Visitas recibidas en la Peña

jueves, 25 de agosto de 2022

EMBORI…La delación no es oficio de hombres…

 

EMBORI




 

…La delación no es oficio de hombres…

 

-¿Tú perteneciste a la Marina Mercante Cubana? Me preguntó esa noche casi transcurrido un segundo de ser presentado por su ekobio aquí en Montreal. Tuvo que haber sido durante uno de esos exquisitos y cortos veranos que disfrutáramos en esta ciudad cuando la tierra no se había calentado. Su ekobio me miró y yo lo miré, esperaba ansioso por mi respuesta.

 

-¡Sí, yo estuve navegando durante 24 años en la Marina Mercante Cubana! Le contesté sin preámbulos, no me encontraba muy dispuesto a satisfacer todo ese cuestionario que nos impusimos los cubanos de aquella época. ¿De dónde eres? ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Cuántos años llevas viviendo en el exilio? ¿Has regresado a Cuba?

 

-Te lo pregunto porque yo tengo un ekobio en mi juego que ha pertenecido a la marina por muchos años. Entonces me tomé una breve pausa, ya estaba espantado de sorpresas. Algo había disparado mis alarmas desde hacía unos años, el tiempo de ausencia a nuestra tierra afectaba mucho nuestra memoria. No solo eso, no ha sido lo mismo conocer a un individuo en tierra y luego sembrarlo a bordo de nuestras naves. Ni su propia familia han conocido verdaderamente a sus parientes, una cosa es con viola y la otra con violín.

 

-¿Y cuál es tu juego? Le pregunté a secas, yo sabía perfectamente que no estábamos hablando de voleibol.

 

-¡Coño, el mismo que practicamos mi ambia y yo! Somos abakuá, como el ekobio que navegó por muchos años en la marina mercante. Lo dijo con esa sobrecarga de orgullo por la cual sentí todo el respeto del mundo.

 

-¿Cómo se llama tu ekobio? Preferí no dilatar mucho aquella presentación.

 

-¡Gerónimo! Lo pronunció con esa jactancia propia de nosotros -imagino yo- la oportuna entre ambias culiñanes o ekobios del mismo juego sin distinguir las bases. ¡Ño, me subió algo así anormal por la mente y estuve a punto de explotar! Que tampoco era tan anormal como ahora pienso en este verano donde la temperatura no ha subido tanto. Su ekobio -el que nos presentó- escuchaba aquel breve intercambio sin ocultar aquella sonrisa “monalísica”, expresión del que se siente felizmente acompañado por uno de su equipo. Me detuve unos segundos que parecieron siglos antes de brindarle una respuesta que pudiera inquietar o molestar a ambos. ¿Cómo decirle a esta persona que su socio era un “singao” detestado por cientos de marinos?

 

-¡Mira, mi hermano, no te voy a mentir! El ekobio que nos había presentado, detuvo su contemplación hacia el fondillo de una hermosa mulata que se nos atravesó en la acera. -¡No está en mí! Si te miento me engaño a mí mismo y eso es algo que no me gusta practicar.

 

-¡Coño, suelta lo que sepas! Aquellas palabras escaparon con un vibrato anormal y delataron cierto nerviosismo en la garganta donde fuera pronunciada.

 

-¡Sin preámbulos! Tu ekobio, socio, ambia culiñan, hermano, integrante de tu plante o juego, fue tremendo hijo de la gran puta y singao en la Marina Mercante Cubana. Se produjo un gran silencio cuando pronuncié aquellas palabras y el ekobio de la presentación me observaba sin poder ocultar su asombro. El visitante de aquel verano apacible no pudo sobreponerse y prefirió mantenerse callado.

 

-¡Coño, asere, esas son palabras muy fuertes! ¿Por qué dices eso de mi ekobio? Preguntó el visitante varios minutos más tarde, los que necesitó para organizar una frase.

 

-No sé, me parece, imagino, supongo, ese juego tuyo debe ser de las grandes ligas. No sé mucho de esto, pero he vivido en una pila de barrios donde abundan abakuás y de otras religiones africanas.

 

-Tiene, tiene sus exigencias, no cualquiera puede ser abakuá.

 

Para ser hombre no hay que ser abakuá, pero, para ser

 abakuá hay que ser hombre…

 

-Ya te digo, yo no sé mucho de eso y siempre han estado envueltos en cierto secretismo, que por supuesto, aplaudo. ¡Claro! Desde hace muchos años esos secretos son a voces y desde hace muchísimos años atrás, yo no encuentro a aquellos viejos abakuás que se distinguían por su respeto hacia los demás. Comenzaron a formar parte de ese juego muchos ambientozos, títeres, guapos baratos y chamacos que alardeaban ser de tu juego, verdaderos individuos problemáticos. Nada que ver con aquellos hombres callados y muy reservados que inspiraban el respeto de sus prójimos.

 

-Aun así, no me has dicho por qué mi ekobio es un singao.

 

-Muy sencillo, tengo entendido que en ese juego el embori era despreciado. Es que no se necesita ser abakuá para despreciar a un chivato y te aseguro, él caminó a mucha gente en la marina mercante cubana.

 

-Bueno, bueno, primero hay que estudiar el prisma con que se mire.

 

-¿Qué me quieres decir con eso?

 

-Que todo depende del grado de responsabilidad que se tenga ante la sociedad, es como…

 

-¡Pérate, pérate! Yo no soy tan bruto… Lo interrumpí bruscamente cuando observé el curso que tomaría su explicación. -No me dirás que, si el abakuá es militante del partido o dirigente, está justificada su chivatería en el nombre de la patria o la revolución. Coño, eso es lo que menos esperaba escuchar y te digo algo, no me asombra que una gran parte de ustedes y otros que pertenecen a diferentes religiones, credos, sectas, hermandades o juegos, utilicen la misma justificación. ¡No jodas! Embori es embori sin importar el santo que profese. ¡Los han penetrado hasta los cojones!

 

“Embori” es un vocablo de origen bantú (efik) que

 significa `chivo´.

 

-¡Déjame explicarte algo!...

 

-Compadre, no creo que debas explicarme nada. Ahorra tus palabras para que convenzas a cualquier tonto, no a mí. Volví interrumpirlo, acudió a mi mente aquel desafortunado pasaje de mi vida donde me pidieron la cabeza en una reunión y todos los militantes del partido alzaron la mano para disparar la guillotina. Cuando me acerqué a varios de ellos, apelaron al mismo recurso de este abakuá, como se trataba de una decisión partidista yo no comprendía. No me equivocaba en lo que le decía, todas las religiones que se practican en la isla han sido penetradas por el régimen, no ha escapado nadie. Hoy suelo escuchar con mucha frecuencia a personas alegando que sus prácticas religiosas son “apolíticas”, seres que sufrieron mucha discriminación, humillación y acoso por parte de ese régimen por una sola razón, todos los que hoy se declaran apolíticos, estuvieron siempre en el colimador de agentes represores, quienes siempre los consideraron a ellos un problema político inaceptable en la sociedad que estaban construyendo. Nadie escapó, ni los homosexuales hoy agrupados alrededor de Mariela Castro, la hija de uno de los peores represores paridos en Cuba. -¡Compadre, el chivato es chivato en cualquier juego o velorio!

