria” impuesta y como era de esperar, casi siempre era un militante el que abría aquel corto debate a la hora de las meriendas o almuerzo y todos, digo todos, salvo raras excepciones, ofrecían sus criterios sobre el capítulo consumido ante la mirada inquisidora del secretario del partido, el ideológico o de toda esa pandilla. ¡Ya sé, me dirán que no! ¿Cuándo han sido capaces de aceptar estas pendejadas? Las mujeres, sobre todo las “revolucionarias o las militantes”, experimentaban una especie de orgasmo “revolucionario”. Tampoco podía asegurarse si era causado con el heroísmo de David o la estampa física de Corrieri, lo cierto es que el fluido vaginal corría como si se tratara de una cascada. Tanta fue esa admiración por el macho alfa comunista que, no solo quedaron embelesadas por el actor o héroe nacional. Agiten un poco sus neuronas como si se trataran de un medicamento donde recomiendan agitarlo antes de consumirlo. Las mismas masturbaciones mentales se experimentaron con el serial “17 INSTANTES DE UNA PRIMAVERA”. ¿Tampoco lo recuerdan? Escuché a muchas nacionales que sufrieron con el ruso Viacheslav Tíjonov (el actor principal) los mismos orgasmos sentidos con el de producción nacional. ¿Y los hombres cubanos? Bueno, andaban filmando con un celular mientras golpeaban a una mujer delante de ellos. ¡Perdón, me equivoqué! Eso es ahora cuando tienen celular, ya les dije que aquellos supuestos machos debíamos opinar sobre la serie en nuestros centros de trabajo, etc. Yo recuerdo -tal vez venga al caso- que en tiempos de carnavales y viviendo en Alamar, mi amigo Macias y yo elegíamos ir hasta EL Golfito en busca de cerveza a la hora de la novela. Hablo de cuando estaban trasmitiendo aquella novela mexicana titulada “GOTITA DE GENTE”, pues mientras nosotros nos dirigíamos a una de las poquísimas “pilotos” de las que disponían los miserables trabajadores. Lo hacíamos andando en contra de una densa corriente de “supuestos machos” que, se dirigían a sus casas con una perga de cerveza en las manos para ver su novelita. ¡Vamos, vamos! Viene siendo muy parecido a los machos actuales, esta vez como protagonistas de otra novela, pero filmando con tremenda pastosidad con su celular como golpean a una mujer en sus propias narices.

 

Demos una ojeada superficial al libro, no puedo detenerme en esa cantidad de hojas y solo pretendo presentarlo por su importancia. Manifiesta entre líneas en sus inicios que, la preparación de un espía profesional consume alrededor de cuatro años y más, o sea, puede compararse prácticamente al tiempo requerido por muchas profesiones o carreras. Entonces, si ese tiempo de formación tú lo reduces a solo unos meses, es de suponer que ya no estas preparando a un espía profesional, digamos que solo estás cocinando a un “Chorizo” y que le agregas poquitos ingredientes. Tampoco es para alarmarse, eso es lo que ha sucedido en todos los campos y niveles de la sociedad cubana, toda ella esta dirigida por “CHORIZOS”, cuyos únicos méritos consisten en ser confiables y subordinados irracionalmente a ese régimen. La marina mercante cubana desde sus más altos niveles de dirección hasta el último marinero es una muestra de ello. Esta situación ha sido la causa principal de todos los contratiempos presentados u ofrecidos por cada uno de los supuestos espías en sus labores. Además del corto tiempo de preparación, encontraran todo tipo de deficiencias y errores que pueden traer como consecuencias, no solo las labores ilegales que realizan, digamos que pueden tener un precio mas alto, la vida de ellos mismos.

 

Antes de partir de la isla, luego de cuatro intentos de salida ilegal mal preparadas y rodeadas de riesgos innecesarios, risibles para cualquier lector que juzgará con toda razón a estos James Bond tropicales y sin equivocarse considerará estar ante una comedia. Se encontrarán detalles que borrarán para siempre aquella imagen vendida sobre la excelencia de los servicios de inteligencia cubanos. Discrepancias antagónicas entre los encargados de preparar al futuro espía, demuestran la guerra silenciosa que existió entre el MININT y el MINFAR después de las Causas Nro. 1 y 2 con el fusilamiento de Ochoa, De la Guardia y la prisión del Ministro del Interior Abrahantes. Ellos mismos se encargarían de destruir el mito creado con el propósito de infundir terror en la mente de los cubanos, pánico transformado por muchos en admiración y otras pajarerías. Errores gravísimos que pudieron costarle las vidas a los futuros espías y su hijo fueron cometidos en la preparación y ejecución de sus salidas, demostrando mas de una vez que sus jefes no dejaban de ser simples aficionados o “Chorizos” mal cocinados. Corría el fatal “Período Especial” y resultará inevitable chocar con todo el derroche de recursos en la preparación de esta “agentuza”, mientras el pueblo sufría un hambre atroz y despiadada.

