Visitas recibidas en la Peña

sábado, 13 de abril de 2019

LUCHAR, SOBREVIVIR



                               "LUCHAR, SOBREVIVIR"





Fueron tres toques continuos, luego, se repitieron con la misma exactitud de los destellos de un faro. Mentalmente calculaba los segundos transcurridos entre cada andanada de ellos; Un cocodrilo, dos cocodrilos, tres cocodrilos. Fueron sonados con un espacio aproximado de tres segundos, eso no fallaba. Así calculaba los espacios de oscuridad entre grupos de destellos por no cargar el cronómetro conmigo. Se repitieron con insistencia aquellos toques, el televisor se encontraba a toda voz, creo que veíamos Cine del Ayer o la programación de verano. La olla de presión elevaba su sonido por encima del televisor. La china lloraba en el corral con el culero repleto de mierda, sobre mis piernas mi hija, la había sacado de allí para que no convirtieran aquello en un manjar, era un concierto diario. Lloraba sin parar mientras su madre permanecía sorda en el patio lavando los pañales que hirviera con anterioridad, la atmósfera era una extraña mezcla de olores, judías sin sazonar y jabón con algo de excrementos. Los toques se repitieron.

-¡Están tocando la puerta! Alcancé a gritar sin desviar la mirada del televisor, tuvo que ser algún programa interesante para que me mantuviera amarrado a la incómoda butaca. El ventilador, quién pudiera afirmar que lo fuera, un motor de lavadora con aspas de aluminio capaz de mutilar a cualquiera, hacía tanto ruido como el televisor y la olla de presión.

-¿No te puedes levantar? Pasó junto a nosotros con la bata sudada, nunca ha dejado de protestar. Tampoco le prestaba mucha atención, uno llega a acostumbrarse a las protestas, al ruido, al mal olor. Para colmo teníamos un perro, ahora metía el hocico entre las barras del corral, tal vez atraído por el fuerte olor de aquella mierda infantil, no tan infantil y resultado de los sancochos preparados por mi suegra. Ella abrió e intercambió algunas palabras, no pude ver quien se encontraba afuera, luego cerró con violencia la puerta.

-¿Quién era? Pregunté por inercia, siempre hemos deseado saberlo todo.

-Era Mirna. Respondió con desgano mientras se pasaba un pañuelito por la frente, la niña le extendió los brazos para que la cargara, pero si se apartaba una pulgada del área de disparo del ventilador, el calor y las moscas convertirían su vida en un martirio.

-¿Qué quería? Insistía en saber, era un vicio.

-Vender el derecho a la compra de un pollo. Contestó con indiferencia y aquello me molestó.

-¿Por qué no se lo compraste?

-Porque ese pollo es de sus hijos. Respondió con ingenuidad, me levanté y le di la niña, Mirna iba a mitad de cuadra y le grité.

-¿Qué vas a hacer?

-¿Cómo que qué voy a hacer? Comprarle el pollo.

-¿Y sus hijos?

-¡Olvídate de sus hijos! Si no lo compras tú, ella se lo venderá a otra persona. Necesita el dinero para comprar los otros pollos, ¿no entiendes? Ella guardó silencio mientras yo me dirigía al cuarto por la plata, no recuerdo cuando había oído por primera vez aquel razonamiento, luego se me hizo muy familiar y útil en el transcurrir de la vida en ese infierno. Mirna esperaba junto a la puerta.

El auto se desplazaba a unos 120 km por hora, ya sabía que era muy buena en el timón, buena para muchas cosas. Aleida era una mujer extraída de un almanaque, nada común para su tierra, aquella que una vez visitara Gulliver. Su marido nunca le llegó al hombro, había sido concebido con el mismo molde de los de su tierra, ella era una excepción, una violación de la regla. Era hermosa también, no todas las mujeres de allá lo son, y valiente, más aún, era violenta. Una noche, me contó su madre como había lanzado al marido desde el balcón del primer piso, todo por una simple discusión, era temible entonces, una mujer a la que era preferible tener de amiga.
Había poco tráfico por la autopista 20, me dijo que el hombre tenía su oficina en Dorion, yo nunca había estado allí y tenía todos mis sentidos alertas, no confiaba en nadie, ni en una mujer. Una noche llegó hasta mi apartamento para invitarme a asistir a una discoteca, ¿y tu marido?, sonó infantil mi pregunta. En la casa, me respondió ella, yo iba pensando en aquella propuesta y aceptación mientras hablaba sin parar, no estaba muy convencido aún.

-El asunto es que, por cada viajero te puedes buscar 200 dólares. Me dijo después de brindarme detalles del negocio.

-¿Y por qué yo? Insistía por llegar al fondo del asunto, todo lo veía turbio, sucio.

-Porque el hombre necesita ser asesorado por un cubano, nadie mejor que tú que acabas de llegar y conoces muy bien como funcionan las cosas por allá.

-Pero ese es un negocio sucio, vamos a explotar el dolor de otra gente.

-No seas tonto, de ese dolor viven millones y a río revuelto ganancia de pescadores, no sé si en tu tierra se usa ese refrán.

-Se usa, pero para andar metido en esas cosas no se puede tener escrúpulos.

-No se puede ser tan puro tampoco, si no lo agarras tú, vendrá otro cabrón y te quedas fuera. No creo que estés en condiciones de renunciar ahora. Aquellas palabras me trajeron miles de recuerdos a los que un día quise renunciar, no simpatizaba con esa manera de luchar. Tampoco averigüé como había llegado hasta allí, el asunto es que sin darme cuenta estábamos a punto de llegar.

Varias oficinas antecedían su despacho, no se ostentaba riquezas, aunque ella me advirtió que el hombre era millonario. Se encontraba ocupado en esos instantes y esperamos unos minutos fuera de su despacho, una de sus secretarias nos brindó café y acepté con gusto, era pleno invierno aún, el primero en estas tierras. El tipo era bastante alto y corpulento, me sobrepasaba en edad y fortaleza, rubio y pecoso, de mirada escrutadora y serena, un estudioso de cada palabra y gesto. El apretón de manos fue fuerte y lo interpreté sincero. Detrás de su enorme buró, una enorme ampliación de una foto suya tomada junto al Papa, supuse que era una persona importante, no era fortuita aquella foto donde ambos se encontraban sentados y al parecer en animada conversación.

-¡Al grano! ¿Qué piensas de este negocio? Preguntó sin rodeos después de brindar una simple panorámica.

-¿Qué pienso? Es una mina de oro, la gente está viajando por terceros países, no hay comunicación directa con La Habana por teléfonos y el correo es constantemente violado.

-Nosotros debemos robar ese mercado, ¿cuáles son más o menos las tarifas existentes por esos países? Ese dato es muy importante para nosotros.

-Hay casos que llegan hasta los tres mil dólares.

-Con una tarifa reducida a la mitad podremos traer una avalancha de cubanos por aquí, ¿no crees?, hasta Canadá ganaría con eso.

-Pero si desea hacer más tentadora esa industria, debe lograr por todos los medios que se autorice la entrada de los "Marielitos". Ellos llevan doce años sin entrar al país y suman más de doscientos mil, creo que es una suma respetable y serán los primeros en lanzarse a esa aventura.

-Creo que tienes razón en eso, pero no creo que sea una tarea fácil.

-El dinero George, la plata mueve al mundo, tendrá que sobornar a mucha gente, pero eso será insignificante si lo compara con las ganancias. Además, ahora el terreno se encuentra virgen y el cubano nunca ha amasado fortunas, este es el momento.

-Si, pero ahí radica el quid de la cosa y por eso estás aquí, por dónde comenzar.

-Muy sencillo, tienes que ir a la mata y evitar intermediarios.

-¿Cómo se explica eso?