 

-Bueno, se ve que no quieres comprender y así no vamos a entendernos…

 

-Yo no tengo que entender nada, esa explicación que pudieras darme, úsala mejor con chamas de las nuevas generaciones, no conmigo. Sin apenas despedirnos nos separamos envueltos en el silencio del ekobio que nos había presentado, ellos marcharon rumbo al sur de la ciudad, quizás buscando alguna discoteca. Yo me sumergí en las profundidades de la tierra para tomar el Metro que me llevara a casa.

 

Coincidimos en otras oportunidades que visitó Montreal y no tocamos aquel desagradable tema. Me pidió entrada a la lista de amistades y lo acepté, luego pude comprobar que era una persona de sentimientos anticastrista o anticomunista. No logro comprender su actitud y la de algunos compatriotas ante ese dilema que les impuso el régimen y no saben elegir. El sentido común es inválido en esos casos y la ceguera se impone por ignorancia, miedo o fanatismo. Cuando acudes a la opinión de esas personas, la confusión que presentan es profunda y tratan de justificar lo inaceptable. En muchos o la mayoría de los casos, la “chivatería” es justificada o confundida con un deber patriótico, aceptada allí donde siempre fue considerada una falta o pecado, un atentado contra la “hombría” de la que tan orgullosos vivieran la mayoría de aquellos hombres. ¡Ojo! Pueden existir excepciones.

 

Lo cierto es que hace poco publiqué un trabajo que fuera escrito hace unos años y en él le dedico unas estrofas a ese ekobio. Parece que el hombre se disgustó y me eliminó de su lista de amistades, claro, solamente cibernética. No ha sido una acción que logre desvelarme o incomodarme, me resulta indiferente. Sin embargo, me ha obligado a buscar y leer sobre su juego, lo que antes era un secreto hoy no lo es. No borraré nada de lo escrito, su ambia culiñán fue un reverendo hijo de puta en la flota y yo no pienso cambiar absolutamente nada de la historia que ellos crearon a su paso para complacer a nadie. Muy sencillo, no pueden existir “Emboris” fuera de juego o con inmunidad patriótica. El chiva es chiva jugando en el juego que le dé la gana.

 




 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2022-08-25

 

 

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martes, 14 de junio de 2022

CORREOS DE CUBA, NIDO DE LADRONES AMPARADOS POR EL ESTADO.

 

Hacemos comunicación transparente, inclusiva, democrática y

 participativa. (Buen chiste)

 

 

Atención a la Población GECC 9 junio, 2022 a las 10:39 AM

odalys, cuando los envíos no figuran en el Sistema Integrado Postal, significa que no han sido recepcionados por Correos de Cuba, por lo que es necesario conocer la numeración del contenedor o guía aérea a la que pertenecen para verificar la entrada al país.

 

 

Hay que llevar horchata como sangre en las venas para poder permanecer pasivo cuando lees las respuestas que les brindan a los clientes en la página de Correos de Cuba. Esta que he copiado como introducción a las notas que escribo, es solo una de las típicas ofrecida en esa desdichada página. Hay que ser demasiado inmoral o descarado para responderle así a una persona que ha pagado por un servicio en el país donde radica, servicios que en la mayoría de los casos brillan por su excelencia y mueren cuando arriban a Cuba por cualquier vía.

 

¡Vamos a ver! Con mucha suerte de poder burlar todas las emboscadas que se le presentan a cualquier paquete que arribe a esa isla, emboscadas que consisten en pérdidas parciales por robo, pérdida total por robo, desviación del paquete hacia otra provincia, demoras incalculables en el proceso de entrega, mal servicio, maltrato, etc. Hay que sumarle las tarifas leoninas y abusivas que se les imponen a esos paquetes que contienen ayudas a familiares enfermos o hambrientos. Tarifas que duplican el costo de su contenido mas el costo de envío. Hay que ser demasiado carnero para permanecer callado ante tanto atropello.

 

Un paquete arriba a Cuba en una fecha determinada y una vez pisado el suelo de esa pista o cualquiera de sus puertos, puede demorarse 15 días, 20 días, 30 días, mes y medio, medio año, etc. y la operadora te dará la misma respuesta; “Si no aparece en el rastreador es porque no lo ha recibido “Correos de Cuba”. Perfecto, ustedes no lo han recibido, ¿Dónde coño está el paquete? Ninguna paquetería o correos se entrega en aeropuertos o puertos sin la firma de un documento que acredite ser recibido. Vuelvo a preguntar; ¿Dónde coño están esos paquetes que ustedes no han recibido? Esa es la respuesta que deben darle a los clientes, tanto a los de Cuba, como a los que han corrido con esos gasto carísimos y abusivos por la parte cubana. Para nadie es un secreto que cuando se le hace un envío a un enfermo, minusválido o anciano retirado, se le debe mandar también la plata para que le pueda pagar al correo por su pésimo servicio.

 

Hacemos comunicación transparente, inclusiva, democrática y participativa.

 

Hay que ser demasiado inmoral y descarado para usar esas palabras como presentación o introductorias a su vergonzosa página. No tienen comunicación transparente y son selectivos para publicar cualquier demanda que se les haga. No son inclusivos porque convencido estoy, cuando se le hace una pregunta o demanda, me corto la cabeza que van por información del demandante y lo excluyen. ¡No jodan que “democrática”! Ese es el peor chiste que se puede leer en estos años. Esta página es una verdadera vergüenza, sitio donde se pueden nutrir escritores de historias de ficción o terror, una muestra de toda la ineficiencia, inmoralidad y descontrol que existe dentro de una entidad controlada por el Estado.

 

Es hora de que todos los cubanos con residencia en el exterior les escriban a sus oficinas de correos y les exijan una revisión de todos los protocolos firmados en el Convenio Postal Universal con Correos de Cuba. No se puede permanecer indiferente ante tanto atropello realizado por esta gentuza en contra de clientes que han pagado por un servicio, y peor aún, en contra de ese pueblo indefenso que sufre carencias de alimentos y medicinas.

