ANGOLA, LA MUJER CUBANA Y LA FAMILIA
Vuelvo a tocar el tema de Angola, sus negativos
efectos secundarios dentro de la sociedad cubana no pueden evadirse. Quince
años de intervención en aquel país debían tener su repercusión en la vida del
simple ciudadano, siendo esta de una forma negativa. Evento que profundizó aún más
el alejamiento y progresivo deterioro de la antes unida familia cubana.
Este proceso de quebranto iniciado en nuestro propio
suelo, tuvo su comienzo el mismo instante en que los hijos son separados de la
influencia o ejercicio espiritual de los padres. La familia es sustituida por
la dañina influencia de maestros y profesores adoctrinados. Los muchachos invertían
la mayor parte del tiempo en su periodo de desarrollo como ser junto a ellos.
Esa influencia del estado se incrementó aún más con la ausencia también de sus
padres, individuos ahora involucrados en aventuras guerreristas muy lejos de su
tierra natal.
La mujer cubana no estuvo ausente de este sistemático
proceso de destrucción de la sociedad en nuestro país. Ella participó activamente
en él, como víctima o victimaria, se dejó arrastrar o seducir por lemas y
consignas muy lejanas de ser parte de nuestra cultura o idiosincrasia.
Enroladas en esta máquina destructora y motivadas quizás
por distintos razonamientos -que no eran diferentes a la de los hombres que
compartieron aquella loca aventura- cayeron en la misma trampa que ellos y
pusieron en juego muchas cosas de valor, entre ellas, su prestigio y la
familia. Propiedades que no concede ningún estado y que son adquiridas con
mucho sacrificio.
Algunas de esas mujeres fueron para Angola por no
poder negarse, su condición de militantes del Partido Comunista se los impedía,
pero, caben muchas preguntas y unas de ellas es esta; ¿Era más importante la condición
de militante que la unión de una familia? ¡Para el régimen dominante, sí! Se
estaba aplicando una de sus divisas fundamentales de la ideología impuesta,
"divide y vencerás". Para estas mujeres parece que la familia ya
significaba muy poco o casi nada. ¿Dónde estaba la familia? Ya se habían
acostumbrado a vivir sin ella, veían a sus hijos cada quince días, vivían ajenas
al dolor que sufre con esa separación una madre normal cuando uno de ellos se
enferma, etc. Es más, sus hijos apartados de sus dominios y obligaciones
llegaron a significar una comodidad. Cero preocupaciones por su alimentación,
por las ropas, por los trabajos en la casa, por las enfermedades. Mucho tiempo
libre para vivir la vida loca revolucionaria, participar en reuniones con los
compañeros de trabajo y todas esas actividades que componen a este sistema como
son las guardias, actos políticos, reuniones, fiestas, etc. Le pusieron a su
alcance todo tipo de justificaciones necesarias para llegar tarde a la casa sin
poder ser reprimida por el marido, quien vive en una sociedad con igualdad de
derechos entre hombres y mujeres.
Con esto no quiero decir que esté en contra de la participación
de la mujer en el desarrollo de la sociedad y mucho menos en su estancamiento
profesional. Es humano y civilizado compartir los deberes en una familia, pero
de ahí a que mi mujer se marche por dos o tres años a cumplir una misión que le
encomendó el partido, esa, se la traga la madre del Secretario de ese Partido.
Quién carajo puede entender que la esposa de uno se largue dejándote con dos o
tres muchachos y que considere más importante un simple carnet, no voy a decir que,
al marido, digamos que a sus hijos.
Estos fueron algunos de los motivos de separación
ocurridos entre matrimonios cubanos de aquellos años “internacionalistas. Separación
de numerosas familias en Cuba, llegando a convertirse entonces en una especie de
maldición tener a una esposa comunista. Bueno, no todas fueron para Angola por
su conciencia Internacionalista, igual que fueron los hombres a participar en
esa guerra, la mujer es tan libre de pensar como ellos. Goza igualdad de
condiciones en lo referente a razonamientos, es más, creo que en este aspecto
es superior al macho. No olviden aquello que llaman intuición femenina, con
esto digo, lo que mencioné cuando transporté a las tropas para ese país. Hacia aquella
aventura partieron muchos que no sabían lo que estaban haciendo, solo iban en
busca de algo desconocido, viajar, pacotilla y, los que se vieron obligados a
dar ese paso bajo la amenaza de perderlo todo, la chapa, revolver, cargo y la
buena casa. Desafortunadamente, muchos de
ellos no regresaron para hacer el cuento de su loca aventura.
¿Qué fue lo que vi en Angola relacionado con la participación
de la mujer? ¡Mucha mierda! En ese país se mantuvo durante 15 años a más de 50 000
hombres, claro, esto es generalizando. De estas personas, una reducida cantidad
eran mujeres, no puedo argumentar el porciento, pero creo que no llegaban al 10
%, se imaginan, 10 mujeres entre cien. Deben imaginarse también la demanda que había
de ellas dentro de esa jauría de lobos locos y rabiosos por sexo. Creo que debo
rectificar, es exagerada, no cometo mucho error si digo que serían un 5 % la
presencia femenina cubana en ese país.