-¿Quién es el que otorga las visas de entrada al país? Inmigración, como es de suponer, pero ellos tienen un representante en cada consulado o embajada. Es a ese individuo al que tienes que tratar de comprar, él no es quien directamente otorga las visas, pero será el encargado de llegar solito a los niveles superiores. El grado de corrupción en el país es general y todos caminan por dólares, no creo entonces que encuentres muchos obstáculos.

-¿Piensas que eso puede ocurrir?

-No solo lo pienso, estoy convencido de eso, ¿tienes contactos en el Consulado?

-Por supuesto que los tengo, he traído a muchos cubanos como atletas
.
-¿Cómo será el mecanismo que vas a usar ahora?

-El mismo, esa gente de USA viajará como si pertenecieran a una organización deportiva, tengo pensado mandar a hacer unos pullovers especiales con un logotipo de la supuesta organización.

-No es mala idea.

-Tengo mis contactos hechos con la gente del turismo para hospedarlos en La Villa Panamericana, ¿sabes cual es?

-Por supuesto, queda muy cerca de donde yo vivía.

-Para el futuro tengo otro proyecto además de este.

-¿Relacionado con los viajes también?

-Si, pero en sentido inverso.

-No lo entiendo.

-Muy sencillo, sacar gente de Cuba.

-Esa es otra millonada.

-¿Cómo están los precios en el mercado ahora?

-Oscilan entre ocho y diez mil dólares, depende del país.

-Nosotros podemos ofrecerlo a siete o seis mil, eso lo estudiaremos después.

-Me parece una magnífica idea irse por debajo de la norma, es seguro que atraerá a mucha gente y que el mercado se mantendrá por los deseos que existen en la isla por salir.

-Bueno, no sé si Aleida te explicó muy bien cual sería tu rol en todo esto, pero yo te lo voy a decir. Por cada cliente que consigas te vas a ganar unos doscientos dólares en los inicios del negocio. Luego, cuando la cosa esté en pleno movimiento y el mercado sea seguro, yo te pondré una oficina en este local. Me estarás asesorando en cada movimiento y serás el encargado de recibir a las personas que arriben desde USA, ya tengo pactado buenos precios en un Motel. Para los casos de personas que deseen salir de Cuba yo te daré una tarifa especial de cinco mil dólares, eso es solo para familiares tuyos y amigos. Es claro que ganarás una comisión por esos viajeros y por los servicios de recepción, no te preocupes, habrá premios también.

Ese día salí animado con las proposiciones de George y durante todo el viaje fui intercambiando opiniones con Aleida. Ella era una avispa en lo relacionado con asuntos de plata y en este caso se encontraba en franca desventaja, no contaba con contacto alguno dentro de la comunidad cubana y ya se habían producido infinidad de casos de estafa. Por otro lado, Aleida me propuso enseguida incluir al marido en el negocio, algo que consideré ilógico por razones más fuertes que su sola presencia, aceptada porque era la dueña de ese contacto y amiga del millonario desde hacía varios años, pero el marido era un inútil. Creo que se enojó ante mi negativa, algo muy importante le advertí entonces, bajo ningún concepto se podía enterar Rafael Goicoechea González, un cubano que compartía apartamento conmigo.

-No te entiendo, yo pensé que eran amigos.

-Aleida, la palabra amigo es casi sagrada en Cuba y ya no abundan. Rafael no es mi amigo y dudo que lo sea en el futuro.

-¿Por qué me dices eso?

-Este individuo llegó hasta mí por recomendaciones de otro gallo que está en Cuba. Aquel fue alumno mío en la Academia Naval y fue de mi confianza durante navegaciones que realizamos en el mismo barco. No soy tan ingenuo como aparento, ya he mandado a realizar algunas averiguaciones por la isla y todo señala que es chivato o colaborador de la Seguridad del Estado. Este Rafael tiene actitudes que no me convencen desde que llegó y le he tendido varias trampas.

-¿Y ha caído en ellas?

-Por supuesto, de lo contrario no te estuviera pidiendo que lo mantengas alejado de todo esto, no me cabe la menor duda de que es agente de la seguridad, solo puedo decirte que no es un espía profesional, es un chivato cualquiera.

-Fíjate que me dejas pasmada con esto que me cuentas, no sé cómo te atreves a compartir el mismo techo con él.

-Muy sencillo, me tiene agarrado por los huevos con las deudas.

-Pero es que te estás jugando la vida por unos dólares.

-No creo que llegue a tanto, es escurridizo y cobarde.

-Bueno, tú sabrás lo que haces, pero me preocupa ahora la situación de mi madre. El problema era que la madre de Aleida le tenía alquilado un cuarto a la viejita chilena que aparecía como la arrendataria principal.

-No te preocupes por ella, no existen razones para que le pase nada.

Sonia era lo que podría decirse una amiga, tal vez socia, en muchos casos una compañera, palabra aplicable a muchas situaciones de la vida. Nunca sería la "querida" conocida por nuestras abuelas, esa palabra había sido borrada de nuestro diccionario, era ofensiva a la mujer que deseaba participar en una aventura, era un ataque a la integridad si ella era militante. Vivía en un cómodo apartamento de Centro Habana, no era grande, una amplia sala comedor, cocina, un dormitorio donde los muebles podían danzar y el baño con su bañadera. Junto al cuarto existía una puerta que daba salida a una especie de patiecito para ella y que consistía en un cajón de ventilación para los inquilinos de pisos superiores. Justo frente a la cocina, poseía una ventana alta que colindaba con el patio de un Círculo Infantil, por allí se asomaban empinándose en puntillas algunas de las empleadas, las más bajitas de estatura se veían obligadas a un esfuerzo extra para mostrar los ojos. Roberto las fue conociendo una a una, la presentación era muy sencilla y sin protocolos, luego, al vencer sus turnos de trabajo, ellas pasaban por la casa un rato, deseaban conocer al detalle sobre aquellas relaciones, en esa isla todos estaban contagiados por ese virus, era una obsesión penetrar en la intimidad de los demás.
Para Roberto nunca fue una prioridad cerrar la puerta del cuarto o la ventana de la cocina cuando hacía el amor con Sonia, no era una actitud morbosa o exhibicionista que lo sorprendieran encima de la hembra en pleno disfrute. Le molestaba más bien esa insistente presencia de un rostro por aquella ventanita hurgando en el interior de aquella morada, para su amiga resultaba indiferente también.

Pasaba por aquel apartamento con relativa frecuencia, las relaciones se ajustaban a la situación imperante y ella era comprensiva, nunca le exigió más allá de lo que él le podía ofrecer. Solo en cortas ocasiones salieron a la luz por parte de ella, los deseos de llegar a establecer unas relaciones de carácter permanente. Su edad comenzaba a explorar los límites peligrosos para caer embarazada y ella quería tener hijos, pero esas conversaciones solo fueron posibles mientras se preparaban tragos, después de la borrachera y el sexo la vida cobraba su normalidad.

El barrio era madriguera segura de soldados pertenecientes a ese enorme ejército clandestino dedicados a los negocios de la bolsa negra. En muchas oportunidades Roberto acudió hasta allí en la búsqueda de productos que justificaran la presencia de llamas en su cocina, podía adquirirse productos tan perseguidos como la cocaína hasta esos momentos algo desconocida. Los precios de las colas de langosta o camarón no eran elevadas, pero inaccesibles al simple obrero y hasta para profesionales.

Uno de esos días de bebida y sexo dosificados con algo de lujuria que los transportara fuera de la monotonía diaria, por la ventanita de Sonia cruzaron en dirección a su apartamento varias libras de malanga, plátanos verdes, litros de leche y dos libras de mantequilla.

-Parte de eso es para que te lo lleves a casa. Dijo con mucha tranquilidad y sin remordimiento alguno.

-Pero esto es un robo. Solo alcanzó a decirle con cierta candidez Roberto.

-Todo es producto de robos, ¿de qué crees que se nutre la bolsa negra, y no lo compras?

-Yo sé que todo es robado, la langosta, los cigarros, el ron, etc., pero eso no se lo roban a niños.