 

Hace solo unos minutos que una persona minusválida ha llamado preguntando por un paquete que espera y arribó a La Habana el día 2 de Junio. La respuesta de “Atención al Cliente” ha sido que; “Tuviera paciencia porque ese trámite podía demorar unos 45 días”. El envío de ese paquete ha sido pagado como “Express” por vía aérea en Canada y el correo de este país garantiza que será enviado en un plazo de 6 a 10 días. En este caso lo enviaron a Cuba el día 2 de Junio y desde entonces no aparece recepcionado por nadie. Sacando cuentas, hoy lleva 12 días en la isla sin ser entregado (aparentemente) a Correos de Cuba. De acuerdo con la información brindada por el servicio de Atención al Cliente, se debe esperar con paciencia por otros 45 días (si no se lo roban) para un tiempo total de 57 días desde que arribó a La Habana. Luego hay que ver cuantas órdenes, banderitas y otras mierdas reparten a los “vanguardias” de esta entidad estatal.

 

 

PATENTE DE CORSO.

 

Yanel Capdesuñer Acosta 10 junio, 2022 a las 3:14 PM

Hola. Necesito saber sobre el paquete EE972397325MX enviado desde México hace 100 días hoy y que el 13 de abril salió desde la última oficina de México y aún no se tiene noticias del mismo aquí en Cuba.

 

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Atención a la Población GECC 10 junio, 2022 a las 3:38 PM

Yanel Capdesuñer Acosta, le hacemos saber que la reclamación corresponde hacerla en origen donde se contrató y pagó por el servicio. El Convenio Postal Universal dicta que, los envíos pertenecen al remitente hasta tanto no lleguen a manos del destinatario y cualquier inconformidad con el servicio la reclamación debe ser dirigida a la agencia contratada.

 

¡“Osease”! Envías un paquete para Cuba, se lo roban y debes reclamar en el lugar donde lo expediste. Esto no deja de ser una verdadera “Patente de Corso” donde, además de recargarle las pérdidas a compañías de correos que trabajaron bien, autorizas de facto el robo en Cuba y le ofreces inmunidad al ladrón. ¿Esto que coño es, una empresa de correos estatal o una compañía operada por ladrones? Yo considero que ha llegado la hora de escribirles a las oficinas de correos que operan con Cuba, no hay razón para que ellas asuman los gastos por el hurto de las mercancías que depositan en las manos de esta inmoral empresa cubana. ¡Llénate de valor una vez en la vida y reclama tus derechos!

 

 

Post Data.- ¡Oh, se me olvidaba! Le sugiero a la persona que funciona como apaga fuegos en esta página de Facebook, no me envíe número de teléfono de persona alguna con influencias o no en el funcionamiento de ese inmoral organismo gubernamental. Yo no estoy pidiendo un favor, yo he pagado por un servicio y se cuáles son mis derechos.


Me consta que sobreviven algunas personas honestas en este giro y no deben pagar por el bandidaje de sus compañeros de trabajo. Para ellos mis respetos.

 

 

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lunes, 6 de junio de 2022

EL MAETRICO SE CAGÓ. DE LAS MEMORIAS DE UN ALFABETIZADOR.

 

EL MAETRICO SE CAGÓ

DE LAS MEMORIAS DE UN ALFABETIZADOR.




 

Haber salido de la Beneficencia y no detenerme hasta llegar a Baracoa-Oriente con solo once años, habla un poco de esa alma aventurera que me acompañó durante casi toda la vida. Fue un largo vuelo como el experimentado por todas las aves cuando les abren la jaula, nació entonces esa ansia de libertad que cargo en el alma. No volé solo, lo hice acompañado de un pequeño grupo de “benéficos” y yo era el menor de todos. Puede que años más tarde Nino Bravo nos dedicara aquella canción titulada “Libre” o nos apropiamos de ella con antelación.

 

Aquella aventura comenzó en la playa de Varadero donde permanecimos unas dos semanas. Luego y una vez uniformados como alfabetizadores, cargando con un farol, una mochila repleta de tarecos y manuales adoctrinadores, recorreríamos casi toda la longitud de la isla a bordo de una guagua escolar de aquellos tiempos. Aquel viaje nos tomó varios días con escalas en Santiago de Cuba y luego Guantánamo. El trayecto hasta Baracoa lo realizamos en un camión ruso de aquellos llamados “Búfalo”, animal que consumía casi todo el ancho de “La Farola”, un camino de tierra y única vía para acceder a la primera capital de Cuba. Todos sentimos miedo cuando aquel mastodonte con síntomas de asfixia tocaba con sus gomas el borde de los precipicios sin protección que existían.

 

Baracoa estaba casi aislada del mundo, no les llegaban las señales de televisión y los pocos vehículos que se atrevían a desafiar aquella montaña fueron los camiones, jeeps y uno que otro auto bien fuerte. El pequeño aeropuerto quedaba inutilizado cuando el río Miel o el Sabanilla se desbordaba, no recuerdo cuál de ellos era el que le pasaba más próximo. Llegamos de noche, muy agotados, tensos, mojados por la lluvia pescada en el camino y muertos de hambre. Nos ubicaron en una vieja construcción cercana al centro del pueblo al que le dieron el nombre de “campamento”, no recuerdo si nos ofrecieron algo de alimento.

 

A la mañana siguiente y sin mucha demora fuimos distribuidos por zonas rurales. El pequeño grupo de benéficos estábamos destinados al Cuartón Cerqueo en Minas de Cabacú y nuestro jefe inmediato sería el maestro voluntario Reunerio Cuellar. Años más tarde me encontraría con él en la calle San Lázaro y me invitó a un café junto a su esposa, fue un excelente muchacho, porque en esa época era muy joven también. El jefe de todos los brigadistas ubicados en Baracoa fue un blanco medio afeminado al que todos llamaban “El Checo”, es muy probable que haya estudiado algo en aquel país, bueno, tuvo que ser de muy corta duración porque solo llevábamos dos años de pesadilla al ritmo de las congas organizadas por la O.R.I.  Al año siguiente volví a coincidir con El Checo, esta vez era el director de la escuela secundaria básica Rubén Martínez Villena donde yo estudié.

 

Nos montaron en un camión militar marca Zil y partimos en dirección a la salida del pueblo, pudimos darnos cuenta porque pasamos nuevamente y en dirección contraria el viejo puente que cruzaba el rio Miel. Una vez superado el caserío de Cabacú, el camión se desvió hacia un pedraplén apenas visible desde la carretera. Venciendo una tupida floresta durante varias horas de recorrido, donde se cruzaba con frecuencia el mismo río, arribamos a un punto conocido como “El Riíto”. Allí acampamos y nos dieron comida, amarramos nuestras hamacas y esperamos al día siguiente para emprender nuestra marcha por las montañas, ese era el último punto llano que encontraríamos en nuestro camino.