 

Una vez en territorio enemigo, se trasladó al norte todas las deficiencias en las preparaciones de esos supuestos espías que, más bien podían ser calificados de vulgares “chivatos”. Violación de todas las normas de seguridad, hermetismo y secretismo se cometieron entre esta “agentuza” de diferentes niveles y privilegios concedidos. Pero bueno, lo mas importante no radica en las labores de estos vulgares chivatientes convertidos en héroes, digamos que el autor de este libro pone al descubierto, como para que no queden dudas, que esos angelitos fabricados en La Habana y vendidos por la prensa izquierdista internacional, no fueron a La Florida con el propósito de “neutralizar” las operaciones del “terrorista exilio cubano”. Como ha quedado demostrado y es necesario sea conocido por el pueblo cubano, los verdaderos terroristas han sido ellos, quienes encima de la ideología profesada por sus miembros, son los verdaderos autores de un atroz crimen elaborado desde La Habana contra los aviones de la organización “Hermanos al Rescate”. Dos labores importantísimas desarrollaban esa red de avispas, penetrar y debilitar los organismos civiles y militares de USA. Luego, un trabajo más sucio ocuparía el segundo lugar, penetrar a las organizaciones de los exiliados cubanos y políticos mediante el uso de la difamación y encontronazos provocados entre ellas para debilitarlas y que perdieran apoyo. Nada de esto era imposible en un terreno preñado de crédulos, timoratos y gente paria como la existente entre nosotros los cubanos. ¡Duélale al que le duela! Por tal razón nadie nos escucha y tampoco creen en nosotros, quienes como pueblo hemos sido reducidos a mierda.

 

En el libro se le da un repaso al precio económico pagado por el pueblo cubano para mantener a todos estos grandes parásitos en el exterior. Miles y millones de dólares se gastan anualmente en estas labores mientras nuestra gente carece de medicamentos y pasa hambre. ¡Aplauso de los izquierdistas del mundo por estos experimentos! Espías que van y vienen de vacaciones con todos los gastos pagados a la isla, al costo de miles de dólares, mientras un obrero no puede disfrutar de unas modestas vacaciones. Hoy, después de finalizado el libro y enterarme de los viajes casi anuales realizados por el tal Gerardo a La Habana, me viene una maliciosa pregunta a la mente; ¿No pudo preñar a su mujer en uno de aquellos viajes? ¿Fue necesaria aquella paja realizada cuando el gobierno de Obama y toda la comedia compartida? Este escenario pueden trasladarlo a cada país donde exista una comunidad cubana, mayor será la cantidad de espivatos, todo en dependencia de lo numerosa que ella sea. Aquí en Canadá han existido desde el mismo nacimiento de esa fatal robolución, no olviden que en este continente en los tiempos donde muchos países rompieron relaciones diplomáticas y económicas con Cuba, solo México y Canadá se mantuvieron fieles a la dictadura. Los charros por sus históricos sentimientos antiamericanos desde que perdieran territorios y los canadienses por inescrupulosos intereses económicos.

 

La marina mercante cubana hizo su aporte a esa red de espivatos con la presencia del oficial de cubierta llamado Alejandro Alonso, quien aceptó colaborar con el FBI a cambio de una reducción de su pena a solo 7 años de cárcel.

 

Como manifesté al inicio de estas líneas, se trata de un libro fácil de leer y de un contenido histórico. Su autor no da muestras de pretensiones literarias y en toda su ponencia utiliza un lenguaje llano para llegar a todos los niveles de comprensión. Yo lo recomiendo y es una verdadera pena que no llegue a manos del pueblo cubano para que comprendan de una vez por todas que, no están aplaudiendo a ningún héroe en los actos donde se presentan estos asesinos.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2023-08-18

 

 

 

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sábado, 22 de julio de 2023

SOMBRAS

    Sombras




Busco la sombra de un sueño,
la que pueda producir un beso,
aquella que se refleje en el suelo,
no solo cuando exprese amor,
busco la sombra de un beso, cuando beso.

Quisiera hallar la sombra del mar,
y que ella alivie del sol a mis muertos,
para que no mueran de sed como en el desierto,
que su nube de oscuridad alcance a un árbol,
y que allí, protegida por el placer de ese crepúsculo,
anide una gaviota sin arenas, 
sin tener que volar tan lejos.

Busco la sombra del principio y un fin,
la de una bala o las alas de un colibrí,
una sombra con el color de la esperanza,
que oculte la amargura del dolor,
con la imagen de los recuerdos,
una sombra dulce que me rescate del sufrimiento.

Busco la sombra de un sueño,
y que en su vuelo no se confunda en pesadilla,
la de una voz que una vez tuvo dueño,
dueño sin necesidad de mendigar un verbo.

Ando sediento y no me detengo,
el sol castiga mi espalda, hiere mis sentimientos,
no llevo sombrero y se evaporan mis pensamientos,
en el piso no existe nada, no soy yo,
vago por una calle que conocí y por ella, miro, 
andan amigos que no tienen sombra como yo.
sus voces viajan sin eco, hablan temblando, sin verbos.

Trato de encontrar la sombra del viento,
y solo una música extraña encuentro,
es cantada en una lengua que no entiendo,
veo a un viejo jugando en la acera,
es tan anciano como yo y no lo comprendo.

Pienso que una vez jugamos,
pero el recuerdo carece de sombras,
dice que allí donde juega nacen y se van, 
no me entiende tampoco,
no interrumpe su juego, quizás su sueño,
nunca tiene sombra, la acera carece de ella,
las nalgas no dejan huellas, no sirve su arcilla.