-¿Y eso qué rayos importa Roberto? Si no lo compras tú vendrá otro y lo hará, entonces, esa malanga, plátanos y leche va a parar a otros estómagos y no al de tus hijos. ¡Vamos hombre! No se puede ser tan puro en la vida, hay que luchar.

Aleida me llamó ese día de lo más contenta, dijo que pasaría por mí a las ocho de la noche para mostrarme algo. Rafael ponía cada vez más atención a nuestras conversaciones y se mostraba molesto con aquellos secretos intercambios. Ese día nos sentamos en un Mc Donalds, traía consigo un fajo de papeles que extrajo de su elegante cartera y los puso sobre la mesita. Luego, me los fue pasando uno a uno para que los leyera. En la medida que los iba devorando hasta los puntos y comas, no podía sobreponerme de mi sorpresa. Aquellos papeles eran faxes cruzados desde la oficina de George con el consulado cubano de Montreal. Los primeros eran de sondeos y tratados con mucha astucia, comprendía invitaciones a restaurantes para tratar personalmente el negocio y excluía la posibilidad de la vía telefónica. Los posteriores trataban directamente el asunto, explicaciones sobre contactos en La Habana y promesas de una respuesta en próximos días.

-¡Ñoooo! El viejo es un cabrón y se mueve rápido.

-Muchacho, tú no sabes quien es ese tipo para la plata. Me mandó a decirte que ya te fueras moviendo con tus contactos de USA.

-Bueno, ya he estado tanteando el terreno por Miami, New Jersey y California.

-¿Y cómo va la cosa?

-La gente está esperando que se abra la tubería, yo les prometí cincuenta dólares por cada viajero, ya sabes, el tiburón se moja, pero salpica.

-No está mala la idea, la gente tiene que vivir también.

-Vuelvo a repetirte lo anterior, el día que se te ocurra contarle algo a Rafael se jode todo el negocio.

-No te preocupes, ya él ha tratado de sacarme algo.

-Te lo dije.

Nuevitas es el principal puerto de Camagüey, el de más movimiento casi a mitad de la isla tal vez. No recuerdo las veces que lo visité en mi vida de marino y aunque su pueblo era pequeño, nosotros siempre buscábamos la manera de pasarla bien. Contaba con algunas prostitutas, pero ya saben, pueblo pequeño infierno grande. Salir con ellas era condenarte de por vida por cualquiera de las mujeres ajenas al negocio, tampoco era necesario acudir a esa vía en nuestra tierra. Hubo una época en la historia de ese pueblo, donde se recibía la impresión de estar en un pueblo con toque de queda. Fueron aquellos años en que había sido invadida por las hordas de palestinos, esto ocurrió durante la construcción de la planta de fertilizantes y termoeléctrica, luego, aquellas tropas que impusieron el terror en esa tierra no la abandonaron nunca. Hoy, son más los orientales que allí viven, creo que verdaderos nueviteros quedan muy pocos.

-¡Primero! Me dijo un socio que hablara con usted.

-Bueno, dime.

-El asunto es que mi hija cumple quince años y ando buscando un par de zapatos para su fiesta.

-¿Qué te hace suponer que yo los tengo?

-No sé, un socio me dijo que Ud. trajo zapatos este viaje.

-Creo que el socio te engaño, yo no traigo nada para hacer negocios. Era lógica mi actitud, nunca se sabía si podía ser una trampa tendida. Tampoco era normal ir vendiendo por cada puerto a gente desconocida. La bolsa negra tenía sus reglas y ellas eran inviolables en aquella época, solo se vendía a conocidos o recomendados por ellos, gente que prestara confianza.

-Coño mi socio no me hagas esto, aquí está la plata, me he pasado meses para reunirla, si quieres no me digas nada aquí, yo te doy la dirección de mi casa para que veas que no hay misterio. Puso sobre la mesa un fajito de billetes sudados y viejos.

-¿Cuánto hay ahí? Al tipo se le iluminaron los ojos y vio un destello de esperanza en esa pregunta.

-Hay doscientos cincuenta pesos mi ambia.

-Te juro que de verdad no tengo zapatos de mujer, trata de averiguar con otros tripulantes. Fue como un cubo de hielo lanzado en pleno rostro de ese padre, yo no tenía valor de arrebatarle el ahorro de tantos meses con un artículo cuyo valor fuera unos tres dólares. El hombre se retiró derrotado.

La aduanera que me tocó para revisar la pacotilla era una cara nueva y eso me preocupó, pero el que hizo la ley también hizo la trampa. Años anteriores, la pacotilla era revisada en un salón y ante la vista de los demás aduaneros y marinos. Como la necesidad tocó fondo en todas las familias cubanas y con ella hizo su aparición esa corrupción generalizada, se creó el sistema de revisarla en los camarotes de los tripulantes. Esa simple acción brindaba la oportunidad de negociar con los aduaneros, nosotros comprendíamos que ellos tenían derecho a luchar por sus familias también y siempre, fíjense bien, siempre cargábamos con nosotros artículos extras dedicados a esos menesteres que dejó de llamarse soborno.

-¿Tienes hijos? Ella se sorprendió con aquella repentina pregunta.

-Si, tengo a tres ya casados.

-¿Y nietos?

-Tengo dos hembras.

-¿Cuál es el pie de ellos y el tuyo? Le pregunté sin rodeos.

-¿Qué me insinúas?

-Nada, solo te pregunto por esos datos. Yo sé que eres nueva aquí, pero todos estamos luchando por vivir, creo que me entiendes porque no hablo ruso.
-Yo nunca me he metido en nada y para serte sincera, tengo miedo.

-Tú no te vas a meter en nada, solamente me sellas las cajas como revisadas, me das la dirección de tu casa y yo paso de noche a dejarte tu mercancía, es lo acostumbrado y no corres riesgo. Si alguien preguntara en un futuro, puedes decir que te los regalé, somos amigos y yo visito este puerto desde hace décadas. Lo pensó solo unos segundos, vi como anotaba su dirección en un papelito que luego guardara en mi billetera. Ese día pasé por las oficinas de turismo y les llevé mi acostumbrado regalito, eran cosas insignificantes, pero de mucho valor para las muchachas. Luego, cuando necesitara de alguna habitación en el hotelito o pasaje de avión para La Habana no tendría problemas. Mi mercancía salió rumbo a Santiago de Cuba en el carro de un amigo, yo nunca vendía al detalle, no me gustaba luchar en contacto directo con la gente.

Las cosas habían adelantado mucho en las negociaciones de George con el personaje del consulado cubano y ya todo estaba a punto de reventar. Yo tenía seleccionado a mi primer cliente para sacar de Cuba, era un socio de mi edificio que actualmente vive en EU, luego, ya tenía una cadena lista para sacarlos. Aleida me dijo que el viejo viajaría a La Habana para ultimar detalles con los cabezas de ese tráfico humano, y que deseaba tener un encuentro conmigo antes de partir. Solo unos minutos antes de abordar su auto, Aleida me manifiesta que había incluido a Rafael en el negocio.

-¿Sabes una cosa? Te lo advertí bien claro y te lo repetí en varias oportunidades. Solo tengo deseos de ir a ver al viejo para decirle que le jodiste el negocio.

-Es que me dio pena dejarlo fuera, no creo que sea un agente de Castro.

-Ese es tu problema Aleida, no tienes visión para detectar quién lo es o no, has cagado todo y te lo advertí.

-No seas tan negativo, vamos de todas maneras hasta la oficina del viejo.Todo el trayecto lo realizamos en silencio, solo iba pensando en la deuda telefónica que poseía sin haber comenzado el negocio. Una vez allí, el viejo me pidió varias opiniones que respondía sin interés alguno.

-¿Cómo crees que debo conducirme en esa reunión?

