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martes, 16 de noviembre de 2021

ANGOLA, LA MUJER CUBANA Y LA FAMILIA

 

ANGOLA, LA MUJER CUBANA Y LA FAMILIA




 

Vuelvo a tocar el tema de Angola, sus negativos efectos secundarios dentro de la sociedad cubana no pueden evadirse. Quince años de intervención en aquel país debían tener su repercusión en la vida del simple ciudadano, siendo esta de una forma negativa. Evento que profundizó aún más el alejamiento y progresivo deterioro de la antes unida familia cubana.

 

Este proceso de quebranto iniciado en nuestro propio suelo, tuvo su comienzo el mismo instante en que los hijos son separados de la influencia o ejercicio espiritual de los padres. La familia es sustituida por la dañina influencia de maestros y profesores adoctrinados. Los muchachos invertían la mayor parte del tiempo en su periodo de desarrollo como ser junto a ellos. Esa influencia del estado se incrementó aún más con la ausencia también de sus padres, individuos ahora involucrados en aventuras guerreristas muy lejos de su tierra natal.

 

La mujer cubana no estuvo ausente de este sistemático proceso de destrucción de la sociedad en nuestro país. Ella participó activamente en él, como víctima o victimaria, se dejó arrastrar o seducir por lemas y consignas muy lejanas de ser parte de nuestra cultura o idiosincrasia.

 

Enroladas en esta máquina destructora y motivadas quizás por distintos razonamientos -que no eran diferentes a la de los hombres que compartieron aquella loca aventura- cayeron en la misma trampa que ellos y pusieron en juego muchas cosas de valor, entre ellas, su prestigio y la familia. Propiedades que no concede ningún estado y que son adquiridas con mucho sacrificio.

 

Algunas de esas mujeres fueron para Angola por no poder negarse, su condición de militantes del Partido Comunista se los impedía, pero, caben muchas preguntas y unas de ellas es esta; ¿Era más importante la condición de militante que la unión de una familia? ¡Para el régimen dominante, sí! Se estaba aplicando una de sus divisas fundamentales de la ideología impuesta, "divide y vencerás". Para estas mujeres parece que la familia ya significaba muy poco o casi nada. ¿Dónde estaba la familia? Ya se habían acostumbrado a vivir sin ella, veían a sus hijos cada quince días, vivían ajenas al dolor que sufre con esa separación una madre normal cuando uno de ellos se enferma, etc. Es más, sus hijos apartados de sus dominios y obligaciones llegaron a significar una comodidad. Cero preocupaciones por su alimentación, por las ropas, por los trabajos en la casa, por las enfermedades. Mucho tiempo libre para vivir la vida loca revolucionaria, participar en reuniones con los compañeros de trabajo y todas esas actividades que componen a este sistema como son las guardias, actos políticos, reuniones, fiestas, etc. Le pusieron a su alcance todo tipo de justificaciones necesarias para llegar tarde a la casa sin poder ser reprimida por el marido, quien vive en una sociedad con igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

 

Con esto no quiero decir que esté en contra de la participación de la mujer en el desarrollo de la sociedad y mucho menos en su estancamiento profesional. Es humano y civilizado compartir los deberes en una familia, pero de ahí a que mi mujer se marche por dos o tres años a cumplir una misión que le encomendó el partido, esa, se la traga la madre del Secretario de ese Partido. Quién carajo puede entender que la esposa de uno se largue dejándote con dos o tres muchachos y que considere más importante un simple carnet, no voy a decir que, al marido, digamos que a sus hijos.

 

Estos fueron algunos de los motivos de separación ocurridos entre matrimonios cubanos de aquellos años “internacionalistas. Separación de numerosas familias en Cuba, llegando a convertirse entonces en una especie de maldición tener a una esposa comunista. Bueno, no todas fueron para Angola por su conciencia Internacionalista, igual que fueron los hombres a participar en esa guerra, la mujer es tan libre de pensar como ellos. Goza igualdad de condiciones en lo referente a razonamientos, es más, creo que en este aspecto es superior al macho. No olviden aquello que llaman intuición femenina, con esto digo, lo que mencioné cuando transporté a las tropas para ese país. Hacia aquella aventura partieron muchos que no sabían lo que estaban haciendo, solo iban en busca de algo desconocido, viajar, pacotilla y, los que se vieron obligados a dar ese paso bajo la amenaza de perderlo todo, la chapa, revolver, cargo y la buena casa.  Desafortunadamente, muchos de ellos no regresaron para hacer el cuento de su loca aventura.




¿Qué fue lo que vi en Angola relacionado con la participación de la mujer? ¡Mucha mierda! En ese país se mantuvo durante 15 años a más de 50 000 hombres, claro, esto es generalizando. De estas personas, una reducida cantidad eran mujeres, no puedo argumentar el porciento, pero creo que no llegaban al 10 %, se imaginan, 10 mujeres entre cien. Deben imaginarse también la demanda que había de ellas dentro de esa jauría de lobos locos y rabiosos por sexo. Creo que debo rectificar, es exagerada, no cometo mucho error si digo que serían un 5 % la presencia femenina cubana en ese país.

