LOS NIÑOS POBRES DE LA
BENEFICENCIA EN EL
CUMPLEAÑOS DEL HIJO DEL PRESIDENTE F. BATISTA.
He gastado meses
consultando la hemeroteca del Diario de la Marina, enfermizo recorrido iniciado
desde el año 1954, busco algo y estoy convencido de que ellos lo tienen
guardado. Es una búsqueda sumamente agotadora cuando compruebas que cada
ejemplar de aquellos tiempos superaba la veintena de páginas.
Mi abuelo tuvo guardada
esa noticia a la que le dedicaron toda una plana, no era para menos, quién
imaginaría a un grupo de niños pobres pasando el día entero dentro del Palacio
Presidencial. Un día de esos cualquiera y posterior a Enero del 1959, le
pregunté al viejo por aquel periódico y me dio la triste noticia de que lo había
quemado. Fue un poco mas amplio en la explicación para justificarla, me dijo
que tenia miedo a los rebeldes y que lo fueran a calificar de batistiano. Sentí
mucha pena por él y por mí, había quemado una pequeña parte de mi historia
infantil.
Aquella tarde nos
formaron a todos los niños de párvulo y dos monjitas nos fueron observando con
esa lentitud del que busca encontrar un defecto, quizás un pecado, pensó mi
mente infantil. Muy nervioso me puse cuando fui separado del grupo junto a
otros seis muchachitos, todos lo estábamos, no sabíamos de qué se trataba.
A la mañana siguiente
nos separaron nuevamente una vez terminado el desayuno y nos condujeron a un
saloncito donde guardaban nuestras ropitas de gala, las que usábamos para las
grandes celebraciones o visitas muy importantes. Allí nos vistieron con esa
paciencia y dulzura que solo sobrevive en la imagen de una monja. Nos peinaron
y hasta perfumaron, no hubo detalle que se les escapara, esa inspección visual incluía
nuestros dientes, orejas y los ojos en busca de alguna traviesa y olvidadiza
lagaña. ¡Ya están listos! Dijo una de ellas como si se tratara de una orden
divina cumplida.
En el patio interior de
la escuela, el que se usaba para la proyección de películas y otras actividades
infantiles, nos unieron a un grupito con igual número de niñas, ellas eran
siete como nosotros. Eran las chicas mas bellas de toda la escuela y sus
rostros me eran familiares, aunque no compartíamos juntos, si coincidí con
alguna cuando hice mi primera comunión, pero eso es parte de otra historia. Minutos
mas tarde y sin cruzar explicación alguna, nos montaron en un miniván de los
que poseía la escuela y partimos con rumbo desconocido. El viaje fue muy corto
y lo hicimos recorriendo ese tramo de nuestro encantador malecón.
Nos estaban esperando y
nuestra entrada a lo que mas tarde supe era el Palacio Presidencial, se
produjo por su acceso disponible en la parte trasera de la edificación. Inmediatamente
fuimos conducidos a un gran salón repleto de juguetes que existía en el segundo
piso. Minutos más tarde se unió varios de los hijos menores del presidente acompañados
por su madre. Hubo presentación carente de protocolo y solo unos instantes nos
quedamos solos con ellos, allí estuvimos jugando hasta la hora de almuerzo. Nos
llevaron a la cocina y almorzamos donde lo hacía normalmente los empleados. Un
rato después regresamos otra vez al salón.
Caída la tarde, nos
condujeron a un inmenso salón, este poseía una mesa larguísima bellamente adornado con varios cake verdaderamente monstruosos, todos decorados con
juguetes plásticos, recuerdo haber visto fragatas, aviones y portaviones entre
ellos. El salón comenzó a llenarse de personalidades que no puedo recordar,
pero que debieron ser importantes en aquellos tiempos. Finalmente llegaron
Batista y Marta con sus hijos, quienes nos dedicaron unos minutos y poses para
fotografiarnos con ellos. Fue una velada maravillosa que nunca he podido
olvidar, yo era un niño sin la capacidad de evaluar como malo o bueno a
Batista, ante mis ojos era bueno. A la mañana siguiente me sorprendió la
maestra de segundo grado, recuerdo que se llamaba Caridad, ella le mostró aquel
periódico a todos los niños de mi aula.
Buscando en esa
hemeroteca del Diario de la Marina, encontré mucha información sobre ese
periodo de Batista como presidente. No puedo ocultar mi asombro ante todas las
obras construidas durante su gobierno y las comparo con las desarrolladas por
el actual régimen después de 1959, es mejor que ustedes la vean por sus propios
ojos y no sean dominados por mi opinión. Deténganse también en todos los actos
de terrorismo desarrollado durante esa etapa por quienes se llamaban “revolucionarios”
y justifican las muertes por ellos producidas.
Durante esta ardua búsqueda,
encuentro que Batista celebró tres cumpleaños de sus hijos en la Casa de
Beneficencia y Maternidad de La Habana, fiestas en las que también participé.
No se puede decir entonces que se debía a puras manipulaciones propagandísticas,
encontrarán que siempre estuvo vinculado a nuestra escuela y que le brindaba
una atención especial.
Por el lado contrario,
el pueblo cubano vino a conocer la existencia de la mujer de Fidel y su
numerosa prole muy poco tiempo antes de morir. Nunca se han vinculado con su pueblo
y casualmente, todos han vivido y viven como millonarios cuando la nación es
mucho mas pobre que la entregada por Batista.
Si hoy existieran elecciones
y se presentaran como candidatos Fulgencio Batista y Fidel Castro,
indudablemente mi voto sería para Fulgencio y no por haber estado en el
cumpleaños de su hijo junto a los niños pobres de la Beneficencia.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2020-08-03
xxxxxxxx
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