-Como lo que eres, el dueño de los caballitos, tú eres el que tiene la plata y ellos son los necesitados. Nunca des muestras de desespero ni aceptes promesas de intermediarios, trata de que todas las negociaciones sean con los cabezas, allí nadie está autorizado para tomar decisiones, eso lo debes tener siempre presente. No hables nada fuera de lo común en las habitaciones, no aceptes ofrecimientos de muchachas, desconfía hasta del último camarero de los hoteles o restaurantes donde te lleven, todos son colaboradores y cualquier anormalidad que te sea grabada o filmada, será material para un futuro chantaje. Rafael permanecía callado, no participó en nada, Aleida trataba de incursionar en un terreno desconocido para ella y solo lograba aportar nerviosas y fingidas sonrisas, pensó que su encanto sería determinante en el éxito de aquel negocio. Nos despedimos de George, yo lo hacía convencido de su fracaso. Aleida salió al día siguiente con el presidente de su compañía en viajes de negocio para España, yo me quedé esperando lo peor.
Al viejo no se molestaron en recibirlo en La Habana y llamó totalmente frustrado, Aleida continuaba en su viaje de negocio por España y cuando hablé con ella prestó poca atención a la noticia. Rafael me comunicaba que la entrada de los "Marielitos" a Cuba había sido autorizada por el gobierno cubano, y que éste, había abierto varias oficinas para tramitar los viajes directos desde Miami. Me dijo también que varios de sus parientes se encontraban vinculados a esa operación.



Un día llamé a Sonia para preguntarle por Rafael y me contestó que no lo conocía. Poco antes de partir de regreso para Cuba me atacó por la espalda, cuando recobré el conocimiento logré desarmarlo, nunca había tenido ante mí una representación tan miserable de lo que es un héroe cubano. Tuve que dejarlo escapar por tener la familia en la isla, allá fue condecorado. Sonia resultó ser íntima amiga de la mujer de Rafael, ¿y Aleida? Sigue siendo quien era, aunque la belleza se fue borrando con los años y las libras. Ya es Presidenta de la compañía donde comenzara como obrera, dejó al marido y tiene casa nueva.


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canada
Miércoles, 07 de Julio del 2004


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jueves, 11 de abril de 2019

LAS VACAS ENANAS


                                      LAS VACAS ENANAS





Dicen las malas lenguas que una vez fueron a construir un cine en Pinar del Río y luego de levantadas todas las paredes, se dieron cuenta que la concretera usada para preparar las mezclas se encontraba dentro. Bueno, este evento ha sido explotado durante decenas de años para acusar a los pinareños de brutos. Creo que ha sido una injusticia, porque si nos dejáramos arrastrar por los errores cometidos en la isla, llegaríamos a la conclusión de que todos los cubanos somos unos burros.
Navegando por Internet me encuentro con una página argentina cuya dirección es la siguiente;


http://www.agrodiario.com.ar/Notas/Varios2004-07-27.htm

(La pagina dejo de existir, pero al final les ofrezco otra donde se mantiene la noticia)  


Resulta que en San Juan y Martínez vive un guajiro llamado Raúl Hernández Loaces, quien ha logrado sin conocimiento alguno de genética o biotecnología una raza enana de vacas. Debe destacarse que ese guajiro de forma empírica, ha obtenido los frutos buscados por los hombres de ciencia durante varios años, porque de todos es conocidos que ese experimento se encontraba entre los proyectos del régimen. Vale la pena solicitarles que lean el primer párrafo de ese artículo, donde como introducción se hace referencia también a unos conejos gigantes.

Bueno, nadie supo de la existencia de aquellos enormes animales en nuestra isla, supongamos entonces que hayan sido animales mitológicos, como casi todos los resultantes de los constantes experimentos. Manifiesta la nota aparecida en la página argentina que, entre los planes de Fidel, se encontraba solucionar el problema de la leche en la isla por medio de esas vacas enanas. ¡Dios mío! Creo que nos estamos volviendo más brutos que aquel grupo de hombres que olvidó la concretera dentro del cine en Pinar del Río. ¿Cómo puede aspirarse a tal locura? Castro en medio de su demencia acabó con toda nuestra ganadería o, ¿pretenderán también culpar al imperialismo de eso?
En fin, siempre hay temas para hablar de Cuba, y cuando no existan se inventan, y cuando no puedan inventarse aparecerán cosas tan ridículas como estas. El lío es que cuando se logra algo, de ello debe enterarse el mundo, porque la isla no puede vivir sin protagonismo.

Dice la nota que las aspiraciones del gobierno con aquellos experimentos, eran proveer a cada familia cubana con uno de esos rumiantes. Por eso estamos como estamos, se imaginan ustedes a toda la gente de Centro Habana buscando donde pastar a las cabronas vaquitas, ¿creen los argentinos que publicaron esa nota que la capital es un campo de pastoreo? Yo no quisiera imaginar ese espectáculo, me refiero a la de todos los ciudadanos andar con su vaquita por las calles cuando llegaran hambrientos del trabajo. Bueno, el lugar más cercano para esos menesteres se encuentra a la salida del túnel, pero no creo que alcance para todos tampoco. Y el gobierno no les va a resolver transporte, no lo ha hecho con los humanos en muchos años, así que esa será una gran dificultad.

¿Cómo repartirían las vaquitas? Me imagino que a los niños menores de siete años y cuando pasen esa edad se la quiten. ¿Y a los ancianos, a partir de qué edad? ¡Uffffff! Demasiados problemas se les presenta a los camaradas del comité central y a los del poder impopular, grandes rachas de asambleas extraordinarias les esperan.
Otro problema en lo que no pensó el gobierno, y menos aún el pinareño, ¿dónde vivirán las vaquitas? Porque no me imagino a nadie subiendo con su animalito para una barbacoa, y las broncas deben ser del carajo cuando la familia esté sentada frente al televisor y el infeliz animal se cague en medio de la sala. Sí, porque los argentinos son tan ingenuos que ya vieron millones de vaquitas en las casas cubanas y la gente comiendo carne por la libre. Los pobres, no saben que las poquísimas que aún están vivas se encuentran inventariadas y pobre del loco que las sacrifique. Yo no quiero pensar en las desgracias que profundizarán ese calvario que vive la mujer cubana. Está muy bien eso de tener a la vaquita en la casa y darle la leche al niño directamente de la teta de la vaca, eso le conservará los senos a las mujeres cubanas, pero el precio a pagar es muy alto.

¡Otra cosa! Se supone que solo repartan vaquitas, nadie resolvería nada con un torito, ¿cómo se reproducen? Esa es otra jodedera, en fin, hay que consolarse solo con la noticia, aunque los toritos pueden ser dedicados al turismo sexual.

Ni el pinareño mismo sabe lo que ha hecho, bueno, este tuvo que ser de aquellos que trabajaron en la construcción del cine. ¿Cómo no se le ocurrió cruzar las vacas con elefantes? Porque con el hambre que se ha pasado en la isla en medio siglo, bien vale la pena un experimento como ese. No se detuvo allí el autor de la nota y manifiesta que los animalitos son de abundante carne, se los juro, es para orinarse de la risa.

Por lo pronto no debemos especular con el experimento del guajiro Raúl, dentro de poco veremos a las caravanas de guaguas atestadas de turistas visitando la finca de manos de Eusebio Leal. Luego, cuando la cría aumente, se mandarán vaquitas para las casas de los dirigentes y las que sobren para los hoteles, ya sabrán cobrar más caro un bistec de vaca enana y hasta el mismo vaso de leche.

Supongamos que el guajiro Raúl done la patente de cómo lograr esas vaquitas al gobierno, de la misma manera que Guillén donó plata de sus derechos de autor para las MTT. Supongamos que por un milagro se logre algo con éxito en la cadena de experimentos que siempre han llevado a cabo, y supongamos que la producción de vaquitas enanas sobrepase las demandas del turismo y los dirigentes, supongamos también que ya han pasado cincuenta años. ¿Cómo se repartirán esas vaquitas a la población?