Tengo miedo, siento espanto, un día me voy,
no está muy lejos, tengo temor de no dejar sombras,
no hay luz, no pueden producirse sueños, nadie duerme,
no hay sueños, no existe el verbo y las voces no tienen eco,
busco la sombra de una bala o la de un beso, cuando beso,
mejor despierto.



¡Cumbéala!
¡Canten, conmigo canten! ¡Hagamos una canción que se levante! (Sin metro, sin eco)

Con permiso de Don Polo Montañez



                 
                  Esteban Casañas Lostal.
                  Montreal..Canadá.
                  2011-06-14




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domingo, 16 de julio de 2023

MARIPOSA

 

MARIPOSA




 

 

-¿Por qué lloras mariposa? Preguntó una flor.

 

-Lloro porque deseo ser un ave,

 

tener grandes alas y volar hasta el cielo.

 

-Qué consuelo para todas nosotras,

 

quienes vivimos ancladas a este suelo,

 

y para el pobre jardinero que tampoco tiene alas,

 

sin embargo, siendo viejo y jorobado,

 

nos riega y canta cada mañana.

 

-¿Lloras por ser un gavilán?

 

Qué tonta eres, él no tiene tus colores,

 

tampoco puede vivir entre las flores.

 

¡Deja de llorar y vuela mariposa!

 

Alegra nuestro jardín y disfruta nuestros olores,

 

no por volar alto se puede conquistar el cielo.

 

Luego... viajarás muy lejos,

 

lo harás en el espacio y el tiempo,

 

volarás en el recuerdo de todos los que te quisieron.

 

¡Vuela, mariposa! ¡Comparte tus colores con las rosas!

 

 

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

10-3-2001

 

 

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lunes, 10 de julio de 2023

EL AMOR ES COMO UN ARBOL.


EL AMOR ES COMO UN ARBOL 





El amor es como un árbol, cuando es joven crece vigoroso y siempre está verde. Nunca se deshoja en otoño, solo conoce la primavera. Es así cuando se riega con amor, entonces, en sus ramas se anidan sueños y esperanzas, muchas promesas. Si un día dejas de regarlo o equivocas el líquido que lo alimenta, comenzará a perder su color hasta perder las hojas. Como aves, abandonarán sus nidos aquellos sueños que una vez le dieran vida. Cada duda o mentira serán demasiado peso para sus ramas y el árbol morirá.



Esteban Casañas Lostal

Montreal..Canadá

2014-07-05

 

 

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domingo, 9 de julio de 2023

Ñoñerías

 

Ñoñerías

 



Bájate del auto, desnuda o vestida, nadie te observará, tú no formas parte de ese mundo, al menos de sus prioridades. Anda a la velocidad de tus espantos y mira hacia todos lados. ¿Qué ves? Si no ves un parque, un niño, el perro meando un árbol, al mendigo empujando un carrito donde carga su pasado. Si elevas la mirada y nunca puedes ver el sol, el vuelo de una mariposa, la mirada orgullosa de una puta trasnochada. Si no escuchas el escándalo del marino borracho que busca su nave o la plegaria del cura pedófilo que envenena la sangre. Si en tu marcha nunca chocas con un río o el mar no te ofrece un concierto con sus olas, si en el cielo no confundes gaviotas con palomas. Si nunca ríes, lloras, te lamentas, condueles, amas, sientes compasión, dolor, piedad, inocencia. Si no te place perdonar y llevas como equipaje los rencores de un pasado cercano o distante. Si no distingues los colores de un arcoíris, ni los olores de las flores o el vapor de la marisma que unos años más tarde se destila por los poros. Si el viento nunca acarició tu rostro y tus labios secos nunca han dado un beso. Cuando sientas que tus ojos son inválidos y nunca derraman una lágrima por el sufrimiento ajeno. Cuando experimentes todo esto, te aseguro que habrás aprendido a vivir sin mí. Solo puedo asegurarte una cosa, nunca lograrás aprenderlo, desafortunadamente para ti, eres igual que yo. No puedes andar con los ojos ciegos, los oídos sordos y el corazón tan seco.

 

El sol sale, se apura, tal vez sienta vergüenza por encontrarnos desnudos en la arena y sentados junto a un viejo piano, cómplice de nuestras penas y poemas. Allí, encueros, como Dios nos trajo al mundo o, nosotros desnudos e inocentes pusimos ese mundo en sus manos. Tetas y nalgas incluidas para hacernos tal cual él nos concibió, unos desalmados, mendigos de placeres y escándalos mojados siempre con semen. El sol se pone y borrachos por nuestras lujurias no nos percatamos que se hundiera entre mareas de edificios que nos ocultan el horizonte.

 

No te apures, sueña, imagínate sentada al piano desnuda y yo junto a ti. Piensa que ese piano se encuentra clavado en la arena y frente a nosotros el sol corre, siente vergüenza, no calienta. Sueña que algunas gotas de rocío corren por tu espalda y yo las persigo con mi lengua. Piensa que soy así de loco y tú eres mi poema. Las gotas se pierden entre tus nalgas o se evaporan, ardes sin que se vean las llamas.

 

No te apures, resiste aquella humedad que el sol no secará, nos queda parte del día para amar. ¿Vaciamos nuestras sombras?, ¿nos cobijamos bajo tu alfombra? ¿La arena cubrirá nuestras entregas? ¿Cómo la sábana empercudida trata de lavar las faltas de una puta honrada? ¿Será prostituida nuestra memoria? ¡Ay amor! ¿Qué mierdas sueño en medio de mi soledad? La soledad es mala compañera, es traidora.