 

Después del desayuno y cargadas nuestras mochilas, emprendimos nuestra escalada hacia lo desconocido. “El Pinalón” fue brusco con nosotros, una montaña dura de vencer por niños criados bajo la tutela de dulces monjas en la capital, no recuerdo cuantas horas gastamos en ese ascenso casi empujados por Reunerio. Uno que venía en el grupo y no pertenecía a la Beneficencia se rajó a mitad de la montaña y regresó solo, mis hermanos de escuela permanecían pendientes a cada uno de mis pasos, nunca se me hubiera ocurrido rajarme contando con tanta protección. Una vez en la cima de aquella montaña, Reunerio nos pidió que miráramos a nuestras espaldas, muy lejos de nosotros, podíamos divisar al mar rompiendo esa monotonía verde y cautivante que nos acompañaría durante unos seis meses, descansamos unos treinta minutos y por la ladera de “El Pinalón” descenderían nuestros faroles, nos libramos de ese lastre sin importarnos su valor de uso. Durante toda la marcha fuimos sorprendidos por una flora y fauna fascinante, se abría ante nuestros ojos un mundo maravilloso y virgen, aves que nunca imaginamos existieran, cuyos cantos eran sinfonías escuchadas solamente en el paraíso. Los manantiales brotaban majaderos en nuestro camino y solo necesitábamos acercar nuestros labios para beber un agua más pura que la bendecida en la iglesia de nuestra escuela. Llegamos a la primera casa de Cerqueo siendo de noche, muy cansados y hambrientos, Reunerio decidió dejarme en aquella casa para no someterme a más sacrificios, era la de un guajiro llamado Ramon. allí relevaría a una muchacha brigadista, iban a retirar a las que se encontraban en la zona por considerarla muy hostil para ellas. Pero bueno, no me voy a recrear en datos de aquella historia para terminar hablando de mierda, porque de eso se trata este tema, nadie va al baño a cagar flores.

 

Me destinaron primero a la casa de Ramón Ramírez, creo que así se llamaba aquel guajiro criador de gallos finos. Un día que me agarró de mala leche uno de sus hijos, el que fuera contemporáneo conmigo, nos fuimos a las manos. El cabrón de Ramón en lugar de separarnos se dedicó a achuchar a su hijo como si se tratara de un gallo, era vicioso a las apuestas el desgraciado viejo. Aquel guajirito por poco me despetronca, gracias a Dios su mujer apareció para separarnos cuando yo llevaba toda la desventaja del mundo. Fue tal el encabronamiento agarrado que guardé mis pocas pertenencias en la mochila y sin explicaciones me fui al carajo. Reunerio me comprendió y decidió ubicarme en la casa de Eusebio Rodríguez, un noble canario con amplia descendencia de la que solo había logrado un varón de mi edad.

 

En ese humilde bohío me sentía en familia, allí fui un hijo más para el matrimonio y un nuevo hermano para sus hijos. Los muchachos encontraban divertido contar con un maestrico tan joven, más bien un niño menor que algunas de las chicas. Fue tanta la confianza depositada en mí, que yo podía pasar al cuarto donde dormían cuando acababan de levantarse y sorprendía a alguna de ellas en blúmer y ajustadorcito, porque hablando en plata, solo una de ellas tenía los senos bien desarrollados y estaba a punto de contraer matrimonio al estilo montuno de aquella época. El novio construía el bohío donde viviría con su pareja y una vez finalizado se robaba a la novia cualquier noche. Venía la fase del insulto sufrido por quienes confiaron en el novio, la promesa siempre incumplida de una merecida venganza, agredirlo y etcétera. La sangre nunca llegaba al río y la realidad era que el novio había aliviado la sobrecarga de su suegro restándole un estomago por alimentar. Me dejaban pasar al cuarto mientras ellas estaban en paños menores, porque yo era un niño sano acabado de salir de una escuela católica, absolutamente ninguna idea maliciosa corrió por mi mente en aquellos momentos.

 

Después del abundante desayuno, casi siempre constituido por un plato de viandas con algún trozo de morcilla o masita de cerdo, el varón y yo nos íbamos a las montañas de cacería. Regresábamos a la hora del almuerzo cargados de pájaros de cualquier especie o jaibas que cazábamos debajo de las palmas. Si acaso salíamos antes de las cinco de la tarde, era para bañarnos en el río Minas. Las clases se las daba una vez terminada la cena con la ayuda de un mechón y no era todos los días, existieron muchas fallas cuando el viejo manifestaba estar agotado por sus labores de siembra en el monte. Imagino que los esfuerzos físicos para esa faena en la montaña dupliquen a la requerida en el llano y Eusebio era el único hombre para atender su cafetal, siembras de cacao y las de viandas, además de alimentar a sus animales.

 

El bohío era grande, solo que su distribución resultaba algo caprichosa. Todo el que pasaba por el camino real hacia el pueblo o en sentido contrario, lo primero que veía era la cocina. Era una construcción aislada del bohío a unos tres metros de distancia, muy fácil de identificarla porque en los horarios de comidas se veía escapar humo de tonalidad azulada entre las pencas de guano que cubrían su techo. Es de suponer que sus paredes estaban construidas con tablas de palmas y carecía de puertas, no existía nada por robar. Continuando a la cocina y en casi perfecta alineación con ella se encontraba el amplio bohío, cuya sala tenía una puerta para comunicarse con la cocina, por donde transitábamos todos a las horas mencionadas por nuestro plato, el que consumían los menores manteniéndolo en sus manos. La única mesita existente, fabricada con tablas de palma también, estaba destinada al padre, la madre, la hija mayor a punto de casarse y yo en mi calidad de maestro, aparte de la mesita, habían unos cinco taburetes como únicos muebles.

 

La sala era bastante grande y contaba además con dos puertas laterales y una en la posición opuesta a la de la cocina que daba acceso al único cuarto, bien amplio, pero donde dormían todos. No imagino la hora elegida por los padres para tener sus relaciones sexuales estando rodeados de un vejigo y tres vejigas. Por suerte para ellos, ya la mayor se había casado y la siguiente se encontraba en proceso de hacerlo. La vieja se encontraba en avanzado estado de embarazo y la hija mayor también. Un mes y medio antes de mi partida parió la hija y dos semanas más tarde lo hizo su madre, o sea, el sobrino sería mayor que la tía. Los partos se realizaron en aquel cuarto con la asistencia de una comadrona, noches de horribles gritos y nerviosismo que los padres trataban de calmar con el peor de los aguardientes por ellos fabricados. Allí no hubo Baby Shower y la pobre canastilla se limitó a escasos culeritos confeccionados con telas baratas por las mujeres de la casa.