Bueno, como nada ha cambiado en todo este tiempo y tomo como referencia los almanaques pasados. Las vaquitas se repartirán primero por méritos revolucionarios. Habrá más discusiones en las asambleas de los sindicatos, sacaderas de trapitos sucios entre esos viejitos donde se encuentran también actuales jineteras y pingueros en retiro, y como es una novedad, todos querrán tener a su vaquita en la casa porque será considerado un símbolo de integración revolucionaria. Después, bueno, después pasará lo mismo que sucedió con los televisores rusos, las bicicletas chinas, las lavadoras Aurika, los radios Selena y hasta los televisores Panda, todos se jodían y no había piezas de repuestos. Con las vaquitas nada cambiará, se joderán muchas por falta de alimentos y su hemofilia las hará débiles a las enfermedades. Muchos verán con tristeza como fallece parte de nuestra familia sin poder darle una puñalada, adiós carne y leche. Pregunten por la experiencia de los pollitos.

Yo quisiera que el guajiro Raúl, el mismo gobierno cubano o los argentinos que publicaron esta nota, le dieran solución a un caso como este. Yo viví agregado en una casa de cuatro cuartos con un núcleo familiar de 21 personas, ya pueden ir dividiendo si saben algo de matemática. Pues dentro de esa enorme familia a la que la gente del barrio identificaba como “Los Muchos”, existían seis menores de edad y con derecho a las vaquitas. ¿Creen que ya terminó todo?, ¿Dónde me dejan a la suegra que era mayor de edad y tenía dieta de diabética?, ¿ya sacaron la cuenta? Nos tocaban siete vaquitas enanas de acuerdo a los planes del gobierno. ¡Ya saben! Veintiuna personas, siete vacas y un perro. Es para orinarse de la risa, pero no se lo digan a nadie, para los revolucionarios es todo un éxito. ¿Abundantes en carnes? Jajajajajajaja.




El “laboratorio” cubano donde nacen vacas en miniatura


https://oncubanews.com/cuba/economia/el ... miniatura/






Esteban Casañas Lostal 
Montreal..Canadá 
2004-07-29 




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domingo, 7 de abril de 2019

CUBA, EL COSTO DE SU REVOLUCIÓN. (LA GANADERÍA)




           CUBA, EL COSTO DE SU REVOLUCIÓN. 

(LA GANADERÍA)





¿POR QUÉ NO PUEDES COMERTE UN BISTEC?
…Porque nosotros en la ganadería, partiendo del ejemplo de Holanda, yo estoy absolutamente convencido —y me atrevo a decirlo aquí sin miedo a decir ninguna barbaridad, y que me juzgue la historia por lo que voy a decir— de que nosotros podemos llegar a producir tanta leche como Holanda, tanta leche como Holanda...  
Fidel Castro 20 de Julio de 1963.
La ganadería es otro de esos temas extensos a los que vale la pena dedicarle unos minutos por la importancia económica adquirida antes de la llegada de Castro al poder. Nace de forma casi paralela a la principal industria del país, el azúcar, estableciéndose una relación casi indispensable entre ellas.


Las necesidades de siembra y transportación de la caña y sus productos finales, impulsaron la cría de animales para desarrollar esas labores en el campo. Otro factor determinante en el desarrollo de la ganadería lo fue la excelente ubicación geográfica de Cuba, convirtiéndose de esa forma en uno de los principales abastecedores de carnes saladas, pieles y ganados a las flotas que se dirigían hacia México y otras regiones del continente suramericano. Sumadas las necesidades internas de consumo, transportación de café, azúcar y tabaco entre otros productos, convirtieron al ganadero en una persona de mucha influencia y poder. Condición que originó el primer gran conflicto entre ganaderos y vegueros que, culminó con la abolición de los grandes latifundios pastoriles. Los años gastados en las guerras de independencia tuvieron una repercusión desastrosa en la ganadería cubana. Antes del Grito de Baire los potreros cubanos contaban con 2 485 766 animales y luego de un censo realizado en 1889, se comprobó la existencia de 376 650 reses. La guerra se había llevado 2 100 000 cabezas de ganado aproximadamente.


Finalizada esta guerra la ganadería se encontraba prácticamente aniquilada, pero las necesidades internas de consumo y transportación aumentaban. Para enfrentarlas, se dieron facilidades arancelarias que facilitaron la importación de animales desde varios países y revitalizaron la ganadería criolla. En el 1910 pastaban en nuestros potreros unos 3 200 000 animales, dicho crecimiento se experimentó en apenas ocho años.


La explosión de la Primera Guerra Mundial trajo consigo una demanda mayor de azúcar y tabaco al tiempo que se reducían las importaciones. Esta situación generó mucha presión sobre la ganadería que, además de cubrir las labores de transportación de esas mercancías, asumió las urgencias nacionales de alimentación en carnes, leches y sus derivados. En esas condiciones tan adversas la ganadería cubana supo crecer, quedando registrada la existencia de 3 955 000 cabezas de ganado en el censo realizado en 1918.


Para 1927 se realiza otra reforma arancelaria que refuerza a la ganadería y da origen a una floreciente industria de productos que evita el escape de divisas hacia el extranjero. Aparecen alimentos totalmente elaborados en la isla y se ofrecen nuevas capacidades de empleo a los nacionales. Entre esos productos mencionados aparece la leche evaporada, condensada, carnes en conserva, etc. Reduciendo los gastos de importaciones anuales en un promedio de $29 081 673 durante el período comprendido entre los años 1926 y 1939.


Para el censo de 1946, la isla contaba con la existencia de 4 115 733 animales. En otro censo realizado siete años después, la Asociación de Ganaderos de Cuba fija la cifra en 5 060 000 animales. La situación de nuestra ganadería con relación a otros países dedicados a esa industria, puede observarse en la siguiente estadística del año 1953.


LugarPaísHabitantesCabezas de ganadoReses/Hab
1Uruguay2 550 0007 819 0003.01
2Argentina18 919 00045 263 0002.39
3Brasil57 226 00057 626 0001.01
4Cuba5 610 0005 068 0000.90
5Dinamarca4 405 0003 152 000.0.71
6Canadá15 482 0009 379 0000.61
7U.S.A162 359 00094 677 0000.50
8Honduras1 608 000907 0000.56
9Turquía22 949 00010 695 0000.47
10Finlandia4 224 0001 185 000.0.45


El índice de crecimiento de nuestra ganadería se muestra en la siguiente estadística.

18101895189919101918194519531956
1 000 0002 485 766376 650376 6503 955 0004 115 7335 068 0005 325 000

Este fue el panorama encontrado por Castro y su régimen cuando llegaron al poder en 1959. ¿Qué sucedió con nuestra ganadería?
Veamos las informaciones del gobierno.




Existencia de ganado vacuno quinquenio 2001-2006 según Anuario Estadístico de Cuba 2006:

AÑO200120022003200420052006
Total4 038,43 972,34 025,43 942,63 703,73 737,2
La población residente según cálculos del 31 de Diciembre del 2006 fue de 11 239 043. 



La relación cabeza de ganado por habitante de acuerdo a las estadísticas gubernamentales para ese período fue de 0.33.








Como puede observarse, la ganadería cubana fue diezmada y se retrocedió en cantidad de cabezas de ganado hasta el año 1918, mientras su población era duplicada con relación a la existente en 1956.


Los constantes experimentos de ese señor (Castro), quien confundió a nuestra isla con un laboratorio privado, fue una de las principales razones que atentaron y destruyeron nuestra floreciente y rica industria ganadera. Durante varios años y respondiendo a caprichos personales, se llevaron a cabo infinidad de cruces de razas buscando una que produjera carne y leche a la vez. Ni lo uno, ni lo otro. Los niños cubanos tienen racionada la leche fresca hasta los siete años de edad y se la retiran exactamente el día de su cumpleaños. La actual leche ofrecida en el mercado, es confeccionada con leche en polvo que se importa del extranjero ante la incapacidad del estado para satisfacer la demanda de su población.