 

¿Tenemos amaneceres pendientes? ¿Cómo ortos que nunca sucedieron y ocasos cagados en el vertedero de nuestras fingidas faltas de memoria?

¿Amanecer que te debo y me debes?

Te debo el sol y antes, cada crepúsculo que te arranque algo, aunque sean putas penas.

 

No me mires, no me escuches, no sientas mi presencia con tu olfato. No huelo y mis pasos son sordos, mis huellas vuelan con el viento, nadie sabe a dónde. Buscan el sonido de un piano que una vez fueron clavados en la arena, el mar celoso se los llevó y hoy andan a la deriva, quién pudiera saberlo.

 

Viviendo así, pudriéndome en tus desvelos o el vuelo equivocado de una estúpida paloma. Yo le haría el amor a una loca, se lo haría si ella tocara piano y entre notas, soñara una sinfonía distinta al del pájaro que confundía el mar y el cielo en pleno vuelo.

 

Yo le haría el amor a una loca, no a una cualquiera, lo haría con una que me contamine su locura.

Yo le haría el amor a esa loca, solo a una. La que sea capaz de hacerme perder los estribos, sin extenderse más allá de su braga y entre las piernas no tuviera lucidez o memoria. Pobre tiempo que nunca ha existido en su mundo, porque allí no existe claridad o sol, ni el tictac de un reloj que pueda contar al revés.

Yo le haría el amor a una loca, una dulce enferma que me saque la lengua y con la pícara armonía de sus labios me arranque la cordura. Solo a aquella que tenga mariposas en su barriga y comparta el vuelo con ellas.

Yo le haría el amor a una loca, o tengo dudas, ella lo hará primero y una vez contagiado con su locura. Gritaré a todos los vientos que no deseo estar sano, quiero estar loco como ella.

 

Tenemos amaneceres pendientes preñados de ñoñerías. No tienes que escribir tanto, me lo pagas con música un día. Estaremos en paños menores y cada nota desafinada de tu piano, podrá interpretarse como el lamento o quejido ángeles que han extraviado sus plumas.

El sol sale, se apura, tal vez sienta vergüenza por encontrarnos desnudos en la arena, sentados junto al viejo piano que se convierte en cómplice de nuestras penas y poemas. Todo está inmóvil, no sopla el viento, nadie toca sus teclas, silencio.

 

¿Puedo pedirte algo? Ya llegué, no me detengas, solo controla mis animales impulsos como hiciste antes. Allí, déjame besarte hasta el cansancio, si es que alguna vez pudiera agotarme, si alguna vez te besé.

Déjame respirar profundamente para llenar mis pulmones con el aroma de la vida que me regalaste antes y después, deja calmar esta vieja sed que padezco. Beberé y luego, cuando seque ese maravilloso manantial, regresaré a tus labios.

¿Puedo pedirte algo? Hagamos el amor como tantas veces y después inventemos, solo después para no mancharnos. No me detengas en el ombligo y déjame llegar, estoy desesperado. Eso sí, controla toda mi pasión para que no marchite aquel hermoso recuerdo que guardo tanto.

¿Puedo pedirte algo? No dejes de ser la loquita que siempre fuiste. Si lo haces, tú no eres tú y yo no me sentiré el mismo. Por caprichos de la mente regreso sobre mis pasos, después de los senos haré una pausa en tu ombligo, ¿otra vez? Beso tus senos, hoy algo más agotados que antes, quizás extenuados por su uso, pero igualmente bellos. Los beso y me amamanto.

¿Puedo pedirte algo? Besa los míos, hazlo como mi primera vez. Te pido de paso me recuerdes lo que me enseñaste en medio de un bosque de sargazos.

¿Puedo pedirte algo? No pido mucho. Una de aquellas caricias, no una cualquiera, acaríciame primero con tu pelo. ¿Puedo seguir pidiendo? No me regales nada, porque cuando lo hagas, vas a devolverme lo que fue mío. En cambio, te ofrezco el océano de mis sueños o la galerna que me destroza el pecho.

 

Te brindo este amor a destiempo hilvanado con besos planos, secos y coloridos que no saltan la muralla de tus labios. Te brindo este amor al garete entre mis venas que como nave fantasma busca abrigo en tus senos. Te brindo lo que no tengo, porque la vida se me escapa como agua salada entre los dedos.

Te brindo una mirada, no una cualquiera, solo aquella que se pierde dentro de un túnel blanco, embajada de mi último sueño.

Te brindo un cuerpo maltratado, escoltado por miles de caballitos de mar y calamares que iluminen mi camino oscuro y agotado.

Te brindo sin embargo, un corazón joven para mis décadas y un alma que ha resucitado con tu imagen a mi lado. Te brindo.

Te brindo un beso que extienda tu vida más allá de mi sombra, cuando el sol no brille tanto. Te brindo

Te brindo un oído que ha perdido la sordera con tu música. Tu música beso.

Te brindo lo que no tengo, porque desde que te conocí nada es mío, ni mis pasos tienen ecos, ni mi aliento huele a tabaco, ni mis ojos pueden mirar a través de tu velo.