Pues bien, la cacería de ellas comenzaba desde el
mismo momento en que bajaban de avión de Cubana en el aeropuerto de Luanda
(esto lo he mencionado en otros trabajos) En el salón de espera se encontraban
aquellos cabrones que tenían medios de transporte y seguían a los autos o buses
hasta los albergues donde las mismas eran asignadas. Algunos de estos cazadores
eran jefes o tarugos de estos, quienes fueron a este país con la misión de
buscarle mujeres a sus jefes. No podía demorar mucho aquella cacería ante la
implacable demanda del producto disputado. Comenzaba la cacería con técnicas
muy particulares, la iniciaban con visitas ingenuas a los amigos que conocían
en esos edificios, después llegaban las invitaciones en apariencias inocentes a
las actividades privadas, más tarde llegarían las proposiciones inmorales y
cuando había resistencia, las trampas o el chantaje.
Las trampas consistían en endrogar a las presas y les
tomaban fotos para chantajearlas posteriormente. Las chantajeaban también con
la amenaza de enviarlas a provincias apartadas de la capital. Eso significaba
que no verían vestigios algunos de civilización hasta que cumplieran su misión.
También les hacían promesas de pacotilla, etc., llegado a este punto no se hacía
muy necesario ejercer demasiada presión, era el motivo u objetivo de la
presencia de algunas en aquel lejano país, se vio y ocultó de todo en Angola. Tampoco
se puede ser injusto a la hora de comentar o juzgarlas, la mujer es un ser
humano como los hombres. No siempre fue víctima de estas situaciones,
supongamos que no le sucedió nada de esto. Pasado un tiempo de abstinencia
sexual, llegó un día en que se encontró con uno de los miles de hombres
disponibles y le gustó, eso puede sucederle a cualquier ser humano. Ellas tenían
el privilegio de sentarse a esperar por un príncipe azul y sabían con seguridad
de que este llegaría en cualquier momento, no uno, le sobrarían decenas de
estos príncipes, entonces, sin nadie presionarla ella sola pecaría, olvidándose
de esposo, de amor y de familia. Estamos hablando de un ser humano con todas
sus cargas de virtudes y defectos, un ser de carne y hueso susceptible a las
sensaciones e influencias del medio donde se encuentra.
Fueron interminables las historias de las mujeres cubanas
en Angola, algunas regresaron en cajas de madera como mártires de la Revolución
Internacionalista, cuando en realidad no lo eran. Como aquella muchacha del contingente
de maestros Che Guevara residente de la barriada del Lawton, chica a la que el
novio mató a tiros en un acto de crimen pasional.
Al año de estar allá, partí de vacaciones para Cuba y
en el aeropuerto de Luanda se me acercó un amigo, me pidió que ayudara a una
muchacha del Contingente Che Guevara. Ella estaba llorando y me dijo que iba
para La Habana sancionada porque estaba embarazada. Le pregunté si sabía quién
era el padre de su bebé y me contestó que era su novio. —¿Él está de acuerdo en
reconocer a tu hijo? -le pregunté y me contestó que sí, agregó que ellos eran
novios desde hacía varios años. —Entonces, para qué carajo lloras, debes reír y
ser feliz. -le dije. —Tu hijo tiene padre y cágate en la misión, abrí el maletín
y saqué de él unos tetes que le ofrecí, ella cambió el rostro y me dio un beso,
durante todo el trayecto le fui dando aliento.
Estoy seguro de que todavía esa muchacha -a la que
nunca más vi en mi vida, se debe estar acordando de mí. ¿Se la imaginan
apartada en aquel aeropuerto, sancionada, como si hubiera cometido un delito
mortal? Son cosas que hoy las veo desde otro ángulo, situaciones verdaderamente
increíbles e inaceptables, solo que, en nuestro sistema, nuestro impecable y
humano sistema, eran normales y las aceptamos en silencio como cobardes cómplices.
Ayudó mucho a la separación de la familia cubana, la
parte del hombre que se enamoró de otra mujer por la situación descrita
anteriormente. También colaboró en la división o destrucción de la familia
cubana, aquella fracción en las cuales sus padres se suicidaron por contraer
enfermedades venéreas incurables (El Boniato) y para salvarles la vida les
cortaron el pene. La historia no se ha escrito, la verdadera historia de los
sufrimientos del pueblo cubano durante estas inútiles aventuras. El día que ese
muro se derrumbe, se sabrá todo lo que se empeñan en mantener oculto. No sé si habrá
vergüenza para enfrentar la realidad por parte de los que trabajamos para
construir aquel falso paraíso, de los que se aferran a mantenerlo, y sobre todo,
aquellos que desconociendo la historia de nuestro pueblo, lo apoyan prolongando
su agonía. Quiera Dios que un día encuentre un solo motivo para perdonarles.
Esteban Casañas Lostal
Montreal.....Canadá.
2000-09-10
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