Durante finales de los sesenta y principios de los setenta, se produjo un sacrificio  incontrolado de nuestros animales con destino a la exportación. A partir de esas fechas las entregas de las exiguas cuotas de carne al pueblo, se extendieron en el tiempo hasta casi desaparecer de la dieta habitual de los cubanos. 
Para que tengan una idea aproximada de las dimensiones de ese sacrificio descontrolado de reses llevado a cabo en esta década, imaginen por un segundo cuántos animales deben ser matados para llenar las bodegas de un barco refrigerado con perniles solamente. Si ya tienen una idea de lo que menciono, entonces se sorprenderán al conocer que en esas transportaciones hacia Europa participaron varios buques nacionales y otros extranjeros durante un tiempo indeterminado. Aunque muchos se inclinan por asegurar que la destrucción de la ganadería en Cuba se debe a los experimentos realizados por el veterinario Fidel Castro, muy bien pudiera considerarse aquel sacrificio sin límites la principal causa.




Hay que sumarle a ello la incapacidad de la mayoría de los dirigentes que, durante medio siglo han dirigido ésta y todas las industrias del país. Debe agregarse la indolencia de los trabajadores del ramo ante la carencia de incentivos particulares por las labores que realizaban. El constante éxodo de las personas del campo hacia las ciudades, situación provocada y promovida por el propio Estado. El derroche de los recursos del país en actividades ajenas a su desarrollo, como lo fueron todas sus aventuras e incursiones en guerras desarrolladas en el exterior. Debe señalarse también el deterioro y abandono de toda la infraestructura que garantiza el desarrollo de esa industria, hablemos del transporte, vaquerías, mataderos, pasto, etc. Para finalizar, no podemos pasar por alto la acción depredadora de un pueblo sometido al hambre por medio siglo. El robo y sacrificio ilegal del ganado, es una de las fuentes que nutre al mercado negro, una de las pocas vías existentes para poder sobrevivir en la isla. La destrucción de nuestra ganadería, es otro de los altos precios pagados por el pueblo cubano en esa loca aventura que muchos llaman “revolución”.
… Señores, mucha gente que no sabía absolutamente nada, llenos de buena fe se pusieron a hacer cosas y a experimentar, experimentar no, porque cuando se les ha dicho: Traten de experimentar de otra forma, porque cuando se experimenta es cuando se experimenta en chiquito, en una caballería; aquí hay gente que ha experimentado en 1 000 caballería (RISAS), como aquel que se puso a convertir el ganado Brown Swiss en Cebú, y destruyó prácticamente la mejor lechería. 

 

Fidel Castro 20 de Julio de 1963 
¡Hummm! ¿Dónde estarán aquellos que reían?


Nueva Prensa Libre.
Montreal..Canadá




Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canad
á
2009-01-27


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viernes, 5 de abril de 2019

EL SEPELIO



                                                        EL SEPELIO



Acostumbrados como estaban a verlo despedir grandes bocanadas de contaminante humo, aquel hálito blanquecino fue una señal inequívoca de su partida. De nada sirvieron los grandiosos esfuerzos de los médicos por revivirlo, aquellos masajes prostáticos fueron infructuosos. Convencidos de su muerte y desesperados por acabar aquella comedia interminable, lo colocaron en su caja especial. El responsable de la ceremonia los contaba nuevamente para asegurarse de que no faltaba un solo cadáver, 71 fue la cifra final después de varios conteos y dispuso que cada féretro fuera colocado debidamente sobre el furgón, no sin antes cubrirlos con la bandera nacional.

 Detrás de la gran caravana y acorde a las costumbres de los grandes faraones, todo su séquito los acompañaría en el viaje final. Así, mientras se organizaban, la larga fila se extendía por toda la avenida 20 de Mayo, llegaba hasta Infanta donde doblaba a la derecha y consumía todo 10 de Octubre hasta La Palma. Grandes concentraciones de alzadoras, cortadoras mecánicas, carretas tiradas por hombres que cargaban miles de bueyes muertos, millones de machetes de fabricación china  que perdían rápidamente el filo, piernas cortadas por machetazos inexpertos y mostraban orgullosas millones de cicatrices. Guantes viejos mal confeccionados, camisas sudorosas, pantalones repletos de remiendos, pesas, vagones de ferrocarril de acero. En las cajas colocaron cuidadosamente los tandems, maestros de azúcar, dirigentes campesinos, bateyes, pipas de cerveza y una que otra prostituta. Nadie lloraba.

 Cuando todo estuvo listo y a la orden del apresurado dirigente, partió aquella triste caravana circense en demanda del cementerio. Los que organizaban el sepelio se encontraban muy nerviosos, no era fácil un velorio de cuarenta y tres años, estaban cansados.

 El pueblo continuaba, sin embargo, en una constante fiesta, así era la vida cotidiana en aquella isla, hoy invadida de morbosos turistas. Toda la avenida por donde debía desfilar la interminable caravana se encontraba adornada con infinidad de kioscos. Unos vendían una cerveza deliciosa que producía una agradable diarrea, otros, un exquisito ron aguado. La mayoría, pan con cualquier cosa, el más popular era pan con sorpresa.

 Alternando entre los kioscos existían desde la antigüedad unas tribunas, donde los artistas exponían lo mejor de su arte para deleite del pueblo. Por allí debía desfilar la caravana y nadie se inmutaba por ello, todos estaban acostumbrados a esos entierros y los acompañaban con sus desaforadas risas y aplausos. Nadie mostraba dolor, ese era el encanto de aquella isla, todos reían.

 Cuando la marcha pasaba justamente frente a la primera tribuna, sobre ella se encontraba un viejo de tez algo mestiza, melena cana y lacia, no podía asegurarse que fuera mulato porque carecía de pasa. Algo gordo y bajo de estatura, se elevaba sobre las puntas de los pies ridículamente para llegar al micrófono. Con su voz algo varonil comenzó a leer un poema escrito en un papel muy viejo, tan viejo que pudo ser confundido con un papiro. Su voz rompió el silencio de aquella marcha y llamó la atención de sus participantes, todos giraron la mirada hacia la tribuna.

-Tengo, vamos a ver. Dijo el artista, mientras se acercaba el papiro a solo unos centímetros de los ojos.

-Tengo, vamos a ver. Repitió de nuevo mientras se producía un problema con el audio, un silbido muy agudo hirió la audición de los parroquianos. Con la uña del índice derecho golpeó suavemente al micrófono. Toc, toc, toc, se oyó en toda el área.

-Probando. Dijo, mientras trataba de desenrollar aquel papel.

-Tengo, vamos a ver. Repitió de nuevo el viejo de melena canosa y tez mestiza, todos prestaban atención en aquellos momentos, había sido anunciado como una figura nacional. Nadie sabe de dónde, pero un huevo rompió en su rostro, hubo un repentino silencio. Luego, las miradas buscaban la dirección del disparo, hasta que todas apuntaron hacia el cielo. No había ninguna ave volando, solo un huevo.

-¡Milagro! Gritó uno de los parroquianos con voz etílica, mientras el poeta saboreaba el líquido amarillo que corría por su rostro. Algunos del público subieron a la tribuna burlando la vigilancia y le pasaban la lengua por donde quiera que observaban restos de aquello que no veían desde decenas de años. La caravana fúnebre continuó su triste marcha.

 En otra de las tribunas, Varela le lanzaba manzanas a Guillermo Tell para que éste le aprobara una canción, Guillermo se reía.

-¡Compadre! No seas imbécil, no comprendes que son manzanas búlgaras, que son chiquiticas y no duelen. Carlos no comprendía que le decía y siguió lanzando manzanitas, de la misma manera que los guajiros enamoran a las guajiritas. Hasta que Guillermo se cansó y le dijo que ahora era su turno. Carlos, ingenuo como siempre se puso la manzanita de nuevo en la cabeza y Guillermo le clavó una ballesta en un ojo. No lo hizo por poseer mala puntería, justificó el público, la manzana era muy pequeña, todos aplaudieron.