 

Pues bien, la cacería de ellas comenzaba desde el mismo momento en que bajaban de avión de Cubana en el aeropuerto de Luanda (esto lo he mencionado en otros trabajos) En el salón de espera se encontraban aquellos cabrones que tenían medios de transporte y seguían a los autos o buses hasta los albergues donde las mismas eran asignadas. Algunos de estos cazadores eran jefes o tarugos de estos, quienes fueron a este país con la misión de buscarle mujeres a sus jefes. No podía demorar mucho aquella cacería ante la implacable demanda del producto disputado. Comenzaba la cacería con técnicas muy particulares, la iniciaban con visitas ingenuas a los amigos que conocían en esos edificios, después llegaban las invitaciones en apariencias inocentes a las actividades privadas, más tarde llegarían las proposiciones inmorales y cuando había resistencia, las trampas o el chantaje.

 

Las trampas consistían en endrogar a las presas y les tomaban fotos para chantajearlas posteriormente. Las chantajeaban también con la amenaza de enviarlas a provincias apartadas de la capital. Eso significaba que no verían vestigios algunos de civilización hasta que cumplieran su misión. También les hacían promesas de pacotilla, etc., llegado a este punto no se hacía muy necesario ejercer demasiada presión, era el motivo u objetivo de la presencia de algunas en aquel lejano país, se vio y ocultó de todo en Angola. Tampoco se puede ser injusto a la hora de comentar o juzgarlas, la mujer es un ser humano como los hombres. No siempre fue víctima de estas situaciones, supongamos que no le sucedió nada de esto. Pasado un tiempo de abstinencia sexual, llegó un día en que se encontró con uno de los miles de hombres disponibles y le gustó, eso puede sucederle a cualquier ser humano. Ellas tenían el privilegio de sentarse a esperar por un príncipe azul y sabían con seguridad de que este llegaría en cualquier momento, no uno, le sobrarían decenas de estos príncipes, entonces, sin nadie presionarla ella sola pecaría, olvidándose de esposo, de amor y de familia. Estamos hablando de un ser humano con todas sus cargas de virtudes y defectos, un ser de carne y hueso susceptible a las sensaciones e influencias del medio donde se encuentra.

 

Fueron interminables las historias de las mujeres cubanas en Angola, algunas regresaron en cajas de madera como mártires de la Revolución Internacionalista, cuando en realidad no lo eran. Como aquella muchacha del contingente de maestros Che Guevara residente de la barriada del Lawton, chica a la que el novio mató a tiros en un acto de crimen pasional.

 

Al año de estar allá, partí de vacaciones para Cuba y en el aeropuerto de Luanda se me acercó un amigo, me pidió que ayudara a una muchacha del Contingente Che Guevara. Ella estaba llorando y me dijo que iba para La Habana sancionada porque estaba embarazada. Le pregunté si sabía quién era el padre de su bebé y me contestó que era su novio. —¿Él está de acuerdo en reconocer a tu hijo? -le pregunté y me contestó que sí, agregó que ellos eran novios desde hacía varios años. —Entonces, para qué carajo lloras, debes reír y ser feliz. -le dije. —Tu hijo tiene padre y cágate en la misión, abrí el maletín y saqué de él unos tetes que le ofrecí, ella cambió el rostro y me dio un beso, durante todo el trayecto le fui dando aliento.

 

Estoy seguro de que todavía esa muchacha -a la que nunca más vi en mi vida, se debe estar acordando de mí. ¿Se la imaginan apartada en aquel aeropuerto, sancionada, como si hubiera cometido un delito mortal? Son cosas que hoy las veo desde otro ángulo, situaciones verdaderamente increíbles e inaceptables, solo que, en nuestro sistema, nuestro impecable y humano sistema, eran normales y las aceptamos en silencio como cobardes cómplices.

 

Ayudó mucho a la separación de la familia cubana, la parte del hombre que se enamoró de otra mujer por la situación descrita anteriormente. También colaboró en la división o destrucción de la familia cubana, aquella fracción en las cuales sus padres se suicidaron por contraer enfermedades venéreas incurables (El Boniato) y para salvarles la vida les cortaron el pene. La historia no se ha escrito, la verdadera historia de los sufrimientos del pueblo cubano durante estas inútiles aventuras. El día que ese muro se derrumbe, se sabrá todo lo que se empeñan en mantener oculto. No sé si habrá vergüenza para enfrentar la realidad por parte de los que trabajamos para construir aquel falso paraíso, de los que se aferran a mantenerlo, y sobre todo, aquellos que desconociendo la historia de nuestro pueblo, lo apoyan prolongando su agonía. Quiera Dios que un día encuentre un solo motivo para perdonarles.

 

 

Esteban Casañas Lostal

Montreal.....Canadá.

2000-09-10

 

 

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