 

Aquel cuarto poseía otra puerta que daba a lo que sería el fondo del bohío y dispuesta para acudir a la letrina que se encontraba separada a unos diez metros de la casa. Lugar al que solo acudí una sola vez y pasé tremendo susto al encontrar dentro de ella a un jubo, una especie de culebrita que existe en Cuba. Después del espanto experimentado hacía mis necesidades en el monte donde no me vieran las chamacas, ya había aprendido a usar hojas de plantas para limpiarme, solo debía cuidarme de que las gallinas y gallos no me picaran el culo mientras hacía mis necesidades, eran amantes de la mierda los muy hijoputas.

 

El lugar que me asignaron para dormir fue una esquina de aquella amplia sala, existían unas tablas que se unían de una pared a otra en una especie de cartabón, no tuvo uso hasta mi llegada en que la convertí en un librero. Allí ocuparon su sitio los manuales del alfabetizador, libretas y varios libros que cargué para leer. Con esa edad yo era un buen y selecto lector, no fue accidental, fui dirigido inteligentemente desde pequeño por el hábil bibliotecario de la Beneficencia. Solo que a la cosecha de grandes y famosos autores recomendaos para mi edad, debí sumar libros con paisajes y nombres extraños. La fortaleza del Brest, Chapaiev, La carretera de Volokolams, Así se templó el acero y Un hombre de verdad, fueron algunos de los títulos que nos regalaron en Varadero, pura penetración comunista. Mi hamaca era colgada diariamente en esa esquina y recogida cada mañana, siempre debajo del ficticio librero que, además, servía de trampolín a las ratas. Bajaban desde sus nichos en el caballete del techo hasta el librero, saltaban a mi hamaca y luego al suelo. Eso me obligaba a dormir con la cabeza tapada por temor a ser mordido.

 

Todas las puertas del bohío, excepto la que daba acceso al cuarto, se cerraban con unas enormes yaguas que Eusebio fijaba con unos palos atravesados, Quedaban tan firmes que resultaba imposible quitarlas con facilidad, gran obstáculo cuando me entraban deseos de orinar a medianoche. La urgencia y la imposibilidad de salir, no solo por la obstrucción de aquellas yaguas, debo agregar el miedo que sentía con solo imaginar de hacerlo, me obligaban a orinar por cualquiera de sus rendijas disponibles. Siempre variaba para no dar oportunidad a que la acumulación de orine produjera peste, muchas veces borrada por las frecuentes lluvias. Unas veces orinaba por la puerta que existía en dirección a la cocina y otras las repartía entre las puertas laterales.

 

Ya les dije que en la casa se mantenían viviendo tres de las hijas de Eusebio y que la mayorcita se encontraba en capilla ardiente para escapar con su novio. Le seguía Lucia, una trigueñita más o menos contemporánea conmigo y que no disimulaba mucho en estar enamorada de mí. Yo no le hacía caso, mi vida se había resumido en cazar pájaros y buscar jaibas con el único varón de la casa. Me queda por mencionar a la más pequeña y no recuerdo su nombre, es una lástima, si se encuentra viva debe ser una viejita simpática y jodedora. Pues aquella cabrona guajirita resultó ser mi verdugo dentro de aquella familia, no existió minuto alguno en que dejara de joderme de mil maneras diferentes, no me dejaba respirar y era preferible andar por el monte con su hermano.

 

No sé qué me pasó uno de aquellos días y tampoco recuerdo que fue lo que comí. De madrugada fui despertado por un fuerte dolor de estómago y vencí mis miedos para salir a evacuar, solo que no pude desarmar aquella trampa tendida por Eusebio diariamente y en medio de aquel forcejeo me cagué. No tienen ustedes la más remota idea de las dimensiones de aquella cagazón y lo apestosa que era. En medio de la oscuridad me quité el pantalón y el calzoncillo, me limpié como pude y enrollé aquellas prendas en el rincón debajo de mi hamaca. Realmente no pude dormir el resto de la noche y aunque tapado, dejé la nariz afuera por la peste que tenía. No sabía qué era peor, porque apestaba con la misma intensidad con la nariz tapada que descubierta. encomendé mi alma a Dios y le pedía fervientemente que no fuera la más pequeña de la casa la primera en salir del cuarto.

 

-¡MAMÁ, QUE PETE A MIERDA! Coño, ese grito le salió más alto que nunca a esa cabrona y traté de hacerme el sordo.

 

-¡MAMÁ, EL MAETRICO SE CAGÓ! ¡QUE PETE A MIERDA, COÑO! No pude continuar fingiendo, el único que dormía en la sala era yo, no vivía otro maetrico en aquella casa. Bueno, comenzaron a salir las cabezas del cuarto y muy avergonzado metí todos los trapos cagados, la hamaca y mi frazada en la mochila, partí en dirección al río para lavarlo todo.

 

Regresé unas dos horas más tarde cargando mi mochila con todos aquellos trapos mojados, pesaban un mundo y le sume otro poquito de ropa seca, no era mucha. No me aventuré a guardar los libros junto a ellas para que no se mojaran, decidí abandonarlos aquella mañana. Partí solo y hambriento en dirección al pueblo de Baracoa, cada cierto tramo de montaña recorrida debía parar a tomar un descanso y aprovechaba para tender la ropa sobre la maleza, deseaba que se fuera secando y me aliviara el peso. Iba todo el tiempo pensando en la justificación que daría al Checo sobre mi presencia en el pueblo y mi decisión de no retornar a Cerqueo. No le diría que me había cagado, eso se correría por todo el pueblo y sería el blanco de todas las burlas habidas y por inventar, pensaba, pensaba, no dejaba de hacerlo. Creo que en la tercera parada sentí el relinchar de un caballo y pude identificar a Eusebio. Su imagen se fue agrandando poco a poco hasta adquirir su dimensión verdadera, tomó unos minutos en acercarse porque en las montañas no se corren los caballos.

 

-¿Pa dónde va usté, Compay? Ya les dije que era de origen canario y nunca le escuché acento español alguno, era un guajiro más en aquellas lomas.

-¿Yo? Pal pueblo, ¿Pa dónde más?

-Pues creo que no vas pa ningún lao, yo soy responsable de su vida y tiene que regresar conmigo.

-¡No jodas! ¿No viste la burla de tus hijas por haberme cagado?

-Hombre, cualquiera se caga una vez en su vida, si no es por miedo puede ser por una mala digestión. Ya yo hablé con mis hijas y nadie se va a burlar de usted, se lo aseguro.

-Eres el padre y parece que no conoces a la más pequeña de todas.