 En uno de los kioscos del Estado vendían carne de Unicornio Azul asado, solo se adquiría con moneda extranjera y era muy bien recibida por los zurdos turistas. Unas viejas rayaban con un artesanal guayo su cuerno, luego lo envasaban en sobrecitos de papel de 10 gramos, no sin antes mezclarlo con PPG, picha de Carey y viagra. Era muy demandado por viejos verdes llevados hasta allí por negras jineteras.

Al llegar a Zapata, la caravana se desvió a la izquierda en busca del cementerio, la ciudad le rendía un merecido tributo arrojando a su paso cualquier columna, una pared, alguna casa y hasta un insignificante poste que quedaba en pie. Por el camino y conmovida por la triste ceremonia, se les une una rubia muy conocida que vivía frente al antiguo zoológico, creo que se llama Marilín Fornés. Varios perros colgaban de su espalda mordiendo una masa informe que arrastraba a su paso, incautos animales que creyeron era carne y no identificaban los pellejos del rostro. Podía verse uno de los huecos de la nariz muy pegado al culo. Iba acompañada de Alicia, dicen que es la verdadera madre de Pinocho, como siempre padece de corizas, se daba aerosol con una bomba de bicicletas. Ambas iban a firmar una carta dirigida al Presidente Afganistán, por apoyar a la isla en defensa de los izquierdos humanos, pero como en la isla todo es una rumba, se sumaron a aquello que entendieron era una comparsa. La madre de Pinocho iba a estrenar próximamente El Lago de Las Auras Tiñosas.

 En aquella larga y lenta marcha, la cabeza de esa inmensa fila arribó por fin a la entrada del cementerio de Diego Velásquez, mientras la cola permanecía en la esquina de Toyo. Una vez frente al portón decidieron doblar en dirección a su entrada. El cevepé de guardia se encontraba almorzando tranquilamente encima del latón de la basura con su guadaña recostada a la enorme verja de la entrada y reaccionó cuando vio que aquella enorme manifestación silenciosa se dirigió directamente al cementerio.

-¡Alto! ¿Quién va? Preguntó con voz militar sin aún tocar el piso, rápidamente tomó su guadaña y bloqueó con su presencia la entrada.

-¡Compañero! Hemos venido para darle sepultura a estos cadáveres. Respondió el jefe de la caravana. 

-¿Cuántos son? Preguntó el cevepé.

-71 con todo su séquito. Respondió el responsable.

-Lo siento, pero aquí no los pueden enterrar.

-¿Cómo es eso? ¡Estaba comprendido en el plan quinquenal!

-Lo lamento, no hay capacidad, además, el cementerio ha muerto y solo dejó de legado un hueco en el panteón de las FAR para cuando muera el dinosaurio.

-No puede ser, en este cementerio hemos enterrado a millones de isleños y siempre tuvo capacidad.

-Tuvo compañero, ya usted lo dijo.

-Bueno, ¿qué me orienta entonces?

-Ese es su problema, ande por ahí como hace todo el mundo, como ánimas vagabundas, sin rumbo, así es en estos difíciles tiempos. Baje por 12 y doble a la derecha en 23, luego busque el rumbo que desea tomar.

-Gracias compañero, ¡Hasta la Victoria Siempre! Le contestó el responsable a modo de conclusión.

-¡Socialismo o Muerte! Le respondió el cevepé. El dirigente tomó la cabeza de aquella dolorosa manifestación y siguió sus consejos.  
Era seguido por un enorme grupo de niños vestidos de uniforme adornados por una pañoleta blanquiazul y los mayorcitos rojas, les seguían ancianitos de treinta años. 

En la esquina caliente la gente discutía de pelota y algunos reporteros captaban con indescriptible interés los análisis de los moribundos fanáticos. Lo que fuera la cinemateca anunciaba “Tiempos Modernos” de Chaplin, la marcha continuó silenciosa. En el banco de sangre habían instalado una fábrica de chorizos, dicen que eran deliciosos, pero solo se podían adquirir con dólares. Al llegar a G se podía escuchar nuevamente la voz del poeta, insistía hasta la saciedad en leer su famoso poema.

-Tengo, vamos a ver. Se trababa, se oía de nuevo el toc, toc, toc. Tengo vamos a ver. Entonces, desde un kiosco instalado en la esquina donde había un viejo montado a caballo, dicen que era San Lázaro, bueno, desde allí se oía la voz de un negro acharolado, muy bajito él y con ojos saltones, dentadura perfecta y simpático. El negrito tocaba el piano deliciosamente, adormecía a cuanto turista pasaba por aquella esquina. En esos momentos cantaba algo así; “Drume blanquita, que yo va a traé una cosita”. En fin, se encabronó el negrón con aquella mierda de “Tengo, vamos a ver”, se colgó el piano al hombro y arrancó por todo 23 delante de la fúnebre caravana.

-¡No tiene ná, hueso, hueso na má! ¡Cangrejo moro no tiene ná!- La gente repetía entusiasmada y feliz, ¡Hueso, hueso na má! Al coro se unieron los pioneritos dándole el mismo sabor que tienen las canciones de José Luis Perales y Julio Iglesias. Por suerte se adelantaron bastante y no estorbaron para nada la marcha de la triste caravana.

 Al llegar a la esquina de L, el jefe vio que el malecón no se encontraba en su lugar, las aguas del mar sobrepasaban Infanta. Se sorprendió con la noticia de que las corporaciones habían fabricado un malecón portátil. A lo lejos podía observar los turisbotes en pleno funcionamiento, cada uno cargado de jóvenes y viejos verdes. La caravana dobló en L para evadir el agua, los kioscos continuaban, la vida era una eterna pachanga aquella isla. De la escalinata Universitaria partía en esos momentos una marcha de antorchas, estaba encabezada por un viejo cojo vestido de verde, se babeaba el vejete y hasta le dio un desmayo antes de llegar a Infanta. Un gallego que disfrutaba todo aquel carnaval junto a su hermosa negrita, no pudo contener su impresión sobre aquel extravagante espectáculo.

-¡Jodé negra!, como comen mierda estos coreanos.

-¡Si papichuli! Aquí nada ha cambiado.

 En la esquina de Infanta y San Lázaro existía el único restaurante donde se podía comer con moneda nacional, había sido una pizzería muchos años atrás. Muy perjudicada por el bloqueo que tenía sobre la isla el estado de Bolivia y antes la escasez de harina, no les quedó más remedio que dedicarse a la venta de productos nacionales. En su portal, el Caballero de París firmaba autógrafos y repartía cigarros, a su lado una hermosa pizarra que anunciaba el menú.
 
1.-Pizza de condones a la napolitana.
2.-Bistec de Toronja.
3.-Bistec de frazada de piso.
4.-Bistec de hígado humano.
5.-Pan con aura (imitación del pavo)
6.-Picadillo de soya.
7.-Pasta de oca.
8.-Pan de boniato.
 
Bueno, para qué relatarles todas aquellas deliciosas ofertas, en realidad no soy promotor turístico. En esa misma esquina doblaron a la derecha. Todo San Lázaro se encontraba inundado y era accesible solamente a los turistas. Bueno, si debo relatarles algo importante, en la misma esquina donde se encontraba “Lámparas Quesada”, había un tipo muy raro parado encima de una tribuna y dando o queriendo dar un discurso, junto a él mucha gente preparaba rústicas balsas.

-Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar y su marcha no se detendrá....  Aparentemente se le había olvidado continuar el discurso, luego trataba de empatarlo.

-Esta gran humanidad ha dicho basta..... Pero no le dieron oportunidad de continuar, se oyó la voz de un negrón, voz quebrada con sabor a guaguancó.