Te brindo mi última luna, la pasión de mis pleamares, las locuras de mis aventuras. Te lo brindo todo, lo que tengo y no tengo. Te lo brindo todo a cambio de un beso y cuando menos, una de las perlas que se esconden en tu boca. Silencio y palabras que muy bien pueden ser mi concierto. Concierto feliz para una dulce gaviota, gorrioncillo que picotea mis labios.

Te brindo, no sé. ¿Qué pudiera brindarte? Quizás alguna palabra limpia o sucia. Un gemido tibio y tierno, el ay de un concierto que nadie escucha.

¿Qué pudiera brindarte? ¿La miel de mis ojos? Los brindaría si tu vida dependiera de quedarme ciego.

Te brindo, me queda muy poco, apenas tengo algo. Te regalo o cambio mi alegría por la suma de tus penas, no me interesa si son pesadas. Deben traer de ti un beso

 

-¿Tienes polola? Me preguntaste esa tarde.

-¿Tienes pololo? Te pregunté mientras empujo suavemente el columpio del parque y tú empujas el tuyo.

-¡No tengo polola! Respondí muy nervioso y el columpio rozó mi pecho.

-¡No tengo pololo! Respondiste y giraste el rostro, el columpio golpeó tu pierna, me agaché para observarla.

-¿Pololeamos? Te pregunté y el columpio chocó con mi cabeza.

-Mejor nos vamos cada uno a casa, nuestros nietos llegarán del trabajo, ya les dedicamos un rato en el parque.

-¡Mira que estás ñoña!

-¡Mira que estás ñoño!

-¿Regresas mañana?

-¡Quién sabe! No sé si escuche el tictac del reloj que cuenta al revés.

-¡Pobre tiempo que no ha existido en su mundo!

 

Ambos se marcharon por rumbos divergentes y sus pasos no dejaron huellas, el sol no reflejó sus sombras en el suelo. Los columpios se movieron vacíos y a lo lejos, se escuchó la pitada larga de un barco acompañada por un piano.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2014-05-27

 

 

 

"Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido".

Jalil Gibrán.

 

 

 

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sábado, 17 de junio de 2023

SUEÑO SIN MÉTRICA

 

SUEÑO SIN MÉTRICA



 

¡Cubran el polvo levantado por cada columna caída!
 
él duerme tranquilo su siesta agotada,
 
pasta en su lecho indiferente de media centuria,
 
de medias memorias, medio rostro, medio oído,
 
medio odio, medio amor, medias verdades empercudidas.
 
 
¡Cierren ventanas y puertas!
 
no lo debe despertar el canto de las aves que emigran,
 
ni el pregón del merolico que vende su alma,
 
molesta el gemido de la niña disfrazada de puta,
 
el mendigo pionero vestido de niño,
 
el preso oculto en la ropa del hombre,
 
el discurso torpe en la palabra cautiva y culta.
 
 
¡Apaguen la radio! Las noticias alteran sus nervios,
 
la matemática no cuadra la caja,
 
el mercado no llega a la vianda,
 
las vacas tienen tetas de siliconas.
 
soldado que va y viene, documentada la inmoral,
 
timorato que se viene ante la prosa divina,
 
plumas que se manchan por el verbo infecundo,
 
oídos que pierden el rumbo, esperanza traidora,
 
metáfora el hermano, el amigo, el, el, el hombre.
 
 
¡Cierren puertas y ventanas! El descaro duerme su yo,
 
le molestará el tableteo de botas que desfilan,
 
le perturba la presencia del gorrión,
 
el escándalo de osamentas inquietas y verdugos que juegan,
 
el césped no existe, no hay raíces, ¿podrá crecer mañana?
 
 
¡Apaguen el televisor!
 
molesta la luz de su desgracia,
 
la golondrina que va y no regresa,
 
el pitirre con carta blanca,
 
la métrica de nuestras conciencias,
 
el himen inmoral de la vergüenza,
 
el culpable totí de nuestras penas,
 
el ruiseñor mudo de nuestras glorias,
 
el aura de nuestro destino, oculta,
 
la tumba profanada de los recuerdos,
 
el huracán culpable de su hambruna, canto de tripas.
 
 
¡Apaguen la radio del vecino!
 
la noticia casual del enemigo,
 
la voz reprimida entre corales,
 
la balsa sumergida entre ráfagas de timbales,
 
ayes mudos en abordajes,
 
el miedo en vuelo rasante,
 
brazos que se alzan al azar, el sí traidor.
 
 
¡Apaguen todo, desconecten su mundo, no hagan ruido!
 
El pueblo duerme,
 
Espera por el príncipe encantado que lo despierte con un beso.
 
 
 
Esteban Casañas Lostal.
 
Montreal Canadá.
 
2007-11-15
 
 
 
 
 
Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.
Jalil Gibrán.
 
