CUBA, EL COSTO DE SU REVOLUCIÓN.
(LA FAMILIA)
…”Por eso, no importa lo que cueste, ¡no importa!, no
importa los sacrificios. Allá los impacientes, allá los que creen que una
revolución es la conquista del paraíso desde el primer día y no comprenden que
la revolución es simplemente el derecho a comenzar a construir un paraíso para
el pueblo, un paraíso para la sociedad humana”…
Fidel Castro 13 de Mayo de 1962
La definición del concepto familia es muy variado y
amplio, políticos, historiadores, católicos, antropólogos y sociólogos, ofrecen
una diferenciada gama conceptual para describirlas. Se destacan entre ellas los
vínculos sanguíneos o de parentesco, religiosos, sociales, económicos, etc.
Estas pueden sufrir cambios de sociedad a sociedad, incluso dentro de ellas
mismas. No tienen los mismos valores dependiendo de las diferencias de culturas
o momentos históricos y pueden sufrir transformaciones constantemente. Su
estudio es imposible de resumir en dos cuartillas, pero todos los caminos que
puedan recorrerse en una investigación profunda, nos llevará a una estricta
conclusión, la familia es el pilar donde descansan todas las sociedades por
muchas diferencias que existan entre ellas.
La familia cubana ha sufrido esos cambios que muy
bien pudieran adjudicarse al momento histórico vivido, existe una gran diferencia
de valores y conceptos entre aquella familia existente antes de 1959 y la
posterior a Castro. Predominantemente de formación nuclear, la familia cubana
se agrupaba por su relación de parentesco. Unidad que supo mantener hasta esa
fecha y donde el grado de influencia familiar era determinante en la formación
de las futuras generaciones.
Ha quedado demostrado el papel desarrollado por los
regímenes de corte totalitario en la destrucción de aquellos valores morales y
tradiciones que eran trasmitidas entre generaciones a través de los lazos
familiares. Con el fin de desarrollar una profunda labor ideológica afines a
los intereses de la clase en el poder, era necesario cortar ese cordón
umbilical que ataba a los menores a la influencia de su familia. Castro no
perdió mucho tiempo y desde los primeros años promovió esa separación de los
jóvenes del control familiar. Las primeras manifestaciones de ese
desgarramiento se observan en las movilizaciones hacia tareas dirigidas
fundamentalmente en regiones alejadas de ese influjo diario, hablemos de
estudiantes campesinas ubicadas en la capital o de los miles de jóvenes que
participaron en la campaña de alfabetización, Jóvenes Rebeldes (una versión
revolucionaria de los Boys Scouts), los Cinco Picos (jóvenes que fueron
movilizados hasta la Sierra Maestra con la meta de subir cinco veces el Pico
Turquino con la finalidad de demostrar algo que aún no se sabe) recogidas de
café, zafras, movilizaciones militares, etc. En términos generales esos jóvenes
se desprendieron para siempre del rígido control familiar, porque
posteriormente eran premiados con becas otorgadas “generosamente” por la
revolución.
Para los que piensan que la labor proselitista sobre
los jóvenes comenzó años posteriores a la declaración del carácter “socialista”
de esa revolución, pudiera ser un error que desmiente la propia cartilla del
alfabetizador donde el culto a la personalidad del comandante era presente en
cada clase que se impartía al campesinado, yo fui testigo de ese
acontecimiento.
Una vez separados del hogar, los jóvenes se
encontraban a merced de la voluntad del estado durante todas las horas del día
y casi la totalidad del año. El bombardeo ideológico se hizo sentir con fuerzas
dentro de los planes de becas, cada albergue contaba con un “charlista” que era
asesorado por una persona mayor. Se realizaban con bastante frecuencia esos
círculos de estudios donde apareció una nueva cultura entre la juventud, la
constante invitación a la delación como una actividad “revolucionaria” se iba imponiendo,
la promiscuidad disfrazada con la práctica o derecho al “amor libre”, la
cultura del odio y la negación de Dios. El enfrentamiento enfermizo en contra
de todas las religiones, eran altamente dosificadas por una educación netamente
materialista que luego fuera enriquecida con los métodos aplicados en el campo
socialista. Años posteriores y bajo el asesoramiento de la nueva metrópoli, el
control sobre la juventud se hizo más rígida con la aplicación de métodos
especializados en el logro de la subordinación mental del ser humano. Con mucha
más experiencia y poder sobre las personas, el régimen cubano implantó con
carácter obligatorio el sistema de enseñanza a partir del nivel secundario en
escuelas construidas en el campo, la familia perdió definitivamente el control
sobre sus hijos.
Paralelamente a esa tarea y apurado por lograr
resultados a corto plazo, la semilla del odio fue trasladada al seno del hogar
por medio de su militancia y organizaciones vinculadas estrechamente a la
familia. La privacidad fue prácticamente anulada por la ingerencia de los CDR
(Comité de Defensa de la Revolución), la FMC (Federación de Mujeres Cubanas)
UPC (Unión de Pioneros de Cuba) y otras. Todas sus campañas ideológicas
actuaron como un bombardeo masivo sobre las mentes de los cubanos, explotando
indiscriminadamente viejos prejuicios y tabúes que existieron en la sociedad
cubana. El racismo, machismo, creencias religiosas, homofobia, diferencias de
clases y otros males, adquirieron valores exagerados que eran utilizados para
enfrentar a unos contra otros dentro del mismo hogar. El hacinamiento
experimentado durante medio siglo por la familia cubana ante la imposibilidad
de adquirir una vivienda decorosa, fue una de las herramientas mejor utilizadas
para el desarrollo de esa labor.
La división de la familia cubana adquiere estado
legal a partir de los años sesenta, aunque en su constitución se alegara lo
contrario. Todas las planillas existentes para solicitar una escuela o entrada
a un centro laboral contaban en su cuestionario con la siguiente pregunta:
¿Mantiene usted vínculos o correspondencia con familiares en el extranjero?
Responder afirmativamente a esa pregunta era una anulación automática de
cualquier aspiración. Se debe sumar también el control existente sobre todo
tipo de correspondencia hacia y desde Cuba para justificar el miedo de los
cubanos y la renuncia a la existencia de esos parientes en el exterior.
El daño producido a la familia cubana es un tema muy
amplio de tratar y los resultados los tenemos en la formación y conceptos de
vida de las últimas generaciones. Ese ha sido otro de los altos precios pagados
por los cubanos en esa loca aventura llamada “revolución”.
…¿Qué será nuestra patria, sin embargo, dentro de 10
años? ¿Qué será dentro de 20 años? ¿Y qué será de esta tierra y esta patria y
este pueblo nuestro, cuando hayan transcurrido 60 años a partir del 1ro de
Enero de 1959? (APLAUSOS.) Con seguridad que no será esto que nos dejaron, con
seguridad que no será el país pobre que nos dejaron que no producía más que
azúcar y que tenía que importarlo todo…
Fidel Castro en el mismo discurso.
¡Hummmm! ¿Qué será?, ¿qué será?, ¿qué seráaaaaaa?
¿Qué será de mi vida?, ¿qué será?...
José Feliciano
Periódico Nueva Prensa Libre.
Montreal..Canadá
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2008-08-05
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