-¡Mira! Estamos perdiendo tiempo, recoge tus cosas y sube al caballo, si yo tengo que bajar, te aseguro que subirás a planazos. No fue tanto el temor a los planazos como los llamados de mis tripas las que me hicieron cambiar de actitud, tenía un hambre terrible.

 

La vieja me puso un enorme plato de comida en la mesita y traté de concentrarme en cada trozo de vianda que iba devorando. Intenté por todos los medios de evitar las miradas de las muchachas, ellas estaban sentadas en la sala y podía sentir sus ojos clavados en mi nuca. A los pocos minutos la curiosidad supo vencer todos mis temores y en lo que bebía un poco de agua, mi rostro giró involuntariamente hasta chocar de frente con los de ellas. Lucía me regaló una leve sonrisa muy parecida a la de la Mona Lisa, parecía estar más apenada que yo en aquel instante, tal vez por las burlas que le dedicaran sus hermanas por ese amor silente y ahora embarrado de mierda que sentía hacia mí. La mayor de ellas me regaló una sonrisa más amplia injertada con algo de burla, solo me faltaba la más pequeña, mi verdugo. Cuando la miré no pudo contener la risa y me dijo ¡CAGÓN! Sin temer a la represión de su padre. Lo dijo con tanta gracia que no pude evitar reírme, la sala se vino abajo.

-¡Ustedes, déjense de burlas y vayan a tenderle la ropa al maetrico en la cerca! No supe diferenciar entre la burla o el regaño, ellas agarraron mi mochila y partieron.

 

Nuestra salida de aquellas montañas fue precipitada y adelantada a la fecha que se había anunciado. Una mañana llegó Reunerio y me dio un prototipo de carta que los campesinos de aquella casa debían escribir. Era una especie de agradecimiento a Fidel Castro por su alfabetización, ya había cumplido los doce años y continuaba siendo muy inocente. La acepté y se las puse de tarea a quienes les impartí clases, les dije que debían copiarla sin desperdiciar ninguna de sus letras. Pasarían muchos años para acabar de comprender que aquella carta era parte de un fraude y culto a la personalidad. Ninguno de ellos estaba debidamente alfabetizado, solo la más pequeña leía y escribía correctamente porque asistía a la escuelita donde Reunerio daba clases, siempre y cuando el río no estuviera crecido. Fuera del bohío Reunerio me explicó que aquella inesperada salida se debía a que en la zona estaban operando alzados y que ya habían amenazado a un brigadista. No recuerdo si el cabecilla de ellos fue Menoyo, puede que sí. Me dijo también que el trayecto sería más largo de lo normal, llevaba lloviendo desde hacía cuatro días y no se podía cruzar el río Miel en dirección a Baracoa. Me abrazó y nos despedimos para volver a encontrarnos varios años después.

 

Vinieron por mí esa tarde, el grupo aun era pequeño, estaba integrado por tres guajiros de las milicias serranas armados de pepechá, dos brigadistas mas a los que solo conocía de vista y mi amigo Nemesio Echevarría, el benéfico. La despedida fue muy triste y corrieron lágrimas. La vieja me dio un cartucho con unos trozos de pan de maíz para el viaje y una moneda de veinticinco centavos que me tenía guardada. El último en abrazarme fue el noble de Eusebio, lo hizo como si perdiera a un hijo. Partí con la cara humedecida por los mocos de Lucía y la más pequeña, los perdí de vista en un recodo del camino. Un poco más arriba de aquella montaña logré ver el techo humeante de la cocina y ese fue mi último recuerdo de aquella humilde y linda familia. Fuimos recorriendo cada una de las casas del Cuartón hasta que se nos unieron todos los brigadistas, otra vez nos reunimos los benéficos y no parábamos de hablar. Esponda, Horacio y dos hermanos que todavía continuaban meándose de noche y nos lo hicieron saber los guajiros donde alfabetizaron. No parábamos de hablar y reírnos sin escuchar el pedido de silencio frecuente de los milicianos. Nos demoramos cuatro días en llegar a Baracoa, arribamos al poblado de Sabanilla extenuados y logramos abordar un camión que nos llevara hasta el pueblo. Una vez allí y en lo que fuera el punto de control de los alfabetizadores, nos pagaron $60.00 pesos, toda una fortuna para esos tiempos. Nuestra partida hacia Guantánamo se produjo varios días mas tarde, los necesarios para agrupar a la totalidad de los brigadistas.

 

Unas dos semanas posteriores a mi salida de Baracoa, veía en la televisión al grueso de aquella tropa juvenil desfilando por la Plaza José Martí. Entonaron un himno creado para la ocasión; ♫ Somos las brigadas Conrado Benítez, somos la vanguardia de la revolución, con el libro en alto cumplimos una meta: llevar a toda Cuba la alfabetización. ♫ Decía una de sus estrofas.

 

Una década y media mas tarde vi con asombro y enojo la película “El Brigadista”. Me encabroné al observar la exageración y manipulación empleada en la fabricación de un superbrigadista muy distante de la realidad. Película donde se emplea un lenguaje politizado dentro del campesinado y los jóvenes brigadistas casi desconocido para esa época. Fue real el entusiasmo de una gran parte de la juventud en la participación de esa nueva aventura, la primera de ellas destinadas a la división de la familia cubana. Jóvenes que partían gustosos y escapaban del dominio paternal para disfrutar de una especie de libertad o libertinaje antes desconocido. Nadie incluyó en las estadísticas la cantidad de embarazos fabricados entre cartillas, abortos producidos, etc. ¡Bienvenido sea el amor libre! Gritarían muchos jóvenes alejados de la tutela de sus padres, pero no existía ese lenguaje excesivamente politizado y manipulador que presenta el film. Menos aun puede concebirse ese nivel de autoridad de un fiñe con solo 15 años dentro de la comunidad campesina en la que estuvo destinado y, donde la mayor parte de las veces aparecía vistiendo un uniforme implacablemente limpio y planchado. Solo aceptaran tranquilamente esta versión exagerada del “superbrigadista”, quienes no participaron en la campaña de alfabetización.

 

Una década después de aquella campaña por Baracoa, estudiaba para oficial de la marina mercante cubana en la playa de Jaimanitas y allí tuve muy presente a la pequeña guajirita que me dedicara aquel horrible grito anunciando que me había cagado. Los habaneros hemos tenido el defecto de comernos la “R” cuando hablamos, desconozco si ha sido superado en la jerigonza que se habla actualmente en la isla. Para nosotros los habaneros el “Carbón” no dejaba de ser “Cagbón. Los orientales, en cambio, pronuncian bien la “R”, pero tampoco eran perfectos cuando hablaban, ellos metían la “S” donde no iba o simplemente la omitían, tampoco se si lo habrán superado. Un compañero de estudios de origen oriental de apellido Regueifeiros, fallecido en un terrible accidente a bordo de un barco libio, cuando se dirigía al grupo solía decir; “Etos compañero”, expresión que regresándola al año 1961, resultaba muy parecida al grito de aquella inolvidable guajirita; ¡Que pete a mierda! ¡Mamá, el maetrico se cagó!