 

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domingo, 11 de junio de 2023

LA TRAMPA

 

LA TRAMPA



 

Los otros días nevó y mi nieto formó tremendo escándalo, llevaba tiempo esperándola, contaba los días que faltaban para su llegada y cumplimiento de nuestros pronósticos, estaba eufórico. Esperó a que yo me levantara para anunciármelo, ¡Yeyo, ya está nevando! Casi gritó cuando salí del cuarto y me tomó de la mano para llevarme hasta la ventana de mi oficina. El paisaje de nuestro patio y vecinos era blanco, no puedo negar que el primer día se disfruta, esa blancura cubre el panorama desolador que nos deja el otoño. Ambos observábamos la caída de motas medianas, su descenso era totalmente vertical por la ausencia de vientos, tenía su encanto. -Cuando venga de la escuela voy a limpiar la entrada de la casa con Yeya. Me dijo y no le presté mucha atención, mi vista se detuvo frente a la entrada de la caseta del patio, un pequeño puntico negro daba salticos y se aproximaba a ella. ¡Un guayabito, un guayabito! Pensé en voz alta y él me escuchó, tuve que cargarlo, pero no alcanzó a verlo. Los minutos restantes y antes de que partiera a tomar su autobús, tuve que explicarle varias veces lo que era un guayabito. Ese día cayeron diez centímetros de nieve, ya se derritió con toda esta jodienda del recalentamiento de la tierra, su palita reposa junto a la entrada de la casa.

 

En mi mente quedaba una meta desde aquella pequeña nevada, atrapar al puntico negro. Detestaba a los ratones, puedo afirmar que los odio y ese sentimiento tiene sus bien fundadas razones. Regresé al pasado por esa magia que tiene los caprichos de la memoria, embarqué nuevamente en el Papito Tey y nos disponíamos a salir de Matanzas con destino a Europa. 



Mientras realizaban el sondeo de salida, el gordito Cruz, Cuarto Maquinista del buque, se las arregló para llevar a un fitosanitario hasta su camarote. Vivíamos en la misma cubierta y luego de aquella misteriosa reunión con el personaje, me llamó.

 

-¡Mira esto! Sobre su cama descansaban tranquilamente varios mojoncitos de ratas y un jabón Nácar lleno de mordidas.

 

--¡Ño! Está duro el asunto con estos ratones, fue todo lo que pude decirle. Se produjo un poco de alboroto a bordo y el camarote fue inspeccionado por varias personas, aduaneros, funcionarios de Inmigración, guardafronteras, Capitán, secretario del partido y curiosos. Pensamos que detendrían a la nave para fumigarla antes de partir, pero la sangre no llegó al río. 

 

-Parece mentira que un militante de la juventud se dedique a frenar las misiones que nos ha encomendado la revolución y el partido. He venido a participar en esta reunión y realizarle una fuerte crítica al compañero Cruz. Fueron las palabras del siempre temido secretario del partido, el domador de voluntades.

 

-¿No viste la cantidad de mojoncitos que habían encima de mi cama? Este barco está infestado y las ratas son trasmisores de varias enfermedades. Nunca se pudo sentir tan niño, indefenso, abandonado, huérfano, la voz de Cruz lo traicionaba, surgía con esa vibración que solo acompaña el miedo. 

 

-¡Compañero! Cuando nosotros estábamos luchando en la Sierra Maestra para alcanzar la libertad que hoy gozas y darte la oportunidad de haber estudiado en la Academia Naval, cuando nos jugábamos la vida en las montañas, no estábamos pensando en raticas, alacranes, ni nada por el estilo. 



-Sí, pero aquí no estamos en la Sierra, esto es un barco y yo no tengo necesidad de ser mordido por una rata. En medio de aquel torbellino de temores, Cruz respondió con una valentía traicionada. Reinaba el silencio y nadie se dispuso a intervenir en una batalla cuya derrota siempre era adelantada. Con su rostro pálido recorrió cada uno de los presentes en el salón y todos evitamos su mirada, nuestro cielo tenía apenas dos metros de altura y la cobardía quedaba como siempre atrapada. 


-Después vamos a analizar en el seno del partido su caso, yo creo que existen problemas ideológicos graves que merecen ser analizadas por el núcleo. La condena había sido dictada y todos partimos abrumados por el mismo silencio indecente que ganaba terreno. 


Odié a las ratas y me hundía en sus oscuros laberintos evitando convertirme en una de ellas. Desde ese instante me molestaban como nunca había sucedido, no las observaba como un simple animal que compartía las mismas o peores calamidades, encontraba en ellas a un radical militante del partido. Se imponía su supervivencia y voluntad en un campo político donde ellas vencían y debían ser aceptadas. La vida para nosotros se iba aproximando a las puertas de un infierno flotante, acorralados junto a ellas y sin posibilidad de escape, estábamos obligados a compartir el mismo territorio. Nuestros camarotes eran los suyos por obra y gracia de las misiones revolucionarias encomendadas. Ellas, con las desventajas de ser unos repugnantes roedores que actuaban desde espacios inaccesibles y cuando se imponía el silencio de la noche. Yo las comprendía y llegué incluso a simpatizar con ellas, luchaban por sobrevivir. Cuando vi aquel jabón Nácar reducido por sus mordidas, no pude dejar de reconocer la penosa situación que vivían. Eran tan duros como cualquier ladrillo utilizado en la construcción, difíciles de arrancarles una burbuja, inodoros e irritantes a la piel, ¿cómo actuarían dentro de un estómago?, era difícil imaginar. Luego, aquellos escandalosos paseos de los roedores por el cielo raso de nuestros camarotes, pudieron ser los causantes de infinitos desvelos por temor a ser mordidos en pleno sueños. Corrían en todas direcciones, de babor a estribor, de proa a popa. Pasaban de camarotes a camarotes, gritaban algunas y las imaginaba en la realización de actos sexuales involuntarios. Sus gritos llegaron a levantarnos de las camas, suponíamos a ratas vírgenes que habían sido violadas en cualquiera de los barrios existentes en aquellos cielos rasos tan bajos.