-¡Oye manco! Deja la trova, viejo, ¿te piras o te quedas? El Manco no respondió, con toda la ecuanimidad del mundo se bajó la cremallera con sus muñones, se extrajo el rabo y se puso a orinar. Se cerró la portañuela y con toda la tranquilidad del mundo embarcó en la balsa, la gente que participaba como espectadora en aquella área lo premió con un fuerte aplauso.

 Cuando llegaron a la calle Zanja doblaron a la izquierda, anduvieron sorteando todo tipo de obstáculos, la ciudad no cesaba de sentirse conmovida y a su paso le ofrecía cualquiera de las columnas sobrevivientes, todas las cloacas en funcionamiento se desbordaban a su silencioso paso. Nadie sabía hacia donde los conducía su dirigente, pero todos marchaban a gusto sorteando cuanta mierda les servía de obstáculo. Andando y andando llegaron hasta el parque central, desfilaron frente a las ruinas del Capitolio con la intención de bajar por Prado. Las aguas detuvieron el avance de la caravana, a lo largo del Prado podían verse las aletas inconfundibles de los escualos. Todo era llano al alcance de la vista, no existían edificios que interrumpieran aquella dulce panorámica. A lo lejos, podía distinguirse claramente al Cristo de Casablanca bajar en dos zancadas muy próximo al puerto. Con una larga vara medía minuciosamente la profundidad, repetía la operación para confirmar, sacaba un celular y llamaba a Rubiera en el Instituto de Meteorología.

-¡Oye blanco, la isla se está hundiendo! Informaba Jesús.

-¿Tú crees compadre?

-¡Oye! He medido dos veces y ha bajado diez pies en una hora.

-¡Oka! Voy a informarlo a las instancias superiores.

-No te demores mucho, que esto se jode muy pronto.

-No te preocupes, compañero. Fue todo lo que alcanzó a responder Rubiera. Cristo observaba lo que fuera La Habana Vieja y se reía complacido, ante sus ojos no cesaba el tráfico de los turisbotes cargados de viejos y viejas verdes, jineteras y pingueros de diferentes colores.

 Por los dos canales de televisión existentes y que muy pocos podían ver debido a los eternos apagones, Rubiera, con la guayabera de guardia, el peladito de gallo de pelea y sus entradas martianas, le explicaba a la población que no había motivos para alertarse. Luego participaba en una mesa cuadrada, un programa muy aceptado por la población, donde se les explicaba con lujo de detalles, que aquellas anormalidades eran motivadas por una subida de marea repentina, provocada por el agujero en la capa de ozono en conjunción física con el manto freático de la isla y aumentada por el exceso en las siembras de caña de azúcar y viandas. Intervino uno de los ministros y leyendo una nota enviada por uno de los pobladores, la isla no se hundirá mientras desplace una cantidad de agua igual a su peso.

Por su parte, la oposición del país y transmitiendo por medio de señales de humo y con el avanzado uso de las palomas mensajeras, informaba al mundo sobre la realidad que se estaba viviendo en la isla de corcho.

 Nosotros, decía la nota, denunciamos ante el mundo que debido a la gran cantidad de túneles construidos con fines militares, a la tupición del servicio de alcantarillado en la ciudad y el gran peso que representan la acumulación durante 43 años de mojones fósiles, acompañado con la importación de millones de toneladas de productos inservibles del campo socialista, el desplazamiento total de la isla ha sido aumentado arbitrariamente y en la actualidad se encuentra en peligro de zozobrar.

 Mientras el gobierno los reprimía obligándolos a destupir el servicio de alcantarillado de la isla, los bailes no dejaban de continuar, todo era celebración en esa encantadora isla. Como El Patio y La Bodeguita del Medio se encontraban cerradas temporalmente, el puesto de mando se trasladó a la cafetería del Payret. Allí, en un rincón y vestido con una típica guayabera se encontraba el viejo Carlos ebrio, no era nada anormal verlo en esa condición. Todo zurdo turista pasaba y le dejaba caer una línea como propina en un gran tibor que usaba para beber, complacido le dedicaba una estrofa de su mejor canción.

-¡Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a robar! Bis, bis, bis. En uno de los bares de mala muerte de la calle Cienfuegos, El viejo y enjuto de Joseíto era el proxeneta de una guantanamera, tuvo que dedicarse al negocio en moneda nacional porque la guajira no estaba nada atrayente. 
Una brigada de rescate era dirigida por el historiador de la isla, se dedicaban a extraer las obras de arte que todavía podían venderse en España y las mandaba a su hijo. En el último paquete había enviado las primeras prótesis del dinosaurio (El técnico que las confeccionó aún guarda prisión). Unas íntimas de Celia ( con registro de autenticidad porque las pruebas de ADN se realizaron en Canadá) Una uña del manco, cuyas manos desaparecieron misteriosamente después que Arguedas las enviara a la isla. (Autentificada por el museo de ciencias naturales de Londres) Un Piojo (el único reconocido en la pasa de un negro y correspondiente a Juan Almeida) Toda una reliquia animal y ejemplo de sacrificio por sobrevivir en Período Especial.

 La caravana continuó su marcha y retrocedió en busca de la calle Monte, la música no dejó de acompañarlos en su larga marcha, la ciudad continuaba regando columnas a su paso y se vieron obligados en innumerables oportunidades a flanquear gigantescos baches de aguas putrefactas. En La esquina de Tejas chocaron con otra caravana de ánimas vagabundas que, llevaban años haciendo el mismo recorrido hasta convertirlo en un círculo vicioso. Ambos dirigentes acordaron dirigirse al punto de partida, doblaron en busca de Infanta. En el parque de La Normal un homosexual extranjero atraído por los sarcófagos tan anormales, se desprendió de su pareja y saltó enardecido sobre las cajas. Decepcionado regresó junto a su pareja.

-Sabes como es la rumba ahora. Le dijo el pinguero.

-¿Cómo iba a saberlo? Respondió el maricón europeo.

-No me importa, te lo advertí que no eran consoladores, te dije bien claro que eran chimeneas.

-Si, ya lo pude comprobar, algunas estaban tibias.

-Como quieras, el precio es el doble. En uno de los kioscos aledaños un cardenal le decía al cantinero.

-Compañero, una ronda para todos que el vaticano paga. Todos los curdas agradecidos comenzaron a gritar.

-¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Era lógico, no recordaban la palabra amén.

En la esquina de la Canada Dry doblaron a la izquierda, miraron hacia el estadio y se encontraba abarrotado de mierda, continuaron por 20 de Mayo hasta una plaza adornada por una enorme raspadura. Allí, los que estaban dirigiendo la marcha ordenaron tirar todas las cajas que cargaron durante 43 años. Como estaban autorizados, la gente se entusiasmó y muy pronto toda la plaza se llenó de mierdas, montañas de medallas de aluminio, toneladas de diplomas, millones de gallinas muertas, barcos hundidos, ríos contaminados y otros secos, centenares de caballerías de tierras infértiles, dirigentes, cedeerres, efeemeces, policías orientales, terroristas, guerrilleros, manuales, fotos de Lenin, Marx y cuando ya no había nada que botar, alguien miró a sus espaldas y exclamó; -¡A ese también hay que botarlo coño! Ese es el autor intelectual de todo esto. Pico en mano partió raudo hacia la estatua pero fue detenido por otro isleño coreano.

-¡Compadre! No seas burro, ese es otro infeliz como nosotros al que han culpado de nuestras desgracias.

-¿Tú crees?

-¡Claro hombre! No te das cuenta de que hemos sido engañados.

-No estoy muy seguro, debe ser. En eso se oyó nuevamente la voz del poeta que decían era nacional.


-¡Tengo vamos a ver!. No lo dejaron continuar.

-¡Mierda Compay!



 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
15-6-2002.


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Síntesis biográfica del autor

CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA

                               CRONOLOGÍA DE UNA AVENTURA La vida para mí nunca ha dejado de ser una aventura, una extensa ...