 

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2022-06-06

 

 

 

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domingo, 29 de mayo de 2022

MEMORIAS DE “BOLLO MANSO” (11) HABLANDO DE MALANGA Y EL PUESTO'E VIANDA

 

MEMORIAS DE “BOLLO MANSO” (11)

HABLANDO DE MALANGA Y EL PUESTO'E VIANDA


Estampa familiar de lo que es un mercado agropecuario en la isla.


Cuando estaba de vacaciones me gustaba ir por viandas, frutas y vegetales, casi siempre lo hacia acompañado de mi amigo Macías. Si veíamos que las ofertas eran pobres en el mercado -como solía ocurrir- nuestros pasos se dirigían al “agro”, muchas veces identificado por la gente con otras voces. Unos les decían la “placita”, otros “el puesto de viandas”. Bueno, para distinguir a los mercados de viandas privados -casi siempre con mayor oferta, calidad y precios- la gente los llamaba “el mercado campesino” (tantas veces aborrecidos, criticados, acusados de macetas, explotadores, etc.) Cerrados, abiertos, cerrados, abiertos, llorados por las supuestas víctimas cuando comprobaron que el estatal no garantizaba la comida y tenían pocas ofertas. En fin, íbamos y nos metíamos con cuanto pollo se nos cruzaba en el camino.

 

¡Vamos a ver como se digiere esto! En los mercados estatales y como dije anteriormente, las ofertas y variedad eran muy pobres. Todo dependía de la época inventada por no sé quién para cada fruto, vianda o vegetal. Existieron fechas donde recorrías La Habana entera y encontrabas esos pésimos mercaditos abarrotados de tomates. Tomates, tomates, tomates, tomates, tomates, y así, hasta que la gente se saciaba, asqueaba, aburría de comer tomates, hacer puré de tomates, dulce de tomates, jugos de tomates y cuanta bobería popular era posible inventar empujados por el hambre. Entonces, aquellos infelices tomates eran castigados por la indiferencia del pueblo y los empleados del agro, puesto de viandas, la placita o bodega. En muchos casos los mantenían castigados a sufrir los rayos de ese poco misericordioso sol tropical y se rendían, comenzaban a pudrirse.

 

¡Tampoco es así de que me pudro porque me pudro y ya! En Cuba eso no ocurre solamente por culpa del sol, debe suponerse que es un vicio propio de la mercancía, pero bueno, la historia es muy distinta en un país capitalista. ¡Veamos! En el “paraíso socialista” se le pone un precio al producto cuando arriba al mercado que es inviolable, mas o menos “histórico” como todos esos dinosaurios que bajaron de la Sierra. No se le cambia el precio porque el administrador debe reunirse con el partido, después con el municipio y esperar que este se reúna también con la provincia para que eleve la inquietud al Comité Central. Es aquí cuando se le traba el paraguas al tomate, solo una persona es la autorizada a tomar una decisión tan estratégica y resulta que andaba entretenido con los litros de leche que daba una puta vaca. En resumen, el tomate se pudrió “revolucionariamente”.

 

Después del tomate vino la “corrida” de la col, igualito que la “corrida” del pargo para los pescadores, una vez al año, col, col, col, col col, col. Ensalada de col, sopa de col que aprendimos con los rusos, pisto de col (que decíamos era a la manchega), col rallada. Y comimos col hasta que nos cansamos de tirarnos peos, nos olvidamos de ella y la mandamos al carajo. También se pudrieron revolucionariamente. Nunca he llegado a comprender como es posible que en un país tropical, donde se pueden obtener hasta tres cosechas de algunos productos, solo se logre una sola.

 

De las cosas buenas no habían “corridas”, te llegaban por goteos y había que ripiarse en las colas para poder comprarlas (Imagino que luego de 31 años ausente de ese país, todas las viandas y vegetales se encuentren por la libre y a buen precio) ¡Vamos con las viandas porque no quiero extenderme mucho! ¡Oye, horrible! Estabas obligado a comprar boniatos o yucas con varias yardas de tierra donde fueran sembradas. Tierra, mierdas, bichos y cuantas porquerías existieran en esa tarima iban directo a tu casa y terminabas de hacer las compras con las manos tan sucias como las de cualquier guajiro. Y lo peor, nada de enojos o reclamaciones, había que estar agradecido a la revolución. Qué mierda, ¿no?


Mercado de Jean Talón, el mas popular de los que existen en Montreal.

¡Vamos a ver como funciona en el capitalismo! Ojo, no me refiero a ningún país de los que ustedes se imaginan, esos no son capitalistas, ni socialistas, ni imperialistas, ni la cabeza de un guanajo, esas son tribus. Tampoco hay derecho a que constantemente les recuerden la pobreza de Haití, ustedes se merecen vivir como los mejores países del norte de Europa y ellos deben servirles de ejemplo. Para las nuevas generaciones les digo algo que desconocen y nunca se lo van a mencionar: Cuando Cuba era Cuba, este Canadá donde vivo era una aldea cualquiera dominada por la iglesia y forzando a sus mujeres a parir para aumentar su población. Cuando deseen buscar esa información, traten de entrar en los anuarios de la ONU antes del 1959 para que no les hagan cuentos.

 

Bueno -al menos donde yo vivo- a esos productos que se van degradando con el paso de los días, les van disminuyendo el precio durante su proceso de maduración y es cuando muchos clientes aprovechan para comprarlos mas baratos. Muy bien, hubo productos que no tuvieron salida, pues en ese caso el “despiadado capitalista” lo saca del mercado y lo ofrece como ayuda a centros donde mensualmente se distribuye comida a la gente pobre o de escasos recursos financieros. Esos centros de ayuda pertenecen a ONG o iglesias y son muchos en esta ciudad de Montreal. Conocí a personas que acudían a dos o tres de esos centros y nunca les preguntaban si recibían ayuda de otros.

 

Vayamos un poco más atrás en este asunto de las frutas y verduras. Supongamos que el mercado se encuentre abarrotado de un producto y que a los campesinos les queden aun en sus terrenos. Esos campesinos abren las puertas de sus fincas a la población para que ellos recojan las manzanas, fresas, calabazas, etc. de su agrado a precios muy bajos. Esta actividad se realiza anualmente en los campos que rodean las ciudades canadienses y son muy bien recibidas por la población, quienes acuden con sus hijos pequeños a disfrutar de un día de campo y regresan con buena cantidad de frutas. Muy bien, luego de ese período de fincas abiertas resulta que han quedado productos todavía en ellas, los campesinos también envían su parte a los centros de ayudas mencionados o venden el resto como alimento animal. En resumen, es muy poco lo que se pierde en esos países del capitalismo tan cruel y despiadado.