 

Yo hacía la guardia de doce a cuatro de la madrugada en aquellos tiempos, cuando terminaba ese turno, coincidíamos en la cocina el timonel, el Tercer Maquinista y su engrasador. Antes de abrir la puerta, tratábamos de producir algo de bulla para espantarlas, aun así, cuando pasábamos a su interior, nos encontrábamos entre quince y veinte ratas en plena orgía sobre mesetas y hasta el mismo fogón. Puede que resulte increíble, pero esa situación la experimenté en otros barcos infestados. 


Los otros días, me propuse comprar algunas trampas o ratoneras para eliminar al indeseable visitante de la casita del patio. Busqué en un mercado importante y perteneciente a una gran cadena en Montreal. Como el ratón es un animal, se me ocurrió recorrer los estantes de comidas para ellos. Comidas para perros, perros, perros, perros, era extensa esa parte del estante. Continué, comida para gatos, gatos, gatos, gatos, era larga y de gran variedad. Comidas para pájaros, pájaros, pájaros, comidas para hamsters, peces, culebras, lagartos y para de contar. No existía la más remota posibilidad de encontrar un arma para quitarle la vida a ese animal. Partí para otra tienda importante y repetí la operación infructuosamente, pero me prometí no darme por vencido, desechaba la idea de que en Canadá no existiera algo para combatir a los indeseables y asquerosos roedores. 


Fue en otra importante tienda donde pude dar con un estante de productos variados y en la parte inferior, la más próxima al suelo, comencé a leer; trampas para mosquitos, trampas para hormigas, trampas para cucarachas, trampas para ratoncitos. Me detuve por ser la última clase de trampas existentes, sin embargo, mi mente continuó produciendo trampas. Trampas para ladrones, trampas para chivatos, trampas para tarrúos, trampas para hijos de … Me detuve y recordé haberle hecho una promesa a mi amiga Aurorita en un foro de camagüeyanos, no escribiría con malas palabras a partir del año que viene y solo restan unos días para arribar. Borré entonces aquellas trampas mentales y le presté atención a las de los ratoncitos. 


Yo esperaba encontrarme con aquellas antiguas ratoneras que utilizábamos en Cuba antes de que llegara el bloqueo, o sea, las confeccionadas con un pedacito de madera y con unos alambres que, actuaban como un resorte cuando el bicho trataba de agarrar la comida que se le ponía. Olvídense del queso que siempre aparece en los muñequitos infantiles, ese se había perdido hacía muchos años en la isla. ¡Pues, no! Tomo una de aquellas trampas en venta y las noto muy livianas, leo y dicen que tienen el cebo incluido. No sé por qué rayos, cuando leo la palabra “cebo” me viene a la mente aquel programa que tanto disfrutaba en mi infancia y que era animado por Germán Pinelli, me refiero al “Palo ensebado”, ¿se acuerdan? En medio del estudio había un asta que había sido previamente embarrada de sebo. A ese programa asistían parejas que estaban en proceso de casarse y el que llegara al tope del palo se ganaba un ajuar de boda completo. No era fácil subirlo, pero hubo mucha gente que lo logró, y Pinelli le preguntaba a la novia, ¿cómo tú le dices?, y la novia que respondía, yo le digo Panchito, y el tipo que comenzaba a subir y Pinelli junto al público que gritaba; ¡Sube, Panchito, sube! ¡Sube, Panchito, sube! Y algunos llegaron y se ganaron todos aquellos regalos. Pero después de la revolución tumbaron ese programa tan divertido para muchos, eran rezagos del pasado capitalista, humillantes, etc. Pero el lío es que, aunque los continuaran, ¿qué le iban a regalar al que llegara al tope del palo?, ¿una medallita, un diploma, un mérito revolucionarios? 


Leo el estuche de la supuesta trampa y dice que está confeccionada con una cola adhesiva, o sea, para que el animal se pegue. Comprendo entonces que me encuentro en un país desarrollado que intenta a toda costa el derramamiento de sangre, hasta en animales tan odiados y repulsivos como los ratones. Porque de verdad, aquellas ratoneras de Cuba te podían fracturar con comodidad cualquier dedo de la mano. Pero siempre surgen las dudas cuando chocas de frente con estos productos, ¿tendrán aplicación con los ratones cubanos? Porque aquellos son la llama y tienen que luchar la jama a un precio más caro que los de este país, aquellos ratones son unos cabrones y se las saben todas, pienso y dudo sobre su efectividad en la isla. Pero bueno, que todo sea para evitar derramamiento de sangre, debo acostumbrarme a vivir en este país y todos los días se aprende algo nuevo, pensé. 


