CUBA, EL COSTO DE SU REVOLUCIÓN.
(AZÚCAR)
Si existiera un factor o elemento que demuestre todo
el grado de destrucción experimentado en nuestro país durante el medio siglo de
gobierno castrista, no dudaría en señalar a nuestra industria azucarera. Cuba
fue hasta la llegada al poder de esa supuesta “revolución” el primer exportador
mundial de azúcar de caña.
La caña fue introducida en Santo Domingo por
Cristóbal Colón en el año 1493 cuando su segundo viaje. Llegó a Cuba durante el
mandato de su primer gobernador Diego Velázquez, entre los años 1511 y 1524
comenzó a cultivarse, pero no se fundó ningún ingenio azucarero hasta finales
del último quinquenio del siglo XVI. Su desarrollo fue muy lento durante los
siglos XVII y XVIII.
A finales del siglo XVIII cobra auge la industria
azucarera cubana gracias a la revolución e independencia de Haití, eventos que
condujeron a la ruina de esa industria en aquel país y lo desplazara del primer
lugar ocupado hasta entonces.
Durante el siglo XIX se introduce la máquina de
vapor, generalizándose su uso en las tres primeras décadas y se construyeron
vías férreas. A pesar de encontrarse el país involucrado en la Guerra de
Independencia de los Diez años, la producción de azúcar aumentó casi cinco
veces desde 1850 (223,145 toneladas largas españolas) hasta 1894 (1,054,214
toneladas). La Segunda Guerra de Independencia (1895-1898) dio lugar a un
retroceso en la producción y en 1897 solo se lograron 212,051 toneladas.
Conquistada la independencia, se facilitó la reorganización
de la industria azucarera sobre bases más ventajosas que las del siglo XIX. Se
abrieron puertas al mercado en Estados Unidos, se ampliaron las vías de
comunicación por ferrocarril y carretera, se abrieron las puertas a la
inmigración e inversiones extranjeras con un estimado en 50 millones de dólares
en 1895 que se vieron aumentadas a 700 millones hacia 1929. Todos esos factores
favorables dieron un rápido crecimiento a nuestra industria azucarera y se
reflejó en el aumento de su producción. En 1913 se superó por primera vez la
producción de 2 millones de toneladas largas españolas, en 1916 se elevó a más
de 3 millones de toneladas, en 1919 se lograron más de 4 millones de toneladas
y en 1925 se obtuvieron 5 millones, quintuplicándose en solo cinco lustros la
producción lograda el siglo anterior.
En 1928 el azúcar entra en una crisis mundial de
sobreproducción y Cuba inicia una restricción de sus zafras azucareras. La
crisis y las altas tarifas impuestas por Estados Unidos en 1930 dieron lugar al
descenso vertical experimentado en su producción. En 1933 se produjeron
solamente 1, 994, 238 de toneladas largas española, en 1947 se logra nuevamente
una producción superior a los 5 millones y se establece un nuevo record de 7,
011, 637 en 1952.
En el período comprendido entre los años 1952 y 1959
los índices de producción por centrales aumentaron y se mantienen con bastante
estabilidad. Este ha sido el panorama de esa rama de nuestra economía
encontrada por Castro cuando arribó al poder. Sería deshonesto ocultar algunos
males paralelos que afectaban a una gran parte de la mano de obra que
sustentaba esa poderosa industria, hablemos de los jornaleros eventuales que
participaban en los cortes de cañas y que luego de terminada las zafras
quedaban desamparados. Tampoco se puede negar las condiciones de vida de
aquellos seres, fueron explotadas políticamente en sus discursos hasta la
saciedad.
¿Qué ha ocurrido con aquella gloriosa industria
azucarera? Apenas existe y muy pocas veces puede satisfacer la demanda interna
del país, aun cuando ese producto se encuentra regulado a su población por la
“libreta de racionamiento”. Vale destacar que en diferentes oportunidades, el
gobierno cubano se ha visto obligado a importar azúcar con ese fin. ¿Por qué?
Se preguntarán muchos de ustedes y las respuestas pueden ser muy variadas, los
cubanos las conocemos perfectamente.
Cuba cayó en una crisis profunda luego que
desapareció la subvención recibida durante décadas desde el Campo Socialista,
tiempo en el cual se olvidaron de modernizar esa industria. Poco importaba
emprender una tarea de esa envergadura cuando se recibía plata suficiente para
derrochar. La expansión del sistema como ideología universal fue una prioridad
del régimen y su cabecilla. La mayor parte de esas ayudas fueron desviadas a
movimientos subversivos, guerrillas, guerras, etc., mientras la industria
azucarera y el país se les iban hundiendo y se culpaba al bloqueo
norteamericano de todas estas tragedias.
En estudios realizados para el período 1991-1996 por
los señores José R. González y Arturo Pino, ellos hacen los siguientes
señalamientos:
Existe consenso en que la evidente baja en la
producción de azúcar se debe fundamentalmente a diversos factores no técnicos
sino más bien administrativos que inciden negativamente en la correcta
aplicación de la técnica. Entre los más marcados tenemos: a) Falta de una
política fundamentada en criterios técnicos y coherentes con la realidad en
cada momento, b) Aguda falta de combustible, c) Falta de piezas de repuesto
para toda la maquinaria vinculada al proceso, d) Bajo índice de implementación
de nuevas tecnologías, e) Baja calidad de la materia prima llegada del campo,
f) Debilidad en los controles técnicos y administrativos.
El hecho de que según informes recientes la caña
cortada permanece a menudo más de 50 horas en los campos y que por esa razón y
por las impurezas que contiene a su entrada en los molinos el rendimiento haya
disminuido de modo substancial, denota falta total de organización en la parte
administrativa y apatía o desgano del lado de los trabajadores.
En resumen, la industria azucarera un bastión
histórico de la economía cubana se encuentra en precarias condiciones. El
promedio de producción de las zafras, durante la década de los cincuenta fue de
5.7 millones de toneladas; en 1952 la zafra superó los 7 millones de toneladas;
en 1995-98 oscila alrededor de 3.4 millones, lo que significa que en las
últimas zafras de la Cuba «revolucionaria» se produce aproximadamente la mitad
de lo que se producía en el país en 1952. Cuba que era el primer país
exportador de azúcar de caña en el mundo, ha pasado ahora a ocupar el séptimo
lugar.
La destrucción de nuestra industria azucarera ha sido
otro de los altos precios pagados por el pueblo cubano en esa loca aventura llamada
“revolución”.
…”Creo que nosotros, los dirigentes de esta
Revolución, hemos costado demasiado caros en el aprendizaje. Y desgraciadamente
nuestro problema —no cuando se trate de sustituir a los dirigentes de la
Revolución, ¡que este pueblo los puede sustituir cuando quiera, en el momento
que quiera, y ahora mismo si lo quiere! (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” y “¡Fidel,
Fidel, Fidel!”)—, uno de nuestros más difíciles problemas es precisamente, y en
eso estamos pagando una buena herencia, la herencia en primer lugar de nuestra
propia ignorancia…
Fidel Castro 26-07-1970
¡Hummmm! Y bien cara que nos ha salido esa escuelita.
¿Llegaron a aprender?
¡AZÚCAAAAAAAAA! …(Celia Cruz).
Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis
destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha
sido antes destruido.
Jalil Gibrán.
“Nueva Prensa Libre”
Montreal..Canadá
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2008-09-10
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