 

Para finalizar, yo les pagaría las facturas de sus compras a quienes vayan a cualquier placita, agro, puesto de viandas, mercado campesino, etc. y una vez realizadas sus compras terminen con las manos sucias. Aquí se respeta mucho al consumidor y el comerciante tratará por todos los medios de mantener una buena presentación de los productos, si no actuara así, las mercancías se les quedan. Existe mucha competencia y respeto por el comprador, la verdadera razón para que existan sus comercios. Aun recuerdo aquellos mercados campesinos donde la carne de cerdo era expuesta a la intemperie y estaban cubiertas de moscas, polvo, etc. Aquí no encontrarán nunca un huevo de gallina embarrado de mierda, muy simple, lavan los huevos o le limpian el culo.

 

 

 

Esteban Casañas Lostal

Montreal..Canadá.

2022-05-29

 

 

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domingo, 22 de mayo de 2022

¿CONOCES AL SOCIALISMO? CURSO BÁSICO PARA COLOMBIANOS

 

¿CONOCES AL SOCIALISMO?

CURSO BÁSICO PARA COLOMBIANOS


 

Estimados ciudadanos.-

Acá les presentamos una encuesta que debe cumplir para poder matricular en el curso emergente que les impartiremos sobre el socialismo, comunismo, revolución y otras mierdas.

 

PREGUNTA: ¿POR QUÉ LOS NIÑOS CUBANOS DEJAN DE TOMAR LECHE A LOS 7 AÑOS?

 

1.-Porque esa es la mayoría de edad en Cuba.

2.-Porque los niños cubanos son unos malcriados.

3.-Porque los niños cubanos son alérgicos a la lactosa.

4.-Porque les producen muchos gases estomacales a los niños cubanos.

5.-Porque los niños cubanos prefieren la leche de cucaracha.

6.-Porque sus madres son muy haraganas o no tienen tiempo para prepararles el desayuno.

7.-Porque los niños cubanos nacen hijos de putas que quieren ser como el Che.

8.-Por culpa del bloqueo norteamericano.

9.-Por incumplimiento de la promesa hecha por Raúl Castro.

10.-Porque Fidel Castro acabó con la ganadería.

11.-Porque la vaca Ubre Blanca no pudo producir leche para once millones de cubanos.

12.-Porque las vacas cubanas eran tortilleras y nunca tuvieron terneros.

13.-Porque el toro Rosafé Signet era maricón y no preñó a las vacas cubanas.

14.-Porque los cubanos mataron a todas las vacas y vendieron su carne en la bolsa negra.

15.-Porque en Cuba se acabó el pasto y no hay dinero para importarlo por culpa del bloqueo.

16.-Porque les robaron los caballos a los guajiros y no podían ir a ordeñar a las vacas.

17.-Porque las vacas fueron sacrificadas y se las comieron los turistas.

18.-Porque las vacas murieron cumpliendo misiones internacionalistas.

19.-Porque las vacas se fueron para Miami en balsas.

20.-Porque las vacas fueron envenenadas por agentes de la CIA.

21.-Porque los niños cubanos nacen veganos.

22.-Porque encarcelaron a todas las vacas cubanas por gritar “Patria y Vida” cuando intentaron ordeñarlas.

23.-Porque la leche producida por las vacas cubanas se las tomó Mariela Castro y sus hermanos.

24.-Porque los niños cubanos prefieren las recomendaciones del hijoputa Guillermo García por las jutias, cocodrilos, avestruces, cucarachas, etc.

25.-Porque los niños cubanos prefieren tomar cerveza.

26.-Porque tomar leche es un vicio capitalista y una desviación ideológica.

27.-Porque la leche sube el colesterol.

28.-Porque los niños cubanos prefieren que se venda en las tiendas MLC para ayudar a la revolución.

29.-Porque a las vacas cubanas no les gusta ese manoseo y se ponen tetas de silicona.

30.-Porque el socialismo es una reverendísima mierda.


 

Solo deben marcar una cruz en las respuestas que considere correctas y el jurado seleccionará las 5 mejor interpretadas para otorgarle su matrícula. Si usted marca las 30 respuesta, se considera que conoce muy bien al socialismo y no necesita estudiar con nosotros. Si conociendo lo anteriormente expuesto usted vota a favor de un socialista, vaya urgentemente a un psicólogo, y si no tiene problemas mentales, usted es un verdadero hijo de puta.

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2022-05-22

 

 

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lunes, 16 de mayo de 2022

"LO PEOR DE LO NUESTRO", GALERÍA

 


"LO PEOR DE LO NUESTRO"

 GALERÍA




Pudiera pensarse que esta selección solo se trata de una broma y no es así, nada más cercano a la endiablada realidad que viven varios países desde hace unos años. Como podrán observar, solo uno podría considerarse con nivel educacional o cultural suficiente para poder gobernar un país. Sin embargo, su sed de poder, egos, prepotencia, odios, desprecio por su propio pueblo, ambiciones, traiciones con los más allegados, crímenes y vínculos con la mafia internacional, lo convierten en el individuo mas despiadado que ha gobernado en toda la historia de Cuba. El resto de los componentes de esta galería no dejan de ser otra cosa que vulgares mamertos, personajes carentes de toda la inteligencia necesaria para gobernar o representar a un país. Especie humanoide que, una vez alcanzado el poder, realiza todo tipo de maniobras para perpetuarse en el mismo.

 

 

Lo peor de toda esta gentuza que muy bien puede ser considerada una epidemia, es que se ha ido imponiendo en muchos países ante la estupidez de sus pueblos. Pocos han podido escapar entre quienes comparten el mismo idioma, es como si nuestra raza fuera alguna vez maldecida. Pueblos ricos económicamente han sido reducidos a mierda ante el paso de esos depredadores y desgraciadamente, nada sirve para convencer a esos pueblos de que la supuesta ideología que presentan como bandera, es una porquería que no ha tenido éxito en ninguna parte de la tierra.

 

 

Si ninguna de esta gente vale un solo centavo, mucho menos lo valen todos esos pueblos que los eligieron y mantienen en el poder. Es horrible la fatal atracción que ejercen entre las masas, quienes luego, convertidas en mansas y serviles manadas, son capaces de invitar a otros de lo que para ellos resulta un manjar, aun sin alcanzar para todos, porque en ese sistema hasta la mierda es escasa.

 

 

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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...