Dice el envase en su parte frontal que leyera las instrucciones del fabricante y le doy la vuelta, encuentro que vienen escritas en tres idiomas, inglés, francés y español. Comienzo por el primero, casi siempre leo las instrucciones en las tres lenguas para llenar los baches que se quedaron en las escuelas. Desde la primera explicación me sentí invadido por la curiosidad, pero quise reservarme para el español y no pude evitar un brinco mental, salté y reprimí los deseos de gritar, decían aquellas instrucciones; 


… Revise diariamente la trampa o cuando sienta algún ruido, si encontró algún roedor pegado a ella, trate de alejarse de su casa a una distancia de 1.6 km. Lleve consigo un poco de aceite comestible y frote con él la parte pegada del animalito. Trate de despegarlo con suavidad y suéltelo, es casi seguro que a esa distancia le resulte imposible regresar a su casa… 


¡No puede ser! Esto debe ser obra de algún gallego que trabaje para Geen Peace, me están tomando el pelo o el mundo se está volviendo loco con ese asunto de las organizaciones protectoras de animales. Seguí leyendo y dice la mencionada trampa que no se utilizaron productos químicos venenosos, etc. ¡Okey! Está bueno eso de que no usen venenos, puede resultar peligroso para los niños que habiten en cualquier casa. 


¡Ese gallego tiene que estar loco! Después que tuve que pasearme por tres tiendas y recorrer infinidad de estantes, gastar tiempo, gasolina y dinero, ese tipo tiene que estar bonchando, ¡no puede ser! ¡Mira! Cuando yo agarre a ese guayabito, ni te imaginas lo que voy a hacerle. ¿1.6 kilómetros? ¡Ná, ese tipo tuvo que estar borracho cuando escribió aquello, la gasolina nuevamente, el tráfico, y vaya usted a saber, y me encuentre un canadiense de esa organización protectora de animales, y me llame a la policía. ¡Ná, yo no entro en esa gracia! Conmigo los asuntos se resuelven de otra manera. ¡Oye! Aguantarle la descarga a mi mujer cuando me vea metido en la cocina y trasteando una botella de aceite. ¿Y si el ratón es un cabrón de esta época moderna y andan con GPS, y lo tengo en la casa al día siguiente? Me pasé media hora discutiendo conmigo mismo en esa rumba e indeciso de comprar aquel tareco. 


Pensé, pensé y volví a pensar, la conciencia me venció, me dijo; Debes adaptarte a tus nuevas condiciones de vida y dejarte absorber por la sociedad. ¡Sale del subdesarrollo, compadre, ya vives en Canadá! Me sentí conmovido y le di la razón, ¡coño!, ¿cómo voy a regresar al pasado?, no puedo continuar atrapado en la época medieval. 


Fui para la caja y compré quince trampitas de aquellas. Esa misma tarde, le puse una barricada al ratoncito a la entrada de la puerta de la caseta que, solo podía ser vencida por un ratón cubano, yo estaba convencido de eso, pero deseaba experimentar con los de aquí. 


¡Pues cayó! Yo sabía que él debía salir, en la caseta no hay nada de comida. Si hubiera sido un ratón de la isla, estoy convencido que inventaría un par de zancos o cualquier otro artefacto para burlar aquella estúpida barrera. Pero qué le vamos a pedir a un ratón que se mete seis meses escondidos por la nieve, y bueno, ahora están escapando por el recalentamiento de la tierra. 


Ni se imaginan la alegría que sentí cuando agarré a ese cabroncito, ¡ah!, pero debía proceder civilizadamente. No le dije nada a mi nieto para evitar esa cultura de violencia en él. Tampoco fui a la cocina por aceite, resulta mejor matar al animal que soportar la descarga de mi mujer. De aceite nada, solo debía someterse a un pequeño sacrificio como aquel de los cubanos cuando se tenían que afeitar con las cuchillas Patria o Muerte. 


En una bolsita plástica metí la trampita con el animalito tratando de despegarse de ella y me fui caminando hasta la orilla del río, yo vivo a unos treinta metros del río San Lorenzo. Me ahorraba la gasolina, el tráfico y la mirada inoportuna de cualquier activista de esas organizaciones protectoras de animales. Lo agarré por la cola y comencé a despegarlo lentamente, creo que escuché algo, pudo ser imaginación mía, pero no cabían dudas que le dolía. Cuando al fin lo despegué totalmente, vi que quedaban restos de su pelambre pegados a la trampa. Increíblemente el tipo se mantuvo tranquilo, quizás por el agotamiento. Entonces me paré y giré mi posición en dirección al río mientras lo mantenía sujeto por la cola. Lo coloqué como si fuera a patear un balón de fútbol, me acordé también de que yo había participado en los primeros juegos deportivos escolares con el equipo de Becas. Y ahora me perdonas querida Aurorita, si no lo digo me reviento y aún no estamos en año nuevo. Solté al animalito y le di una monumental patada por el culo, lo vi viajar por el aire durante unos segundos para luego caer a unos ocho metros de distancia. Lo seguí con la vista y comprobé que estaba vivo, nadaba el muy cabrón, pero se alejaba por la fuerte corriente que tiene ese río. 


Poco le duró la felicidad y aspiraciones de llegar a la orilla, pasó en vuelo rasante una de esas gaviotas que detesta comer Mc Donalds y que todavía se acuerda que es una gaviota. Repitió el vuelo, pero la segunda vez se lanzó en picada sobre el cabrón ratoncito y se lo jamó. Quedé limpio con mi conciencia, colaboré con la supervivencia de las especies, no existió derramamiento de sangre y lo principal, no tuve que escuchar a mi mujer. Creo que me voy adaptando a una nueva sociedad perfectamente y no me olvido de Cruz.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canada

2006-12-18

 

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...