MAGDALENA LA PELÚA
Miami ha estado embarazada durante mucho tiempo de cómicas
criaturas que luego de un parto sin dolor, vieron la luz y nos recrean
frecuentemente por la radio y la televisión. Todas nacen gozando de buena salud
y son mimadas por ese público que actúa como el padrino que vela constantemente
por su ahijado. Esa relación de cariño casi maternal, mantiene buena armonía
mientras la criatura crece y es capaz de satisfacer las demandas o caprichos de
quienes la bautizaron.
Judith González es una muchacha cubana que llega en estado
de gestación a la inquieta y coqueta ciudad de Miami, unos años después de
incontables sacrificios y duro bregar, logra por fin parir a un tierno monstruo
que desde sus primeros pasos nos alegra la vida. Todos nos identificamos con
ella y la adoptamos como la hermana que una vez dejamos regada en el camino.
Magdalena la Pelúa es tierna, traviesa, incoherente,
absurda, irreal, abstracta, inocente, amorosa, ingenuamente soez, infantilmente
indecente. Su mundo es una parodia donde se confunden animales con personas,
una extravagante metáfora de la vida de la que en apariencias todos formamos
parte. Todas las dificultades encontradas por la cucaracha, el gallo, el
caballo y cuanto animal forma parte de su fauna, no se elejan mucho a las
sufridas por todos los cubanos y es precisamente ahí donde radica uno de sus
méritos más destacados. No es política, pero cada una de sus intervenciones
disfrazadas con humor del bueno, no dejan de llevar ese mensaje de dolor y
desespero por los suyos.
Dijo ella que sus mejores maestros fueron Chaplin y Candita
Quintana. Tal vez muy pocos le hayan manifestado que es una de las mejores
alumnas de esos dos grandes. No todos poseen ese ángel capaz de transformar un
grotesco monstruo en un hada que solo reparte felicidad con su varita mágica.
Explota, como ese gigante del cine mudo, cada gesto, mirada, mímica, y sobre
todo, la humildad del ser humano que en ocasiones vemos desaparecer entre las
vanidades y egoísmos de nuestros tiempos. Judith remata su personaje con el
criollismo de nuestra Candita, su originalidad y ese potencial caribeño para
improvisar.
Magdalena nace oportunamente, lo hace cuando el arte de
hacer reír se confunde con la vulgaridad. Atrapa a millones de seres en sus
primeras apariciones, un personaje carente de todo atractivo físico se roba las
pantallas. Una gorda pelúa, mal vestida y despeinada, nos recrea con sus
fantasías por aquella tierra que una vez conocimos y dejamos. Nos reímos cuando
ella quiere y lloramos con sus ojos, es ahí donde radica el valor de su arte.
Nos convierte en sus cómplices, hermanos, animales, vecinos, y sin darnos
cuenta llegamos a una sola conclusión, todos nacimos en Bollo Manso.
…"Hija tu has lo que te gusta hacer y cuando lo hagas,
hazlo como si fuera la ultima vez y créetelo que si tu te lo crees ya lo habrás
logrado"…
Fue un consejo que le dio su madre, sabias palabras de una
humilde mujer y que ella nunca ha olvidado. Así lo hizo y lo ha logrado.
Esteban Casañas Lostal
Montreal, Canadá
2009-04-22
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